noviembre 2016, Volumen 32, Edicion especial
Agroecología y los Objetivos de Desarrollo Sostenible

Aportes de la agroecología campesina: casos en la Sierra Sur de Ecuador

NANCY MINGA OCHOA | Página 36-46
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En el Ecuador existen importantes experiencias agroecológicas, de las cuales las más destacadas se encuentran en las provincias serranas de Azuay y Loja. El estudio realizado por la Coordinadora Ecuatoriana de Agroecología, CEA, contribuye con información sobre el aporte económico al territorio de seis agroecosistemas manejados desde la perspectiva agroecológica, experiencias situadas en las provincias mencionadas.

La agricultura en Ecuador

La población rural es aproximadamente el 35% de los 15 millones de habitantes de Ecuador. Del total nacional de 842 882 Unidades de Producción Agropecuarias (UPAs) “el 52.8% son menores de 3 hectáreas y cuentan con el 3.5% del total de hectáreas agropecuarias del país (12 millones ha) mientras que las UPAs de más de 50 ha (6.4% del total UPAS) tienen el 60.7 % de hectáreas agropecuarias” (UFAE, 2014). Estos datos muestran la alta concentración de tierra en el país, donde la agricultura campesina es realizada en minifundios.

De acuerdo al estudio de GRAIN (2014), casi el 56% de los agricultores son pequeños, producen la mitad de las hortalizas, el 46% del maíz, más de un tercio de los cereales y legumbres, el 30% de las papas y el 8% del arroz del país. En lo que tiene que ver con la distribución de alimentos, el 40% de lo que consumen las familias es adquirido en los grandes supermercados. Otro estudio afirma que el 70% de las familias en el país compran al menos una vez en el año en uno de los mayores supermercados (CAN, 2011). Asimismo, el abastecimiento de los supermercados es realizado por un número cada vez menor de proveedores.

En este marco, la comercialización de la producción agroecológica está vinculada a circuitos de comercialización alternativos (como ferias, canastas comunitarias, entregas bajo pedido o tiendas solidarias). La comercialización alternativa permite a los pequeños productores captar una mayor parte del valor de su producto; de esa forma, su producción es rentable aún si no venden grandes volúmenes. Adicionalmente, los circuitos alternativos no necesitan de la misma estabilidad en cuanto a cantidad de producción que la requerida por los mercados convencionales y ofrecen mayor apertura para productos poco comunes o de temporada, muchos de los cuales son cultivos ancestrales (Heifer, 2014).

La familia Yunga se prepara para la feria semanal. Nancy Minga Ochoa

El mercado agroecológico se realiza de manera organizada, única forma de enfrentar las limitaciones referidas a volúmenes (cada familia dispone de poco excedente para vender), producción temporal (por falta de riego), etcétera. La organización social ha permitido construir modelos de garantía de calidad de los productos a través de los denominados Sistemas Participativos de Garantía (SPG), considerándose además como un mecanismo de mejor relacionamiento con la ciudad y los consumidores.

Analizando seis casos de producción agroecológica

La agricultura campesina agroecológica es vista desde el sector oficial3 como una agricultura sin potencial para resolver problemáticas de empleo, generación de ingresos y aporte a la economía, como mucho se reconoce su potencial “ambiental”, el cual queda relegado frente a las urgencias de la economía vista solamente desde el punto de vista de los ingresos. La mirada de la economía convencional que prima en los gobernantes tiene como contraposición la acción productiva de muchos campesinos y campesinas que cuentan con la agricultura agroecológica para enfrentar su marginación económica, garantizar mejores condiciones de autoabastecimiento alimentario y recuperar su cultura comunitaria, cuidando la tierra y su salud.

El estudio de caso sobre los aportes de la agroecología se basó en un enfoque metodológico cimentado en el diálogo de saberes, realizado a partir de un largo proceso de reflexión y búsqueda de salidas con las organizaciones escogidas. Para sistematizar la información se utilizó la metodología propuesta por AS-PTA (2015) llamada “evaluación económico-ecológica de agroecosistemas”, que incluye entrevistas a profundidad, una base de datos económicos de los agroecosistemas y un modelo que procesa estos datos por subsistemas, generando un conjunto integrado de indicadores sistémicos. Para analizar la información en una escala mayor se tomó como referencia la metodología Mu-SIASEM (análisis integrado multiescala del metabolismo social y el ecosistema), que caracteriza la viabilidad y conveniencia de los patrones de producción y consumo de los sistemas socioeconómicos integrando diversos conceptos teóricos de diferentes ámbitos (Giampietro, 2016).

Flujo de trabajo

Las provincias donde se encuentran los casos analizados tienen la más alta tasa de emigración poblacional hacia las ciudades y hacia otros países.4 El sector de la construcción es el que ocupa la mayor cantidad de la mano de obra campesina (albañiles y peones) de migración temporal.

La población económicamente activa (PEA) del Cantón Nabón es de 8 157 personas; de ellas, 4 951 (60,7%) se dedican a actividades agropecuarias y de pesca, importante sector en el que se encuentran insertas las familias analizadas (SENPLADES, 2014).

En las experiencias agroecológicas de Nabón, la producción agropecuaria para venta y autoconsumo supera en ocupación días por año a la pluriactividad (761 frente a 568), lo que puede considerarse como un indicador que influye en la disminución de la emigración de la población campesina.

Evidencia también que la agroecología es una actividad que cuenta con decisiva contribución de las mujeres campesinas. La producción, comercialización y cuidado de la casa están soportadas por las mujeres; además, su aporte a la economía es importante y significa un enorme esfuerzo. La participación social en reuniones organizativas y el trabajo fuera de casa son mayormente la responsabilidad de los hombres.

Por otro lado, los agroecosistemas de Loja se ubican en la comunidad Shucos, de la parroquia urbana El Valle, y están sujetos a la presión que ejerce el crecimiento de la ciudad. Se aclara que el dato de población parroquial es arbitrario, pues se dividió la población total de la ciudad en sus cuatro parroquias urbanas.

La PEA del cantón Loja es de 114 327 personas (SENPLADES, 2014), de las cuales 15 320 se dedican a actividades agropecuarias. La zona urbana es muy influyente (en este cantón se encuentra la capital de provincia) y es en este contexto poblacional donde se desarrollan las actividades de las familias que se dedican a la agroecología.

La población rural considerada corresponde al número aproximado de habitantes de la comunidad de Shucos. La intención es mostrar que en estas condiciones periférico urbanas la agroecología también encuentra un espacio para favorecer a la economía familiar.

Dos agroecosistemas tienen como jefas de hogar a mujeres; asimismo, la economía de la producción, el autoconsumo y el comercio tienen un carácter femenino que incluye también el sostenimiento de la organización social comunitaria y de la Red Agroecológica de Loja (RAL). De igual manera, las actividades no agrícolas tienen una alta contribución femenina a través de la agregación de valor y del comercio gastronómico.

Flujos de renta, materia y energía, y soberanía alimentaria en Nabón

El suelo agrícola en el cantón (23 000 ha) está cubierto principalmente con pastizal; así, la pequeña ganadería campesina ocupa gran parte del territorio, seguida por la producción de cereales, básicamente maíz asociado en el sistema denominado chacra (asociado con fréjol, zambos y otros).

A su vez, los agroecosistemas estudiados comprenden cuatro subsistemas: ganadería bovina, huerto hortofrutícola, chacra y animales menores.

La extensión territorial considerada en este análisis es de 6,9 ha. En el gráfico 3 se evidencian los aportes económicos anuales del agroecosistema expresados en valores monetarios según la moneda oficial del Ecuador (dólares).

A partir de esta representación visual de los aportes de la agroecología en los territorios se analizan algunos aspectos relevantes:

  1. La agroecología posibilita rentas agrícolas que apoyan la subsistencia de las familias con muy poca tierra. Las rentas agrícolas superan las rentas de la pluriactividad, lo que impacta en la disminución de la emigración, que tiene como principal causa la falta de trabajo (oportunidades) en las comunidades. En las entrevistas se constató que parte de las rentas no agrícolas de estas familias están vinculadas al sistema productivo agroecológico, como al transporte de productos a las ferias agroecológicas, a la venta y al traslado de abono orgánico a las fincas. De esa forma, los vínculos sociales establecidos valorizan la producción agrícola, permitiendo que el 50,1% de las rentas no agrícolas se queden en el territorio.
  2. El fortalecimiento de la soberanía alimentaria se expresa en la producción diversa, en el autoconsumo y en una economía de intercambios y trueques que las familias mantienen. La calidad de los productos no se considera en el valor de venta aunque se cuente con una calidad superior; por el contrario, el precio de venta es igual al que está vigente en los mercados convencionales. En este sentido, las ventas anuales de productos agroecológicos (USD 10 432) además de fortalecer una economía local, fortalecen también la soberanía alimentaria provincial.
  3. El aporte económico que las familias agroecológicas entregan en el territorio es poco visible para las instituciones. La riqueza producida y expresada en valor agregado territorial VAT5 por subsistemas indica que la riqueza generada en los agroecosistemas se queda en el territorio, pues los costos generados son bajos en comparación con los de sistemas convencionales en los que gran parte de la renta bruta es transferida fuera del territorio, beneficiando a agentes del agronegocio (almacenes de insumos, entre otros). Cuatro actividades alimentariamente importantes fortalecen la economía local: animales menores (cuyes, gallinas, pollos, ovejas); productos de ganadería bovina (leche, quesos); la producción hortícola; y el maíz y fréjol provenientes de la chacra.
  4. Los flujos de materia y energía son sustentables, lo que se ratifica desde la mirada de las familias, que señalan que no existen externalidades negativas. Solamente en las primeras etapas de la transición agroecológica requieren de estiércol de fuera del territorio. Cuando el sistema está maduro, la fertilidad del suelo se sostiene desde un buen uso de la biomasa (compostaje de hierbas espontáneas y restos de la huerta) y del estiércol producido en las fincas analizadas. El subsistema con mayor autonomía de insumos externos es la chacra (cultivo de maíz asociado con fréjol, zambos, cebada, arvejas, otros). Tanto los flujos internos de materia y energía expresados en los valores de stock (semillas, abonos y otros insumos producidos en la finca) como los consumos intermedios anuales (USD 4 131) que se obtienen en el territorio son relevantes para fortalecer relaciones ecológicas sustentables. Los consumos foráneos están vinculados a la compra de semilla de hortalizas y a unos pocos productos (vitaminas, sal) para la crianza de animales.
  5. Aunque no se aprecia en el esquema, la organización social y el flujo de cooperación son fundamentales para el desarrollo de la agroecología. La Asociación Wayunkita es parte de la Comuna Chunazana, encargada de impulsar la agroecología. Para enfrentar la comercialización se ha construido una alianza con la red regional, RAA (Red Agroecológica del Austro), que la cobija en la búsqueda de mercados agroecológicos directos. Al preguntar a las familias estudiadas sobre la importancia de las instituciones para su desarrollo, todos señalaron que la organización comunal y la Asociación Wayunkita tienen la mejor calificación, seguida por el Gobierno Municipal de Nabón, que ha apoyado sus acciones a través de una Mesa de Coordinación Cantonal para la producción. No se reconoce como importantes a otras instancias del Estado (Ministerio de Agricultura y otros).

Flujos de rentas, materia y energía, y soberanía alimentaria en El Valle-Loja

En la parroquia El Valle, en Loja, el uso del suelo está destinado al desarrollo urbano. Actualmente, una parte tiene usos agropecuarios, seguida de zonas de bosque natural, plantado y vegetación arbustiva. El área agrícola (28 485 ha) es mayormente pastizal que alberga ganaderías, rezago de antiguas haciendas que poco a poco van desapareciendo ante la presión de la ciudad. Los huertos hortícolas, frutales y la chacra se disputan hoy en día el espacio con las construcciones urbanas.

La actividad principal de la familia Morocho, la agricultura agroecológica, contribuye a la reconstrucción reconstrução ecológica del territorio. Nancy Minga Ochoa

Los tres agroecosistemas analizados tienen como promedio cuatro subsistemas: huertos hortícolas y frutales, chacra, animales menores (gallinas y cuyes) y ganadería bovina. El área manejada considerada en este análisis es de una hectárea.

En la gráfica siguiente se analiza el aporte de los agroecosistemas agroecológicos en el territorio.

La lectura del gráfico se hace de igual manera que en el gráfico 6 y a partir de esta se analizan algunos aspectos:

  1. Las dificultades económicas generadas por la poca tierra de la que disponen estas familias son compensadas en parte por la cercanía al mercado, lo que facilita que las rentas agrícolas (USD 10 200,8) superen a las rentas no agrícolas (USD 7 202,5). Muchas de las familias que viven en las áreas periurbanas son migrantes de otras zonas campesinas.6 Tres ferias en la semana, creadas e impulsadas por la Red Agroecológica de Loja, permiten que las rentas agrícolas apoyen a la economía familiar; asimismo, al igual que en el caso anterior, el 28,4% de las rentas no agrícolas son actividades relacionadas al trabajo agrícola, como la elaboración y comercialización de horchatas, coladas/sopas de ocas y granos cocidos que se venden junto con los demás productos de la finca.
  2. El aporte a la soberanía alimentaria se expresa en la producción diversa y sana, y en el autoconsumo. En comunidades no indígenas ya no existe expresamente una economía de trueque, es mayoritariamente monetaria, lo que no quiere decir que las familias no valoren estas relaciones. Las ventas anuales de productos agroecológicos en la ciudad (USD 10 191,2) fortalecen la economía local y la soberanía alimentaria provincial. En este caso, el precio de venta de los productos agroecológicos es igual al de productos convencionales, salvo en algunos productos como los huevos y la gallina de campo faenada.
  3. El aporte económico que las familias agroecológicas entregan a la ciudad es poco valorado por las instituciones, por lo cual las ferias campesinas están sujetas a presiones de las entidades de control municipal, que prefieren mercados especializados y no diversos. Sin embargo, la producción de hortalizas, frutales, animales menores y, en menor medida, de productos provenientes de la ganadería bovina, como quesillos y leche, muestran cómo las familias, a través de la agroecología, aprovechan áreas en transición para producir alimentos y generar ingresos. Por otro lado, los flujos de materia y energía se acercan a la sustentabilidad y las familias han aprendido a manejar la biomasa para agregar materia orgánica al suelo; por ello, no dependen de insumos externos para mantener la fertilidad de la tierra. El subsistema con mayor autonomía de insumos externos es la chacra. Los flujos internos de materia y energía expresada en los valores de stock (semillas, abonos, otros insumos producidos en la finca) de USD 530 y de consumos intermedios (USD 2 094) que se obtienen en el territorio denotan las externalidades positivas tanto económicas como ecológicas.
  4. Los flujos de cooperación existentes en varias organizaciones de base de la RAL, a la cual pertenecen las familias del estudio de caso, son claves para esta economía pues sin su presencia no es posible la consecución de mercados directos y, fundamentalmente, se hace imposible el desarrollo de la “conciencia” agroecológica, que es lo que impulsa el trabajo de estas mujeres.

Conclusiones preliminares

La agroecología realiza importantes aportes económicos. Las familias actúan creativamente en las fases productivas, desde la obtención de insumos (en su mayoría provenientes del territorio o la familia) y la construcción de mercados estructurados en circuitos cortos y venta directa hasta el control de ciertos servicios de transporte y venta de alimentos.

Su amplio aporte a la soberanía alimentaria local está probado. La diversidad de productos alimentarios, así como la eficiencia del trabajo, uso y manejo del suelo, deberían convertirse en un modelo para garantizar el derecho a la alimentación adecuada de la población. La planificación de áreas periurbanas con este propósito es viable considerando las experiencias de Loja.

La sustentabilidad del territorio tiene en la agroecología un camino. Las organizaciones sociales han trabajado para crear conciencia sobre los daños del uso de agrotóxicos en la agricultura, el alto costo de los fertilizantes sintéticos y sus daños en la salud, y la importancia de los alimentos sanos. El conocimiento acumulado en estas familias es enorme y el carácter recíproco de la cultura campesina, expresado en su predisposición a compartir, se mantiene aún en las periferias de la ciudad, siendo mucho más fuerte en las comunas indígenas.

El campesinado sí puede mejorar sus condiciones de productividad y de gestión comercial para enfrentar nuevas condiciones y demandas del mercado, y la permanencia y ampliación de estas experiencias agroecológicas lo demuestran. Aunque el desarrollo de la agroecología está en manos de familias campesinas que tienen pocos recursos, sus iniciativas no han contado con una política pública que los apoye desde el gobierno central; al contrario, las políticas implementadas para la AFC ahondan la dependencia hacia la agricultura convencional, lo que ha limitado la ampliación de la agroecología. Es importante la acción con los gobiernos locales que, en mayor o menor media, pueden acoger los planteamientos surgidos de estas organizaciones como ha sucedido en estos territorios.

Para cerrar, afirmamos que la agroecología permite fortalecer al sujeto social campesino, entendido como la fuerza social organizada que puede incidir en políticas públicas apropiadas y profundizar la transformación del territorio hacia la sustentabilidad y autonomía.

Nancy Minga Ochoa
Agrónoma, M.Sc. Coordinadora Ecuatoriana de Agroecología (CEA).
nancyminga_26@yahoo.com

Referencias

  • AS-PTA, 2015. Evaluación económico-ecológica de agroecosistemas. Parte II: procedimientos metodológicos. Río de Janeiro: Brasil.
  • Comunidad Andina (CAN), 2011. Agricultura familiar agroecológica en la Comunidad Andina. Secretaría General de la Comunidad Andina. Proyecto Promoción de la Agricultura Familiar Agroecológica en la Comunidad Andina.
  • Giampietro, M. y otros, 2009. Multi-scale integrated analysis of societal and ecosystem metabolism (MuSIASEM): Theoretical concepts and basic rationale. Energy, 34(3), 313-322. Recuperado de: http://dx.doi.org/10.1016/j.energy.2008.07.020
  • Heifer International, 2014. La agroecología está presente. Mapeo de productores agroecológicos y del estado de la agroecología en la sierra y la costa ecuatoriana. Quito, Ecuador.
  • SENPLADES, 2014. Fichas de cifras generales. Recuperado de: http://app.sni.gob.ec/sni-link/sni/Portal%20SNI%202014/FICHAS%20F/0104_NABON_AZUAY.pdf
  • Soto Baquero, F., Fazzone, M. R., Faconí, C. (eds.), 2007. Políticas para la agricultura familiar en América Latina y el Caribe. Santiago de Chile: Oficina Regional de la FAO para América Latina / BID.
  • Universidad de las Fuerzas Armadas de Ecuador (UFAE), 2014. Realidad nacional. Recuperado de: http://es.slideshare.net/byronjoel1994/concentracin-y-distribucin-de-la-riqueza-en-el-ecuador
  • Wong, S., 2007. Agricultura familiar en Ecuador: caracterización, impactos de un TLC con Estados Unidos y políticas de apoyo y compensación. Guayaquil: Proyecto FAO/BID, Escuela Superior Politécnica del Litoral.

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