julio 2001, Volumen 17, Número 1
Enfrentando el desastre

Enfrentando las crisis: las estrategias empleadas por los productores hortícolas de Marcos Paz

JAVIER SOUZA CASADINHO | Página 16-18
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El cinturón hortícola bonaerense comprende un área cercana a las 18.000 hectáreas, localizadas en forma de cono alrededor de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Entre los partidos con fuerte tradición en la producción de alimentos frescos con destino al consumo interno, se encuentra el de Marcos Paz, distante a 50 Km de la ciudad capital con rumbo Sudoeste.

La actividad se caracteriza por el uso intensivo del suelo, elevado consumo de agrotóxicos y la producción de vegetales frescos, en especial hortalizas de hoja – acelga, lechuga, espinaca- (Benencia et al, 1997). En referencia a la estructura social sobresale la existencia de un importante grupo de productores de tipo familiar, los que con explotaciones que oscilan entre 1 y15 ha, representan cerca del 70% del total.

Si bien la crisis económica recae sobre todos los productores, no lo hace con la misma intensidad en todos los estratos, sin lugar a dudas los pequeños y medianos son los más perjudicados. Éstos deben emplear diferentes tácticas, dentro de una estrategia global que les permita no ya capitalizarse sino resistir en un contexto socioeconómico hostil y excluyente.

La crisis económica derivada de los continuos planes de ajuste ha tenido diferentes consecuencias directas sobre la actividad hortícola, entre las que sobresalen:
• La caída en el consumo de alimentos en general y de hortalizas en particular.
• Una continua reducción en los precios percibidos por el productor
• Una elevada presión impositiva
• Un aumento de los costos de intermediación

En forma concomitante los procesos de globalización y regionalización económica junto a la modernización tecnológica han determinado los siguientes cambios (Souza Casadinho, 2000):

• Un énfasis en la calidad formal o externa de los productos
• Una mayor presencia en el mercado de productos generados fuera de la zona
• Una mayor utilización de insumos producidos fuera del predio, fundamentalmente derivados de síntesis química.
• Una menor presencia del estado a través de sus organismos de extensión y control bromatológico.

Frente a éstos procesos, que determinan un menor margen de rentabilidad de los productores oponen estrategias de resistencia originadas a partir de la interacción de variables estructurales e intervinientes. Estas permiten caracterizarlos y diferenciarlos entre sí (Margiotta, 1997).

En primer lugar es posible diferenciar dos tipos de productores familiares: los convencionales y los orgánicos. Estos últimos se caracterizan por encarar prácticas de cultivo que, prescindiendo de insumos provenientes de síntesis química, se basan en la diversidad biológica y la nutrición adecuada del suelo.

Los productores convencionales

Estos productores pueden caracterizarse a partir de una construcción metodológica basada en variables estructurales e intervinientes. Las variables estructurales enunciadas en el cuadro 1 junto a las variables intervinientes (cuadro 2), permiten explicar sus estrategias productivas y comerciales.

Cuadro 1: Variables estructurales

DOTACIÓN DE RECURSOS PRODUCTIVOS: Adecuados con tendencia a la escasez

ORGANIZACIÓN SOCIAL DEL TRABAJO: Mano de obra familiar con inclusión de medieros

RELACIÓN CON LOS MERCADOS: Dependiente. Bajo nivel de influencia

RACIONALIDAD ECONÓMICA: Maximización de los ingresos

Cuadro 2: Variables intervinientes

EXPERIENCIA PRODUCTIVA: En general una antigüedad familiar superior a los 25 años

NIVEL DE INSTRUCCIÓN: Por lo general nivel básico

COMPOSICIÓN FAMILIAR: Antiguamente grupos domésticos ampliados, en la actualidad tendencia a la dispersión

RELACIÓN CON ORGANISMOS ESTATALES Y PRIVADOS DE EXTENSIÓN: Por lo general débil articulación

ORGANIZACIÓN DE LOS PRODUCTORES: Articulación aislada y ocasional.

Las estrategias productivas y comerciales pueden enmarcarse dentro de los siguientes límites:
•     La producción de una canasta de cerca de 15 hortalizas. Esta diversidad se halla relacionada con la necesidad de disminuir riesgos climáticos y comerciales. Además la débil articulación con los agentes del mercado determina la producción de hortalizas de baja rentabilidad con la finalidad de satisfacer la presión de los intermediarios durante la etapa de comercialización.
•     La caída en el precio de las hortalizas determina un aumento en la necesidad de tierra para producir (unidad económica). Esta escasez de tierra es subsanada con la utilización del recurso suelo más de tres veces al año, con diferente cultivos. La elevada rotación determina un deterioro creciente del recurso con la consiguiente necesidad de utilizar abonos químicos a fin de paliar la caída en la fertilidad.
•     Con la finalidad de disminuir los costos de producción, transformar los costos fijos en variables, atenuar el riesgo económico y mejorar el flujo de caja, los productores familiares reemplazan mano de obra asalariada y familiar por medianeros. Estos medieros, que reciben un porcentaje de los beneficios brutos derivados de la venta, sólo obtienen una remuneración si la producción es comercializada. Además dado que la ejecución de las tareas no requiere supervisión les permite a los productores liberar mano de obra familiar, que puede ser canalizada hacia actividades relacionadas con la comercialización.
•     En referencia a esta última y con el fin de mejorar su poder de negociación, diversificar y aumentar sus ingresos, los productores familiares han modificados las alternativas, agregándose a los centros regionales, las ventas en supermercados, las entregas a domicilio, las ventas en el predio o en depósitos locales.
•     La débil articulación con los organismos privados o estatales de extensión determina su reemplazo por la vinculación con proveedores de insumos, quienes realizan un asesoramiento parcial dirigido fundamentalmente a la provisión de insumos químicos y semillas mejoradas.
•     Por último los mecanismos de asociación entre productores quedan relegados a aislados casos de comercialización en común o a compartir bienes de producción (tractores y mochilas).

En síntesis, estos productores resisten intentando aumentar sus ingresos y disminuyendo costos, a partir de su propia explotación y de la mano de obra extra familiar, de la posibilidad de diversificar los lugares de comercialización y de la sobreutilización de los recursos naturales. Capacidad de resistir que mengua al disminuir las fuerzas físicas o la resiliencia ambiental.

Los productores orgánicos

A partir de la toma de conciencia de la crisis ambiental y de la creación de un mercado diferencial de productos orgánicos, se ha constituido un grupo de productores denominados agroecológicos quienes producen bajo normas que buscan preservar los recursos naturales, sobre la base del mantenimiento de la diversidad biológica, la nutrición de los suelos y el respeto de los ciclos y procesos naturales.

Las siguientes variables estructurales e intervinientes permiten aprehender sus características más notables.

Cuadro 3: Variables estructurales

DOTACIÓN DE RECURSOS PRODUCTIVOS: Adecuados con ten-dencia a la escasez

ORGANIZACIÓN SOCIAL DEL TRABAJO: Mano de obra familiar con inclusión de asalariados y medieros

RELACIÓN CON LOS MERCADOS: Influencia moderada

RACIONALIDAD ECONÓMICA: Maximización de los ingresos

Cuadro N 4: Variables intervinientes

EXPERIENCIA PRODUCTIVA: En general de reciente incorporación

NIVEL DE INSTRUCCIÓN: Por lo general nivel medio

COMPOSICIÓN FAMILIAR: Familias nucleares

RELACIÓN CON ORGANISMOS ESTATALES Y PRIVADOS DE EXTEN-SIÓN: Por lo general adecuada articulación en especial con ONG y universidades

ORGANIZACIÓN DE LOS PRODUCTORES: Articulación creciente en torno a la comercialización y provisión de insumos. Ten-dencia a la conformación de grupos de presión.

A partir de sus recursos productivos estos horticultores cultivan una canasta de entre 10 y 15 hortalizas sobre la base de técnicas agroecológicas. Entre ellas se destacan el enriquecimiento de la diversidad biológica mediante la inclusión de diferentes variedades de la misma especie hortícola, de hierbas medicinales o aromáticas y de árboles frutales.

Entre los sistemas de cultivo empleados por los productores cabe destacar las siembras en franjas junto a la asociación de cultivos compatibles.

La prevención del ataque de insectos y enfermedades fungicas, que se inicia con la nutrición del suelo y la biodiversidad, se complementa con la utilización de productos naturales de origen vegetal, animal y mineral.

Completan las estrategias adecuadas prácticas de manejo entre las que sobresalen las rotaciones, la aplicación de diferentes tipos de abonos naturales y las labranzas.

El énfasis en la prevención junto a la aplicación de tecnologías de costo cero – como las prácticas agronómicas- y la utilización de insumos producidos en el propio predio les permite reducir costos de producción.

El inicio del cultivo se realiza con semillas adquiridas en comercios locales aunque es creciente la autoproducción de semillas, el intercambio entre productores y la obtención de programas de fomento nacionales. La utilización de variedades locales no sólo determina una reducción de los costos de implantación sino que, además, facilita la adaptación a las condiciones ecológicas locales. Por último se evita tener que adquirir semillas en los comercios, por lo general tratadas con agrotóxicos.

En referencia a la mano de obra empleada se destaca la familiar complementada con asalariados, en este caso no se registra la disminución de costos y riesgos evidenciada en los productores convencionales.

La venta de los productos se realiza por lo general a domicilio, trasladando las hortalizas a los hogares de los consumidores. Si bien esta alternativa aumenta en forma considerable los costos de comercialización facilita el trato con los consumidores, mejora los ingresos y reduce otros tipos de costos – impuestos, certificación-.

Este modo de comercialización se complementa con ventas en comercios minoristas y ocasionales ventas en el predio. El vínculo directo incrementa su poder relativo en la comercialización. Los productores no realizan la certificación de origen orgánico de sus productos – obligatoria por las disposiciones vigentes- dado el costo implícito de la práctica, además juzgan al actual sistema de certificación como vulnerable, poco práctico y alejado de la «ideología» agroecológica.

Por último se evidencia una creciente vinculación entre productores y entre estos y los organismos oficiales y privados de extensión. La interrelación entre productores se construye a partir de los intercambios de semillas, la comercialización en conjunto, los intercambios de productos y las interconsultas. Así como intercambiar semillas reduce costos de producción, el intercambio de productos les permite completar las cajas de hortalizas satisfaciendo en forma adecuada la demanda, en periodos de escasez temporaria de productos. Por su parte, el vínculo con los organismos de extensión les permite obtener asesoramiento oportuno y gratuito, junto a semillas de origen orgánico.

Al igual que los productores convencionales, los de Marcos Paz enfrentan la crisis reduciendo costos y mejorando sus ingresos aunque los mecanismos implícitos en las estrategias son diferentes. La reducción de los costos se basa en adecuada utilización de los recursos naturales, la utilización de insumos con origen interno, la utilización de mano de obra familiar y el nexo con organismos de extensión y capacitación.

Por su parte la mejora en los ingresos se origina desde la diferenciación del producto como orgánico complementada con la comercialización directa.

Las perspectivas hacia el futuro no permiten inducir una mejora notable en los ingresos de los productores descriptos aunque cabe esperar una mejora en los productores orgánicos.

Existen evidencias que nos demuestran un posible incremento en la superficie bajo cultivo orgánico, el que se concrete no solo dependerá de la existencia de precios adecuados sino también de la presión de los consumidores por alimentos limpios y de la posibilidad que tengan los productores de conocer otras alternativas de producción, de conocer y aceptar «lo diferente», de admitir y llevar a la práctica antiguos modos de producción enriquecidos por recientes conocimientos científicos.

Ing. Agr. Javier Souza Casadinho
Centro de Estudios Sobre Tecnologías Apropiadas de la Argentina (CETAAR). Cátedra de Extensión y Sociología Rurales
Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires. cetaar@wamani.wamani.apc.org

Referencias bibliográficas
– Benencia R. y otros: La horticultura bonaerense. Buenos Aires. Editorial La Colmena, 1997.
– Margiotta E.- Benencia R: Introducción al estudio de la estructura agraria. Buenos Aires. Cátedra de Extensión y Sociología Rurales. 1996.
– Souza Casadinho J : Estudio de la dinámica de uso de los plaguicidas en cuatro partidos del área hortícola bonaerense. Buenos Aires. Cátedra de Extensión y Sociología Rurales. 2000.

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