Cabe preguntarse cuál es la razón del crecimiento de la oferta de productos agroecológicos en las principales urbes de los países latinoamericanos. Se trata de una moda o es una tendencia a raíz de la mayor información que tiene la población urbana sobre la importancia de alimentarse saludablemente para evitar las enfermedades “no transmisibles”, y también por una actitud responsable con la calidad del ambiente y los recursos naturales (Mendiola, p. 5). En la interacción directa entre productores y consumidores en los mercados –“ferias ecológicas” en países sudamericanos o “tianguis orgánicos” en México– se genera una relación de confianza.
Esta relación tiene gran valor para la vigencia de la demanda de productos agroecológicos, libres de agrotóxicos y provenientes de la agricultura sostenible de pequeña escala (Mendiola, p. 5). El consumidor confía en la calidad ecológica que le ofrece el productor y, si no confía, exige la certificación orgánica de tercera parte otorgada por instituciones dependientes de las autoridades oficiales o por empresas especializadas, muchas veces de carácter internacional. Dichas certificaciones de tercera parte no están, por lo general, al alcance de productores familiares campesinos por sus altos costos y las de carácter oficial que brindan los estados les son de difícil acceso por el largo proceso de la tramitación.
No obstante, ante la creciente demanda de productos orgánicos o agroecológicos por consumidores urbanos, responsables con su salud y el ambiente, y la necesidad de que los agricultores ecológicos organizados cuenten con una certificación apropiada y accesible, ha surgido el Sistema de Garantía Participativo (SGP), modalidad con características que se rigen por las normas oficiales de cada país para este tipo de producción, pero también por las connotaciones culturales de cada localidad. Este tipo de proceso de certificación cuenta por lo general con la colaboración y apoyo de profesionales y docentes de las facultades de agronomía. Tal es el caso de las experiencias en diversos países de la región que se presentan en este número de leisa, y que van desde la construcción de confianza en los mercados tianguis en México (Grupo de productores y consumidores urbanos asociados Ciudad de México – insekto libre, p. 26; Bara y Jarquín, p. 29; Salgado, p. 33; Escobar p. 35), las cadenas de valor (Fuentes, Marchant y Johnson, p. 12), la importancia de los circuitos cortos de comercialización (De la Cruz, Matarán, Hung y Knudson, p. 8), los desafíos que genera la construcción de relaciones de confianza urbano-rurales (Borja, Padilla, Zambrano y Oyarzun, p. 15), hasta la confianza construida a través de largos años en la agricultura urbana (Lattuca, p. 19) y donde también la gastronomía juega un rol importante para lograrla (Montán, p. 24).