enero 2003, Volumen 19, Edición Especial
Ocho estudios de caso (edición especial)

Sustentabilidad de sistemas campesinos de maíz después de cinco años: el segundo ciclo de evaluación mesmis

MARTA ASTIER, ESPERANZA PÉREZ-AGIS, TAMARA ORTIZ Y FLORENTINO MOTA | Página 39-46
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A pesar del creciente retiro de subsidios y programas de apoyo para los cultivos básicos, el maíz continúa siendo un cultivo importante en México pues garantiza la seguridad alimentaria de millones de familias rurales en el país.

El 92 por ciento de la superficie sembrada se localiza en zonas de agricultura de secano, dependientes de las lluvias de primavera y verano, como es el caso del estado de Michoacán, importante productor de maíz (fira, 1996), a pesar que la superficie dedicada a su cultivo en secano ha disminuido drásticamente: de 63.000 en 1998 a 58.000 hectáreas sembradas en el 2001 (Sagar y Sedagro, 1998-2001). En la subregión Purhépecha del lago de Pátzcuaro (centro-occidente del estado) el municipio Salvador Escalante cuenta con la mayor superficie sembrada de maíz en secano, que en 2001 representaba el 20 por ciento de la superficie total de la subregión (alrededor de 12.000 hectáreas), lo que la hace ser autosuficiente en abastecimiento de maíz; 24.861 agricultores producen maíz para alimentar al total de la población regional (aproximadamente 165.745 personas; inegi, 2000). El cultivo de maíz domina los sistemas productivos, cubriendo el 86 por ciento de la superficie total dedicada a los cultivos de granos básicos. La producción de frijol, como alimento básico familiar, se ha abandonado al grado de que actualmente sólo abastece 1,7 kg per cápita/año en la región (Sagar, 1999).

Al igual que en muchas regiones rurales del país, la agricultura campesina de la región Purhépecha enfrenta la pérdida de la autosuficiencia y el deterioro de los recursos naturales. Por ello existe la necesidad de desarrollar alternativas de manejo rentables, respetuosas con el medio ambiente y que proporcionen una mejor calidad de vida a los campesinos.

Muestreo de chícharo / Foto: Florentino Mota

El presente documento tiene como objetivo evaluar la sustentabilidad: 1) de los sistemas de maíz campesinos de la comunidad de Casas Blancas después de cinco años y 2) de un sistema de manejo alternativo, basado en la diversificación de cultivos agrícolas utilizando el Marco para la Evaluación de Sistemas de Manejo de Recursos Naturales incorporando Indicadores de Sustentabilidad (mesmis) (Masera et al., 1999), en el segundo ciclo de evaluación. La evaluación integró los resultados de cuatro años de trabajo, de 1998 a 2001.


Figura 1. Sistema Tradicional, manejo «año y vez», Casas Blancas, Michoacán 2001


Figura 2. Puntos críticos identificados en el ST de Casas Blancas

Metodología

Al inicio, el equipo evaluador realizó una caracterización general de la unidad de producción, identificó la problemática de los distintos sistemas de manejo agrícola «año y vez», e hizo una evaluación de la sustentabilidad de los sistemas utilizados, denominados «tradicional» y «comercial» (Astier et al., 2000). Para ello, el equipo organizó talleres y acompañó a los ejidatarios en varias actividades comunales.

En base a la información recopilada y a la de otras investigaciones realizadas en la región, se hizo un análisis comparativo de los sistemas agrícolas de la comunidad y se propuso un sistema alternativo, basado en la diversificación productiva. Dicho sistema, denominado Sistema Tradicional diversificado (STd), pretendía incidir en los puntos críticos identificados en la primera evaluación para mejorar la sustentabilidad económica y ambiental de la producción agrícola.

Con posterioridad se llevó a cabo un segundo ciclo de evaluación mesmis del sistema agrícola alternativo STd. Los instrumentos metodológicos utilizados fueron transectos, visitas y mediciones en el campo, asistencia a las asambleas ejidales, así como la aplicación de una encuesta detallada a 23 productores representativos de cada sistema de manejo. Además se consultaron los censos regionales y la bibliografía pertinente. Se tomaron muestras de plantas y granos para determinar la cosecha en parcelas de los agricultores. Además, se determinó el consumo de rastrojo por el ganado, la producción de heces in situ y su análisis bromatológico.

A continuación se describen los dos sistemas de manejo agrícola, y posteriormente se presenta el análisis comparativo.

*Área: (A) ambiental, (E) económica, (S) social.
**MM: Métodos de medición: (a) encuesta, (b) entrevista, (c) medición directa en campo mediante muestreo, (d) revisión bibliográfica.
***Algunas parcelas agrícolas son altamente diversificadas en cuanto a especies y variedades, y alcanzan a cubrir el abastecimiento anual de granos y algunas verduras.
Como hipótesis de trabajo se planteó que el STd hace un aprovechamiento más sustentable de los recursos disponibles que el ST.
Cuadro 1. Selección de indicadores por atributo, criterio de diagnóstico y punto crítico, Casas Blancas, Michoacán, 1998-2001

Caracterización del sistema de manejo (Paso 1)

Para la caracterización de la unidad productiva tipo agro-silvo-pastoril, se definió como objeto de estudio el subsistema de producción agropecuario. Este trabajo se desarrolló durante el periodo 1996-1998, y una parte del mismo se publicó en «El diseño de sistemas sustentables de maíz en la región Purhépecha» (Astier et al., 2000).

La evaluación se llevó a cabo a partir de la comparación del Sistema Tradicional (ST) que es el que practican más de 70% de los ejidatarios (ver Astier et al., op. cit.) y el Sistema Tradicional diversificado (STd), diseñado por gira y un grupo de agricultores con la ayuda del marco mesmis (Astier et al., op. cit.) y llevado a la práctica en las parcelas agrícolas de los agricultores de la comunidad de Casas Blancas de 1998 a 2001.

El Sistema Tradicional (ST) emplea mano de obra familiar como principal fuerza de trabajo, produce más de una variedad de maíz criollo en monocultivo, y, en pequeñas superficies, cultiva maíz asociado con cucurbitáceas. Usa tracción animal para la labranza y estiércol como fertilizante principal. Pero en la siembra, es cada vez más frecuente aplicar bajas dosis de fertilizante químico (fórmula 18 N – 46 P- 0 K) como complemento de la fertilización orgánica.

La producción agrícola depende de la temporada de lluvias y se desarrolla en laderas con una pendiente que va de 4 a 13 por ciento. Las parcelas miden de seis a ocho hectáreas, con rendimientos de una a tres toneladas por hectárea. La producción agrícola está estrechamente relacionada con la producción pecuaria, ya que cada unidad productiva campesina cuenta con un hato de ganado bovino criollo de 9 cabezas, en promedio, y un caballo (gira, 2001), que se mantienen de restos de la cosecha y de pastos nativos. El objetivo de la producción en este sistema es el autoconsumo familiar. En 1998, gira estimó que 74 por ciento de los campesinos compartían las mismas prácticas de producción. La Figura 1 muestra los principales componentes de este sistema y la relación entre sí.

El sistema alternativo o Sistema Tradicional diversificado (STd) mantiene la mayoría de las características del ST, pero incluye algunas actividades para aumentar la diversificación y mejorar el autoconsumo de granos básicos en las subparcelas de hasta 0,5 hectáreas en policultivo con frijol-maíz en franjas. Por la importancia económica y agronómica del hato bovino, el STd hace uso de 0,5 hectáreas de la parcela en descanso que se destina para el establecimiento de los cultivos de invierno, como chícharo común (Pisum sativum) -conocido en otros países como guisante o alverja- y pasto, ambos de doble propósito: forraje y conservación del suelo.

Los objetivos del sistema productivo STd son: 1) autoconsumo familiar de granos básicos; 2) venta de los excedentes; 3) producción de ganado de buena calidad; y 4) mejoramiento de la calidad del suelo.

En el periodo 1999-2000 se probaron cinco leguminosas y dos pastos introducidos. Los agricultores seleccionaron el cultivo de chícharo común, por su mejor comportamiento en relación a los determinantes agroecológicos y socioeconómicos. Por consiguiente, el STd está conformado por la asociación maíz-frijol (Phaseolus vulgaris variedad Tziwin) y el chícharo común sembrado en el terreno en descanso durante el invierno, bajo el esquema de rotación chícharo-maíz.

Identificación de los puntos críticos e indicadores (Pasos 2 y 3)

Los puntos críticos positivos identificados fueron: alta eficiencia en términos de manejo de recursos locales; en algunos casos, alta diversidad de especies y variedades; en algunos casos sí alcanzan la autosuficiencia alimentaria. Los puntos críticos negativos fueron: baja productividad agrícola, baja disponibilidad de forraje de calidad, predominio del monocultivo, baja rentabilidad, balance negativo de nutrientes, limitado abastecimiento de granos básicos y dependencia de insumos externos (Figura 2).

Los indicadores están relacionados con los puntos críticos identificados anteriormente y con los criterios de diagnóstico, por ello reflejan claramente los aspectos que se desean evaluar y permiten verificar que su medición y monitoreo estén dentro de las posibilidades del equipo evaluador. Se seleccionaron tres indicadores del área económica, cuatro del área social y seis del área ambiental (Cuadro 1).


Figura 3. Evolución de rendimientos de grano de maíz, Casas Blancas, Michoacán

Resultados por atributo (Paso 4) Atributo: productividad

Evolución del rendimiento de productos por sistema

La Figura 3 ilustra los rendimientos del ST, STd y las medias regionales del municipio de Salvador Escalante (Sagar y Sedagro, 1998-2001).

Se observa que tanto el ST como el STd registran rendimientos de maíz más elevados que la media regional, a excepción del año 2001 en el que hubo heladas que afectaron tanto al maíz como al frijol en el ST y STd.

El promedio regional de rendimiento del frijol es de 404 kg/ha. En comparación, el rendimiento del frijol de Casas Blancas fue menor aunque aumentó paulatinamente hasta llegar a 334 kg/ha en el año 2000.

El cultivo de chícharo presentó un incremento importante en la materia seca producida, ya que pasó de 0,6 t/ha, producidas en el invierno de1999, a 4,5 t/ha, en 2000. Gracias a la materia seca cosechada del chícharo se pudo mejorar tanto la calidad del forraje para el ganado como la fertilidad del suelo, por el aporte de nitrógeno (Monegat, 1991).

Tasa de Tierra Equivalente (TTE)

Los resultados obtenidos en el periodo 1998 –2000 muestran que, en el STd, la eficiencia en el uso del suelo es mayor que en el ST. El porcentaje de ahorro de tierra del STd en 1998 fue de 40%, en 1999 de 15%, y en 2000 de 75 por ciento.

Disponibilidad de forraje

En promedio, en los años 1999 y 2000, el ganado en el ST dispuso de aproximadamente 4 t/ha de materia seca de rastrojo de maíz. Después de tres meses de libre pastoreo, el ganado aprovechó 64 por ciento del rastrojo, por lo cual se calculó que el total aprovechado fue de 2.560 kg/ha. Calculando la Capacidad de Carga Animal (CCA) por Unidad Animal (UA) durante la temporada de pastoreo (enero a marzo), tenemos que se necesitan 0,42 ha/UA en el ST. Dado que en el año 1999 había 10,5 UA, se habrían necesitado 4,4 hectáreas para alimentar al ganado bovino y caballar con el rastrojo de maíz durante el periodo de enero a marzo. Los agricultores tradicionales generalmente cultivan 3 hectáreas, por lo que el déficit fue de 1,4 hectáreas.

La producción de rastrojo en el STd es de 3,7 t/ha de rastrojo de maíz, en promedio de los años 1999 y 2000, y se consume el 64 por ciento de éste que equivale a 2.368 kg/ha que se redondea a 2.560 kg/ha (ya que la misma cantidad de ganado comería lo mismo de este material tanto en el ST como en el STd), más 64 por ciento de 2,5 t/ha de materia seca (que es el promedio de 1999 y 2000; ver Figura 3) proveniente del chícharo, que corresponde a 1.600 kg/ha más de rastrojo, por lo que la CCA sería la siguiente:

1.080 kg/UA/temporal
CCA STd = ——————————————— = 0,26 ha/UA x 10,5UA = 2,7ha
2.560 + 1.600 kg/ha/año
(maíz) (chícharo)

De lo anterior se desprende que en el STd se necesitan 0,26 ha/UA, y en el año 1999 había 10,5 UA, por lo que se necesitarían 2,7 ha para alimentar al ganado bovino y caballar con el rastrojo de maíz y chícharo durante los meses de enero a marzo. Los agricultores tradicionales generalmente cultivan 3 ha, por lo que alcanzaría con la biomasa producida por el cultivo de invierno. Además, el resto de la planta de chícharo, es decir lo que no consumió el ganado más la biomasa radicular, quedaría como abono verde para el suelo.

Atributo: adaptabilidad

Grado de permanencia de los productores en el paquete tecnológico

Este indicador da información sobre la capacidad de adaptación y el grado de flexibilidad en cuanto a la adopción tecnológica que tienen los agricultores ante cambios económicos regionales y/o nacionales. Indica que los agricultores campesinos pueden hacer un cambio tecnológico de forma rápida ya que en los años 1980 había un número similar de agricultores que usaban fertilizante químico y orgánico. El promedio, del año 1987 al año 2002, de productores que basan la fertilización de sus parcelas en el estiércol o en el abono químico es de 28 y 23,7, respectivamente. Actualmente, en comparación con años anteriores, es menor la cantidad total de agricultores sembrando. Sin embargo, hay un mayor número de ellos que utiliza fertilizantes químicos debido a que su costo es menor al del estiércol.

Capacidad de adaptación a cambios como la reducción del precio del maíz

El maíz es el cultivo principal tanto para el autoconsumo como para la venta, así que los cambios de precio de este cultivo, en la localidad o región, pueden afectar la economía campesina. Durante los cuatro años de seguimiento (1998-2001), ningún productor entrevistado de los sistemas ST o STd redujo la superficie sembrada de maíz a causa de la baja en el precio de este cultivo.

Atributos: estabilidad y resiliencia

Balance de nutrientes

El balance de macronutrientes (n, p y k) en el suelo de estos agroecosistemas está determinado por una serie de entradas y salidas (Cuadro 2).

Cuadro 2. Balance de nutrientes del ST vs STd. Datos promedio de los años 1999 y 2000

Las principales entradas son:

  • Abonado in situ. La masa promedio (medida como materia seca) depositada en los terrenos en el sistema tradicional es de unos 826 kilogramos por hectárea cada año.
  • Fertilización. Tanto en el ST como en el STd se aplica una tonelada de estiércol de puerco. Algunos agricultores agregan también fosfato diamonio (18-46-0). En el caso del sistema STd, se incluyó el aporte de n, p y k a partir de la biomasa de chícharo.
  • Nitrógeno. En el sistema tradicional, el frijol aporta nitrógeno gracias al proceso de fijación de n atmosférico y la exudación radical, aunque se trata de una contribución menor, debido a que su densidad promedio es muy baja.

Las salidas, por su lado, son principalmente:

  • Biomasa. La biomasa que sale del sistema se compone de granos, de olotes (o raquis de la mazorca, cuyo peso, de acuerdo con Astier et al, 2000, equivale a 12 por ciento del peso del grano) y del rastrojo, que consume el ganado durante los tres meses de pastoreo. Lo anterior suma 5,2 t/ha en el ST y 6,5 en el STd. El contenido de n y p para este tipo de biomasa se obtuvo de datos de Astier (2002) y el contenido de K del Instituto de la Potasa y el Fósforo de Estados Unidos.
  • Erosión. La pérdida de nutrientes por arrastre de suelo se calculó suponiendo una erosión anual de 2,5 t/ha y el contenido de nutrientes en el suelo de acuerdo con los resultados de análisis de suelos publicados por Astier et al. (2000).
  • Escorrentía. Tiscareño et al. (1997) reportan que en sistemas de maíz de temporal con labranza convencional, en suelos de ando, se pierde alrededor del 5 por ciento del total del fertilizante nitrogenado aplicado y 0,4 por ciento del fertilizante fosforado. Por lo que se refiere al sistema tradicional, Edwards et al. (1996), registraron en parcelas de escurrimiento una pérdida de aproximadamente 3 por ciento del N y del P del estiércol aplicado. Por último, el dato de potasio disuelto en la escorrentía que se usó para ambos sistemas es 0,076 kg/ha por año.

En el cuadro 2 se observa que:

  • En el sistema tradicional el balance de nitrógeno y potasio es negativo por lo que es extractivo en dichos macronutrientes. Los fertilizantes añadidos no aportan suficiente nitrógeno ni potasio. La erosión y la escorrentía tienen también un papel importante en la pérdida de nutrientes en estos suelos de ladera.
  • Cuando se produce biomasa de una leguminosa, como el chícharo, ésta aporta al sistema principalmente nitrógeno (75 kg/ha) y también hace disponible potasio (50 kg/ha) y fósforo (5,5 kg/ha) para el siguiente cultivo. De esta manera el balance del nitrógeno y fósforo se vuelve positivo. Sin embargo, en este sistema el potasio disponible extraído es mayor que el incorporado y el balance de este nutriente es también negativo.


Figura 4. Presentación integrada de los resultados de los indicadores (amiba)

Número de especies y variedades agrícolas

Los resultados promedio indican que tanto en el ST como en el STd se siembra maíz, como cultivo principal, además de chilacayote y calabaza. Respecto a las variedades de maíz, en el ST se cultivan las variedades aperladas, negras y amarillas. En promedio, 76 por ciento de los productores cultivan las variedades aperladas. Únicamente 16,5 por ciento de los productores cultivan más de una variedad de maíz. No obstante, la fluctuación en el uso de diferentes variedades por año fue alta, por lo tanto son en total 6 especies y variedades cultivadas.

En el STd se cultivan las variedades aperlado, negro, blanco y amarillo. En el año 2000, 57 por ciento de las parcelas se sembraron con maíz aperlado, mientras que en 2001, el maíz negro se sembró en 60 por ciento de las parcelas. En ambos años se sembró maíz blanco y maíz amarillo (ambas en 17 por ciento de las parcelas). En el sistema diversificado se registró además el cultivo de frijol (Phaseolus vulgaris variedad Tziwin) y chícharo común (Pisum sativum ) en una porción de las parcelas en descanso. En el STd se cultivan 9 especies y variedades en total. Estos datos denotan que en el ST, la diversidad interespecífica e intraespecífica es menor que en el STd.

En cuanto a la eficiencia de la diversidad del STd la TTE, que indica la cantidad de tierra ahorrada en los policultivos, en el año 2000 fue de 1,75 por lo que se puede llegar a ahorrar el 75 por ciento de la tierra sembrada cuando se establecen el maíz y el frijol asociados.

Atributo: equidad

Costos de producción

Los costos de producción se calcularon a partir de los gastos directos efectuados por el productor durante el periodo 1998-2000. Los costos de inversión se dividieron en tres rubros: mano de obra (la cual incluye la inversión de mano de obra en labores de cultivo, siembra y cosecha), tracción e insumos.

La mano de obra familiar sigue siendo importante y la mayoría de los productores cuenta con yunta propia. Dado lo anterior, se asignó como costo de oportunidad 50 por ciento para estos dos rubros.

Al comparar el costo de inversión del ST y STd en el año 2000, se observa un 47 por ciento de incremento. Los costos de inversión para el STd siempre han sido mayores en comparación con los costos del ST. Para el cultivo del frijol, los costos de inversión se concentran en la compra de semilla, el deshierbe y la cosecha, en tanto que para el cultivo de chícharo de invierno se concentran en la preparación del suelo para la siembra, la compra de la semilla y la cosecha. Sin embargo, en el mediano plazo, se observa una tendencia a disminuir sustancialmente los costos de inversión. No se invertirá más en semilla, ya que los agricultores cosecharán la necesaria para establecer el siguiente ciclo de cultivo, y tampoco hará falta gastar en fertilizante sintético nitrogenado, pues el cultivo del chícharo, al ser leguminosa, aportará nitrógeno al suelo y el fertilizante fosforado se utilizará como starter, por lo que sólo se aplicará cada cierto número de años (Astier, 2002).

Para la reintroducción del cultivo de frijol, gira apoyó con una parte de los insumos hasta el año 2000; en 2001, los productores ya contaban con su propia semilla de frijol para continuar con el cultivo. Los insumos del chícharo debieron ser cubiertos por gira en los dos años, ya que no se colectó semilla para la siembra el segundo año. De ahí que el subsidio de gira representa 14 por ciento del costo de producción del STd.

Después de cinco años de trabajar con la reintroducción de frijol, se ha observado que, dada la limitada disponibilidad de mano de obra, el productor puede trabajar el maíz asociado con el frijol hasta media hectárea.

En cuanto al chícharo, se considera un cultivo que se adapta bien a las condiciones del suelo del ejido, la semilla se consigue fácilmente, y a bajo precio, y puede ser una fuente alterna de forraje en la época de escasez. Tal como sucedió con el frijol, los rendimientos iniciales fueron bajos: 600 kg/ha de materia seca el primer año, y el segundo 4,5 t/ha.

Aunque el costo de inversión del STd es mayor que el ST, se observa que ambos sistemas dedican a la mano de obra el mismo porcentaje de la inversión total; el STd dedica menor porcentaje en el rubro tracción y mayor en el de insumos.

Relación Beneficio/Costo (B/C)

El STd tiene un importante incremento tanto en ingresos como en ganancia neta, lo que se refleja en la relación B/C, la cual indica que además de recuperar 100 por ciento del costo de producción, este sistema permitió una ganancia de 42 por ciento, sin descontar la inflación de ese ciclo. No obstante, en el caso del ST, a pesar de que fue un buen año agrícola, los elevados costos de producción y los bajos precios del maíz no permitieron un margen de ganancia adecuado. Cabe señalar que el objetivo principal de ambos es cubrir tanto el abastecimiento familiar de grano de maíz como el abastecimiento temporal de forraje para el ganado.

Autosuficiencia alimentaria

Se han estimado que, en promedio (Astier et al., 2000), una familia consume 1,3 toneladas de granos al año y los animales de traspatio 1,5 toneladas, por lo que se necesitarían 2,8 toneladas/año para cubrir las necesidades de grano de la unidad familiar. Los agricultores ST y STd tienen un promedio de 3 hectáreas, lo que indica que ambos sistemas son autosuficientes en maíz; el ST no es autosuficiente en frijol, y el STd aporta frijol para la familia y forraje de chícharo para el ganado mayor. Tanto el ST como el STd son excedentarios en grano de maíz. Se puede afirmar que con el STd los productores mejoran la autosuficiencia de la unidad de producción familiar en cuanto a granos básicos y forraje.

Número de productores adoptantes por sistema

En estudios anteriores, gira (1997) reportó que de 54 ejidatarios en Casas Blancas, 74 por ciento (40 productores) compartían rasgos de producción que hacían a sus sistemas más tradicionales. Estos productores se mostraban reacios a probar variedades híbridas de maíz promovidas por la Secretaría de Agricultura.

En 1996 se inició el trabajo de reintroducción del frijol en asociación con el maíz con dos productores; 14 productores adoptaron este sistema innovador en 2000. En 2001, gira descontinuó sus apoyos y no promovió la siembra de frijol ni repartió semilla. Ese año lo sembraron seis productores, aunque perdieron la cosecha por heladas tempranas.

La introducción de cultivos de invierno se inició en 1999 con tres productores que probaron una gran variedad de leguminosas y pastos. En 2000 y 2001, cuatro y tres productores cultivaron chícharo, respectivamente. Tal como sucedió con la reintroducción del cultivo de frijol, la participación de los productores es gradual tanto en tiempo como en esfuerzo, y se involucran poco a poco hasta que consideran que pueden adoptar y adaptar dichas innovaciones.

Tanto el primer módulo (reintroducción de frijol) como el segundo (establecimiento de cultivos forrajeros) han sido adoptados y adaptados por un grupo de agricultores que ha interactuado con gira desde 1997. No obstante, los elevados costos de inversión pueden llegar a limitar la adopción del segundo módulo.

Atributo: autogestión

Grado de dependencia de insumos externos

Para el cálculo de este indicador se consideraron como insumos externos: el estiércol de puerco, el fertilizante químico, las semillas compradas y los jornales pagados para la cosecha. En el ST, el productor invierte 20 por ciento del costo de producción, mientras que en el STd, invierte 29 por ciento. El STd depende más de insumos externos que el ST aunque, con el tiempo, el STd eliminará los costos tanto de semillas como de fertilizante nitrogenado, ya que el chícharo aportará este nutriente al sistema.

Grado de subsidio de gira

Tanto la reintroducción de frijol como la introducción de chícharo han requerido del apoyo de gira para la obtención de semillas y fertilizante, y asesoría técnica. En cuanto al apoyo para la compra de insumos externos, el STd obtuvo 11 por ciento del costo de producción en 1999 y 14 por ciento en 2000. En lo relativo a la asesoría, se ha trabajado en promedio con dos técnicos de tiempo completo, tanto para estudiar el sistema de producción como para hacer trabajo de promoción y desarrollo comunitario con grupos de productores en las áreas agrícola, forestal y artesanal.

Integración de los resultados (Paso 5)

Para la integración de los resultados obtenidos a partir de la medición de los indicadores se empleó una técnica mixta denominada «ameba» (Figura 4).

Algunos indicadores como la «TTE», «la evolución de los rendimientos del cultivo de maíz de 1997 a 2001», «el grado de permanencia de los agricultores en el paquete tecnológico» y «capacidad de adaptación a los cambios en el precio de maíz» no se incluyeron en la gráfica de «ameba», ya que se analizan de manera independiente.

Conclusiones (Paso 6)

En la Subregión Purhépecha del Lago de Pátzcuaro, una importante proporción de las tierras de ladera está destinada a la agricultura maicera. Este estudio evalúa la sustentabilidad ambiental, social y económica de un sistema alternativo basado en la diversificación de cultivos. El análisis sobre la sustentabilidad del sistema de manejo propuesto es determinante para entender las fortalezas y debilidades del sistema alternativo que, a su vez, pudieran favorecer o limitar la adopción de dicho sistema en otras comunidades y regiones. En este estudio se identificaron varios aspectos importantes:

  • El agricultor que practica el STd tiene objetivos y funciones múltiples además de las que se tienen en el ST; le concierne tanto la seguridad alimentaria en granos y forraje como mejorar la calidad del ganado, sus ingresos y la calidad del suelo.
  • Las mejoras que se hicieron al ST de «año y vez», resultaron factibles desde los puntos de vista técnico, ya que cubrieron las expectativas de los productores. El frijol fue aceptado para el consumo familiar y el chícharo como cultivo de invierno de doble propósito, forrajero y mejorador del suelo.
  • Los rendimientos de maíz, medidos de 1997 a 2001, fueron mayores en el ST que en el STd en la mayoría de los años. Los dos sistemas registraron mayores rendimientos que la media regional.
  • El STd produce mayor cantidad de beneficios en cuanto a la disponibilidad de forraje para el ganado y la relación beneficio/costo que el ST.
  • El STd registra un aporte considerable de p pero contribuye pobremente al balance del n y el balance del k es negativo.
  • Desde el punto de vista del atributo resiliencia y estabilidad, el STd registra mayor diversidad de especies y variedades que el ST. Además, a pesar de cambios en los precios de los cultivos, el STd tiene asegurado su nivel de autoconsumo en maíz, frijol y forraje.
  • Los agricultores de Casas Blancas muestran una elevada capacidad de cambios e innovación, ya que la mayoría cambia rápidamente de tipo de fertilizante según el precio de éste en el mercado local.
  • Los costos de producción del STd son 47 por ciento mayores que el ST. El STd invierte más en insumos y semillas que el ST, aun cuando la tendencia es a disminuir los costos de inversión, al colectar la semilla para el siguiente ciclo de cultivo y con un ahorro sustancial en fertilizante nitrogenado.
  • En cuanto a la distribución de los beneficios, el STd registra mayores ingresos que el ST y, por lo tanto, la relación beneficio-costo en el STd es mayor en comparación con el ST.
  • El nivel de inversión inicial para establecer el chícharo y el frijol es elevado y representa una traba importante para su cultivo. Aunque los niveles de ganancia son muy alentadores en comparación con sistemas no tan diversificados, se requiere de una inversión importante en mano de obra y en semilla (chícharo). Sin un apoyo económico inicial, como el que proporcionó gira, es difícil que los agricultores adopten este tipo de cultivos de manera espontánea.
  • Respecto al control que tienen los agricultores sobre los sistemas de producción o el nivel de autogestión, los agricultores del STd muestran mayor dependencia en insumos externos y todos los insumos externos adicionales en el STd están subsidiados por gira.
  • Tanto el primer módulo (frijol) como el segundo (cultivos forrajeros) han sido adoptados y adaptados por un grupo de agricultores que ha interactuado con gira desde 1997. No obstante, los elevados costos de inversión pueden llegar a limitar la adopción del segundo módulo.
  • En cuanto al posible incremento de los costos de inversión, será necesario promover las bondades del sistema alternativo ante las dependencias de gobierno para gestionar algún apoyo durante los primeros años (por ejemplo para la adquisición de semillas de frijol y chícharo).
  • En próximos estudios habría que profundizar en los aspectos débilmente analizados, como los sociales y culturales.

Es importante mencionar que los agricultores participaron en la evaluación durante la identificación de los puntos críticos y en el diseño del sistema alternativo STd. Además, estuvieron involucrados en la experimentación y el muestreo de sus parcelas; el seguimiento del estudio de caso mediante visitas y entrevistas; y las presentaciones de los resultados en campo y talleres.

Finalmente, sería recomendable regresar a Casas Blancas para verificar si existen todavía agricultores en el STd y estudiar los factores que han impedido o favorecido la continuación de dicho sistema después del apoyo de GIRA.

 

Marta Astier, Esperanza Pérez-Agis, Tamara Ortiz y Florentino Mota

Marta Astier
Email: agroecologia@gira.org.mxgiraac@gira.org.mx
Esperanza Pérez-Agis
Email: giraac@yreri.crefal.edu.mx
Tamara Ortiz
Email: tamara@oikos.unam.mx
Florentino Mota
GIRA, Pátzcuaro, Michoacán, México
Email: giraac@gira.org.mx agroecologia@gira.org.mx

Referencias

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– Astier, M., E. Pérez, F. Mota. O. Masera y C. Alatorre. 2000. El diseño de sistemas sustentables de maíz en la región Purhépecha. En Sustentabilidad y sistemas campesinos. Cinco experiencias de evaluación en el México rural. Mundi Prensa – GIRA A.C. – PUMA, UNAM.

– Edwards, R.D., A.P. Jr. Moore, T.C. Daniel y P. Srivastava. 1996. Poultry Litter – Treated Length Effects on Quality of Runoff from Fescue Plots. American Society of Agricultural Engineers, 0001-2351/96/3901 – 0105, 1996.

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– Masera, O., M. Astier y S. López-Ridaura. 1999. Sustentabilidad y manejo de recursos naturales: El marco de evaluación mesmis. México, D.F.: Mundi Prensa, gira e Instituto de Ecología.

– Monegat C. 1991. Plantas de cobertura del suelo: características y manejo en pequeñas propiedades. Chapeco, Brasil.

– Sagar y Sedagro. 1998 – 2001. Anuarios estadísticos de la producción agropecuaria, forestal y pesquera. Sagar, Sedagro y Alianza para el Campo. Michoacán. México.

 

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