Desde la experiencia nicaragüense, la autora evalúa prácticas agrocológicas y su relación con la capacidad de resiliencia ante los efectos del cambio climático, mientras realiza un análisis comparativo con sistemas de producción no agroecológicos que, además, afectan el desarrollo de los emprendimientos campesinos no directamente relacionados con ellos.
En Nicaragua se estima que existen 40 000 agricultores que cultivan un total de 77 000 hectáreas, lo cual significa solo el 1% del total nacional de tierras de cultivo. La mayoría de ellos pertenecen a una cooperativa que los ayuda a acceder a mercados y les proporciona asistencia técnica. En 2011, la Evaluación Internacional de la Agricultura, la Ciencia y la Tecnología informó que Nicaragua ya es un área fuertemente golpeada por los impactos del cambio climático, y que estos impactos aumentarán en los próximos años. Esto se evidenció en 2014, cuando hubo una sequía que probablemente fue la peor en 44 años. Nicaragua también se ve afectada de manera regular por huracanes, que dañan la producción agrícola, viviendas e infraestructura.
En este país, los sistemas de producción agroecológicos han demostrado ser más resilientes ante los impactos del cambio climático. En 1997, después de que el huracán Mitch asoló 80 000 hectáreas de tierras productivas en Nicaragua, se encontró que las fincas manejadas de manera agroecológica registraron menos daños por efectos del huracán que las de manejo convencional: sufrieron menores pérdidas de suelo y recuperaron más rápido sus niveles más altos de productividad (Holt-Giménez, 2002).
¿Qué podemos aprender de las prácticas de los agricultores nicaragüenses?
En 2014 encuestamos a 121 agricultores –en su mayoría pequeños agricultores de subsistencia de los alrededores de Estelí– respecto a su identificación con la agroecología y el uso de prácticas agroecológicas (tabla 1). Utilizamos un enfoque participativo de investigación-acción, llevamos a cabo un taller con agricultores y también realizamos entrevistas. Todos los agricultores pertenecían a una de las cinco cooperativas locales.
Los agricultores encuestados tenían en promedio 22 cultivos; la mayoría de ellos (n=16) cultivaba 26 especies diferentes. El 77% de los agricultores sembraba maíz y frejoles, que son localmente los cultivos básicos principales, y 45% cultivaba café, cultivo comercial predominante en la zona. Además de estos, los agricultores mencionaron que producían 22 tipos de frutas, 14 tipos de hortalizas, quinua, cacao, caña de azúcar y plantas medicinales. 75% de los agricultores criaban diversos tipos de animales, mayormente pollos, seguidos por vacas, cerdos y caballos.
Los agricultores ilustraron con imágenes sus actuales sistemas de cultivo y cómo se verían estos si fueran totalmente agroecológicos (fotos). Como se pudo evidenciar en las imágenes, los agricultores tienen un conocimiento detallado de las prácticas agroecológicas y también de la forma en que se podría implementar un sistema más agroecológico en sus fincas.
La encuesta mostró que los agricultores utilizan un promedio de 23 prácticas agroecológicas diferentes en sus fincas. Lo interesante es que las prácticas utilizadas por la mayor cantidad de agricultores son también las que se utilizan con mayor frecuencia por estos agricultores, y las prácticas menos utilizadas son las que se emplean con menor frecuencia (gráfico 1).
Agrupamos las prácticas en cinco categorías: mejora de la biodiversidad, mejora de la actividad biológica e interacciones, control biológico de plagas y de enfermedades, ahorro de agua en la finca y reciclaje de biomasa en la finca/ahorro de nutrientes. La categoría ‘mejora de biodiversidad’ es la más practicada. En promedio, los agricultores utilizan estas prácticas entre ‘4: muchas veces’ y ‘5: siempre’ (gráfico 2). Este grupo incluye el uso de rotación de cultivos, semillas nativas, uso de árboles y arbustos en agroforestería (que practican aproximadamente 40% de los agricultores) y asociación de cultivos. La mayoría de agricultores obtienen semillas en su finca. Las cooperativas a menudo facilitan el acceso a semillas.
En cuanto a percepciones, fue interesante observar que el 93% de los agricultores se identificaron como agroecológicos, aunque el 26% usaba alguna de las prácticas no agroecológicas mencionadas en la encuesta (uso de pesticidas químicos, fertilizantes químicos y quema de campos). Se podría suponer que otro 64,4% se encuentra en diversas etapas de transición hacia la agroecología, lo que indica que usan una combinación de prácticas convencionales y agroecológicas. Se pudo percibir que las fincas que estaban totalmente bajo manejo agroecológico requerían gran cantidad de mano de obra y tiempo para las prácticas de conservación de suelos.
El estudio mostró que el uso de prácticas agroecológicas de los agricultores estaba relacionado con la cooperativa a la que pertenecían. Durante las entrevistas los agricultores indicaron que, si bien las cooperativas eran muy útiles para ellos, en la mayoría de los casos suelen tener una visión estrecha, enfocada en solo uno o dos cultivos. Puesto que la asistencia técnica y comercial se basa en los cultivos focales de las cooperativas, esto implica que los agricultores no obtienen el conocimiento requerido para el manejo de todo el sistema de explotación de la finca, lo que influiría en la mejora de su capacidad para tomar decisiones importantes y para la innovación, y por lo tanto, reprimiría su creatividad y su comportamiento innovador.
Apoyo a los agricultores en el mantenimiento de la agrobiodiversidad
Nuestro estudio repercutió en cuatro puntos interesantes:
- muchos agricultores utilizan una amplia variedad de prácticas agroecológicas para cultivar una gran diversidad de cultivos;
- las prácticas más usadas están relacionadas a la mejora de la biodiversidad en la finca;
- muchos agricultores se definen como agricultores agroecológicos a pesar de que pueden estar usando una mezcla de prácticas agroecológicas y no agroecológicas, incluyendo el uso de agroquímicos;
- aunque las cooperativas proporcionan asistencia técnica, esta puede limitar la capacidad de los agricultores para innovar en sus fincas.
Nuestro estudio puso de relieve que la diversidad –tanto de prácticas como de cultivos– ya está siendo desarrollada por muchos agricultores, en especial por agricultores de subsistencia de escasos recursos. Dado que la diversificación es un principio fundamental de la agroecología y los agricultores ya la están haciendo, creemos que necesitan ser apoyados de manera más eficiente, sobre todo para asegurar que obtengan el sistema de conocimientos agronómicos que les permita afianzar y complementar sus actuales capacidades para el cuidado y mantenimiento de dicha diversidad.
Katharina Schiller
Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) y Universidad de Wageningen. Trabaja en Nicaragua. Su trabajo está enfocado en el escalamiento responsable de innovaciones agrícolas, como la agroecología, particularmente en la interacción entre los sistemas sociales-tecnológicos-ecológicos.
katharina.schiller@wur.nl
Referencias
- Holt-Giménez, E. 2002. Measuring farmers’ agroecological resilience in Nicaragua after Hurricane Mitch: a case study in participatory, sustainable land management impact monitoring. Agriculture, Ecosystems & Environment 93, 87-105.
- Tittonell, P., Klerkx, L., Baudron, F., Félix, G. F., Ruggia, A., Van Apeldoorn, D., Dogliotti, S., Mapfumo, P., Rossing, W. A. H. 2016. Ecological intensification: Local innovation to address global challenges, en: Lichtfouse, E. (ed.), Sustainable Agriculture Review.