junio 1998, Volumen 13, Número 4
Contraatacando con MIP

Enfoque indígena y moderno del MIP en América Latina

MIGUEL A. ALTIERI Y CLARA L. NICHOLLS | Página
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Las políticas económicas que prevalecen en América Latina alientan la producción de cultivos comerciales o de exportación, principalmente los monocultivos de gran escala. El gasto en pesticidas en la región de América Latina aumentó de US$ 1000 millones en 1980 a US$ 2,700 millones en 1990. Los mayores receptores de pesticidas fueron los sistemas de producción en gran escala de caña de azúcar, algodón, maíz, soya, arroz, cítricos y tomates, especialmente en Brasil, Colombia, Argentina y México. Era de esperarse que el énfasis del modelo de la agricultura de exportación que aplica químicos en forma intensiva haya aumentado la crisis de las condiciones ecológicas con serias consecuencias para la salud y el medio ambiente (Belloti et al, 1990).
A pesar de las tendencias mencionadas, hay varios casos documentados de enfoques alternativos dispersos de manejo de plagas en la región que han dado resultado en la producción de la agricultura sostenible. Se trata de prácticas de protección de cultivos tradicionales (sistemas indígenas de MIP) desarrollados por agricultores indígenas haciendo del conocimiento tradicional y los recursos locales, así como de sistemas modernos de MIP desarrollados por investigadores innovadores en la búsqueda de otros métodos sostenibles en la producción de alimentos.

A pesar de tantos avances científicos, aún es discutible si los principios ecológicos han tenido realmente un impacto en la práctica del moderno MIP. En muchos casos, éste ha llegado a significar Manejo Inteligente de Plagas, cuyo objetivo es monitorear la densidad de plagas en los cultivos evaluados para poder tomar acciones (generalmente aplicación de pesticidas) cuando hay amenaza en la viabilidad económica (el umbral económico (UE)). Mientras la estructura simplificada de monocultivos sea mantenida, los problemas de plagas continuarán porque el proceso de simplificación ecológica ha sido puesto en marcha. Los proyectos de MIP descritos en adelante son, sin embargo, un paso en la dirección correcta ya que ellos dan énfasis al retiro de los pesticidas, para permitir que la fauna benéfica se recupere y se restablezca un nivel más deseable de biodiversidad dentro de los agroecosistemas.

Perú
A mediados de los años 50, cuando la producción de algodón alcanzó la cúspide en el valle de Cañete, los insecticidas organoclorados fueron usados intensamente. Muchas plagas habían desarrollado resistencia a estos pesticidas y se hizo necesaria la aplicación de dosis mayores y más frecuentes. Seis nuevas especies de plagas secundarias aparecieron y los rendimientos del algodón bajaron bruscamente.

Una serie de cambios en las prácticas de control de plagas fueron introducidos en respuesta a esta crisis, entre ellos la prohibición del uso de pesticidas sintéticos orgánicos, la reintroducción de insectos benéficos, la diversificación en los esquemas de cultivos, la siembra de variedades de maduración temprana y la destrucción de los rastrojos del cultivo de algodón. Los problemas de plagas disminuyeron drásticamente y los costos del control de plagas se redujeron en forma sustancial (Hansen, 1987).

Nicaragua
En Nicaragua, el algodón también mostró el clásico patrón destructor observado en el Perú. Después de una fase exitosa de producción en la que los rendimientos de algodón alcanzaron su máximo en 1964 y 1965, se hicieron sentir los disturbios ecológicos provocados por los pesticidas: plagas resistentes a insecticidas, plagas secundarias y eliminación de enemigos naturales. Los promedios de rendimiento cayeron en un 15-30% debido al daño de insectos, a pesar de las 28 aplicaciones por temporada. En 1971 comenzó un programa de las NNUU-FAO para obtener información, entre otras cosas, de los umbrales económicos, las temporadas en que los enemigos naturales eran más abundantes y la fenología del algodón. Esto ayudó a los investigadores a identificar el mejor momento de plantar algodón y las condiciones que propiciaban el mejor ambiente para el crecimiento de la planta, que le permitiera escapar del ataque del gorgojo de la vaina y del gusano de la cápsula. Después se desarrolló un sistema de cultivos trampas. Esto consistía en sembrar pequeñas parcelas de algodón al inicio y al final de la estación para atraer y concentrar a los gorgojos. Una vez atrapados, eran destruidos con insecticidas selectivos (Swezey et al., 1986).
Costa Rica
Otro caso de perturbación ecológica inducida por insecticidas viene de los llanos de la costa del Pacífico. En 1954, más de 12,000 hectáreas de plantaciones de bananos de la United Fruit Company fueron tratadas con una aplicación aérea de dieldrin granulado para controlar el gorgojo del banano y los trips. Esto mató a muchos enemigos naturales y permitió la aparición de otras plagas que anteriormente eran de menor importancia. Un brote del barrenador del tallo del banano, Castiomera humbolti, fue contrarrestado con mayores aplicaciones de insecticidas. En 1958, a pesar del incremento en el uso de pesticidas, hubo un brote sin precedentes de plagas, incluso seis veces más de la cantidad de plagas de lepidópteros mayores, como la polilla Ceramidia, el ojo de búho y la oruga de la India Occidental, que anteriormente no eran un problema. En 1973, la crisis del petróleo incitó a los entomólogos de United Fruits a detener todas las aplicaciones de insecticidas en la división de Golfito bananas. Las plagas decayeron hasta un nivel muy bajo como para no constituirse en una amenaza a las ganancias de una hasta tres generaciones (un período de varios meses) con poca o casi nada de pérdida de fruta. En los dos años siguientes, desaparecieron virtualmente todas las especies de plagas en las plantaciones. Plagas como la Ceramidia y el ojo de búho prácticamente no se veían. Hubo ocasionales brotes de larvas de la oruga de la India Occidental, pero el número no amenazó el umbral económico. Lo mismo sucedió con el gorgojo del banano. Al suspender las aplicaciones de pesticidas se permitió que los enemigos naturales se mudaran de la selva de los alrededores, colonizaran el área y se volvieran más abundantes, ejerciendo así un control natural sobre muchas de las poblaciones de plagas (Stephens, 1984).

Cuadro 1. Ejemplos seleccionados de sistemas de cultivo múltiple que previenen los brotes de las plagas de insectos en América Latina (Altieri 1994)

Sistema de Cultivo múltiple

Plaga(s) Factor(es) involucrado(s) País
Yuca intercalada con caupí

Maíz intercalado con frijoles

Maíz intercalado con frijoles

Pepinos intercalados con maíz y brócoli

Maíz-frijol-zapallo

Maíz-frijol

Moscas blancas Aleurotrachelus socialis y Trialeurodes variabilis

Saltahojas (Empoasca kraemeri), escarabajo de la hoja (Diabrotica balteata) y oruga de otoño (Spodoptera frugiperda)

Saltahojas del maíz (Dalbulus maidis)

(Acalymma vitata)

(Diaphania hyalinata)

Barrenador del tallo (Diatraea lineolata)

Cambios en el vigor de la planta e incremento de los enemigos naturales

Aumento de los insectos benéficos e interferencia con la colonización

Interferencia con el movimiento de los saltahojas

?

Aumento del parasitismo

?

Colombia

Colombia

Nicaragua

Costa Rica

México

Nicaragua

Brasil

En 1970 la producción total de soya alcanzó a 2,278 x 106 tons, especialmente en los estados de Paraná y Río Grande do Sul, cubriendo un área de cerca de 5.5 x 106 hectáreas. Cuando se incrementó el área de la soya, también lo hicieron las plagas de insectos. En 1974 Brasil adoptó un programa de MIP basado en monitorear el daño de plagas, estableciendo umbrales económicos y aplicando insecticidas específicos. Este programa de MIP fue muy exitoso. Entre 1974 y 1982, la aplicación de insecticidas disminuyó en 80-90%. En los 80 el programa fue expandido al incluir el uso del virus de la polihedrosis nuclear contra la oruga aterciopelada. Este virus es específico para su hospedante y puede ser fácilmente producido en masa por los propios agricultores. Ellos recolectan larvas enfermas que, maceradas y filtradas, pueden ser aplicadas en una solución de agua (Campanhola et al., 1995).

Colombia

Hacia finales de los 70 e inicios de los 80 se consideraba habitual realizar unas 20 a 30 aplicaciones de pesticidas en las plantaciones de tomates, que ocupaban unas 2,000 hectáreas. Un programa de MIP en el valle del Cauca implementado en 1985 tuvo éxito en reducir el número de aplicaciones de insecticidas a dos o tres. Eso permitió un ahorro de unos US$650 por hectárea. El uso de un insecticida microbiano derivado de Bacillus thurigiensis combinado con la liberación de enemigos naturales tales como Trichogramma spp. y el incentivo a la población natural del parásito Apanteles spp. fueron muy efectivos en reducir la principal plaga, Scrobipalpula absoluta, un minador de hojas y barrenador de frutos (Belloti et al.,1990).

Chile

En 1972 fueron detectadas poblaciones de dos especies de áfidos (Sitobium avenae y Metopolophium dirhodum) en campos de cereales. A pesar de la presencia de enemigos naturales residentes, estos áfidos alcanzaron proporciones alarmantes. Como resultado, se aplicó insecticida en más de 120,000 hectáreas de trigo. En 1975, los áfidos y el virus del enanismo amarillo de la cebada que aquéllos transmiten fueron responsables de una pérdida del 20% de la producción nacional de trigo. En 1976 el centro de investigación agrícola del gobierno chileno, en conjunto con la FAO, inició un programa de manejo de plagas. Como parte de la estrategia, varios insectos afidófagos y parásitos fueron introducidos para atacar a los áfidos. Cinco especies de depredadores fueron traídos de Sudáfrica, Canadá e Israel y nueve especies de parasitoides de la familia Aphidiidae y Aphilonidae vinieron de Europa, California, Israel e Irán. En 1975, más de 300,000 coccinélidos fueron criados en masa y liberados, y de 1976 a 1981 más de 4 x 106 parásitos fueron distribuidos en todas las áreas productoras de cereal en el país. La población de áfidos fue mantenida por debajo del umbral donde podían causar daño económico, por la acción de agentes de control biológico (Zuñiga, 1986).

Cuba

Desde que las relaciones comerciales con el bloque socialista colapsaron en 1990, la importación de pesticidas a la isla cayó en más del 60%. Por esta razón el gobierno cubano ha adoptado una política de MIP enfocada al control biológico, en la búsqueda de técnicas que posibiliten el manejo biológicamente sofisticado de los agroecosistemas (Rosset y Benjamin, 1994). Los componentes clave de su estrategia son los centros de producción de entomófagos y entomopatógenos (CPEE) donde se realiza la producción «artesanal» centralizada de agentes biocontroladores. A finales de 1992, 218 CPEE fueron construidos en todo Cuba y daban servicios al estado, cooperativas y agricultores individuales.

Los CPEE produce una cantidad de entomopatógenos (Bacillus thurigiensis, Beauveria bassiana, Metarhizium anisopliae y Verticillum lecanü) así como una o más especies de las avispas Trichogramma. Su producción depende de los cultivos que crecen en el área.

La disposición de ambas tecnología del MIP, comprobadas y prometedoras, desarrolladas por agricultores indígenas e investigadores innovadores ofrecen considerable potencial para reducir el uso de agroquímicos y mejorar la agricultura sostenible. El reto ahora es cómo incorporar el conocimiento y las habilidades locales así como las investigaciones innovadoras del MIP en la agenda de investigación de las organizaciones nacionales e internacionales. El otro reto es cómo movilizar a estas organizaciones para que ayuden a aumentar las iniciativas descritas aquí y lograr así un impacto ecorregional más amplio. Al nivel político está claro que una verdadera reducción y eliminación en el uso de pesticidas en el sector agroexportador requerirá mayores reformas políticas que cambien los motivos por los cuales los agricultores buscan los productos químicos. Éstas incluyen el subsidio gubernamental a los pesticidas, el control corporativo de empresas agrícolas, la investigación al servicio del sector privado y los estándares irreales establecidos a nivel internacional.

Cuadro 2. Ejemplos seleccionados de sistemas de cultivo en los cuales la presencia de malezas realza el control biológico de plagas específicas al cultivo (según Altieri, 1994)

Miguel A. Altieri y Clara L. Nicholls, ESPM Division of Insect Biology, University of California, Berkeley, USA

 

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