junio 2019, volumen 35, Número 1
Plataforma Nacional de Suelos en Bolivia: historia y experiencias

Los patios productivos. Práctica y construcción de una comunidad de mujeres desde la periferia

CASTA CATORCENO ROCHA | Página 19-22
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La experiencia de Los “patios productivos” es un ejemplo de agricultura periurbana manejada por mujeres, que emplean, reciclan y reutilizan los recursos locales para garantizar la seguridad y soberanía alimentarias de las familias del distrito 4 del municipio de Arbieto, de la ciudad de Cochabamba, Bolivia. Esta experiencia se desarrolló con un grupo de 80 mujeres productoras de cuatro comunidades, Santa Rosa de Lima, 20 de Octubre, Puerta de Sol y Villamontes, del municipio de Arbieto; familias de bajos recursos económicos y migrantes de áreas rurales de los diferentes departamentos del país. Los desafíos que enfrenta la población de la zona son escasez de agua, falta de acceso a la alimentación sana y baja autoestima. Sin embargo, ahora las mujeres productoras se sienten valoradas a nivel familiar y en espacios públicos por su experiencia y manifiestan que tienen más confianza en ellas mismas. Como principales protagonistas, las mujeres organizadas en la Agricultura Periurbana promueven igualdad de género y adaptación al cambio climático.

Reutilización de botellas plásticas para macetas en las que se cultivan hortalizas. Casta Catorceno

El presente artículo ha sido un esfuerzo realizado por la Asociación Agroecología y Fe para sistematizar la experiencia de más de seis años de trabajo en patios productivos con enfoque agroecológico y la participación de 80 mujeres migrantes, residentes en las comunidades de Santa Rosa de Lima, 20 de Octubre, Villamontes y Puerta de Sol, del distrito 4 del municipio de Arbieto, a 14 km de la ciudad de Cochabamba. Estas mujeres están organizadas en la Asociación de Productoras Agrícolas y Huertos Familiares Nueva Semilla.

Las mujeres organizadas en la Asociación de Productoras Agrícolas y Huertos Familiares Nueva Semilla. Casta Catorceno

La Asociación Agroecología y Fe se forma en 2017 con la finalidad de brindar apoyo a las familias campesinas de la zona rural de Tacopaya y SipeSipe, y a las de la zona periurbana del municipio de Arbieto, en el marco de la agricultura sostenible y sus diferentes dimensiones: ambiental, social, económica, cultural, etc.

Con el objetivo de crear comunidad de familias, la experiencia surge en 2012 a partir de una iniciativa de pastoral social de la parroquia del Señor de Santa Vera Cruz, situada en la zona sur de la ciudad de Cochabamba, sobre la antigua carretera a Santa Cruz, y en torno a la huerta parroquial, como espacio de encuentro comunitario, de conexión y cuidado de la naturaleza para jóvenes, niños y familias en general. La invitación a la junta escolar de la comunidad Santa Rosa de Lima para colaborar en el trabajo de la huerta parroquial sirvió para que tres mujeres de esta comunidad –Damiana Soria, María Elena Gutiérrez y Berna Jurado– emprendieran el proyecto de implementar huertos familiares en sus domicilios, también denominados “patios productivos”. A su vez, estas experiencias permitieron que otras mujeres se incorporaran y conformaran un pequeño grupo que llevara a cabo, a través del ayni (apoyo mutuo), distintas actividades en torno a la producción agrícola bajo principios agroecológicos. Estas iniciativas fueron la base para la elaboración de un proyecto que fue financiado por la fundación MISEREOR durante cuatro años (2014-2018) y cuyo principal objetivo ha sido fortalecer
la agricultura periurbana con enfoque agroecológico y garantizar la soberanía alimentaria con la producción de hortalizas sanas, frescas y nutritivas para un alimentación saludable de las familias del distrito 4 del municipio de Arbieto.

Aspectos generales

Debido al crecimiento acelerado de la mancha urbana, sin planificación territorial, se conformaron las comunidades periurbanas de Santa Rosa de Lima, 20 de Octubre, Villamontes y Puerta del Sol, conformadas como Organizaciones Territoriales de Base (OTB) y situadas en una zona periférica de la ciudad de Cochabamba con difícil acceso al agua, suelos degradados, espacio reducido y falta de áreas verdes.

La mayoría de la población es migrante de origen quechua. Los varones se dedican en su mayoría a actividades relacionadas con la construcción (albañilería) y en menor medida al transporte. Las mujeres son las principales encargadas de la actividad agrícola, pues son ellas las que cultivan diversidad de hortalizas y también crían animales menores (gallinas, ovinos y conejos) para la alimentación familiar. Las hortalizas son para el autoconsumo, intercambio y venta del excedente. Otras actividades que realizan son el tejido de chompas para sus familias y las labores domésticas; algunas de ellas se dedican también al comercio informal.

Los principales problemas que enfrenta la población en la zona, además de la escasez de agua, son la falta de acceso a una alimentación sana, bajos niveles de autoestima y ausencia de liderazgo entre las mujeres.

La experiencia

La experiencia de patios productivos como ejemplo de agricultura periurbana manejada por mujeres emplea y reutiliza los recursos locales para garantizar la seguridad y soberanía alimentaria de las familias. Se desarrolló bajo cuatro componentes: producción agroecológica, alimentación sana, difusión, y transformación-comercialización.

Los patios productivos se destinan a la producción de alimentos frescos, sanos y nutritivos de acceso inmediato, y al cuidado del medio (relación amigable con la naturaleza y el ser humano) en las zonas periféricas.

El tamaño promedio de los patios productivos es de 12 m2. Para mejorar la fertilidad del suelo se incorpora abono vegetal, abono animal y desechos de cocina en forma de compost. El riego es manual y se usa cobertura vegetal. Para el control de plagas se usan insumos naturales. Se producen las siguientes especies entre hortalizas, plantas aromáticas, frutales y forestales: tomate, remolacha, acelga, achojcha (Cyclanthera pedata, llamada popularmente caigua o caihua, del quechua qaywa), apio, perejil, orégano, nabo, repollo, pimentón, espinaca, lechuga, locoto, zanahoria, acelga, zapallo, carote, zapallito de tronco, lacayote, cebollín, maracuyá, granada, durazno, higo, camote, etc. La producción es destinada principalmente para el autoconsumo y los excedentes son comercializados a través de diferentes canales, por ejemplo, la venta de canastas solidarias y saludables.

Las mujeres productoras, guardando una parte de sus semillas, han iniciado la producción de sus propias semillas y realizan el intercambio comunitario solidario de semillas cada año; con algunas semillas que no logran producir las apoya el proyecto. La crianza de animales menores (gallina, pavo, conejo, oveja) es directamente destinada al autoconsumo. La buena producción genera menos dependencia del mercado y un aporte a la buena alimentación de la familia y a la economía familiar.

En la parte productiva las principales actividades desarrolladas consistieron en encuentros de socialización, motivacionales y de capacitación, fundamentalmente en reuniones comunitarias, intercambios y visitas a experiencias de otras productoras, lográndose la colaboración mutua entre ambos grupos de mujeres. En este sentido, cabe mencionar el uso de recursos locales disponibles para el reciclaje (llantas de vehículos, botellas de plástico, baldes, bañadores, ollas, etc.), la reutilización de aguas domésticas, la cosecha de agua de lluvia, la construcción de depósitos circulares con molde de adobe a bajo costo y replicable por las familias como experiencia piloto para la cosecha de agua, y la incorporación de sistemas agroforestales en los patios productivos.

No obstante, se presentaron dificultades; una de las principales fue la desconfianza inicial de muchos de los esposos de las productoras. Se tuvo que realizar un trabajo paralelo con ellos, quienes al ver las mejoras en la producción y los ingresos cambiaron su actitud y en muchos casos apoyaron a sus esposas. Otras dificultades han sido los conflictos con las familias que no trabajan en el proyecto, así como los que se suscitaban entre las mismas mujeres de la organización por causas como los recelos personales.

Entre los logros destacables merecen citarse la innovación que genera la creatividad de las propias productoras, el interés de los jóvenes –mujeres y varones– y de otras familias que han replicado la experiencia (esto último fue un resultado no esperado). También como logro del proyecto existe una mayor conciencia medioambiental y más eficiencia en el manejo de los recursos locales.

Otros efectos positivos del proyecto han sido, en lo social, las relaciones interpersonales que surgen entre las mujeres y el rescate de prácticas ancestrales como son el intercambio de semillas y la práctica del ayni. También se ha logrado un cierto grado de independencia del mercado con relación a los alimentos y a los insumos para la producción. Las prácticas agroecológicas en el cultivo han permitido una producción diversa de mayor calidad y el mejoramiento de la fertilidad de los suelos.

En la parte de alimentación cabe destacar el intercambio de recetas, el aprendizaje de nuevas formas de preparar alimentos con diversidad de verduras y un incremento de la conciencia de la importancia de una alimentación sana, del cuidado de la salud personal y de la de los demás, que se ha manifestado en cambios en la nutrición familiar. Otro resultado fue el valor que las mujeres han dado a las hojas de algunas hortalizas como la remolacha, el nabo y el rabanito al incorporarlas en sus comidas.

La difusión, entendida como incidencia política y social, comprendió participación en ferias organizadas por municipalidades, en la Plataforma Nacional de Suelos y en la Red de Agricultura Urbana y Periurbana de Cochabamba, así como en alguna otra de carácter nacional. Se han sistematizado y documentado con informes y fotografías las experiencias del grupo de mujeres y han tenido asesoramiento jurídico por el equipo técnico para la formalización de su organización. Los principales obstáculos han sido el nulo reconocimiento y apoyo al trabajo de las mujeres productoras por las autoridades. Como logro destacable cabe señalar el uso de la experiencia de los patios productivos por las líderes locales para solicitar al municipio apoyo para agua y forestación. Asimismo, las mujeres se empoderan al liderar el proceso de compartir su propia experiencia a través de ferias, talleres, intercambios, programas de radio o elaborando videos de manera participativa. La producción de tres videos: “Mi patio productivo, una opción de vida y alegría”; “Experiencias motivadoras de los patios productivos” y “Sin agua no hay vida”, fue una iniciativa nacida de las propias mujeres a partir de una capacitación organizada por MISEREOR para elaborar videos participativos.

La importancia de la organización como motivación y apoyo entre productoras, y el reconocimiento de este rol al interior de sus familias, de la comunidad y del municipio son claves para el empoderamiento de las mujeres.

Respecto al último componente de transformación y comercialización, es importante mencionar el encuentro realizado con consumidores para dar a conocer los patios productivos y los productos del grupo de mujeres, organizado a través del apoyo del proyecto. Asimismo, se abrieron nuevos canales de venta directa como las ferias (municipales, Agropecuario-UMSS y de la Plataforma Nacional de Suelos de Bolivia), la venta a vecinos de la comunidad, reuniones de las OTB, las unidades educativas y las canastas solidarias y saludables con el eslogan “Te vendemos alimentos sanos y te regalamos salud”.

Los patios productivos ofrecen ahora mayor diversidad de hortalizas. Annie Marie Barret

No obstante lo anterior, el acceso a espacios de venta en los mercados y la escasa valoración de los productos por parte de los consumidores, que no pagan un precio justo por ellos, son las principales dificultades halladas. Los logros en este caso hacen referencia de nuevo a la innovación e iniciativa de las mujeres quienes generan nuevos productos para la venta a través, por ejemplo, de la transformación de las hortalizas y de la propagación de plantines que dan lugar a experiencias de economía solidaria.

Junto al escaso apoyo que las autoridades dan a este tipo de iniciativas, hay otros factores negativos: el tamaño de la tierra, los suelos degradados, abono vegetal y la falta de agua; todo lo cual impide la especialización de las mujeres de la Asociación de Productoras Agrícolas y Huertos Familiares Nueva Semilla como productoras agroecológicas.

Conclusiones y recomendaciones

La agricultura periurbana bajo principios agroecológicos es una experiencia motivadora y replicable en contextos similares a los de los asentamientos donde se establecen las familias migrantes provenientes de zonas rurales de varios departamentos, principalmente del norte de Potosí. La realidad de las familias migrantes de áreas rurales a zonas periurbanas es bastante compleja y desafiante, especialmente para las mujeres que se ven alejadas de su familia, comunidad y costumbres culturales, y se sienten con menos capacidad o autonomía que sus esposos para desenvolverse en el nuevo contexto. En este sentido, los patios productivos son espacios que les permiten contribuir a la economía de sus familias y comunidades y a su buena alimentación. Estos espacios responden a los intereses y necesidades de contacto con la naturaleza, donde aplican sus saberes, lo que aumenta su autoestima, autonomía y empoderamiento.

Estas iniciativas son procesos que el acompañamiento técnico requiere comprender y tener paciencia para actuar de acuerdo con los roles y tiempos de las mujeres, para motivarlas y promover su participación y así también garantizar el apoyo de sus familias.

La organización es también importante para asegurar la sostenibilidad de las acciones implementadas. Las relaciones de amistad, solidaridad y confianza que se establecen, así como los intercambios de productos, saberes y experiencias son la base para la sostenibilidad.

Las mujeres líderes o más experimentadas son el principal apoyo frente a las dificultades que encuentran otras mujeres, tanto de tipo productivo como personal. Empoderar a las mujeres y expertas en sus propias comunidades, confiando en su creatividad y sabiduría, es una de las principales lecciones aprendidas.

Entre los retos y desafíos pendientes se encuentra el trabajo con las autoridades locales, municipales, departamentales y nacionales para que reconozcan la importancia de la agricultura periurbana con base agroecológica e implementen políticas para su apoyo y fomento.

Casta Catorceno Rocha
Técnica Superior Agrónoma; Ingeniera en Desarrollo Rural
Sustentable. Asociación Agroecología y Fe
castycr7@hotmail.com

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