junio 2000, Volumen 15, Número 4 - 3
Semillas para la agrobiodiversidad (número doble)

Conservación ‘in situ’: la experiencia etíope

ABEBE DEMISSIE | Página
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Las especies de plantas de importancia económica no están distribuidas uniformemente en todo el mundo. N.I. Vavilov fue uno de los primeros científicos en conceptualizar este fenómeno e identificó ocho de esos centros de diversidad.

Por tener una amplia gama de condiciones ecogeográficas, edáficas y climáticas, Etiopía tiene una considerable diversidad genética de plantas. Es un centro importante de diversidad genética para muchas especies de plantas domesticadas, importantes mundialmente, como por ejemplo trigo, cebada, sorgo, ‘teff'(Eragrastis abyssinica), garbanzos, café y otros cultivos menos apreciados pero potencialmente útiles.

La interacción permanente de las plantas cultivadas con sus parientes silvestres, en diversos ecosistemas, junto con las prácticas de los agricultores y ciertos factores socioeconómicos, han hecho que Etiopía sea una de las áreas más ricas en el mundo en variedades genéticamente diversas, usadas por agricultores. Aún las plantas que han sido domesticadas en otros lugares originalmente, muestran una inmensa variación en muchas de las características, de adaptación.
Las variedades de los agricultores son importantes

Banco Comunal de Semillas en Hahaile, Etiopía

Desde hace algún tiempo se reconoce la importancia crítica de los recursos genéticos de las plantas como componentes del manejo de recursos naturales. Los recursos genéticos de plantas forman la base de la seguridad alimentaria y del desarrollo sostenible de la agricultura. Una población mundial en aumento necesita cultivos de plantas que toleren mejor varios factores de estrés y que puedan cumplir con el incremento de necesidades de alimentos, fibras y abrigo. Esto significa que los fitomejoradores deben tener un acceso continuo y confiable a las reservas genéticas de las plantas. Las variedades de los agricultores, sus variantes más próximas y especies silvestres realcionadas, son fuentes particularmente importantes de genes para los programas de fitomejoramiento.

Las variedades de los agricultores son cultivares singularmente adaptados y genéticamente diversos. Son reservas de características que han evolucionado en ambientes locales durante largos períodos de tiempo, como resultado del cultivo y selección hechos por los agricultores. Como fuente de genes adaptados, las variedades de los agricultores han sido la materia prima de donde se han desarrollado las variedades modernas, que con frecuencia son de mayor rendimiento. Por eso, la conservación de variedades locales, tiene una importancia crucial tanto para el mejoramiento científico de los cultivos como también para la agricultura de subsistencia.

Conservación ‘ex situ’

Generalmente se distinguen dos estrategias de conservación: ‘in situ’ y ‘ex situ'(ver Recuadro1,p.29). A escala global, la erosión genética ha sido enfrentada con esfuerzos para conservar los recursos genéticos de las plantas fuera de las fincas, o en bancos de genes ‘ex situ’, ya sea en forma de semillas o como plantas vivas. Hasta ahora, casi todos esos esfuerzos se han concentrado en conservar los recursos genéticos de los cultivos en bancos formales de genes que son parte de una red institucional internacional. La conservación ‘ex situ’ tiene sus límites. Los bancos de genes se limitan a lo que pueden almacenar. Han recolectado sólo una fracción de la diversidad genética existente y el tamaño de la muestra varía y depende del cultivo. Existen, por ejemplo, colecciones relativamente grandes de los principales cultivos alimentarios. Los centros internacionales de investigación CGIAR poseen grandes colecciones de arroz, trigo, cebada, maíz, papas y otros cultivos. Y, por el contrario, casi no se han recolectado los cultivos alimentarios menores para su conservación ‘ex situ’, aún cuando la diversidad genética de estos cultivos se ve más amenazada por su reemplazo con los cultivos principales. La disociación entre el material guardado en los bancos de genes y las comunidades que lo usan, limita el acceso al material por parte de los principales usuarios y custodios originales: los agricultores. Esto también detiene el incremento del material a través del proceso natural de evolución.

Conservación ‘in situ’

El principal objetivo de la conservación ‘in situ’ es preservar al biodiversidad de variedades tradicionales de cultivos en las mismas fincas, con ayuda del conocimiento y prácticas tradicionales de los agricultores. La conservación de la agrobiodiversidad ‘in situ’ o en las fincas, es conservación en un agroecosistema dinámico, idealmente que auto sostenga y que favorezca procesos evolutivos. Así, permite la co-evolución continua entre huéspedes y parásitos, lo que probablemente produce material resistente a enfermedades y plagas. Esto contrasta con los esfuerzos por conservar la diversidad de los cultivos en los estáticos bancos de genes, fuera de las fincas. Sin embargo, a los fitomejoradores que quieren usar un determinado material en sus programas de fitomejoramiento, les es más difícil tener acceso a la diversidad mantenida ‘in situ’.

Conservación basada en la comunidad

El objetivo de la iniciativa etíope en las fincas es establecer un programa que reúna la conservación ‘ex situ’ con la conservación ‘in situ’. La conservación ‘in situ’ y la ‘ex situ’ se ven como complementarias para maximizar la retención y la evolución continua de las cualidades genéticas de las variedades de los agricultores. También tiene como meta evitar la pérdida de variación durante el rejuvenecimiento y el mantenimiento en los bancos formales de genes. Esto significa que la conservación ‘in situ’ por los agricultores debe ser parte del sistema existente de cultivos, ya que es la única forma de mantener la compleja interacción entre las variedades tradicionales cultivadas, genéticamente diversas, y sus plagas, predadores y patógenos asociados. En este escenario, la selección natural y la humana operan de la manera tradicional.

En Etiopía, como parte del esfuerzo de conservación in-situ, se están estableciendo proyectos piloto de Bancos Comunales de Semillas (BCS) en 6 zonas agroecológicas diferentes. Al igual que los bancos formales de genes, la conservación de variedades tradicionales, localmente adaptadas en los BCSs, asegurará una provisión sostenida de variabilidad, útil para la comunidad y para los diferentes programas que integran la red formal de los bancos internacionales de genes.

Los BCSs sirven como trampolín para establecer más contactos de extensión y para la participación local en la conservación de las variedades de los agricultores. Se pueden usar para organizar apoyo local para la conservación, capacitar a los agricultores en actividades de conservación, construir facilidades de almacenamiento de bajo costo y bajo mantenimiento, y para vincular a los agricultores con los agentes de extensión y con el personal de los bancos de genes. El primer paso para la creación de los BCSs fue contactar a los líderes y agricultores locales en ciertos distritos y comunidades seleccionados, y organizar una asociación local, la Asociación de Conservación de Cultivos (ACC). La ACC es el nexo principal entre el Banco Comunal de Semillas, los agentes de extensión y el banco de genes. La ACC, los agentes distritales de extensión y el banco de genes se han unido para crear la actual instalación del Banco Comunal de Semillas, con fondos conseguidos por el proyecto.

El siguiente paso para establecer un programa comunal de conservación fue seleccionar a un agricultor local conservador. Esto se hizo usando criterios desarrollados por la comunidad y el banco de genes, y realizó durante una reunión/taller donde participaron la ACC, los líderes de la comunidad, los agentes de extensión y los agricultores locales. El agricultor «conservador» pertenece al grupo de agricultores que plantan, seleccionan y almacenan semillas de materiales locales. El agricultor «conservador» es el principal contacto local y es responsable del manejo del BCS. En colaboración con agentes de extensión, el personal del banco de genes capacita al agricultor «conservador» y a otros agricultores en la selección, documentación y almacenamiento de los recursos genéticos en el BCS.

En Etiopía ya se practicaba un tipo de almacenamiento comunal para garantizar semillas en momentos difíciles y el BCS tomó como base esta antigua tradición. Los agricultores almacenan parte de sus semillas en el BCS y pueden usarlas en cualquier momento. Se toma una pequeña muestra representativa de las semillas para ser almacenada en el Banco Comunal de Genes y un duplicado de la muestra se guarda en el Banco Nacional de Genes del Instituto de Conservación e Investigación de Biodiversidad.

Estrategia operativa

Inicialmente, se otorgaron subsidios basándose en la diferencia entre el rendimiento de las variedades mejoradas y el de los agricultores. Pero, a la larga, la posibilidad de continuar con la conservación ‘in situ’ no puede depender de subsidios directos de producción para los agricultores. Para llegar a un esquema sostenible de compensaciones después de finalizada la financiación, se necesita incluir un sistema de recompensas.

La producción y utilización de las variedades de los agricultores es importante para las comunidades agrícolas de Etiopía. En este contexto, sería importante identificar dónde es que la producción agrícola y las políticas de precios, podrían tener un efecto negativo en el uso continuo de variedades tradicionales y locales. Al fin de la jornada, para seguir participando en la conservación de sus variedades, los propios agricultores deben sentir que hay ventajas en continuar con los cultivos tradicionales.

Apoyo

Otra gran estrategia que apoya un programa de conservación basado en los agricultores es la generación de incentivos de mercado o no, para cultivar las variedades de los agricultores. Aquí es crítico identificar los factores específicos que incrementan o limitan la continua utilización de las variedades de agricultores por parte de las comunidades agrícolas. Un componente clave es identificar los productos especiales para los consumidores que utilizan las variedades de los campesinos en el mercado local, nacional o internacional. En mercados urbanos de países industrialmente desarrollados hay mucho potencial para productos orgánicamente producidos, por ejemplo. Un interés cada vez mayor en los productos orgánicos puede dar oportunidades para la producción de variedades de los agricultores que contengan altas cantidades de un nutriente en especial o calidad culinaria, aún cuando los rendimientos fuesen bajos.

Un fuerte incentivo no relacionado con el mercado para que los agricultores colaboren con el Banco Comunal de Genes podría ser un paquete de capacitación avanzada y extensión incrementada para el agricultor conservador y los agricultores asociados. Los agentes de extensión y el agricultor conservador no solamente podrían seleccionar y almacenar semillas locales, sino que también trabajarían con los agricultores para mejorar la producción de cultivos. Se prevé una estrategia flexible que incluya tanto las técnicas mejoradas de producción de cultivos como también la conservación de variedades de cultivos locales. Los agentes de extensión y el agricultor «conservador» serán capaces de aconsejar a los agricultores sobre las ventajas de las diferentes variedades de cultivos y los lugares donde pueden tener mejor rendimiento. Además, podrían ayudar a que los agricultores incrementen su producción con mejores técnicas de manejo de cultivos, como medidas contra la erosión del suelo y el control de plagas. También pueden ayudar a incrementar el material incorporando genes requeridos. Se debería desarrollar material educativo que explique la importancia de los recursos de los cultivos etíopes.

La sostenibilidad de la conservación de variedades de agricultores en las fincas puede finalmente depender de la aceptación que estos productos tengan en los mercados locales y externos. Es poco probable que el mercado local sea lo suficientemente grande como para absorber la producción, y actualmente no es sensible a ese tipo de producto. Para apoyar su cultivo, el proyecto buscará identificar productos que se basen en las variedades de los agricultores y que puedan ser comercializados con valor agregado. Es posible que existan otros nichos de mercado para estas que estén necesitando de iniciativas especiales.

A pesar de los bajos rendimientos obtenidos, la experiencia indica que las comunidades agrícolas locales quieren continuar cultivando las variedades de los agricultores, debido a su rendimiento estable y a la calidad de las variedades tradicionales. Evidentemente, las comunidades aprecian el proyecto; sin embargo, es poco realista esperar que sea totalmente sostenible sólo después de cuatro años. Para lograr un impacto duradero, este tipo de proyecto necesitará ayuda internacional durante mucho tiempo. Mientras tanto, la comunidad internacional debería tomar consciencia del valor de las variedades de los agricultores para la seguridad alimentaria en el futuro y estar dispuesta a promocionar programas de conservación ‘in situ’.

Esta contribución se basa en el proyecto «Enfoque dinámico de los agricultores para la conservación de los recursos fitogenéticos en Etiopía», apoyado por Global Environment Facility.
Abebe Demissie
Biodiversity Conservation and Research Institute, POB 30726, Addis Abeba,
Etiopía. Teléfono 00251-1-615607 o 612244. Fax 613722.
E-mail: Biod-et@telecom.net.et

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