Cultivo de arroz en la zona forestal
El cultivo de arroz dentro de la zona boscosa de Sierra Leona se lleva a cabo en una variedad de condiciones ecológicas, frecuentemente en entornos de tierras altas y de pantanos dentro de la misma finca (Richards, 1986). Los agricultores acostumbran sembrar diferentes variedades de arroz que se adecuan a una amplia gana de condiciones de suelos y de humedad. El uso de diversos entornos y cultivares de variados ciclos de crecimiento, permite que la cosecha pueda extenderse durante varios meses, evitando cuellos de botellas con relación a la mano de obra y proporcionando diferentes granos para las familias, las comunidades y el mercado. Aunque los mercados formales de semillas tienen un papel importante en la distribución de las variedades más populares y difundidas, muchas variedades son distribuidas a través de canales informales y de las redes sociales.
Reservas de semillas perdidas por el conflicto
Desde el comienzo de la guerra civil en 1991, casi todos los lugares del país han sufrido en algún momento conflictos o el gobierno brutal de las facciones armadas. Allí donde hay luchas se pierden las reservas de semillas de maíz por saqueos, extorsión o por incendios provocados; los mercados y mecanismos sociales para el intercambio de semillas se ven invariablemente interrumpidos. Se hace difícil mantener el acceso a variedades particulares, especialmente cuando las áreas tradicionales de las reservas se convierten en lugares “extra territoriales” debido al continuo conflicto. Además, la larga y continua escasez de alimentos hace que, frecuentemente, las reservas de semillas se usen para el consumo.
Distribuciones de emergencia
En el sector agrícola de Sierra Leona, al igual que en otros países destrozados por guerras, las intervenciones externas se basan principalmente en la entrega de semillas y de herramientas. Involucrando a decenas de miles de familias agrícolas, estas operaciones proporcionan insumos básicos, estandarizados, durante la temporada de siembra, intentando reemplazar las cantidades de semillas perdidas, con el fin de evitar mayores desplazamientos de la población o una dependencia en la ayuda alimentaria a largo plazo.
Sólo por su tamaño y requerimientos logísticos, no es posible que estas operaciones tomen en consideración la diversidad agro-ecológica de cada área, ni las diferentes preferencias que hay en las aldeas o en las fincas. Por eso, en Sierra Leona, los programas se limitan a la distribución de algunos tipos mejorados de arroz, especialmente Rok3, una variedad popular desarrollada en la Estación de Investigación de Arroz del Sistema Nacional con sede en Rokupr; esta variedad tolera condiciones propias de pantanos y también de las tierras altas.
La versatilidad de esas variedades las convierte en una buena opción para operaciones de emergencia a gran escala,
que quieren suplir necesidades inmediatas de semilla. Sin embargo, las agencias de ayuda tienen dificultades en encontrar suficiente semilla de buena calidad, y cuando se distribuye repetidamente la misma variedad durante varios años, no se está alentando la multiplicación de cepas mejor adaptadas localmente, de mayor aceptación.
Variedades locales
Se seleccionaron tres cacicazgos en la Provincia del Sur de Sierra Leona para llevar a cabo la fase piloto del proyecto. Después de dos años casi sin conflictos regresó gran parte de la población que antes había huido. Aunque había cepas de Rok3 y un puñado de otras variedades locales populares para la mayoría de los agricultores, era difícil encontrar muchas de las variedades más apreciadas, adecuadas para nichos ecológicos particulares o para una función cultural especial.
Sin embargo, pudieron encontrar algunas variedades locales. Una encuesta llevada a cabo en tres aldeas después de la cosecha de 1999 / 2000 entre 105 agricultores, reveló que se estaban usando 16 variedades de arroz con diferentes nombres. Lamentablemente, sólo había poca cantidad de las variedades más buscadas o apreciadas, y éstas estaban en manos de algunas familias y continuaban siendo inaccesibles para la mayor parte de los agricultores. Es más, debido a la situación precaria en que todavía estaba la seguridad alimentaria, se guardó poca semilla de las variedades más apreciadas para la siguiente temporada. Aunque se reconoció el hecho que las fuentes para multiplicar semillas se encontraban localmente, la destrucción de las redes sociales a causa de la guerra significó la carencia de mecanismos para ampliar el acceso a las semillas. En respuesta, las autoridades del cacicazgo decidieron trabajar con Acción Contra el Hambre para rescatar algunas de estas apreciadas variedades.
Características preferidas
Una vez que se acordó el lineamiento del proyecto, se llevaron a cabo reuniones para preparar listas de las semillas más buscadas. La clasificación se hizo por medio de una matriz que incluía criterios gastronómicos y también agronómicos(ver el Recuadro), cada cacicazgo dio prioridad a las diferentes variedades. Se acordó que la multiplicación de las variedades elegidas se limitaría a aquellas que eran las más apreciadas y cuya oferta era escasa. Los tres cacicazgos involucrados en el proyecto seleccionaron diferentes variedades para su multiplicación, reflejando las preferencias locales y los diferentes grados de escasez.
Rescatadas para su multiplicación
La siguiente etapa del proyecto fue ubicar las variedades preferidas dentro de la comunidad, para que pudieran ser “rescatadas” para su multiplicación. Se acordó intercambiar las semillas más apreciadas con una variedad más común proporcionada por Acción Contra el Hambre, a una tasa de 3:2, en puntos comerciales específicos dentro de toda el área del proyecto. El arroz fue “intercambiado” y no comprado por dinero, para mantener la seguridad alimentaria de los hogares que cedían sus apreciadas variedades. Al inicio, los agricultores no se presentaban con sus variedades de arroz. Sin embargo, después de dos semanas ya se había intercambiado un total de 6,5 toneladas métricas de las semillas más apreciadas por 9,8 toneladas métricas de semillas Rok3 donadas por Acción Contra el Hambre.
Luego se invitó a los grupos de trabajo a cultivar las variedades más apreciadas a nombre de la comunidad. Colectivamente se llegó a un acuerdo que fue suscrito por el líder del grupo y el agricultor maestro en cada grupo, teniendo al Jefe Máximo o Regente –el principal custodio de la tierra- como testigo. Para multiplicar las semillas más apreciadas en los tres cacicazgos se formaron un total de 42 grupos de trabajo, cada uno con un máximo de 25 miembros. Se pagó la mano de obra con alimentos, y se les otorgó un pequeño porcentaje de la cosecha. Durante el período de crecimiento, funcionarios de extensión de campo y las contra partes de la comunidad visitaron las fincas para monitorear el progreso y para estimar el posible rendimiento. Además, reuniones regulares en las aldeas dieron la oportunidad para que los líderes de los grupos informaran a los jefes sobre sus progresos.
Un proyecto no exento de dificultades
En la etapa de intercambio de semillas, algunos extensionistas no fueron capaces de identificar las variedades más apreciadas y algunos agricultores donaron y recibieron semillas que no eran las correctas. En una zona, durante un proyecto de construcción en la aldea, las semillas marcadas para su multiplicación fueron consumidas por orden del jefe de la aldea, y en otra, el proyecto fue suspendido indefinidamente porque la milicia armada saqueó las reservas de alimentos de los grupos de trabajo que multiplicaban las semillas. Las partes no se pudieron poner de acuerdo sobre quién debería beneficiarse del esquema; la población desplazada no siempre pudo tomar parte en el proyecto, ya que a veces las autoridades locales limitaban la participación a los residentes antiguos. A pesar de estas dificultades, se estima que al final de la primera cosecha se puso a disposición de la comunidad en general 35,5 toneladas métricas de las semillas más apreciadas.
Se aprendieron muchas lecciones
El proyecto “Rescate desde las Ollas” ilustra el potencial de incorporar los conocimientos y capacidades locales dentro de programas de las agencias de ayuda comúnmente orientados hacia la distribución de semillas. Pero la transición entre la distribución de semillas en emergencias y la multiplicación comunal de las semillas requiere un conjunto de nuevas habilidades y un compromiso diferente entre las comunidades locales y las agencias implementadoras. El personal de extensión necesita tener habilidades para una mayor adaptación local (tanto en agronomía como en solución de conflictos); mientras que los agricultores se benefician de la capacitación y almacenamiento de semillas para producir material de buena calidad. Pero, más importante aún es el contacto regular quese establece entre las partes, esencial para cultivar una confianza mutua; ciertas actividades, tales como partidos de fútbol y eventos musicales, y también ferias de semillas y reuniones formales, tienen una función importante.
En un entorno inestable pos conflicto, las comunidades están cansadas de invertir en una colaboración a largo plazo con las agencias de ayuda, que súbitamente pueden abandonar el área si es que se reanudan las luchas o si se quedan sin financiamiento. Pero las reuniones frecuentes con todos los actores ayudan a incrementar un sentido de propiedad y también a restablecer estructuras civiles tradicionales destruidas por los conflictos. Aunque el proyecto recién está en su etapa inicial, los agricultores en el área de influencia ya tienen acceso a una mayor gama de tipos
de semillas, y aún después de una sola temporada, ya han pedido continuar el proyecto “Rescate desde las Ollas” el próximo año.
Ivan Kent
Action Against Hunger
1 Catton Street, London WC1R 4AB, Reino Unido
ijk@ivankent.org
Samuel P. Mokuwa
Action Against Hunger
64 Aberdeen Road, Freetown, Sierra Leona
acfsl@sierratel.sl
Referencia
– Richards, P. 1986. Coping with hunger: hazard and experiment in an African rice farming system. Boston, Allen and Unwin.