El productor Teodoro Naranjo, de 101 años de edad, cuenta que antes del triunfo de la revolución cubana los agricultores de bajos ingresos construían sus propios implementos de madera y que fue ahí cuando nació el llamado arado criollo, el cual se sigue usando para surcar los terrenos para la siembra. Este arado tiene varias ventajas y desventajas (cuadro 1).
Pero la historia a contar es la del campesino Juan Morales Martínez quien, en casi 50 años de agricultor nunca ha utilizado el arado de vertedera porque las condiciones del terreno no lo permiten ya que es demasiado pedregoso, además de encontrarse en una ladera. Para realizar la labranza del suelo en estas condiciones y alimentar a su familia, el productor utiliza el arado criollo, ya que al ser de madera es más flexible y se adapta a las condiciones del suelo pedregoso; también es más liviano y fácil de manipular. La profundidad con la que este instrumento penetra el suelo es menor que la de su homólogo importado, por lo que el nivel de erosión por movimiento del suelo es mínimo.
Los resultados que obtiene este productor con el arado tradicional –con el que casi le rinde culto a la labranza mínima– son impresionantes al compararlos con la producción de los otros campesinos del Valle de Canalete que trabajan en condiciones similares pero que utilizan el arado de vertedera, un implemento de labranza que fue diseñado para suelos mucho más profundos y con mayor contenido de materia orgánica. Entre estos resultados se aprecian mayores producciones, mejores condiciones del suelo, mayor fertilidad y biodiversidad de microorganismos, menor costo por insumos y, lo más importante, no ha tenido que abandonar sus tierras para producir en otro lugar, con lo cual logró sostenibilidad para la economía familiar. Esto representa una mayor ventaja respecto al labrado rápido que ofrece el método convencional (arado de vertedera), que no se adapta a las condiciones del suelo de Cuba.
Indicadores ecológicos
La conversión de un sistema agrícola especializado a un sistema agroecológico sigue tres principios básicos: diversificación, al incluir varias especies de cultivo, árboles y animales; integración, por el intercambio dinámico y el reciclaje de energía y nutrientes entre los componentes del sistema, y el logro de la autosuficiencia alimentaria (Funes-Monzote, 2009).
En la figura 1 se muestran los cinco indicadores de la calidad ecológica del suelo, medidos en la finca del productor Juan Morales Martínez y en otra finca en la que se utiliza el arado de vertedera. Los resultados fueron totalmente diferentes: el indicador “materia orgánica” muestra una diferencia de dos a cinco, lo que también se observó en los indicadores de las propiedades físicoquímicas y en la presencia de microorganismos. También hubo diferencia en la profundidad del suelo, lo que demuestra los efectos nocivos del arado importado de vertedera.
Conclusiones
- Es de gran importancia que se analice profundamente la mecanización en la agricultura porque muchas veces los daños causados son irreversibles, por lo menos a corto plazo.
- Lo que se hace hábito en la agricultura campesina muchas veces tiene efectos negativos, sobre todo cuando las tecnologías aplicadas son importadas.
Amauri Rivero Arteaga, Sixto Malagón Morales, José Reinaldo Díaz Rivera, Anaimi Gigato Toledo
Universidad de Pinar del Río, Cuba.
Referencia
- Funes-Monzote, F. R. (2009). Agricultura con futuro: La alternativa agroecológica para Cuba. Matanzas: EEPF Indio Hatuey