junio 2000, Volumen 15, Número 4 - 3
Semillas para la agrobiodiversidad (número doble)

Tubérculos andinos: de la conservación a un uso sostenible

FRANZ TERRAZAS, ROLANDO OROS, GONZALO ALFARO, BLASCO VERA, RAÚL DELGADO Y GRAHAM THIELE | Página
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Candelaria, en Bolivia, es muy conocida por su producción de tubérculos (Cárdenas, 1989). Los campesinos cultivan variedades locales de cuatro diferentes especies de papas (Solanum andigena, S. xajanhuiri, S. stenotomum y S. phureja) y otros tubérculos como: oca (Oxalis tuberosa), olluco (Ullucus tuberosus) y mashua (Tropaeolum tuberosum). En el mercado local de Colomi se exhibe una extraordinaria y hermosa diversidad. Los tubérculos andinos están entre los llamados «cultivos perdidos de los Incas».

Los tubérculos andinos son parte de diferentes zonas ecológicas que se extienden desde el piso de los valles irrigados a 3.200 hasta los 3.900 msnm. Rotaciones y asociaciones con otros cultivos como habas (Vicia fava) o tarhui (Lupinus mutabilis) ayudan a reducir las plagas. Sin embargo, se ha perdido mucha diversidad debido a una mayor integración al mercado. Los agricultores de Candelaria y de otros lugares en Bolivia, concentran su producción en las pocas variedades de papas ampliamente aceptadas en el mercado. Las tendencias a los monocultivos y el mal uso de insumos agrícolas modernos han afectado la viabilidad del agroecosistema y han incrementado los daños por plagas.

La fundación para la Promoción e Investigación de Productos Andinos (PROINPA) es la guardiana de la colección de germoplasmas de tubérculos andinos bolivianos. Su enfoque ha cambiado de la conservación ‘in situ’ y resolver limitaciones específicas de producción, a promover el uso sostenible de los tubérculos andinos en el contexto de un complejo entorno social, económico, y político local.

Enfoque inicial

El trabajo con tubérculos andinos comenzó en 1993. Por medio de visitas a ferias agrícolas, mercados y reconocimiento de campo, se identificaron 21 zonas importantes de tubérculos andinos. Después de realizar visitas de seguimiento se decidió concentrar el trabajo de conservación ‘in situ’ en Candelaria, uno de los microcentros de diversidad más importantes.

Un inventario de los tubérculos en Candelaria condujo a la clasificación fenotípica de 22 variedades de Solanum andigena, 5 de S. stenotomum, 2 de S. xajanhuiri, 2 de S. phureja, 27 de oca (Oxalis tuberosa), 7 de olluco (Ullucus tuberosus) y 9 de mashua (Tropaeolum tuberosum). Se usó y sistematizó el conocimiento local de producción y uso.

Los agricultores clasifican a las variedades de oca según las aptitudes del suelo, la susceptibilidad a las plagas, por su calidad de producción y almacenamiento, sus propiedades culinarias y su adecuación al mercado. Es importante en la dieta local, pues se come de diferentes maneras entre los meses de mayo y diciembre. Es muy común que los tubérculos se dejen al sol durante varios días para reducir el contenido de ácido oxálico, y así, adquieren un sabor dulce. Luego se hierven con cáscara, se asan o se usan en estofados o para espesar sopas. Se han creado platos especiales para explotar las diferencias de sabor, textura, color y tiempo de cocción. En las noches frías, se dispone la oca ‘lluch’u’ en el piso y se deja helar, se pisa para extraer el agua, y se seca al sol para preparar chuño, que puede ser almacenado por meses o años. El chuño es molido hasta que se convierte en harina, que es usada en la preparación de pan, de buñuelos y como almidón para espesar sopas. La variedad ‘Puka Kamusa’ tiene usos medicinales. Otras variedades de papas andinas son igualmente versátiles.

El olluco se usa en sopas y en estofados, en la «Salsa Lisa» para ensaladas, y la mashua es buena para engordar cerdos y ocasionalmente, es usada como medicina.

Se hizo un estudio durante 2 años de la manera en que 12 familias usan y manejan los tubérculos andinos. En promedio, mantienen 8 variedades de oca, 2 de olluco, y 1 de mashua. Cada familia tenía entre 5 y 11 variedades locales. Entre todas las familias, mantenían 22 variedades locales, algunas de las cuales estaban ampliamente distribuidas.

Las variedades domesticadas manejadas por las familias variaban con el tiempo. Durante 2 temporadas agrícolas, 4 familias perdieron o eliminaron una o más variedades, y 5 familias introdujeron una nueva. Los campesinos tienen sus propias estrategias para manejar y reemplazar germoplasma. Plantan la misma variedad en diferentes nichos para reducir el riesgo de pérdidas y cuando las semillas se «cansan», son reemplazadas con semillas obtenidas de otros agricultores, preferentemente de fuera de su comunidad. Las semillas son obtenidas comprándolas, por trueque, o se pagan con trabajo. Este sistema de mosaico, dinámico, que abarca a las comunidades locales, asegura efectivamente que se mantengan los germoplasmas. Sin embargo, últimamente se han perdido algunas variedades como el olluco ‘Llausa lisa’ usado para preparar chuño.
Conservación ‘in situ’

El principal apoyo de PROINPA a la conservación ‘in situ’ ha sido la organización de ferias anuales de biodiversidad. La primera fue llevada a cabo en Colomi en 1994, en cooperación con el gobierno local. A cada individuo o grupo participante se le dio un pequeño puesto de exhibición donde mostraban todas las variedades que usaban. Se otorgaron premios a los participantes que exhibían el mayor número de variedades y a aquellos que tenían más conocimientos. Una familia llevó 32 variedades de papas, 12 de oca, 2 de olluco y 6 de mashua. Se fomentó que los agricultores intercambiaran variedades. Un seguimiento de las seis familias que habían intercambiado variedades mostró que habían plantado 2 o 3 variedades nuevas. Las ferias ayudaron a que PROINPA descubra nuevas variedades locales y que se reúna con los agricultores que las manejan.

Limitaciones técnicas

Hasta hace poco, la investigación agrícola en Bolivia ha ignorado a los tubérculos andinos. Para complementar la conservación ‘in situ’, se identificaron, priorizaron e investigaron problemas específicos que tienen que enfrentar los campesinos. El olluco es atacado por la roya (Aecidium ulluci) una enfermedad que los agricultores llaman ‘tojtu’, un término también usado para describir el tizón de la papa. Para 1997, se había identificado el patógeno específico causante de la roya y se desarrolló una estrategia de control, que era eficiente pero que usaba productos químicos.

Los agricultores dicen que el gorgojo de la oca es un problema relativamente nuevo. También han reportado algunas variedades resistentes al gorgojo. Se ha estudiado la biología del insecto (Systena sp.), y en un ensayo de campo conducido por un investigador, se evaluaron 200 registros del banco nacional de germoplasma. Se encontraron 40 variedades resistentes a Systena sp. y dos de las registradas podían actuar como cultivos captadores de nemátodos.

Nuevo enfoque

Los agricultores han manejado germoplasmas durante miles de años, en condiciones complejas y cambiantes. Sin embargo, el término conservación no capta la dinámica de adopción y selección. Las intervenciones tecnológicas que tienen como meta llegar a problemas altamente específicos fuera del contexto del agroecosistema local, no permiten una utilización completa de la biodiversidad disponible. PROINPA ha tratado de desarrollar un enfoque alternativo, que promueva usos nuevos y sostenibles de la biodiversidad en Candelaria.

PROINPA se ha unido al Programa de Alimentos y Productos Nacionales (PAPN) de la Universidad San Simón, en Cochabamba, y al Instituto de Estudios Socioeconómicos (IESE) para conformar el Proyecto Integrado de Candelaria (PIC). El PAPN ya ha desarrollado y evaluado una gama de productos alimentarios derivados de tubérculos andinos y el IESE ha realizado estudios de mercado, de precios y de demanda. Dentro del PIC, se están desarrollando propuestas realistas, interdisciplinarias para usos sostenibles de la biodiversidad.

Uniendo a los agricultores y al PROINPA

Los agricultores reemplazan las semillas cuando éstas se «cansan». Los tubérculos de papa, la oca y olluco que se usan como semilla gradualmente se infectan con virus, lo que disminuye el rendimiento. PROINPA ha usado termoterapia de meristemas para producir semillas libres de virus en 24 variedades locales de papas y en dos variedades de oca y olluco de su colección de germoplasma. Ocho familias campesinas de Candelaria visitaron la estación experimental de PROINPA y seleccionaron 12 variedades. Se les dio 20 tubérculos de cada variedad y ahora están multiplicando las plantas para su propio uso. Se están haciendo planes para mejorar el acceso de los agricultores a los materiales de la colección de germoplasma.

La investigación de PROINPA en las fincas ha pasado de ser intervenciones de desarrollo que atacaban problemas específicos, a estudiar la interacción de las rotaciones, fertilidad y plagas. Se están examinando flujos de nutrientes en el suelo y el movimiento de las plagas entre los diferentes lugares; cuatro agricultores están tomando parte en un estudio sobre la manera en que se manejan los tubérculos andinos dentro de toda la finca en vez de en un sólo campo.

Mercados

Se debe combinar el acceso a germoplasmas de mejor calidad y la solución de problemas de producción con un enfoque de agroecosistema, identificando nuevos mercados para oca, olluco y mashua. Cuando los miembros del Proyecto PIC analizaban los puntos críticos del mercado, los agricultores explicaron el efecto dañino de las fluctuaciones de los precios. El olluco no tolera bien el almacenamiento, y por eso, debe ser comercializado inmediatamente después de la cosecha, cuando los precios están bajos. Los agricultores querían tomar ventaja de algunos de los precios «fuera de temporada». El PAPN y los agricultores llegaron a la conclusión que un mejor almacenamiento y hojuelas deshidratadas podían resolver el problema. El PAPN desarrolló y probó la tecnología de hojuelas y el nuevo producto piloto vendido en la tienda de la universidad, fue bien recibido por los consumidores. Los estudios de mercado revelaron una demanda potencial de 437 toneladas al año, que fácilmente absorbería la actual producción de Candelaria.

PROINPA ha ayudado a que los agricultores seleccionen y clasifiquen olluco y oca de la mejor calidad y el IESE ha vendido fácilmente bolsas de 100 Kg, de buena presentación, en los supermercados, donde los consumidores pagan varias veces el precio de mercado local por el producto a granel, no clasificado. El IESE también ha desarrollado nuevas recetas para oca, que no requieren exposición al sol y éstas se suministran con el producto envasado.

La mashua tiene rendimientos muy altos, de hasta 90 toneladas por hectárea. Siendo un cultivo rústico adaptado a los Andes, requiere pocos insumos. Los agricultores dan mashua cocida a sus cerdos y pueden reemplazar al maíz en alimentos balanceados para animales. La Universidad Privada Boliviana ha estimado que la demanda potencial de mashua como alimento balanceado es de 150.000 toneladas al año. PROINPA ha comenzado a estudiar rendimientos y a seleccionar variedades apropiadas. La Universidad Privada Boliviana está probando métodos de secado a gas para la producción de alimentos de animales y los resultados preliminares de los productores comerciales de cerdos sugieren que mashua es un eficiente sustituto. Ahora, el PAPN está investigando secadores solares artesanales para ser usados en las fincas.

Recuadro 1
Complementariedad y sostenibilidad de la conservación ‘in situ’ y ‘ex situ’

A través de muchos y repetidos procesos de selección y producción de semillas, los agricultores han desarrollado y dado forma a variedades locales de cultivos. La ubicación de estos recursos genéticos ‘in situ’ es la finca del agricultor. Por esa razón, la conservación en finca de los recursos genéticos vegetales y animales es sinónimo de conservación ‘in situ’. El mantenimiento de la diversidad genética en la finca o ‘in situ’ es una estrategia de conservación, complementaria a la conservación ‘ex situ’, en bancos de genes. La importancia crítica de la conservación ‘in situ’ está en el hecho de que el proceso de evolución puede continuar, mientras que la conservación ‘ex situ’ representa una situación «congelada y estática». Los conservasionistas aceptan el hecho de que no pueden preservar todo el material y genes ‘ex situ’ por la limitación de recursos y porque los materiales corren el riesgo de sufrir cortes de energía y regeneración retardada. Sin embargo, la conservación ‘in situ’ no es totalmente adecuada para el mantenimiento del material o de los genes (ver Sthapit y Jarvis, página 40). En primer lugar, porque los agricultores no pueden ni quieren continuar plantando una variedad o cultivo en particular, si es que tienen a mano variedades mejores. En segundo lugar, porque es posible que la composición genética de los materiales cambie cuando los agricultores usan otras prácticas de producción. Esto genera discusiones sobre si se debe alentar (o permitir) que los agricultores que mantienen sus variedades o las variedades locales, usen fertilizantes o plaguicidas. Desde el punto de vista de una conservación «pura», esto no es deseable. Por otro lado, no se puede obligar ni esperar que los agricultores cultiven sus variedades ni las locales de la manera tradicional, si no son compensados por los costos extra o por las pérdidas en el rendimiento.

En Etiopía, el banco de genes del Instituto de Conservación e Investigación de Biodiversidad (cuyas siglas son IBCR) ha adoptado un enfoque de compensaciones, por lo menos, a corto plazo. Algunas personas aducen que ésta no es una manera sostenible de mantener la conservación ‘in situ’, porque solamente hay compensaciones mientras dure el proyecto. Sin embargo, no hay alternativas fáciles. Si el banco de genes va a esperar que los políticos creen un ambiente socioeconómico que favorezca el uso de la diversidad genética local de parte de los agricultores, probablemente entonces ya se habrán perdido muchos genes porque los agricultores se vuelcan a materiales mejorados o abandonan sus fincas en busca de un mejor futuro.

La justificación para la conservación de los recursos genéticos ‘in situ’ y ‘ex situ’, es que los recursos serán usados por los agricultores directa o indirectamente. Ambos enfoques requieren apoyo de determinadas políticas. Una política que posibilite la creación de un marco referencial de regulación y de mercados de semillas puede contribuir significativamente al uso de la diversidad genética en las fincas (ver Demissie, página 30). Sin embargo, es esencial que se reconozca el valor y la complementariedad de la conservación ‘in situ’ y el papel que tienen los agricultores en la conservación de la diversidad genética.

Conny Almekinders y Abebe Demissie

Ampliando el programa

El proyecto PIC es básicamente una iniciativa de investigación. Para llegar a más agricultores y tener un mayor impacto en la biodiversidad, se debe trabajar con otras instituciones, incluyendo a las agencias gubernamentales responsables del desarrollo rural. Los miembros del proyecto PIC han ayudado a la municipalidad de Colomi a organizar un taller agrícola donde ONGs, instituciones locales, el sector privado de procesadores de alimentos y los grupos de agricultores pueden analizar los problemas asociados con los principales cultivos y explorar soluciones. En una votación, los cultivos de papa fueron catalogados como los más importantes; la oca y el olluco ocuparon el segundo y tercer lugar, respectivamente. Cuatro instituciones que participaron en el taller están trabajando con tubérculos andinos. Ya que también trabajan con otros cultivos y con ganaderìa, con una buena coordinación se puede implementar un enfoque de agroecosistemas. PROINPA espera que el taller evolucione hacia un foro local para el desarrollo agrícola, capaz de promocionar un uso sostenible de la biodiversidad.

Franz Terrazas y Rolando Oros, Fundación PROINPA, Casilla 4285, Cochabamba, Bolivia. PROINPA@PROINPA.ORG

Gonzalo Alfaro, Programa de Alimentos y Productos Naturales (PAPN), Casilla 353, Cochabamba, Bolivia.

Raúl Delgado, Instituto de Estudios Socioeconómicos (IESE), Cochabamba, Bolivia.

Graham Thiele, Proyecto Papa Andina, Centro Internacional de la Papa, Cochabamba, Bolivia.
Referencias

Cárdenas, M. 1989. Manual de plantas económicas de Bolivia. Segunda edición, La Paz, Amigos del Libro.

National Research Council. 1989. Lost crops of the Incas: little known plants of the Andes with promise for world-wide cultivation. Washington, D.C., National Academic Press.

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