Proceso de globalización que se caracteriza porque profundiza las desigualdades socioeconómicas, expande la cultura del consumismo y excluye a los campesinos, incluso del proceso de modernidad, al limitar sus posibilidades de desarrollo, con el argumento de que estos campesinos no son competitivos, no tienen potencialidades para el cambio, no tienen perspectivas para el futuro, sólo viven el presente o no tienen capacidad de predicción.
No obstante, la realidad nos ha mostrado que muchos campesinos o comunidades rurales andinas, de origen quechua o aymara, a pesar del minifundio, de las restricciones de su entorno -como son los cambios climáticos negativos y el mercado adverso-, no se han estancado en la pobreza y el tradicionalismo. Ellos, como una forma de buscar sus propias alternativas de desarrollo, han comenzado a fortalecer y a afirmar su identidad como una reacción frente a la globalización que los excluye o los intenta ignorar. Estos campesinos están recuperando muchos de los conocimientos ancestrales que, por diversas razones, se habían perdido. Asimismo, se están capacitando para ‘empoderarse’ también de la cultura y la tecnología modernas. Es decir, como una forma de respuesta y afirmación o de resiliencia, pero dentro de un proceso de cambio, estas sociedades andinas para protegerse de los efectos devastadores de la pérdida de diversidad como consecuencia de la globalización -que preconiza una cultura única- están reconstruyendo y fortaleciendo la agricultura local, y están adaptando las tecnologías modernas, especialmente agroecológicas, en sus predios. Mostrando así que tienen creatividad y voluntad para lograr el desarrollo sostenible dentro de prácticas interculturales.
Los sistemas de producción se consideran sostenibles cuando tienen: a) Niveles altos de productividad, medidos mayormente por los rendimientos de los cultivos con relación al área cultivada; b) Equidad, en la distribución de la producción, sin menoscabo de los recursos naturales; c) Resiliencia, capacidad de mantener los niveles de productividad y equidad ante las perturbaciones internas y externas, implica también la capacidad -tecnológica y social- de la reacción de los campesinos ante las situaciones de impacto negativo del exterior y también de su propia dinámica; d) Estabilidad, uso del entorno ambiental dentro de un parámetro de variación aceptable (Gutiérrez-Espeta y Baldares-Carazo,1996); e) Adaptabilidad, uso de tecnologías que se adecuen al medio y a sus cambios; f) Auto seguridad (auto empoderamiento) (López-Ridaura y Astier, 2000), que los productores tengan el dominio del conocimiento y capacidad de decisión propias.
Sin duda, todos estos criterios implican que un sistema de producción es sostenible, pero explicados en un todo, en un sistema holístico, donde se expresan las relaciones entre esas características en forma sinérgica, en sus mutuas interrelaciones. Esa totalidad sinérgica debe darse, sobre todo, en las pequeñas economías campesinas de los Andes porque viven y producen en agroecosistemas muy frágiles, donde tienen que confrontar las consecuencias negativas de los cambios climáticos muy severos y los impactos de las políticas macroeconómicas excluyentes.
La cultura local, en el contexto de los Andes, es la dimensión que permite poder explicar las interrelaciones mutuas entre los criterios que dan contenido a la sostenibilidad de sus sistemas de producción. Porque en esa cultura los habitantes de estas regiones han recogido y evaluado durante milenios de años las alternativas para dar respuesta como son los a los factores negativos y positivos que amenazan o incentivan su , no se han crecimiento. Es decir, en esas culturas locales se han construido modelos propios de sostenibilidad con capacidad de resiliencia.
Cultura y predicción climática
Los campesinos han incorporado en su cultura los conocimientos ancestrales, así como los nuevos conocimientos y tecnologías provenientes del proceso de modernidad. Todo ello se sintetiza en una matriz cultural dinámica que tiene como características principales la percepción y la interpretación de la realidad como totalidad, la cual es registrada en su pensamiento mítico (principalmente tradicional, pero también con determinados símbolos de la cultura moderna). Algunos que preconiza una cultura única de los usos prácticos de esa cultura son la predicción climática, la planificación, las estrategias y la toma de decisiones para ejecutar sus actividades agropecuarias anuales. En el gráfico 1 se exponen, esquemáticamente, las estrategias y decisiones (la naturaleza, la tecnología y las relaciones sociales como totalidad) optadas por los campesinos para la predicción y planificación del proceso productivo con la finalidad de minimizar los riesgos ante los cambios climáticos y del mercado. Estas estrategias y decisiones se efectúan en los siguientes procesos:
Observan el comportamiento de los bio-indicadores naturales (por ejemplo, plantas y animales silvestres), que les anuncian si el tecnológica y social año será ‘bueno’, ‘regular’ o ‘malo’ ‘(definidos por la normalidad o no de las lluvias y temperaturas, así como sus probables efectos en la producción agropecuaria). Por otro lado, también intercambian noticias sobre la dinámica del mercado para sus productos. De acuerdo a esas predicciones, toman decisiones para el manejo de tecnologías en el espacio y en el tiempo en sus parcelas, en la comunidad o en sus relaciones con el exterior.
El análisis de estas predicciones climáticas fue verificado en un estudio que hicimos en Puno (Claverías, R. 2000), comprobando que los campesinos lograron predecir con mucha anticipación la sequía del año 1989-90. Como también para 1997-98, los campesinos lograron predecir que ese año sería climáticamente normal y los cultivos tendrían una producción aceptable. Por el contrario, los centros oficiales predijeron que en ese año, afectado por los cambios del Fenómeno El Niño, se produciría una intensa sequía que impactaría negativamente a la agricultura de esta región (Sur del Perú y el Norte de Bolivia). El resultado fue que en ese año el clima y la producción fueron normales.
Estrategias para los años climáticamente negativos y mercados restrictivos
Para este trabajo se toman como ejemplos a las comunidades campesinas de Capachica, en el departamento de Puno (Perú), ubicado entre los 3.850 y 4.800 m.s.n.m., con un régimen de lluvias que van desde los 400 a 600 mm/ año, con una agricultura principalmente de secano y de una cosecha al año. Como se afirmó más arriba, en ese contexto la campaña agrícola en el año 1997-98 fue normal, pero los siguientes años (1998-99 y 1999-2000) fueron muy negativos para la producción y los ingresos de los campesinos de estas comunidades (Gráfico 2), debido a los cambios negativos del clima provocados por el fenómeno denominado ‘la cola de El Niño’ (lluvias) excesivas e irregulares, interferidas por pequeños periodos de sequías y heladas) y la lógica del mercado con mayor intensidad, por la globalización. Por ejemplo, se tuvo una mayor importación de alimentos a bajos precios para menguar los impactos de la recesión económica en el país, lo cual fue altamente competitivo para la producción agropecuaria local.
Entonces, en ese escenario ¿cómo lograron los campesinos protegerse o reaccionar productivamente frente a los factores externos negativos? En pleno periodo de amenazas externas para la producción local, durante o después de la perturbación climática y de los cambios negativos en la lógica del mercado ¿se manifestaron tendencias para volver a lograr una producción en los niveles anteriores de productividad y de equidad?
En estos procesos de descenso de la producción y de los ingresos, las economías campesinas no llegaron a colapsar o derrumbarse, como hubiese ocurrido con otro de tipo de economías agrícolas modernas, pues no todos los campesinos de estas comunidades han llegado al extremo de verse amenazados con la quiebra económica. Lo que ocurrió en estas comunidades fue que determinadas familias sí bajaron dramáticamente sus niveles de producción, al punto que estuvieron bajo riesgo de extinción. En cambio, otras familias, tuvieron un menor descenso en su producción y empezaron a levantarse económicamente de manera más rápida que el resto.
A las familias campesinas con capacidad de reacción y respuesta a los impactos negativos del entorno (cambios climáticos, mercados negativos) las denominamos ‘exitosas’ (Claverías, 4: 1999) porque al manejar modelos culturales, tecnológicos y sociales tienen mayor resiliencia. Estos modelos tienen las siguientes características:
a) Manejan los conceptos básicos de la cosmovisión andina: totalidad y seguridad
La característica principal de la cosmovisión andina (Claverías, R: 1990) se basa en el pensamiento mítico; por ejemplo, el rito o pago a la ‘pacha mama’ (diosa tierra) porque para los andinos representa el origen de la vida y es la deidad central que articula también a los demás componentes del ecosistema. Esa visión es ‘totalizadora’ porque explica en sus narraciones y en los ritos las interrelaciones de todos los componentes de los ecosistemas, y porque ese pensamiento es construido espontáneamente en la historia y en la práctica social local. En ese sentido, la mayoría de los campesinos ‘exitosos’ manejan esa cosmovisión y la practican en el manejo equilibrado de los componentes de los sistemas de producción expresados en sus mitos. Estos campesinos ‘exitosos’, que son representados en el Gráfico 3 (línea punteada), a diferencia de los campesinos no exitosos (línea continua), manejan sus sistemas de producción con las siguientes innovaciones:
Han logrado capacitarse y recuperar, innovar o adaptar una serie de tecnologías tradicionales y modernas, lo que le permite lograr mayor seguridad productiva y alimentaria (indicador que aparece en el Gráfico 3 como ‘índice agroecológico’). Algunas de esas tecnologías tradicionales recuperadas son: la reconstrucción de andenes y waru warus, el control biológico de plagas basado en los conocimientos ancestrales, el manejo de suelos, la diversidad de plantas y animales, etc. Entre las tecnologías modernas: la reforestación, la producción de ‘tuberculillos’ de papas nativas libre de enfermedades y plagas, los sistemas de riego, los invernaderos, el mejoramiento de abonos orgánicos, el mejoramiento de pastos, la dosificación del ganado, etc. A diferencia del resto de campesinos estudiados, los ‘exitosos’ (un 35% en las comunidades estudiadas) han logrado el ‘empoderamiento’ del saber para el cambio. Ellos manejan subsectores productivos con mayores rendimiento e ingreso.
b) Empoderamiento, diversidad y estabilidad
Los valores sociales más importantes de la matriz cultural andina son:
el saber o ‘yachay’, que define la capacidad humana de integrarse con la ‘pacha mama’ y su entorno, así como da prestigio y credibilidad a quien posee el saber;
el trabajo o ‘ruway’, que explica que un humano está vivo cuando tiene capacidad para producir;
la diversión o ‘phujllay’, que es la parte lúdica que motiva para producir más;
el amparo social o ‘khuyay’, que es la expresión de la solidaridad.
Los andinos enfocan estos valores holísticamente, dentro de los conceptos centrales de la visión de la totalidad (‘llapa’ en quechua y ‘taqui’ en aymara) y la diversidad (‘waljanaka’ en aymara) de sus sistemas y zonas de producción (cultivos, pastos y especies ganaderas).
En ese contexto cultural, las instituciones que promueven el desarrollo en estas comunidades tienen también éxito cuando —con la formación, la capacitación y las propuestas de alternativas tecnológicas y sociales— logran fortalecer las capacidades autónomas de los campesinos mediante el conocimiento y su aplicación para la mejora de sus sistemas de producción (‘empoderamiento’). Con ello se incrementa el grado de resiliencia de los sistemas de producción locales, permitiendo que resistan, en mejores condiciones, las amenazas exógenas y endógenas de colapso. Aquí se expone el caso de las experiencias del Centro de Investigación, Educación y Desarrollo (CIED) en Puno.
Los campesinos que han participado en los procesos de capacitación, y que han reconstruido y adaptado las tecnologías propuestas, son los que tienen mayores ganancias por hectárea; asimismo, tienen una mayor productividad por la mano de obra. Aunque en los malos años también se han empobrecido y han bajado su productividad, los efectos no ha sido tan negativos como para los campesinos que no han participado en la capacitación y en la incorporación de nuevas tecnologías o reconstrucción de tecnologías tradicionales. Por ejemplo, algunas de esas tecnologías han fortalecido la capacidad de respuesta de estos sistemas de producción ante los factores negativos del clima:
La difusión de la diversidad de cultivos ha favorecido la seguridad alimentaria y el incremento de los ingresos (por ejemplo, a mayor variedad de papas cultivadas, mayores ingresos); asimismo, la diversidad dio a los cultivos mayor capacidad de tolerancia a las heladas, granizadas e inclusive a las sequías moderadas.
La recuperación de los andenes, los ‘waru warus’ y lamodernización del sistema de riego, permitió conservar, manejar y usar mejor el suelo, el agua y los cultivos. Así tenemos que, para la zona de pampa, donde los cultivos están generalmente expuestos a las heladas e inundaciones, se han reconstruido waru warus (campos elevados) y ‘canchones’. En las laderas, para reducir la erosión del suelo se han reconstruido los andenes que, al favorecer la penetración del agua por filtración y su retención en el suelo, disminuyen los efectos de las heladas y sequías.
Se han recuperado muchos conocimientos locales y prácticas agrícolas y sociales tradicionales, así como parte de la biodiversidad no cultivada, y se ha dado importancia al registro del conocimiento de indicadores climáticos, a las labores agrícolas oportunas y adecuadas y a la solidaridad entre familias, como es el préstamo de semillas y hasta de dinero, sin intereses. En el mismo sentido, contribuye a la seguridad productiva la elección en la comunidad de los vigilantes de campos (‘Harariguas’ o ‘Maranis’), quienes son los que observan y avisan a los demás campesinos cuando se está iniciando una plaga o vienen heladas que afectarán a los cultivos. La propia organización comunal que logra fortalecerse como capital social local realiza obras de emergencia o, mediante su capacidad de negociación, establece alianzas y concerta con otras instituciones externas (oficiales y privadas) para que ayuden con insumos u otros medios que reduzcan los efectos de los cambios negativos del entorno.
c) Relativa estabilidad y recuperación de la producción con tecnologías agroecológicas
Las familias que manejan sus sistemas productivos con mejor organización y gestión, y con un mayor índice agroecológico mejoramiento e innovación de las tecnologías locales con la finalidad de restituir el equilibrio ecológico), también han mostrado mayor capacidad para reaccionar ante los impactos negativos de los cambios climáticos de los años 1998-99 y 1999-2000. En cambio, las familias que por diversas razones (entre las cuales se encuentra la pérdida de la identidad) no han podido adaptar esas tecnologías y no han tenido una plena participación en la capacitación, tuvieron menor capacidad para mantener sus niveles de productividad e ingresos.
Como puede observarse en el Gráfico 5, todas las familias bajaron los ingresos en los años climáticamente muy negativos para las actividades agropecuarias; sin embargo, las familias ubicadas en el quintil cinco y cuatro, que tienen una mayor participación en la capacitación, han logrado conservar mayores niveles de ingresos debido a su producción, en comparación a los demás grupos de familias no innovadoras. A partir de los años 1998-1999 y 1999- 2000, las familias más innovadoras han mostrado que tienen un mayor poder de reacción tendiente a recuperar los niveles de productividad más altos, obtenidos anteriormente.
En suma, a manera de conclusión, se puede afirmar que los sistemas de producción de los campesinos andinos que viven en estos ecosistemas extremadamente frágiles pueden aumentar su resiliencia, como una de las características básicas de la sostenibilidad, en la medida que rescatan los valores de la matriz conceptual andina, así como las tecnologías tradicionales que pueden coexistir con el mundo actual y la adaptación de nuevas tecnologías agroecológicas modernas.
Ricardo Claverías
CIED
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E-mail: ricardo@ciedperu.org
Referencias
Claverías, Ricardo 1990. Cosmovisión y planificación en las comunidades andinas. Ed.Dugrafis. Lima.
Claverías, Ricardo 1999. Agroecología, evaluación de impacto y desarrollo sostenible. Ed. CIED. Lima.
Claverías, Ricardo 2000. Conocimientos de los campesinos andinos sobre los predictores climáticos: elementos para su verificación. Trabajo expuesto en el Seminario-Taller organizado por Proyecto NOAA (Missouri). Chucuito-Puno Gutiérrez-Espeleta, E. Y Baldares-Carazo, M. 1996. El índice de sostenibilidad: un
instrumento para la evaluación del desempeño nacional en sostenibilidad. San José de Costa Rica.
López-Ridaura, S. Y Masera, O. Y Astier, M. 2001. Evaluando la sostenibilidad de los sistemas agrícolas integrados. en. LEISA El Boletín de ILEIA vol 16 nº 4, pag. 25. Abril 2001. Lima, Perú.