El maíz, los murciélagos y las personas de México: revalorando nuestra idea de diversidad
GENOVEVA DE LA PEÑA | Página 25 DESCARGAR REVISTA COMPLETAEn el Bosque de Chapultepec, dentro del Complejo Cultural Los Pinos, se encuentra el antiguo Molino del Rey, una monumental construcción de fines del siglo XVI. Originalmente destinado a moler harina de trigo y almacenar granos, en algún momento también se fabricaron ladrillos en su interior. Hoy en día, este histórico edificio alberga Cencalli, la Casa del Maíz y la Cultura Alimentaria. Cencalli, un proyecto de la Secretaría de Cultura, ofrece una visión integral de la cultura alimentaria de México, destacando su importancia cultural, material y política. Pone énfasis en el significado social de la cocina mexicana en todas sus dimensiones, resaltando la importancia del maíz y la milpa como fundamentos de la dieta nacional y como un derecho fundamental.
El recorrido por este lugar nos lleva desde la época prehispánica con piezas arqueológicas de importantes sitios y culturas, hasta llegar a las piedras labradas, la talla en madera, los textiles bordados, la cerámica, la pintura y los murales hechos de semillas. Incluso encontramos tortillas ceremoniales, metates1 , utensilios de cocina, esculturas en barro, piezas de arte contemporáneo y una gran colección de maíces. Este viaje nos permite transitar por el largo camino de la cultura alimentaria de México y conocer las huellas que nuestras semillas han dejado en su andar por el mundo.
Aquí podemos explorar más de 10 mil años de historia de este grano, sustento de nuestra cultura. Desde el teocintle, su ancestro silvestre, pasando por todas las razas y familias de maíces que existen. Nal Tel, maíz ajo, zapalote, jala, apachito, cónico, azul, cacahuacintle, rosa, rojo, olotón, chapalote, vandeño, los reventadores y otras tantas de las 64 especies que tenemos en México y de las 220 que existen en América Latina y el Caribe (CONABIO, 2020). La diversidad genética de nuestros maíces es un tesoro, y cuidar de estas razas vivas significa garantizar la soberanía y la seguridad alimentaria, así como preservar una infinidad de platillos preparados a base de maíz, que son herencia de los saberes y tradiciones de nuestras comunidades a través de cientos de años.
Personas interactuando en la sala. Giselle Morales
Adrián dando visita guiada. Giselle Morales
En la planta baja del edificio, encontramos un espacio dedicado a repensar nuestra relación con los alimentos, explorando las formas en las que crecen, cómo se cuidan, cómo llegan hasta nosotros y los efectos que tienen en nuestro cuerpo y en nuestra salud. Al mismo tiempo, recibimos una invitación a pensar en cómo y por qué los seres humanos estamos conectados con el maíz y con los murciélagos, y cómo estos también están interrelacionados entre sí.
La inmediatez que caracteriza nuestra época ha hecho que olvidemos elementos y procesos esenciales en el desarrollo de nuestros alimentos, factores cuya ausencia o presencia pueden modificar por completo el resultado final. Los alimentos que han crecido en buena tierra, que se han desarrollado de acuerdo a los ciclos de la naturaleza, en armonía con el tiempo y las características del suelo donde crecieron, no se pueden comparar con aquellos regados con aguas contaminadas, agrotóxicos y plaguicidas, químicos, ceras y colorantes para volverlos uniformes y más atractivos a la vista, pero nocivos para la salud y para la tierra.
Este espacio está diseñado para que las niñas y niños aprendan el valor de una agricultura limpia y sostenible, incluyendo las buenas prácticas de producción, venta y consumo. Al terminar el recorrido, los visitantes saben que ellos tienen el poder de elegir. El viaje comienza en una cueva, donde viven los murciélagos que entran de noche a una milpa a darse un banquete. A partir de ahí, el recorrido continúa por la sala Aliados del maíz, donde niños, jóvenes y adultos descubren las relaciones de sana dependencia que existen entre maíces, murciélagos y seres humanos. A pesar de ser tan diferentes, ¿en qué nos parecemos y qué compartimos? ¿cómo y por qué podemos encontrar armonía?
La sagrada cueva de Cincalco en Chapultepec es el origen de la historia del encuentro entre los murciélagos y el maíz. Ellos custodiaban la entrada a este templo, y cuidaban los cultivos de maíz, un regalo divino y sustento de la humanidad. Xochiquetzalli, diosa de la belleza, las flores y el amor, fue bendecida por un murciélago, y nació así un poderoso vínculo entre la fertilidad y las buenas cosechas.
En México, estos mamíferos voladores pueden adoptar diferentes hábitos alimenticios: frugívoros, insectívoros, piscívoros, hematófagos o carnívoros. La diversidad en sus formas, colores y patrones en su pelaje es notable (Navarro, 2023). A ellos se debe el equilibrio ambiental y su gran aporte en la producción de bienes alimentarios culturales que nos dan identidad, como el mezcal, el tequila, la bacanora, la raicilla, el sotol (bebidas ancestrales de distintas regiones del país), otros magueyes y maderas como la madera balsa.
Entre las culturas que dependen de la agricultura tradicional, el murciélago juega un gran papel como controlador de plagas de otras especies, como el agave, las cactáceas, el garambullo (myrtillocactus geometrizans), la pitahaya (selenicereus undatus), el capulín (Prunus ilicifolia), y el zapote (Manilkara zapota). Dependiendo de la especie a la que pertenecen, los murciélagos pueden formar colonias de más de un millón de individuos y consumir hasta 10 toneladas de insectos en una noche, cazar mil mosquitos en una hora o polinizar distintas plantas tropicales y desérticas. Dispersan las semillas de aproximadamente 750 tipos de plantas en bosques y selvas, siendo así regeneradores de ecosistemas. Se adaptan increíblemente y pueden vivir en cuevas, árboles huecos, refugios naturales y otros hechos por humanos, como minas, túneles, puentes, ruinas y espacios abandonados.
De las 1400 especies que existen en el mundo, en México contamos con 141, cuyos servicios y beneficios son de gran valor ecológico y económico para los seres humanos y el ambiente. En el caso específico del maíz, los murciélagos llevan a cabo una labor insustituible, ya que se alimentan de otras especies y previenen el surgimiento de plagas, reduciendo en un 85% el daño de las cosechas. Se evita, de manera natural el uso de agrotóxicos y pesticidas que contaminan nuestros alimentos, la tierra y el agua (Navarro, 2023).
Aliados del Maíz es un refugio para los más pequeños. Allí, a través del juego, la observación, la reflexión y muchas actividades, conocen los riesgos del consumo de maíz contaminado y entienden los beneficios de cuidar la diversidad, que trae como resultado su propio bienestar y el de las demás especies (Morales, 2023). Por otro lado, en el huerto y la milpa escuela, asisten a talleres de agroecología en los que aprenden a cuidar de la tierra, a sembrar y cosechar sus propios alimentos. En compañía de Paloma Vázquez, guardiana del maíz y consejera de Cencalli, pueden conocer el proceso de nixtamalización (tratamiento de granos de maíz con cal para mejorar su textura, sabor y calidad nutricional) y cómo elaborar tortillas de máxima calidad de forma divertida y creativa integrando otros productos como nopal (opuntia ficus indica), betabel (beta vulgaris), y chiles (capsicum annuum). El arte de producir nuestros alimentos en comunidad colaborativa, como crece la milpa, es una práctica cotidiana que tiene lugar aquí y a la que todos se pueden sumar.
Paloma descubriendo un murciélago en el mural. Giselle Morales
Descubriendo elementos de la cueva de Cincalco. Giselle Morales
En cuanto a diversidad cultural, México abriga la potencia y la riqueza de sus 68 pueblos originarios y afrodescendientes. Estas manifestaciones se reflejan en sus 68 lenguas con 364 variantes, en la cultura alimentaria, los textiles, fiestas tradicionales y patronales, música, danzas, artesanías, y ceremonias sagradas. Nuestro país también es hogar de inmigrantes de muchas naciones que se identifican con este territorio y han aportado invaluables obras al arte y la cultura. Celebramos la diversidad de nuestro pueblo y un patrimonio cultural único en un mundo cada vez más globalizado. La megabiodiversidad de nuestro país suma a esta riqueza la variedad de especies de plantas, anfibios, mamíferos, aves y reptiles que habitan nuestro territorio. Este espacio, creado por Bioconciencia —asociación civil sin fines de lucro cuyo objeto es la promoción de la protección, uso y aprovechamiento racional de la diversidad biológica— y Cencalli, contribuye a reflexionar sobre la noción de diversidad y a practicar otras formas de relacionarnos con las especies de nuestro planeta.
En suma, cuando podemos mirar las conexiones que existen entre los murciélagos, los maíces, cada especie de planta, animal, mineral y nosotros, cobra sentido el milagroso equilibrio de la vida.
Genoveva de la Peña
Estudió filosofía en la UNAM y metales en Mass Art. Trabajó en el
INAH y en la Secretaría de Cultura. Fue maestra en la UNAM y en
la UNAY. Actualmente vive en Yucatán y trabaja en proyectos de
repoblación de abejas nativas y agricultura tradicional.
besemat@yahoo.com
Referencias
- Navarro, L. (2023). Guion académico Aliados del maíz.
- Morales, G. (2023). Guion museográfico Aliados del maíz.
- CONABIO. (2020). Razas de maíz de México https://www.biodiversidad.gob.mx/diversidad/alimentos/maices/razas-de-maiz.
Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, Ciudad de México. México.
Más artículos
Explora más contenido de este número de la revista Leisa aquí mismo.
VER MÁS ARTÍCULOSEdiciones Anteriores
LEISA es una revista trimestral que busca difundir experiencias de agricultores familiares campesinos.
Por ello puedes revisar las ediciones anteriores.