diciembre 2017, Volumen 33, Número 4
Relación de confianza entre consumidores y agricultores

Puentes solidarios entre productores y consumidores: PROSUMIDORES

MARCELA MONTÁN RODRÍGUEZ | Página 24-25
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Iniciativa para establecer la relación directa entre los agricultores campesinos y los consumidores urbanos, cuyo objetivo es generar una mayor cultura sobre la importancia del “buen comer” basada en la producción agroecológica de los alimentos

Producción hortícola urbana en Azirumarca, Cochabamba. Rene Herbas
Producción hortícola urbana en Azirumarca, Cochabamba. Rene Herbas

Es importante que los productores y los consumidores de alimentos cuestionen la lógica mercantil, el desarrollo del actual sistema agroalimentario y los modelos de distribución, por ser procesos que uniforman los patrones de consumo. Este sistema alimentario nos muestra su insostenibilidad si reproducimos las lógicas convencionales de producción, distribución y consumo de alimentos. La pobreza, la falta de acceso a los alimentos de la mayor parte de la población, son elementos a considerar en una propuesta de cambio.

En ese marco debemos crear las condiciones para que el derecho a la alimentación sea una realidad para todos y todas. En el caso de Bolivia, es necesario mejorar la cultura alimentaria y nutricional propia de cada territorio, con una distribución de alimentos en condiciones equitativas y justas para las familias productoras, así como promover encuentros entre productores y consumidores.

Conseguir la soberanía alimentaria desde el diálogo con las necesidades de los otros en múltiples direcciones: campo-ciudad; campesinos/as-consumidoras/es; autóctonos/
as-inmigrantes; Norte-Sur.
Galindo (2002)

Conectar a los que estamos de un lado y del otro, nos da la posibilidad de considerar las potencialidades que se encuentran alrededor del “buen comer”. Las palabras agroecología, orgánico, consciente, ecológico se han puesto de moda, lo que permite aprovecharlas para generar alternativas de alimentación a partir de una alianza entre ciudadanos –mujeres y varones– del campo y la ciudad.

El puente: productores y consumidores

Diferentes movimientos en Bolivia, entre ellos la Plataforma Nacional de Suelos para una Agricultura Sostenible (PNS-AS) –integrada por más de 50 instituciones privadas y 15 000 familias agricultoras– han dedicado esfuerzos durante más de 20 años para fortalecer la producción agropecuaria con enfoque agroecológico en las diferentes ecoregiones del país. Este enfoque busca la conservación de la fertilidad de los suelos con prácticas agroecológicas, incorpora árboles y diversifica la producción en el sistema, lo que permite a la familia agricultora ofrecer una amplia gama de alimentos sanos. Simultáneamente, estas experiencias han contribuido a que las familias campesinas optimicen el manejo de sus recursos locales, como son la producción de fertilizantes en la finca, la protección de las nacientes de agua para el riego, etc., y así lograr consolidar su economía, haciéndola atractiva también para los jóvenes de las áreas rurales. Sin embargo, las lógicas frías y anónimas del mercado no han sido lo suficientemente motivadoras para que los pequeños agricultores ofrezcan sus productos como alimentos de calidad y los consumidores puedan apreciar los beneficios de esta forma alternativa de producción para una alimentación saludable. Hace unos diez años, el “buen comer” empezó en Bolivia a ampliar su mirada sobre la elección de alimentos “sanos”, así como otros patrones de vida saludables (uso de bicicleta, cuidado de la naturaleza y de los animales, vegetarianismo). Una causa que movilizó a la sociedad civil fue la alimentación, desde una perspectiva nutricional, cultural y ambiental.

Los jóvenes activistas son quienes se identifican con iniciativas como Slow Food, que en Bolivia es parte de este movimiento internacional que busca una vuelta a los sabores y culinaria tradicionales, así como estimular el disfrute de las comidas justas, limpias, saludables, y contrarrestar la cultura de la comida rápida. El Movimiento Comida Consciente, liderado por casas comunitarias en diferentes departamentos de Bolivia, surge como forma de respeto a la naturaleza y a la vida, de cuidado de la salud, de lucha contra el consumismo, la comida chatarra, la explotación animal y los alimentos transgénicos, y como una diferente relación con la Madre Tierra.

Por el otro lado, en 2012 se conformó el Movimiento de Integración Gastronómica (MIGA) como una plataforma de instituciones bolivianas relacionadas al ámbito gastronómicoalimentario, que tiene entre sus objetivos la revalorización y promoción del Patrimonio Alimentario Regional Boliviano (PARB). Este movimiento impulsa procesos de desarrollo desde la cocina boliviana para generar empleo digno e incremento de ingresos y calidad de vida de las familias vinculadas a esta cadena alimentaria. Una de sus actividades principales es el TAMBO, como vitrina gastronómica boliviana, que cuenta con la participación de chefs nacionales e internacionales. Desde 2013 hasta su más reciente versión en octubre 2017, TAMBO convoca también a productores agropecuarios, empresas privadas, escuelas gastronómicas y a las gobernaciones municipales de las ciudades auspiciadoras, como fueron La Paz y Tarija.

Esta nueva ola generada por los movimientos de productores y consumidores, al igual que el MIGA, denota el interés por valorizar la pequeña agricultura familiar campesina, los productos con identidad territorial, los mercados solidarios y la gastronomía como medio para llegar a más población. En el ámbito rural existen iniciativas que buscan a consumidores interesados en comprar alimentos producidos con prácticas agroecológicas.

En Bolivia podemos aprovechar experiencias motivadoras de los países vecinos para potenciar las primeras iniciativas, considerando las dinámicas internas de productores, comercializadores y consumidores. También es importante tomar en cuenta las políticas nacionales y regionales que acompañen esta necesidad emergente de estrechar los vínculos entre los productores y los consumidores.

Desafíos para construir

A pesar de que las iniciativas incipientes de Bolivia no estuvieron en el foco del debate internacional, es interesante cómo se ha ido reconfigurando la producción, la comercialización y el consumo de alimentos en este país. Los esfuerzos realizados son sumamente valiosos al garantizar el derecho a la alimentación y a la producción saludable para la población boliviana, tanto en el campo como en la ciudad. Estos primeros esfuerzos requieren ser fortalecidos por estrategias más agresivas y sistémicas para alcanzar un añorado “buen producir y comer”, que a la vez generen un buen vivir para las familias agricultoras.

Durante 2016 se conformó a nivel nacional, el Grupo PROSUMIDOR, integrado por las redes PNS-AS, el Grupo de Trabajo Cambio Climático y Justicia (GTCC-J) y la Red de Agricultura Urbana y Periurbana Bolivia (Red AUP), bajo la consigna de “Alimentos para la vida”. En su conjunto proponen una serie de acciones para construir estos puentes entre
productores y consumidores, desde la comunicación, los encuentros e intercambios de experiencias y la generación de información para el debate y análisis, etc.

Como grupo PROSUMIDOR, se realizó la sistematización de cinco experiencias regionales sobre estas nuevas relaciones entre productores y consumidores en Bolivia. Cada experiencia demuestra su dinámica, sus dificultades, pero también factores que pueden ser consolidados para replicarse como experiencias motivadoras en otros contextos.

Sin duda, para construir alternativas solidarias de alimentación debe garantizarse una alimentación sana, no solamente para los consumidores de las ciudades y de las clases media y alta, sino también para los productores campesinos como principales forjadores de alimentos. Las instituciones que apoyan a los productores deben contemplar la valoración de los productos agroecológicos, no solo por el precio en el mercado sino también por la optimización del empleo de los recursos locales disponibles a nivel de la finca, la facilitación de relaciones directas entre productores y consumidores y la mejora en la presentación e incremento del valor de los productos del agro.

Marcela Montán Rodríguez
Facilitadora del Grupo de Trabajo Cambio Climático y Justicia (GTCCJ – Bolivia),
web: www.ccjusticiabolivia.org
Miembro de: Slow Food Bolivia, ICAF Internacional,
Red Latinoamericana de Investigadores interesados en Alimentos Ancestrales del continente americano (RIAL) México.
mmontanr@gmail.com

Referencias

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