junio 1998, Volumen 13, Número 4
Contraatacando con MIP

Dos casos del campo. Orugas y patos

PHAM CONG PHIN , M.A. QAIUM | Página
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Caso 1: Cultivo integrado de arroz y patos en Vietnam Caso 2: Captura de la oruga peluda roja en Andra Pradesh, India

La crianza de patos tiene una larga historia en Vietnam. Los dueños de los patos constantemente tratan de reducir los costos de alimentación y usan los granos de arroz que caen en los alrededores de los campos de arroz para dar de comer a sus patos durante el período de cosecha. Cuando las plantas de arroz jóvenes se establecen bien, también se inicia la crianza de patitos. Las aves deben ser lo suficientemente grandes para alimentarse por sí mismas cuando se les deja entrar en los campos de arroz después de la cosecha.

Un método de cultivo integrado de arroz y patos desarrollado en Japón permite otro enfoque a la producción integrada arroz-patos. Los patitos de 10 días de edad son liberados en los campos recientemente trasplantados en una densidad de 190 patos por hectárea. Al tiempo que se alimentan, controlan insectos, malezas, caracoles e incluso ratones. Al hacerlo reducen considerablemente la mano de obra durante el cultivo. Los patos se sacan del campo antes de la aparición de las «orejas» del arroz. Entonces ya son lo suficientemente grandes para ser usados como alimento.

En 1994 el sistema arroz-patos fue probado por primera vez en Vietnam. Los ensayos se llevaron a cabo en el Centro para la Promoción de la Agricultura Sostenible, en Haiphong, y fueron supervisados por VAC VINA (la Asociación de Jardines de Haiphong). El interés de los agricultores creció de inmediato y ahora es usado por cientos de familias de la localidad. Sin embargo, se requieren más datos antes de que sea introducido en los programas de extensión.

Este método de cultivo de arroz libre de químicos ha ganado gran interés en Japón, donde lo han adoptado unas 10,000 familias, y en Corea, China y Taiwán. Recientemente Tanzania también comenzó a experimentar esta alternativa orgánica.

Pham Cong Phin, JIVC-Vietnam, Nha tinh thuong, 280 Tran Nguyen Han St., Haiphong,Vietnam.
Telefax +0084-31-856191.

Una versión más detallada de este artículo está disponible a pedido (los editores).

Captura de la oruga peluda roja en Andra Pradesh, India

M.A. Qaium

La oruga peluda roja, Amsacta albistriga, es una plaga polífaga voraz que ataca muchos cultivos que crecen bajo lluvia en las áreas de baja precipitación en AndraPradesh, Tamil Nadu, Karnataka, Madhya Pradesh, Maharashtra y Rajasthan en India. Las orugas devoran las plántulas en brotación y causan daño en una tasa que varía de 25 a 100 por ciento. Los agricultores tratan de evitar la plaga posponiendo la resiembra hasta bien entrada la temporada, pero las pérdidas son todavía importantes. La labranza del suelo para exponer las pupas al sol, la destrucción de las masas de huevos y cavar zanjas para prevenir la migración de las orugas no tienen efecto.


Fuente: VACVINA, Haiphong, Vietnam

Las aplicaciones de pesticidas no son una opción para los agricultores de subsistencia porque la eclosión de los huevos ocurre en muchos lotes diferentes y requiere control adecuado e inmediato. Mujeres, niños y ancianos capturan las orugas pero no pueden seguir a la velocidad en que éstas emergen. Sanghi y Quaium desarrollaron una estrategia de manejo natural de plagas que se basa en los recursos de la comunidad y promete reducir la cantidad de trabajo que normalmente se impone a las mujeres para capturar orugas.

Este enfoque se basa en la observación de que sólo la acción colectiva puede asegurar una implementación efectiva del control libre de pesticidas. Tomando como punto de partida los patrones de conducta de la polilla madre, Sanghi y Qaium, apoyados en reuniones regulares con científicos y ONG, establecieron una motivación para los agricultores a fin de capacitarlos para que reconozcan los patrones del ciclo de vida y el comportamiento de la polilla. Se colocaron trampas de luz en la noche, la hora en que las polillas son más activas, en un área de 7-8 hectáreas, las cuales probaron ser efectivas. Las predicciones de la precipitación fueron monitoreadas por los agricultores, lo cual posibilitó que anticiparan la emergencia y los huevos, depositados por la polilla hembra alrededor de las fuentes de luz, fueron recogidos y destruidos. Las orugas migratorias fueron encerradas en trampas que tenían como carnada su alimento favorito, por ejemplo caupí o pepino en campos con cultivos intercalados o las hojas de Calotropis o Jatropha en los límites del campo.

Mientras esta estrategia tenía éxito y evitaba el uso de pesticidas, requería intensa mano de obra y demandaba una fuerte capacidad de cooperación de parte de los agricultores. Sin embargo, esto ayudó a liberar a las mujeres del largo trabajo de capturar orugas porque el monitoreo nocturno fue desarrollado principalmente por los hombres. Los resultados de esta estrategia han sido tales que el Departamento de Agricultura del Estado de Andra Pradesh, en cooperación estrecha con las ONG, la ha puesto en práctica en varias áreas y la universidad agrícola de Andra Pradesh la recomienda como una estrategia de control.

M.A. Qaium, Centre for World Solidarity, H. No. 12-13445, Street No. 1,
Tamaka, Secunderabad 500 017, Andra Pradesh, India.

Referencias

– Qaium, M.A. y Sanghi, N.K. 1993. Red hairy Caterpillar management through group action and non-pesticidal methods. Centre for World Solidarity, Secunderabad, India.

Una versión más detallada de este artículo está disponible a pedido (los editores).


La seguridad alimentaria y la producción local de biopesticidas en Cuba

Monica Moore , Peter Rosset

Hasta hace poco la producción agrícola cubana se basaba casi en su totalidad en un modelo industrializado convencional que se caracterizaba por una fuerte dependencia en los pesticidas y fertilizantes sintéticos, combustibles fósiles y otros insumos de la Revolución Verde. Con el colapso del bloque comercial socialista en 1989, el acceso del país a los pesticidas y otros insumos prácticamente se desvaneció de la noche a la mañana.

Producción artesanal de biopesticidas

Foto: P. Rosset

La pérdida simultánea en el país de los insumos industriales y agrícolas importados y de las importaciones directas de alimentos, de los mercados internacionales y de las fuentes de intercambio exterior, ha ocasionado una crisis profunda y constante para el pueblo y el gobierno cubanos, amplificada por el bloqueo económico y político de largo plazo impuesto por el gobierno de los Estados Unidos a esa nación isleña. Más crítico aún, la producción agrícola y el acceso a los alimentos ha llegado a niveles muy bajos, lo que se ha traducido en una aguda escasez de alimentos en un país que por décadas garantizó a los ciudadanos, como un derecho, una amplia disponibilidad de alimentos de bajo costo.

En 1990 el presidente cubano Fidel Castro anunció el inicio de un «Período Especial de Paz» indefinido, como marco para las drásticas reformas políticas necesarias para satisfacer los requerimientos básicos de alimentos para la población isleña. Fue un período en el cual la productividad agrícola y económica de Cuba sería reconstruida. Como resultado directo, Cuba se vio envuelta en un período de transición nacional sin precedentes entre la alta disponibilidad de insumos externos y los escasos insumos y la agricultura orgánica, la cual incluyó la implementación, en todo el país, de los enfoques de manejo integrado de plagas (MIP) basados en el control biológico.

En virtud de la experiencia e inversión en recursos humanos que caracterizaron al período especial durante varios años, quienes deciden las políticas, productores e investigadores, comenzaron a adaptar y reconstruir la infraestructura agrícola de Cuba para facilitar la producción con bajos insumos externos. Las acciones tomadas incluyeron la división de las fincas estatales en unidades más pequeñas, bajo el manejo directo de los productores; la creación de una red nacional de pequeños laboratorios que producen gran variedad de agentes de control biológico, pesticidas de origen botánico y biofertilizantes; la legalización y promoción de los mercados de agricultores del sector privado; y un nuevo énfasis al intercambio entre agricultores y entre agricultores y extensionistas, y a la investigación en finca y la capacitación agroecológica para productores y científicos por igual.

La conversión agrícola de Cuba no sólo es un reto a la creencia general de que alimentar a la población de una nación depende de los pesticidas, sino también resalta las fortalezas y limitaciones de dos diferentes versiones de MIP: el enfoque de la «sustitución de los insumos» en contraposición con el uso del MIP como componente de un sistema agrícola ecológico.

Cuadro 1. Cifras de la producción nacional de biopesticidas en Cuba (toneladas métricas)

Para el control de insectos 1994

Bacillus thuringiensis
Beauveria bassiana
Verticillium lecanii
Metarhizium anisopliae

1,312
781
196
142

Para el control de enfermedades de plantas Trichoderma spp. 2,842 Para el control de nematodos Paecilomyces lilacinus 173

Fuente: Díaz, 1995

Producción local de agentes biológicos

Enfrentar una disminución de más del 80% en la disponibilidad de pesticidas y fertilizantes fue el reto más difícil al inicio del período especial. Las décadas de experiencia de Cuba con el control biológico fueron cruciales para superar este reto. Históricamente, gran parte de esta experiencia consistió en la crianza masal de parasitoides. Desde 1968 la mosca parásita Lixophaga diatraeae había sido usada contra el barrenador de la caña en casi el 100% de los cañaverales. Las avispas parásitas (Trichogramma sp.) fueron ampliamente usadas a comienzos de los 80 contra plagas de lepidóteros en el manejo de pastos y posteriormente en tabaco, tomate y yuca. También a comienzos de la década del 80 el gorgojo de la batata, Cylas formicarius, empezó a ser controlado en batata (camote) usando hormigas depredadoras (Pheidole megacephala). El reservorio de poblaciones de estas hormigas se estableció en los lugares donde abundaba y desde allí las colonias se trasladaron a los campos de batata, donde se logró un control de hasta el 99%.

A pesar de que tales éxitos y la adopción de una política nacional favorecieron al MIP en 1982, los pesticidas continuaron siendo la principal forma de control en Cuba, hasta el establecimiento del período especial. En este punto, los investigadores que trabajaban en control biológico y en otros aspectos de los sistemas de producción agrícola de origen ecológico fueron movilizados hacia diferentes universidades, ministerios e instituciones de investigación para responder a la crisis. En efecto, rápidamente se difundió esta corriente de ideas de un gran número de científicos jóvenes cuyo contacto con el movimiento ambiental y los principios ecológicos los había conducido a criticar la agricultura dependiente y modernizada de Cuba, pero sus ideas fueron dejadas de lado dentro de la infraestructura de apoyo del sistema imperante.

En base al trabajo de esos investigadores y con las tecnologías disponibles, el Ministerio de Agricultura aceleró y expandió de forma significativa los planes para incrementar la producción de los enemigos naturales y de esta manera reemplazar la pérdida de la importación de pesticidas. En 1994 unos 222 laboratorios artesanales entraron en operación y proporcionaron insectos, nemátodos y entomopatógenos (bacterias, hongos y virus que causan enfermedades en los insectos) en 15 provincias de Cuba. Estos laboratorios, llamados Centros para la Producción de Entomófagos y Entomopatógenos (CPEE) facilitaron una rápida adopción de los sistemas MIP en cultivos que habían sido manejados con sistemas basados en pesticidas. Nosotros visitamos un típico centro en la provincia de Pinar del Río a cargo de cuatro técnicos con grado universitario, cuatro técnicos de mando medio y siete alumnos graduados de secundaria. Todos eran hijos de los miembros de la cooperativa donde el centro estaba localizado. La cooperativa recibió del banco un préstamo pagadero en 10 arios para construir y equipar el centro -una casa de tamaño mediano con habitaciones transformadas en laboratorios esterilizados de tipo microbiológico y una docena de autoclaves. Según el director, el centro proporcionaba sus productos sin costo alguno a la cooperativa, al tiempo que los vendía a las fincas vecinas, a las fincas del estado y a otras cooperativas. El mencionó que las ventas eran suficientes para mantener el lugar, pagar sus salarios, el préstamo y cubrir las necesidades de control de plagas de toda la cooperativa.

Mientras que muchos CPEE funcionan en las cooperativas, otros lo hacen en las escuelas de agricultura, universidades y empresas agroindustriales. Algunos son más pequeños que el descrito anteriormente, pero otros son mucho más grandes. Los técnicos cubanos inclusive han ayudado a establecer centros similares en otros países como México y Nicaragua.

Con la creación de la red de centros, la aplicación de los sistemas MIP basados en el control biológico se ha extendido rápidamente hacia otros cultivos y combinaciones de plagas y cultivos. El personal de los centros está en contacto estrecho con los productores, a quienes proveen, e interactúan regularmente con ellos para mejorar la eficacia del control biológico en sus regiones. La producción y el uso de los entomopatógenos se ha expandido rápidamente y Cuba ha desarrollado capacidades únicas en esta área. Se han elaborado muchas técnicas mejoradas de producción, cosecha, formulación, aplicación y control de calidad para numerosas bacterias y hongos. Bacillus thuringiensis (Bt) es un insecticida bacteriano de amplio uso para el control de una gran gama de plagas de lepidópteros en muchos cultivos y también para el control de los mosquitos en programas de salud pública. Aparte de la producción del Bt en los CPEE, hay tres plantas que producen un biopesticida de Bt más uniforme, que es considerado un producto con importante potencial de exportación.

Los biopesticidas a base de hongos producidos en los CPEE, de amplio uso, son: Beauveria bassiana, usada para el control de plagas de coleópteros, como los gorgojos que atacan a la batata (camote) y al plátano común; Verticillium lecanii, para controlar la mosca blanca (Bemisia tabaci), un vector de enfermedades virolas en tabaco, tomate, frijol y otros cultivos; Metarhizium anisopliae, para varias plagas de insectos; y Trichoderma spp, usado como antagonista de los patógenos del suelo en plántulas de tabaco (Cuadro 1). Entre los biopesticidas en proceso de desarrollo a gran escala están Nomuraea rileyi e Hirsutella thomsomii.

Dada la importancia del tabaco en la economía y cultura cubanas, el éxito del control biológico en este cultivo tiene mucho interés. La producción de tabaco en la mayor parte de países depende principalmente del bromuro de metilo, un pesticida fumigante altamente peligroso y destructor del ozono, que está en la lista de los productos que deben ser retirados a nivel mundial, según el Protocolo de Montreal. Cuba piensa prohibir el uso del bromuro de metilo a partir de 1998, gracias al éxito obtenido con Trichoderma spp como alternativa.

No es una panacea

No queremos indicar que los pesticidas biológicos hayan sido la panacea para Cuba. En primer lugar, es difícil obtener estimados confiables de su eficacia en Cuba. Segundo, muchos otros factores han logrado estimular el aumento de la producción de alimentos, como precios más altos a los productos de los agricultores, distribución de la tierra y nuevos mecanismos de comercialización. Más aún, la producción artesanal de agentes de Control biológico no ha estado libre de problemas.

El personal de los CPEE admite que ellos no pueden asegurar estándares de control de calidad o logros en la producción de sus laboratorios artesanales, dada la escasez impredecible de insumos y los cortes de energía que aún caracterizan al Período Especial. La desigual calidad y disponibilidad de biopesticidas es un obstáculo a la eficacia de los sistemas de manejo de plagas que se basan en ellos. Otro obstáculo es que los productores no están familiarizados con el control biológico. El biocontrol es nuevo para los propios extensionistas y la disponibilidad de capacitación no es suficiente todavía para asegurar que los biopesticidas sean usados en su total capacidad. Como los pesticidas químicos no están disponibles o no están al alcance, continúa creciendo el entusiasmo por el control biológico de plagas entre los productores. Según el director de CPEE, ganador de un premio en la provincia de La Habana, la provincia productora de alimentos más importante del país, la demanda por los biopesticidas supera la producción en muchos centros durante el pico de la temporada, lo que sugiere que la limitada capacidad de producción también puede obstaculizar la eficacia del MIP.

En un sentido más amplio, los pesticidas -sean biológicos o químicos- no pueden sustituir a la prevención. Bajo esta premisa es interesante que se ha presentado virtualmente una explosión de cultivos asociados a lo largo y ancho de Cuba, tradicionalmente un paisaje del monocultivo, porque los agricultores han decidido usar los métodos tradicionales donde desaparecieron los modernos. Muchos agricultores sostienen que los cultivos asociados reducen el ataque de las plagas y producen más por unidad de área. Uno de los sistemas más usados actualmente es el de maíz asociado con batata, que se dice reduce enormemente tanto el gorgojo de la batata (camote) como las infestaciones de la oruga armyworm, posibilitando así una alta productividad sin pesticidas. A falta de datos precisos, es difícil medir las contribuciones relativas de las nuevas tecnologías, como los biopesticidas, versus las prácticas tradicionales y pasadas de moda, como el cultivo asociado.

El caso cubano es crucial porque ha extendido los que antes era una experiencia local hasta un nivel nacional de autodependencia y seguridad alimentaria. Esto es importante en los 90, una era en la cual las pruebas concretas son más importantes que la retórica idealista. No se puede negar que los biopesticidas producidos localmente han jugado un papel clave para que Cuba supere su crisis alimentaria, aunque la eficiencia real de estos productos y su importancia, con relación a otros cambios en la Cuba contemporánea, sean difíciles de cuantificar.

Peter Rosset, Institute for Food and Development Policy (Food First),
398 60th Street, Oakland, California, 94618, EEUU. Email: foodfirst@igc.apc.org y www.foodfirst.org

Monica Moore, Pesticide Action Network (PAN) North America Center, 116 New Montgomery #810,
San Francisco, California, 94195 EEUU. Email: panna@panna.org y www.panna.org/panna/

Referencias

– Dlott, Jeff, I. Perferto, P. Rosset, L. Burkham, J. Monterrey y J. Vandermeer. 1993. Low-input sustainable agriculture in Cuba: management of insect pests and weeds. Agriculture and Human Values (10)3:9-15.

– Moore, Monica. 1996. Redefining Integrated pest management: farmer empowerment and pesticide use reduction in the context of sustainable agriculture. En: Barbara Dinham (ed.) Growing food security: challenging the link between pesticides and access to food, pp. 79-88. Londres: The Pesticides Trust.

– Rosset, Peter M. y M. Benjamin (eds). 1994. The greening of the revolution: Cuba’s experiment with organic agriculture. Melbourne, Ocean Press.

– Rosset , Peter M. 1996. Cuba: alternative agriculture during crisis. In: L.A. Thrupp (ed.): New partnerships for sustainable agriculture, Washington, DC; World Resources Institute, pp. 64-74.

– Rosset, Peter M. 1997. The crisis of modern agriculture: toward an agroecological alternative. En: Feeding the world without poisons: supporting healthy agriculture. Proceedings of the Fourth Pesticide Action Nework (PAN) International Meeting, May 18-21, 1997, Santa Clara, Cuba, pp. 10-24.

– Rosset, Peter M. 1997. Cuba: ethics, biological control, and crisis. Agriculture and Human Values (14)3:291-302.

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