La reunión reflejó el interés y el compromiso de los agricultores familiares con la conservación de las muchas variedades de papa originarias de la alta montaña andina, recurso biológico y cultural de gran valor para la sostenibilidad de la producción de alimentos en ecosistemas de alta vulnerabilidad ante los efectos del cambio climático (más información sobre el encuentro en www.leisa-al.org, sección “Más información – Biodiversidad”).
En el marco de esta reunión tuvimos la oportunidad de recibir valiosos testimonios de agricultores, tanto mujeres como varones, guardianes de papas nativas. Publicamos en las páginas siguientes los testimonios de agricultores de Kichki, Huánuco (Predesvinda Borja Beteta y Victoriano Fernández), donde en junio del presente año se celebró la importante Feria de la Agrobiodiversidad Muhu Raymi.
Testimonios
Predesvinda Borja Beteta
Agricultora conservacionista de papas nativas en el distrito de Kichki, Huánuco
Son 480 variedades de papa nativa las que tengo actualmente. Esto nos ayuda más que todo en la alimentación para nosotros, para nuestros hijos. Es una alimentación sana y es por eso que valoramos nuestra papa nativa. Es nuestro cultivo lo mejor que tenemos en nuestro lugar. Desde mis abuelos cultivo las variedades que tengo, no las pierdo.
Desde mis abuelos, bisabuelos, sigo cultivando. Mi papa favorita es la pampamachay y la maymi shiera, que en castellano es “donde está la cereza”. Son variedades ricas y fáciles de pelar y de cocinar.
Sin embargo, el principal desafío que se presenta como cultivadora de papa nativa es el trabajo. A veces, como en mi caso, uno no tiene pareja que le ayude y entonces ayudo a otras personas para que ellas me ayuden a mí: minka, así trabajo yo, con la ayuda mutua.
De las papas nativas muchas cosas se hacen… ¡Muchos colores! ¡Maravilla de comidas puedes hacer! A mi hija le hago papas lays, le hago mazamorra morada de las papas de colores, gelatinas de papas de colores, ¡de todo invento! Hasta de la mashua (Tropaeolum tuberosum). Tengo 20 variedades de mashua, de la oca (Oxalis tuberosa) tengo 30, del olluco 40 y de eso miles de maravillas se hacen. Pero cuando uno no sabe, no puedes hacer, no puedes consumirlo.
El cambio climático está afectando a la agricultura mucho, por ejemplo, este año el clima ha cambiado bastante en mi zona, ha habido demasiada lluvia… Y en esta temporada hace demasiado calor y es más fácil sembrar, la tierra está más suave porque todos los días llueve. Para algunas personas es raro que ya llueva en estos meses y en mi comunidad todos se admiran. El clima ha cambiado bastante para nosotros. Es por esto que a las papas primerizas les está afectando bastante la rancha, la enfermedad rancha que a causa de la lluvia está quemando la papa.
Hay papas nativas que resisten a la rancha y también hay algunas que son delicadas. Las resistentes a la rancha son variedades como el muru soncco (“corazón manchado”) y haukin juito.
Mi recomendación es sembrar las variedades que resisten a rancha pero recién este año es que está cambiando el clima. El año pasado no era así, el año pasado era demasiado calor y este año es demasiada lluvia.
Las reuniones de AGUAPAN son importantes porque nos dan un pequeño apoyo y gracias a eso es que he logrado llevar a diferentes lugares mi papa nativa. Tenemos intercambios de ideas y de semillas en este tipo de eventos. Te conoces con la gente, llevas tus papas, haces intercambio y año a año vas aumentando las variedades… Yo tenía así, casi poco, pero en unos dos años he llegado a 480 variedades intercambiando semillas.
En mi zona, en Huánuco, cuando traes papa nativa a vender, como abunda, no la compra nadie… El mínimo precio es de 80 a 90 céntimos. Pero cuando sales a Lima lo vendes en una.
Para la gente ver la papa nativa en las ferias es novedoso y es papa sana, no es como la papa blanca que es puro químico, puro veneno… Muchas veces llevé a Lima y gracias a mi papa nativa educo a mis hijitas y vivo mejor. Por eso siembro y conservo mis papas.
Mi sueño para dentro de 20 años es batir un récord con la papa nativa: tener un mercado seguro para mandar por toneladas con un grupo de agricultores y creo que se está logrando poco a poco. ¡Gracias!
Victoriano Fernández Morales
Kichki, Huánuco. Presidente de la Asociación Nacional de Productores de Papa del Perú (APPAPA)
Actualmente agrupamos a las doce regiones principales de papa aunque estamos incorporando a más asociaciones de otras regiones porque sabemos que, en total, son 19 las regiones productoras de papa. Nosotros como conservacionistas y guardianes tenemos que asociarnos porque el estar asociado tiene muchos beneficios, sobre todo para hacer que el Estado cumpla con las leyes.
Yo tengo más de 500 variedades en mi fundo en Monte Azul, Huánuco. Siempre he dicho que las papas nativas, mis papas, son como mis hijos porque las cuido, les doy los mejores cuidados. Si quieres a tus hijos, quieres a tus papas. Cuando una cosa te gusta, la haces con esmero, con mucha dedicación. Yo soy de esas personas que tiene mucha dedicación. Cuando cosechas tus papas y ves las diferentes formas, colores, variedades, te ilusionas. Yo heredé de mis padres más o menos cien variedades pero luego comencé a participar en ferias y eventos recorriendo todas la regiones del Perú intercambiando, comprando y recoleccionando otras variedades. Mi papa favorita es la pukashuyo porque es de color rojo y su sabor, exquisito; los mismos investigadores de papas dicen que es antioxidante y que tiene muchas bondades más.
Siempre he agradecido a los cocineros, en especial a Gastón Acurio, porque esa alianza cocinero-campesino ha permitido la difusión de las papas nativas al nivel nacional e internacional, permitiendo su presencia en el mercado a un precio justo de acuerdo a la inversión que uno hace. El público paga porque ya sabe que esa papa tiene diferentes vitaminas y muchos beneficios.
Yo vi en algún momento a las personas mayores que cultivan las papas nativas y he ido creciendo hasta donde estoy ahora. Mi papá me decía, “hijo, a ustedes les gustaba comer papa huachuy (papa nativa) y no la papa blanca”. A uno le tiene que nacer algo para que cultive, para que cuide.
Muchos de nosotros combatimos el cansancio con el mismo producto. Por ejemplo, nosotros en el campo fermentamos la papa hualash, que es una papa nativa, para hacer el tokosh. Eso nos sirve para combatir el cansancio. Cuando uno llega a la casa después de una jornada de trabajo, toma su mazamorra de tokosh y su coca del día y mata el cansancio.
Nosotros hemos crecido junto con mis padres. Hemos trabajado de productores, de agricultores. Las papas en esos tiempos, antes de que apareciera la Revolución Verde, se cultivaban con fertilizantes naturales como el guano de isla o el estiércol de carnero, y la chacra producía mucho más que ahora. Hoy en día con los fertilizantes sintéticos, el terreno se va debilitando y mucha gente dice: “mi chacra ya no produce”, pero aún se siguen promoviendo los fertilizantes que matan todos los micronutrientes. Nosotros no hacíamos eso porque sabíamos que no podíamos empobrecer nuestra tierra.
El cambio climático viene desde muchos años atrás y su efecto está provocando que las papas suban más alto. Tenemos las experiencias claras porque anteriormente, a los 3 000-3 500 m s.n.m. las papas estaban formidables pero ahora vienen las plagas y las enfermedades y es entre los 3 800 a los 4 000 m s.n.m. donde ya es poca la enfermedad y las papas producen más. Ahora necesitamos más cantidad de la misma semilla; antes sembrábamos 40 o 50 gramos y ahora necesitamos 70 gramos porque la semilla ha perdido fuerza por el mismo cambio climático.
El cambio climático… Uno tiene que pensar mucho en eso. Vemos que ahora en unas regiones es fuerte la lluvia, en otras el calor… Nos tenemos que preparar para el mañana. Las inclemencias del cambio climático supongo que en algún momento tendrán que llegar con más fuerza y, aunque estemos preparados, la respuesta va a ser poca.
Lo que no debemos tener es monocultivo. Además de las papas nativas también hay que trabajar con otros tubérculos andinos como la oca, el olluco (Ullucus tuberosus), la mashua y también con la quinua (Chenopodium quinoa) y el tarwi (Lupinus mutabilis), que es un repelente para las plagas de la papa. Tenemos que diversificar porque solamente papa tampoco es conveniente. Tenemos que tener otros productos al lado porque al final la biodiversidad es nuestro lema y debe ser para cada uno de nosotros: seguir conservando y trabajando.
Por último, el reto que tenemos como centro de origen de la papa es registrar las 3 500 o 4 000 variedades que existen en el banco de germoplasma y para esto el Estado tiene un papel muy importante. La papa ha salvado al mundo del hambre en muchas ocasiones y es por eso que la papa debe ser uno de los pilares para la nutrición y la seguridad alimentaria del mundo.
Para mí conservar el suelo, el agua y las semillas es una de las grandezas que uno debe dejar a la tierra porque si no se conservan, en el futuro nos dirán que hemos sido personas que hemos destruido la naturaleza. Y efectivamente, el hombre es el destructor de la naturaleza.
Es un gran legado el que tenemos: la seguridad alimentaria y el futuro del Perú, y no solo del Perú sino de todo el mundo.