junio 2000, Volumen 15, Número 4 - 3
Semillas para la agrobiodiversidad (número doble)

El reto de la colaboración en el manejo de la diversidad genética de los cultivos

CONNY ALMEKINDERS Y WALTER DE BOEF | Página
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La diversidad genética de los cultivos es solamente una parte del total de la agrobiodiversidad, y se refiere también a la diversidad de cultivos y variedades dentro de un mismo cultivo (ver Recuadro). El mejoramiento de los cultivos siempre ha tenido un papel central en el desarrollo agrícola. Ahora, se reconoce ampliamente que el mejoramiento de los cultivos y de las semillas en los últimos años ha tenido éxitos y fracasos (Tripp, 1996).

Las variedades mejoradas de los principales cultivos alimentarios han sido particularmente exitosas en las áreas agrícolas más favorables y uniformes, tales como los sistemas de arroz bajo riego en el sudeste asiático. En esas áreas, los agricultores reemplazaron sus diversas variedades locales por algunas variedades genéticamente mejoradas. Éstas requieren aplicaciones crecientes de insumos químicos. La combinación de una reducida diversidad genética con la aplicación de fertilizantes y sustancias químicas para la protección de los cultivos ha hecho que estos sistemas se vuelvan vulnerables, y en muchos casos, insostenibles.

En áreas más marginales y heterogéneas, los agricultores siguen manteniendo conjuntos importantes de cultivos y variedades. En algunas áreas, los agricultores adoptaron variedades mejoradas de uno o más cultivos para parcialmente reemplazar las variedades locales, y a veces, hasta incrementaron el número de variedades que cultivaban. En otras áreas, en especial, las más marginales y heterogéneas, las variedades mejoradas no han traído muchas ganancias.

En esos ambientes, los agricultores se han beneficiado poco del desarrollo agrícola. En muchos países, el sistema nacional agrario de investigación y desarrollo se ve seriamente afectado por fondos cada vez más escasos, y esto hace más difícil atender las diferentes necesidades de los agricultores en áreas de pocos recursos.

Simultáneamente, la globalización política y legislativa obstruye la libre disponibilidad y uso de la diversidad genética (GRAIN, p. 9). Las fuerzas que estàn detrás de los desarrollos de la biotecnología, el registro de patentes, y la comercialización de recursos genéticos no estàn motivadas por una preocupación por el desarrollo de las comunidades agrícolas locales, y la influencia de las compañías multinacionales amenaza seriamente la manera en que los agricultores usan sus recursos genéticos.

Hay agricultores, investigadores y trabajadores del desarrollo que, con espíritu pionero, buscan formas alternativas para mejorar los cultivos y las semillas. Si se restaura la diversidad, los agricultores pueden reducir los insumos externos pues sus cultivos se vuelven menos vulnerables a plagas y enfermedades, y sus necesidades domésticas pueden ser satisfechas con mayor facilidad. La diversidad también mejora la capacidad de respuesta de los agricultores a cambios ambientales y económicos inesperados.

Este número del Boletín de ILEIA presenta una amplia muestra de esas iniciativas. Una de las lecciones que se puede extraer de ellas es la similitud de su enfoque: todas se orientan hacia las diversas necesidades de los agricultores en diferentes condiciones, específicas según su localización. Otra lección que emerge de estas experiencias es la necesidad de colaboración entre agricultores y profesionales.

Dos sistemas

A continuación se describe el uso y el manejo de los recursos genéticos de las plantas (RGP), desde una perspectiva institucional (Figura 1). Este modelo se origina de la función de los agricultores. También hemos considerado un «sistema institucional» de manejo de los RGP. El modelo de dos sistemas es una simplificación de la realidad, que varía según el lugar y según el cultivo. También varía entre agricultores ricos y pobres dentro de una comunidad y en relación con el paso del tiempo. Usamos el modelo para identificar oportunidades y posibilidades donde el sistema institucional puede apoyar a los agricultores, ya que la realidad es demasiado compleja.
Agrobiodiversidad definida
Se puede definir a la agrobiodiversidad como esa parte de la biodiversidad de la cual el hombre depende para obtener alimentos, combustibles y fibras, incluyendo plantas, animales árboles y otros organismos que tienen importancia directa para la producción agrícola. Existe una biodiversidad «planificada» o «intencional» que comprende polinizadores, plagas, parásitos, predadores, competidores, y los organismos de la tierra que influyen en las condiciones del suelo. Y, también hay una biodiversidad «asociada», «incidental» o «no planificada». Según la definición de biodiversidad de la Convención de Biodiversidad UNCED, 1992, la agrobiodiversidad también incluye la diversidad del (agro)ecosistema representado por cercos vivos, zanjas, márgenes del campo, laderas de los cerros y depresiones húmedas. Estos ecosistemas dentro de una finca son, con frecuencia, esenciales para muchos de los organismos que interactúan con el cultivo o con los animales domésticos.

Sistema de los agricultores

Los agricultores siempre han sido, y siguen siendo, los principales administradores de la agrobiodiversidad. Los agricultores seleccionan los cultivos (usualmente una diversidad de especies) y variedades (variación genética dentro de una especie) para sembrar, almacenar y seleccionar semillas para volver a sembrar (Figura 1). Los agricultores que producen sus propias semillas están involucrados en el desarrollo de cultivos (selección de las variedades y de las semillas) y en el mantenimiento de la diversidad genética. Simultáneamente, manejan los recursos genéticos de las plantas de una manera integrada y para muchos propósitos (Almekinders y Louwaars, 1999). La selección hecha por los agricultores en combinación con procesos naturales, tales como mutaciones genéticas, cruces entre variedades y especies silvestres relacionadas, y la influencia del entorno natural, forman un sistema de evolución continua de los cultivos. El sistema ha dado como resultado la domesticación y el cultivo de una gama de especies de plantas (Harlan, 1995; Wood, 1999). Los estudios demuestran que los sistemas de los agricultores son complejos y que no han sido comprendidos a cabalidad (Longley y Jusu, p. 16; Soleri et al., p. 18).

El sistema institucional

Las instituciones involucradas en la conservación de los cultivos (bancos de genes), en el mejoramiento (programas de fitomejoramiento) y en el suministro de semillas forman un sistema de RGP que funciona en paralelo con el sistema de los agricultores (Figura 1). El sistema institucional se desarrolló cuando se descubrieron los genes y se incrementó el conocimiento que posibilitó manipular las características de las plantas a través de cruces (Kloppenburg, 1988). El fitomejoramiento se convirtió en una actividad especializada, llevada a cabo en estaciones de investigación por investigadores fitomejoradores. Se establecieron bancos de genes para que las instituciones mantuvieran colecciones de material genético para suministrar a los fitomejoradores. Se diseñaron programas de semillas para difundir las variedades de los fitomejoradores entre los agricultores, en forma de semillas de calidad. Así, se desarrolló un sistema institucional organizado en cadena, con mandatos claros, y con una menor integración que el sistema de los agricultores. Este sistema apoyó con éxito el desarrollo agrícola en Europa y en los Estados Unidos y fue usado como modelo para el desarrollo agrícola en el Sur. En este modelo, se ignoró totalmente el papel de los agricultores en el desarrollo de los cultivos, y en la producción y conservación de las semillas.

Existen, deliberadamente, dos puntos de contacto entre estos sistemas paralelos, pero separados. El primero es el de las misiones de recolección para los bancos de genes en las áreas donde los agricultores siguen cultivando muchas variedades tradicionales y donde existen los «parientes» silvestres. El segundo es durante la distribución de semillas mejoradas del sistema institucional al sistema de los agricultores. Como ya se mencionó, el sistema institucional de fitomejoramiento no ha sido muy efectivo en los entornos agroecológicos más variables y donde las necesidades y preferencias de los agricultores son más diversas. Como explica Ceccarelli (p. 36), esto es porque las necesidades de los agricultores no son bien comprendidas, porque hay muy pocos productos genéticamente uniformes para ensayos en las fincas, y porque las selecciones son hechas en las estaciones experimentales donde las condiciones son muy diferentes al ambiente de destino.

Convencionalmente, se requiere que los programas de semillas suministren semillas de las variedades mejoradas, es decir, los productos de los programas de fitomejoramiento. En muchas ocasiones, estas variedades mejoradas no son atractivas para los agricultores porque no hay compatibilidad entre el mejoramiento y sus necesidades. En otras circunstancias, sólo son aceptadas cuando vienen acompañadas de insumos subsidiados. Los programas convencionales de semillas tienen otro impedimento: las semillas de los agricultores son, con frecuencia, de buena calidad. La mayoría de los agricultores no tiene razones para comprar nuevas semillas, a no ser que haya perdido las suyas, o que quiera probar una nueva variedad o cultivar variedades híbridas de maíz u hortalizas. Los programas de semillas han sobrestimado el interés de los agricultores en comprar semillas, particularmente en el caso de cultivos que se auto polinizan (autogàmicos) y de los que se propagan vegetativamente. La falta de accesibilidad y lo lejano de las áreas de producción agrícola ofrecen problemas adicionales para la distribución de semillas del sector institucional. Dadas estas limitaciones, no es sorprendente que los programas de semillas, usualmente copias de los «modelos occidentales», no tuvieran un éxito generalizado.

¿Conservación o desarrollo?

El valor de conservar la diversidad genética que todavía se cultiva en sistemas tradicionales no está en discusión (Recuadro 1, p. 29). Cada vez es más claro que los agricultores, tanto en áreas de alto potencial como en las de bajo potencial, siempre necesitarán diversidad genética para amortiguar los peligros ambientales, las cambiantes condiciones del mercado y como seguro para el futuro. El reto es combinar desarrollo con el mantenimiento de la diversidad genética. La Revolución Verde introdujo variedades mejoradas, que reemplazaron una amplia gama de materiales locales, y con frecuencia, redujeron el número de las variedades cultivadas. Para la mayoría de los fitomejoradores, este es un mal necesario aceptado. La selección de la mejor variedad conduce a la eliminación de varias otras que no rinden tan bien. La selección del mejor genotipo en una variedad (o la eliminación de los no deseados) reduce la diversidad genética en las variedades locales. Debido a esta «negociaciòn», muchos consideran que no se puede combinar el mantenimiento de la diversidad genética con el mejoramiento de los cultivos.

Complementariedad

Una evaluación más profunda del sistema de los agricultores y del sistema institucional hace evidente que ambos tienen fuerzas y debilidades. En realidad, los dos sistemas son complementarios. El sistema institucional ha apoyado al sistema de los agricultores en muchas oportunidades (Almekinders y Louwaars, 1999). La historia demuestra, sin embargo, que el apoyo no será efectivo si es ofrecido como un paquete estándar, no adaptado a las condiciones y preferencias locales específicas. Las contribuciones en este Boletín muestran el potencial de los enfoques descentralizados que construyen una participación entre los agricultores y las ONGs. En las siguientes secciones examinaremos el apoyo en tres áreas convencionales de intervención: suministro de semillas, desarrollo de cultivos y conservación de la diversidad genética.

Apoyo al manejo de los agricultores

Un mejor vìnculo entre los agricultores y los sistemas institucionales ofrece oportunidades para combinar las fuerzas de los dos sistemas. A través de esos vínculos se pueden atender mejor las necesidades de los agricultores. En este número hay varios ejemplos que demuestran cómo esos vínculos pueden incrementar la disponibilidad de una diversidad genética de las plantas, más adecuada, y el acceso de los agricultores a ella. Dichas actividades también incrementan la efectividad del sistema institucional al posibilitar dirigirse a las necesidades de los agricultores, en forma más efectiva. Los objetivos claves en el programa de Desarrollo y Conservación de la Biodiversidad Comunal (con las siglas CBDC, en inglés) incluyen explorar oportunidades para vincular a los agricultores con el sistema institucional (p. 42).

Producción e intercambio de semillas

Las fuentes más importante de semillas en los países en desarrollo, y también en muchos países industrializados, son las semillas producidas en las fincas, u obtenidas de familiares, amigos o a través de otros canales informales. Se estima que el 80% de las semillas en los países en desarrollo se produce en las fincas. Este porcentaje varía mucho según el cultivo, y tiende a ser alto en plantas como la cebada que es auto polinizante y cuyas semillas se almacenan relativamente bien, y mucho más bajo en plantas tales como frijoles o nueces de Bambara donde las enfermedades y los problemas de almacenamiento causan dificultades. Para el maíz, una planta de polinización cruzada, la disponibilidad de semillas en las fincas depende mucho del acceso y de la tasa de adopción de las variedades mejoradas de polinización abierta y de las variedades híbridas (Almekinders et al., 1994).

Se puede apoyar la producción de semillas en las fincas mejorando las prácticas de almacenamiento o la fitosanidad (eliminando plantas enfermas, seleccionando semillas de plantas sanas, promoviendo prácticas de cultivo que supriman enfermedades). Otra área importante de apoyo se relaciona con el mantenimiento de variedades, es decir, prácticas de producción y selección que mantengan características de variabilidad y el potencial genético a través de una selección masal positiva y negativa (Almekinders y Louwaars, 1999). Esas actividades de apoyo son particularmente útiles para las variedades locales. Las semillas de las variedades locales son difíciles de obtener de las fuentes institucionales y con frecuencia una selección masal puede mejorar su rendimiento.

Otro elemento importante del sistema local es el intercambio de semillas entre los agricultores (Mekbib, p. 15). El intercambio de semillas y los cruces espontáneos entre las variedades y las especies «parientes», silvestres y cultivadas, son los mecanismos más importantes que «alimentan» al fondo local de genes con nuevos materiales y características, manteniendo su dinámica y diversidad. Las ferias de semillas, por ejemplo, son eventos tradicionalmente importantes que propician el intercambio de semillas entre los agricultores y las comunidades, y aseguran el acceso a una diversidad de semillas (Scurrah et al., p. 27; Neuendorf, p. 24; Abebe Demissie, p. 30).

Mejoramiento de cultivos

El desarrollo de variedades locales a partir de especies silvestres por medio de una selección hecha por los agricultores ilustra que el desarrollo de cultivos locales es un sistema efectivo de mejoramiento de plantas. La debilidad del sistema de los agricultores también es aparente. Es un sistema dinámico, con una importante variación genética dentro y entre las variedades locales, pero también es un sistema con oportunidades restringidas para adqusirir materiales o genes nuevos, exóticos. La introducción de genes resistentes que no existen en el fondo genético local, inevitablemente requiere apoyo del sector institucional. Pero como observa Ceccarelli (p. 36), la introducción de variedades cultivadas por fitomejoradores en un sistema centralizado, no necesariamente da resultados satisfactorios ni óptimos. Los enfoques de fitomejoramiento participativo (FMP) son una alternativa promisoria en la cual se combina el conocimiento y la capacidad de los agricultores con la especialización de los fitomejoradores y su acceso a los materiales. En este Boletín, Sthapit y Jarvis (p. 40) señalan la interrelación entre conservación ‘in situ’ y el mejoramiento participativo.

Conservando la diversidad genética de los cultivos

Las experiencias presentadas en este Boletín muestran que existen oportunidades para apoyar al desarrollo de la agricultura a pequeña escala, lo cual no necesariamente implica erradicar la agrobiodiversidad mantenida por los agricultores y que por las evidencias, les es necesaria.

Las unidades agrícolas familiares necesitan diversidad genética por diferentes motivos. Por la mayor integración al mercado, los agricultores tienden a especializarse, usan menos diversidad de cultivos y se desarraigan de sus tradiciones culturales. Ya que muchas de esas tradiciones están estrechamente relacionadas con el variado uso de la biodiversidad, el mantenimiento del conocimiento y la cultura locales puede apoyar el manejo sostenible de los recursos genéticos, entre otros.

El reto ahora es moverse de las innovadoras, aunque relativamente aisladas, actividades de los proyectos de los profesionales y agricultores a una situación donde estos enfoques se amplíen y se vuelvan prácticas comunes en instituciones nacionales e internacionales, formales e informales. Este no es un reto fácil de cumplir y requiere la flexibilidad y la voluntad de los profesionales de las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales para cooperar con los agricultores y otros actores institucionales. Las contribuciones en este número intentan compartir experiencias y pueden servir como base para futura experimentación e implementación de actividades que apoyen el uso de la diversidad genética en los campos cultivados por los pequeños agricultores.

 

Conny Almekinders y Walter de Boef

Conny Almekinders, CPRO – Centre for Genetic Resources, Holanda,
P.O. Box 16, 6700 AA Wageningen, Holanda.

Walter de Boef, Royal Tropical Institute, Mauritskade 63, 1092 AD Amsterdam, Holanda

Referencias
Almekinders CJM, Louwaars NP y de Bruijn GH. 1994. Local seed systems and their importance for an improved seed supply in developing countries. Euphytica 78: 207 – 216.
Almekinders CJM y Louwaars NP. 1999. Farmers’ seed production. New approaches and practices. Intermediate Technology Publications, Londres.
Harlan JR. 1992. Crops and man. American Society of Agronomy, Madison, Wisconsin.
Tripp R. 1996. Biodiversity and modern crop varieties: sharpening the debate. Agriculture and Human Values Vol. 13.

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