SIPAM legado mundial de paisajes agrícolas notables
MIGUEL A. ALTIERI, PARVIZ KOOHAFKANT | Página 6-10 DESCARGAR REVISTA COMPLETAEn todo el mundo los paisajes determinados específicamente por la biología y la cultura son parte de sistemas agrícolas únicos y han sido creados, formados y mantenidos por generaciones de agricultores y pastores, utilizando los recursos naturales localmente disponibles y un manejo adaptado ecológicamente. Estos agropaisajes ingeniosos, basados en el conocimiento y la experiencia local, reflejan la evolución de los diversos grupos humanos, la diversidad de sus conocimientos y su profunda relación con la naturaleza. Estos paisajes excepcionales conservan la biodiversidad agrícola de importancia mundial. Los sistemas de conocimiento indígenas que han dado lugar a ecosistemas resilientes proporcionan múltiples bienes y servicios que garantizan la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia de millones de personas en las zonas rurales.
Al llegar casi a la segunda década del siglo XXI, muchos de estos paisajes bioculturales amenazados por la penetración del mercado, la migración, el crecimiento demográfico, las reformas políticas, la introducción de nuevas tecnologías y otros factores que sin duda han acelerado el ritmo de cambio en las zonas rurales, han resistido la prueba del tiempo y son prueba de estrategias agrícolas resilientes. Con el fin de salvaguardar y apoyar los sistemas del patrimonio agrocultural mundial, la FAO, con el apoyo del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrario y otros donantes, inició la gestión de la conservación y adaptación de los Sistemas Ingeniosos del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM), con el objetivo de establecer las bases para su reconocimiento internacional, su conservación dinámica y el manejo adaptativo de su biodiversidad cultural y agrícola asociada, como son los sistemas de conocimiento, la seguridad alimentaria y los medios de vida en todo el mundo. Los sitios designados como SIPAM comprenden un impresionante conjunto de patrimonios agrícolas ingeniosos, dispersos en muchas regiones del mundo. Basados en sistemas agrícolas tradicionales, pueden contribuir al aumento de la producción de alimentos y mejorar los medios de vida rurales, contribuyendo significativamente a los Objetivos de Desarrollo del Milenio en la lucha contra el hambre y la pobreza.
Características notables, propiedades emergentes y servicios de SIPAM
Los sistemas agrícolas tradicionales únicos prevalentes en los sitios SIPAM representan sistemas bioculturales con características de importancia local y mundial:
- Los SIPAM son generalmente ricos en biodiversidad agrícola muy propia y especial, la cual se despliega tanto en los campos de cultivo como en el paisaje, formando la base de los sistemas de producción de alimentos. Los sitios SIPAM comprenden paisajes rurales que no han sufrido fragmentación ni homogenización por la intensificación productiva y donde la matriz agrícola es clave para el control de la estructura y dinámica de la biodiversidad.
- Los SIPAM se sustentan gracias a los innovadores, indígenas y campesinos que tienen un amplio conocimiento de los complejos sistemas ecológicos locales. Entre estos innovadores, son las mujeres especialmente quienes poseen muchos conocimientos tradicionales y cumplen así un papel fundamental en la conservación y utilización de la biodiversidad.
- Los SIPAM son sistemas de gestión de tierras, agua y biodiversidad y, por lo tanto, ofrecen lecciones de sostenibilidad para los sistemas agrícolas modernos. En los sitios SIPAM, diversas culturas o epistemologías del conocimiento –por ejemplo: académico-disciplinar, profesional-practicante, perspectivas del conocimiento agrícola– se reúnen para una mejor comprensión y mejora de la resiliencia y sostenibilidad de los sistemas, de las personas y del ambiente.
- Los paisajes diversificados SIPAM contribuyen sustancialmente a la seguridad alimentaria local y nacional y a los medios de vida. Las pequeñas fincas que producen granos, frutas, vegetales, forraje y productos de origen animal en el mismo campo son muy eficientes en términos de producción total. El rendimiento de los sistemas agrícolas diversificados puede ser un 30 a 60% mayor que el de los monocultivos. Estos sistemas tradicionales comprenden no menos del 30% de los 350 millones de fincas conducidas por pequeños agricultores que proporcionan la mitad del suministro mundial de alimentos.
- Los SIPAM muestran resiliencia y solidez para hacer frente a los cambios ambientales y climáticos. Muchas de las prácticas indígenas, como la diversificación, amortiguan los efectos de la variabilidad del clima en los agroecosistemas. La diversidad agrícola amplía la complementariedad y la compensación, permitiendo a los agroecosistemas seguir funcionando a pesar de los cambios ambientales.
- Los servicios ecosistémicos derivados de los sistemas agrícolas SIPAM incluyen la regulación de los sistemas de agua y el microclima, servicios estéticos y culturales, así como como el soporte a la fertilidad del suelo y la polinización de cultivos. La gestión de una agricultura diversa en paisajes heterogéneos cumple funciones cruciales en las cuencas hidrográficas como el mantenimiento de la calidad del agua y la regulación de su flujo, la recarga de los acuíferos subterráneos, etc.
En sistemas socioecológicos complejos como son los sitios SIPAM, la biodiversidad agrícola y la diversidad cultural son mutuamente dependientes y se refuerzan. La estabilidad y la capacidad de los sistemas ecológicos SIPAM para proveer bienes y servicios dependen principalmente de las comunidades rurales, las que tienen diversas formas de organización social y gobierno. Estas regulan los modos de producción, la distribución del trabajo, las tecnologías y prácticas.
Significancia mundial y beneficios
Los SIPAM proporcionan muchos bienes y servicios: biodiversidad y conservación del ecosistema; regulación de los ciclos del agua, carbono y nitrógeno; conservación y restauración del suelo y del agua; secuestro de carbono y regulación del clima (micro y macro), y la capacidad de recuperación y adaptación a la variabilidad del clima, plagas y brotes de enfermedades. Muchos SIPAM están ubicados en importantes centros de origen y de diversidad de especies vegetales y animales domesticadas.
La riqueza y amplitud de los conocimientos y experiencia acumulados en la gestión y uso de los recursos naturales constituye un recurso de importancia mundial que debe ser preservado y al que se debe permitir evolucionar. Estos paisajes agrícolas se caracterizan por las innovaciones tecnológicas y culturales continuas, a través de su transferencia entre generaciones, los intercambios con otras comunidades y respuesta a los eventos naturales y al cambio social, tecnológico y político.
En el contexto de la creciente urgencia global para encontrar soluciones éticamente responsables y respetuosas del ambiente para la alimentación mundial, el cambio climático y la crisis energética, los SIPAM constituyen sistemas de referencia para las estrategias internacionales y nacionales del desarrollo sostenible de la agricultura destinada a abordar la creciente demanda para satisfacer las necesidades de alimentos y medios de subsistencia de poblaciones pobres y remotas. La evidencia científica demuestra que los SIPAM pueden ser una opción viable y sostenible especialmente para los productores pobres de los países en desarrollo. Diversas evaluaciones han demostrado las ventajas comparativas de este tipo de sistemas en la producción alimentaria y la mitigación de riesgos en el mediano y largo plazo.
Amenazas y retos
A pesar de su notable capacidad para adaptarse a las perturbaciones y los cambios, los SIPAM encaran grandes retos ante la rápida variabilidad ambiental y climática y los cambios asociados a la globalización, que son presiones exacerbantes en los sistemas agrícolas familiares campesinos. La penetración de los mercados mundiales de productos básicos en áreas remotas crea con frecuencia situaciones en las que los productores locales en los SIPAM tienen que competir con los productos agrícolas de la agricultura intensiva, generalmente subvencionada y proveniente de otras regiones del mundo.
Las políticas inadecuadas, que inducen a la adopción de variedades de alto rendimiento (VAR) y especies exóticas, tienen como consecuencia la pérdida de la agrobiodiversidad y su manejo, así como de las prácticas relacionadas con la aversión al riesgo. Los insumos externos subvencionados y la reducción de los precios agrícolas para los alimentos básicos y cultivos comerciales afectan directamente la viabilidad económica y la base biocultural de estos sistemas.
De hecho, muchas zonas rurales del mundo –incluso los sitios SIPAM– constituyen espacios en ardua disputa por actores con intereses opuestos. El capital financiero, las empresas transnacionales y los sectores privados nacionales son espacios de reterritorialización que tienen abundantes recursos naturales a través de megaproyectos como represas, minería a cielo abierto en gran escala y grandes plantaciones para el monocultivo de pino y eucalipto, así como cultivos transgénicos para biocombustibles.
Estos intereses corporativos, apoyados por políticas económicas neoliberales, han generado el problema del creciente acaparamiento de tierras en muchos países del Sur. Como respuesta a estas agresiones, muchas organizaciones y movimientos sociales de los pueblos rurales se oponen y resisten la ocupación de sus tierras, recuperando prácticas ancestrales y utilizando cada vez más la diversificación agroecológica de sus sistemas productivos, como herramienta en la lucha por la defensa de los espacios rurales en disputa y su transformación en territorios campesinos, mediante un proceso denominado “recampesinización” (Rosset y Martínez-Torres, 2012). Aunque la incorporación de los SIPAM en las estrategias nacionales, su reconocimiento y apoyo a nivel internacional, son objetivos de nuevas políticas para su conservación dinámica, su aplicación es un proceso lento. Sin una modesta pero rápida atención global e intervenciones nacionales que promuevan su mantenimiento, es probable que la pérdida de estos paisajes patrimoniales se acelere. Es paradójico que el proceso general de recampesinización que conduce a la (re) configuración del espacio como territorio campesino puede, inadvertidamente, llegar a ser una forma eficaz para detener la rápida degradación de los SIPAM. En estos espacios los campesinos se organizan para preservar su riqueza biológica y cultural y su capacidad productiva mediante la participación en coproducción con la naturaleza y así fortalecer su base de recursos y ser cada vez menos dependientes de los mercados de insumos y créditos y, por lo tanto, del endeudamiento.
Este es un uso estratégico de la agroecología para transitar a lo largo de un continuo que va desde la dependencia hacia la autonomía relativa. Es decir, de ser agricultores empresariales han vuelto a ser, en algunos casos, nuevamente campesinos; esto constituye uno de los ejes de la recampesinización según J. D. van der Ploeg (2008). Otro de los ejes de la recampesinización es la conquista de la tierra y el territorio de la agroindustria y otros grandes propietarios, ya sea mediante reforma agraria, ocupaciones de tierras u otros mecanismos (figura 2).
Otra estrategia, que no desafía directamente las estructuras de poder y opera dentro de los entornos políticos y económicos existentes, es ampliar lo que se ha denominado Desarrollo Territorial con Identidad Cultural (DTIC; RIMISP: www.rimisp.org/proyecto/desarrollo-territorial ruralcon-Identidad-cultural). El DTIC tiene como objetivo poner en marcha un proceso territorial de desarrollo sostenible e inclusivo, que contribuya a mejorar la autonomía y calidad de vida de la población rural carente de oportunidades. La principal estrategia es fortalecer los vínculos entre los mercados y las políticas públicas orientadas a la valorización de los patrimonios culturales y agrícolas que se encuentran en un territorio, estimulando las asociaciones públicas/privadas que beneficien a los agricultores de pequeña escala y otros pobladores rurales. El SIPAM localizado en la isla de Chiloé, Chile, ha sido pionero de este enfoque en América Latina (Venegas, 2014). La idea, liderada por la ONG Centro de Educación y Tecnología (CET) junto con los agricultores locales, es lanzar una etiqueta de certificación SIPAM. Una de las lecciones de la experiencia de Chiloé es que la conservación dinámica de los sitios SIPAM y sus formas culturales pueden conformar la base de una estrategia de recampesinización para el desarrollo territorial con identidad cultural, reconociendo que con el fin de superar la pobreza no es necesario renunciar a la riqueza cultural existente en el territorio.
Por el contrario, el desarrollo regional debe basarse en la biodiversidad natural y agrícola existente y en el contexto sociocultural que lo nutre. El reto es mantener el proceso de desarrollo bajo el control de los actores rurales locales.
Miguel A. AltieriSociedad Científica Latinoamericana de Agroecologia (SOCLA)
agroeco3@berkeley.edu Parviz Koohafkan
World Agricultural Heritage Foundation
parvizkoohafkan@gmail.com
Referencias
- Koohafkan, P. y M. A. Altieri, 2010. Globally Important Agricultural Heritage Systems: A Legacy for the Future. Roma: Food and Agriculture Organization (FAO).
- Lu, J. y X. Li, 2006. Review of rice-fish-farming in China. One of the globally important ingenious agricultural heritage systems (GIAHS). Aquaculture 260:106-113.
- Rosset, P. M. y M. E. Martínez-Torres, 2012. Rural social movements and agroecology: context, theory and process. Ecology and Society 17(3): 17. http://dx.doi.org/10.5751/ES-05000-170317 (acceso 15/10/14).
- Venegas, C. 2014. Producción agroecológica en comunidades campesinas de Chiloé y marca de certificación SIPAM: una experiencia de desarrollo territorial. LEISA revista de agroecologia 29-4.
- Van der Ploeg, J. D., 2008. The new peasantries: struggles for autonomy and sustainability in an era of empire and globalization. Londres: Earthscan.
Cuatro ejemplos de paisajes SIPAM en América Latina
Chile: Agricultura Chilote
En el archipiélago de Chiloé hay una agricultura nativa practicada por cientos de años, basada en el cultivo de numerosas variedades de papa –nativas e introducidas–, ajo, manzanas, crianza de ovejas, etc., inserta en un rico paisaje de bosques vírgenes, hogar de muchas especies de flora y fauna endémica, varias de ellas en peligro de extinción. Chiloé es considerado uno de los centros de origen de la papa y actualmente sus variedades tienen una importancia especial para los agricultores ya que la diversidad genética proporciona la seguridad de la cosecha y la protección contra las enfermedades, plagas, sequía y otros factores de estrés.
Las variedades con diferentes potenciales agronómicos permiten a los agricultores explotar toda la gama de los agroecosistemas existentes en el interior y en las regiones costeras, que difieren en altitud, calidad del suelo, pendiente, disponibilidad de agua, etc. La mayoría de los agricultores tradicionales cultivan las papas con prácticas agroecológicas –uso de sistemas de labranza cero, cultivo intercalado con habas o guisantes que fijan el nitrógeno– y el empleo de los recursos locales para la producción, tales como algas marinas y estiércol de corral para la fertilización. Tradicionalmente las mujeres huilliche han mantenido las actividades de conservación de la biodiversidad en las pequeñas parcelas de sus huertos hortícolas familiares, por lo que en sus respectivas comunidades son una fuente crucial de conocimiento sobre la conservación de semillas en campo, cultivo de la papa y su culinaria.
Brasil: Terra Petra, Tierra Negra del Amazonas o Tierras Oscuras Amazónicas
Son suelos muy fértiles de color oscuro, un producto único de la gestión ingeniosa de los suelos por los pueblos indígenas. La mayoría de estos suelos se formaron hace entre 500 y 2.500 años. El manejo de la Terra Preta, como se practica en la cuenca del Amazonas, se basa en una integración diversa y compleja de modificaciones orgánicas del suelo para maximizar los rendimientos y la calidad de los alimentos, al mismo tiempo que se minimiza la degradación de los recursos. Para la formación de la Tierra Oscura Amazónica es crucial la incorporación de carbono pirógeno, fósforo orgánico y calcio, elementos clave del sistema. Los rendimientos de los cultivos en la Tierra Oscura Amazónica son mayores que los que se producen en los suelos adyacentes y mantienen esta ventaja durante muchos años en una región que normalmente no admite más de un ciclo de cultivo sin ingreso masivo de fertilizantes. Esta capacidad de resiliencia crea una notable seguridad para las poblaciones locales. Los sistemas de conocimiento y cultura vinculados a la gestión de Terra Preta eran únicos pero lamentablemente se han perdido. Aunque amenazadas, las Tierras Oscuras Amazónicas siguen siendo un importante recurso, así como un patrimonio agrícola que necesita un mejor entendimiento científico.
Perú: El corredor Cuzco-Puno
Los Andes comprenden una gama de ecorregiones consideradas entre los ambientes ecológicos más heterogéneos del planeta. El transecto de 350 kilómetros seleccionado como sitio SIPAM presenta tal verticalidad y heterogeneidad ambiental que incluye diferentes climas y comunidades vegetales, y un paisaje construido por humanos compuesto por terrazas, obras de riego, mosaicos de campos de cultivo y asentamientos poblacionales. El transecto incluye miles de hectáreas de terrazas, la mayoría construidas en tiempos prehistóricos. Estas chacras escaleras –muchas ahora abandonadas– siguen contribuyendo con grandes cantidades de alimentos y proporcionan servicios como terrenos cultivables, control de la erosión y protección a los cultivos durante las heladas nocturnas. Los pueblos andinos domesticaron una serie de tubérculos (oca, mashua, ulluco, arracacha, maca, achira y yacón) de los cuales la papa es el más destacado. En promedio se pueden encontrar fácilmente 50 variedades de papas en los campos de los agricultores y, por referencias locales, la existencia de hasta 100 variedades nativas en un solo pueblo. El mantenimiento de esta amplia base genética reduce la amenaza de las pérdidas de cosechas por plagas y patógenos y por variación climática. En los valles, el maíz se cultiva todavía junto con otras especies de alto valor alimenticio como son los granos andinos (quinua, kiwicha, cañihua), plantas leguminosas como frijoles y lupinos, y raíces como arracacha, yacón y chago.
En altitudes de casi 4.000 msnm, los waru-warus o camellones todavía prevalecen. Consisten en plataformas de tierra rodeadas de zanjas llenas de agua. Permiten la producción de cosechas abundantes a pesar de las inundaciones, las sequías y las heladas. El agua circundante eleva la temperatura lo suficiente para mitigar las perniciosas heladas, comunes a esta gran altura.
México: Las chinampas
Las chinampas son sistemas de policultivo en camas elevadas o camellones en los pantanos de los lagos en el sur del valle central de México. Los canales alrededor de estas camas o chinampas se utilizan para la acuicultura y para evitar las plagas y el acceso del ganado. Los policultivos en las chinampas incluyen maíz, frijol, calabaza, chile y una amplia variedad de otros cultivos, frutos y flores, así como hierbas comestibles. Las primeras evidencias de chinampas se pueden encontrar en la antigua ciudad de Tenochtitlan. Una de las mayores innovaciones aztecas fue la utilización de estas camas elevadas para la germinación de las semillas y como almácigos o viveros ubicados en los márgenes. Mediante el uso de una gran diversidad de nichos, el sistema agrícola chinampa ofrece altos rendimientos de productos derivados tanto de la tierra como del agua. El sistema agrícola chinampa tiene la capacidad, por ello, de sustentar a pueblos con alta densidad poblacional. Este sistema es un excelente ejemplo de agricultura sostenible que garantiza la seguridad alimentaria y los medios de vida, ayudando a aliviar la pobreza, especialmente ante las amenazas emergentes relacionadas con la variación climática.
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