Pero esos modelos eran muy reduccionistas porque atribuían la vida a una molécula y no es así. Poco a poco fue avanzando el conocimiento científico, lo que permitió nuevos descubrimientos y nuevos componentes, nuevos tipos de ARN, nuevas interacciones entre proteínas y ARN y entre proteínas de ADN.
Hoy la concepción debe cambiarse. Debemos tener un nuevo concepto del dogma central. Sé que existe un dogma central, pero, tal como este fue concebido, ya puede ser rechazado por los nuevos conocimientos. Lo que debemos pensar es que la célula es la gran maestra, como una directora de orquesta. La célula es una orquesta, con los guitarristas, los violinistas y todo lo demás; cada uno tiene una función, pero la mayor función que se reconoce hoy es la de los ARN porque ellos pueden hacer la regulación “genética”. Y la producción de ARN es muy dependiente del ecosistema, del efecto ambiental que está a su alrededor. Debemos pensar que una célula está en un ecosistema y que va a producir diferentes proteínas dependiendo de muchos factores.
LEISA: Usted también ha mencionado el impacto que tienen los organismos transgénicos en el componente de la biodiversidad.
RN: Toda la tecnología de transgénesis, de producción de organismos genéticamente modificados o transgénicos, se ha desarrollado dentro del concepto del dogma central clásico. Se puede introducir un pedazo de ADN y conseguir que se exprese una proteína, eso no va a causar ningún daño a nadie, tampoco al suelo o al ecosistema. Sin embargo, lo que sucedió es que nosotros, es decir, los científicos independientes, descubrimos muchos efectos en el ambiente producto del cultivo de esas plantas transgénicas. Desde el efecto en organismos que llamamos “no blancos”, organismos que son benéficos para la naturaleza, para la agricultura, como las “micorrizas”, los insectos, los polinizadores, organismos que viven en el agua… y ese es un impacto ya detectado.
Otro gran impacto que ha sido detectado es que las plan¬tas transgénicas y su cultivo han provocado un gran aumento del uso de los pesticidas que, a su vez, causa impactos en los componentes del medio ambiente. Ahí tenemos un efecto in¬directo muy grande; los efectos de los pesticidas son de mayor magnitud incluso que los de los transgénicos. También hay efectos económicos. Hay pérdida de cosechas por parte de agricultores que adoptan un sistema de cultivo agroecológico u orgánico. Y también hay contaminación, principalmente en maíz, en soya y, por ende, hay también pérdidas económicas.
También hay pérdidas desde el punto de vista de la riqueza genética que es mantenida por los campesinos. Hay variedades criollas que han sido mantenidas, mejoradas y adaptadas durante cientos, miles de años, que están siendo contaminadas. Todo eso produce una erosión genética muy grave y los campesinos pierden esa diversidad, esas variedades. Ellos tampoco van a poder hacer innovaciones, porque los campesinos han sido responsables de la principal innovación del mundo que fue la domesticación de plantas y animales. Entonces, sin diversidad, ¿qué van a hacer? El rol histórico de los campesinos siempre fue hacer innovaciones, nuevas prácticas agrícolas, nuevas variedades, variedades adaptadas a diferentes pisos y condiciones pero, sin diversidades, ¿qué van a hacer? No tenemos el derecho de impedir que los campesinos continúen haciendo esas innovaciones y manteniendo la conservación del uso sostenible de la biodiversidad.
LEISA: ¿Cuál sería la forma para que los campesinos sean conscientes, muy conscientes, de esta riqueza que ellos manejan y del saber-hacer o conocimiento que poseen para la conservación de la biodiversidad, y que ante esta invasión de los transgénicos tengan ellos también principios precautorios?
RN: Yo pienso que no existe una manera única de hacerlo. Pienso que podemos combinar distintas actividades, pero después de mucho tiempo conviviendo con los campesinos creo que hacer conversar a los campesinos con otros campesinos es la forma más auténtica. Yo sé que la mayoría de campesinos no es consciente de la gran importancia de lo que están haciendo, la gran contribución que significa su trabajo. Algunos de ellos ya lo saben. Pienso que debemos crear condiciones para que unos aporten a los otros preocupaciones, incertidumbres, conocimiento, y para que se discutan los temas. Porque yo puedo ir y hablarles, pero yo no soy campesino –aunque conozco la importancia que tienen–. Por eso, si otro de ellos va, es mejor. Esa es para mí la principal actitud.
LEISA: Usted ha dicho que es necesario poner una muralla que nos proteja de los estudios realizados por las empresas y, sobre todo, de los científicos que están a favor de los organismos transgénicos. Ha comentado que ellos presentan muchos estudios, pero que estos no son tan científicamente sólidos como se nos quiere hacer creer. ¿Podría decirnos algo con relación a la calidad de estos estudios? ¿Cómo responder a ellos?
RN: El principio es muy sencillo: si una empresa invierte mucha plata para desarrollar algo, va a querer tener un retorno económico por el producto que ha desarrollado. Esas empresas, por lo tanto, no van a desarrollar estudios que puedan descubrir algo. Por ejemplo, no van a encontrar el principio básico en una investigación. Entonces, yo puedo diseñar estudios científicos que no van a llegar a detectar los problemas más importantes. Son estudios que se hacen de varias formas, usando pocas repeticiones, pocos animalitos, pocos mosquitos o pocos insectos, y generalmente son de corta duración. Entonces, yo no publico esos estudios. Esos estudios no están publicados, la mayoría de ellos los hacen las empresas para entregarlos a las agencias regulatorias, pero la gente no percibe que esos estudios tienen muchas flaquezas científicas. Así, solamente aquellos que están en un comité de bioseguridad consiguen darse cuenta de eso. Yo pienso que otros científicos podríamos involucrarnos en la lucha, solicitar los estudios, mirar los estudios y hacer las críticas científicas necesarias además de divulgar que esos estudios no tienen rigor científico. Tenemos que denunciarlo como yo lo vengo haciendo.