marzo 2013, Volumen 29, Número 1
El SICA: un éxito que se expande

El SICA orgánico en Colombia

JORGE ORLANDO ACOSTA BUITRAGO | Página 18-21
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Colombia es un país que depende del arroz para su seguridad alimentaria y cuenta con una población que se estima en más de 45 millones, cuyo consumo de arroz se calcula en cerca de 40 kg por persona al año. La mayor parte de este arroz se produce con tecnologías y recursos insostenibles que están perjudicando la salud de los ecosistemas, de los productores y de los consumidores.

El paquete tecnológico de producción convencional de arroz en Colombia se asemeja al de Estados Unidos y, en ese sentido, en las muestras de arroz norteamericano se ha constatado la permanencia de residuos químicos. En Colombia no existen los estudios, ni las estadísticas que lo corroboren, no obstante teniendo tecnologías parecidas de producción de arroz en ambos países pudiera pensarse que estos residuos también están presentes en el arroz producido en Colombia.

Los sistemas convencionales de producción de arroz emiten gran cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) y demandan un mayor uso de herbicidas. Asímismo, para producir arroz se requieren grandes volúmenes de agua, por ejemplo, en Colombia, el método de inundación es el más popular y se gasta entre 1 y 4 litros por segundo/ha. Por otra parte, el precio del arroz procesado en el mercado colombiano es alto. Sin embargo, debido a las importaciones, el precio que actualmente reciben los agricultores es bajo, lo que favorece a los industriales e importadores del arroz, pero perjudica a los productores pequeños y medianos.

El SICA como alternativa

Los químicos usados en la producción convencional de arroz son altamente residuales y pueden tardar años en descomponerse, la alternativa para una producción de arroz saludable es el SICA orgánico, pues evita la bioacumulación de tóxicos en las plantas y en el suelo durante el tiempo de cultivo. Sin embargo, es importante aclarar que producir con métodos orgánicos no asegura que las primeras cosechas estén libres de químicos, pues los residuos de los años de producción convencional irán disminuyendo paulatinamente en la medida en que se cultive orgánicamente. Actualmente el IRRI, la FAO y la Universidad de Cornell han informado sobre los beneficios del SICA (Styger, 2011).

La experiencia del SICA en Colombia

La utilización del SICA en Colombia es un caso que vale la pena resaltar pues fue enfocado para desarrollar un cultivo orgánico. El sistema en Colombia se ha podido consolidar a través de pequeños productores que comprenden la importancia de producir alimentos sanos y con métodos de mínimo impacto negativo en los agroecosistemas. Sin embargo, para producir SICA orgánico en parcelas no menores a 6 ha es necesario contar con la ayuda de maquinaria adecuada a las exigencias del cultivo agroecológico.

Uno de los problemas por los que el SICA orgánico se ha estancado en Colombia es el poco acceso que los productores tienen a la tecnología desarrollada en muchos países donde el SICA cuenta con mayor reconocimiento dadas sus múltiples experiencias exitosas, como es el caso de Asia.

Esta tecnología apropiada para el SICA permite labores de trasplante y control mecánico de arvenses con mayor eficiencia. En Colombia, es necesaria la coordinación de recursos entre las instituciones públicas, organizaciones de productores de arroz e instituciones de investigación de la agricultura tropical.

Los beneficios del sistema en Colombia han sido múltiples, por ejemplo, a) se logró un nuevo medio de generación de ingresos, especialmente en la región del suroriente del Tolima, en 2009, con una producción que hasta 2012 fue constante y logró satisfacer la demanda del grano para los consumidores de Bogotá, la capital del país; b) el acceso a alimentos sanos para las familias asociadas al proyecto con arroz agroecológico, ambiental y socialmente sostenible; c) se ha logrado un ahorro en el uso del agua en un 50%, lo que ha permitido aprovechar el agua restante en cultivos alternos o paralelos, con lo cual se contribuye con el mejor funcionamiento del distrito de riego; y d) se ha conseguido el desarrollo de habilidades entre los productores para cultivar arroz 100% orgánico. Los agricultores, al superar el reto de la innovación tecnológica que implica la nueva metodología SICA y lograr capacitarse en su uso, han adquirido nuevos conocimientos y fortalecido su identidad como arroceros agroecológicos. Esto les ha valido el reconocimiento internacional por la promoción en internet de su trabajo y el fortalecimiento de los pioneros del SICA en Colombia: Alejandro Alcázar, Jorge Acosta y Diego Rodríguez. Los beneficios de este proceso los han vivido más de 10 familias que colaboraron desde los primeros intentos por usar el SICA en 2007, y también el equipo de productores-investigadores.

La comunidad asociada a la experiencia del municipio de Purificación, ubicado en el suroriente de Tolima, ciclo tras ciclo y año tras año fue mejorando en habilidades técnicas de cultivo y las familias tuvieron la experiencia de cultivar arroz sin agrotóxicos, en un ambiente enmarcado en la protección de la salud. Esta forma de producción fortaleció a la comunidad, pues sus agricultores arroceros habían adquirido nuevos conocimientos de trasplante, control mecánico de arvenses, aplicación de abonos orgánicos sólidos, biofertilizantes –conocidos como microorganismos de montaña (MM)– y uso de la agrobiodiversidad del arroz, puesto que se cultivaron más de ocho variedades. En este proceso también fue fundamental invitar e incorporar a las mujeres en las labores de producción agroecológica. Ellas fueron muy eficientes en el trasplante y el control manual de arvenses.

En los deltas de los ríos de la región norte de Colombia, se puede comprar arroz cultivado agroecológicamente. Sin embargo, estas producciones no son constantes ni suficientes para abastecer la demanda de los consumidores de productos ecológicos. Con el SICA se logró satisfacer esa demanda, pero, a medida que esta fue incrementándose surgieron inconvenientes para superar el reto de la producción orgánica a mayor escala. Este reto se convirtió en una amenaza y aún no se ha podido consolidar la sostenibilidad económica del proceso (Acosta-Buitrago 2012).

¿Hemos sido exitosos o estamos soñando con producir agroecológicamente con el SICA?

Los rendimientos en Colombia se miden y comparan dependiendo de las zonas de vida asociadas a los diferentes tipos de suelo y a las ecorregiones. El arroz que se siembra es de tipo indica –de grano largo y fino– y el promedio de rendimiento se encuentra cercano a las 5 t/ha. En la zona del suroriente del Tolima pueden encontrarse rendimientos cercanos a 8 t/ha, superiores a la media nacional que han sido logrados con el SICA.

En los molinos de Colombia existen estándares de calidad del grano poscosecha, como son el índice de pilado, el porcentaje de grano partido o de grano blanco, factores que indican si el arroz es de buena o mala calidad. Dichos estándares se lograron alcanzar con el SICA en iguales o en mejores condiciones que los de las cosechas de arroz cultivado convencionalmente. La experiencia del SICA en Colombia muestra que conseguir altos estándares en poscosecha es factible y realizable.

En el proceso colombiano destaca el haber corroborado que las plantas cultivadas con el SICA tienen un mayor desarrollo de raíces que las cultivadas convencionalmente, así como que el SICA propicia mayor resistencia a la enfermedad conocida como el añublo bacterial de la panícula; los agentes causales son B glumae, B gladioli y P. fuscovaginae.

Asímismo, las plantas SICA orgánicas han mostrado resiliencia en medio de un ambiente rodeado de cultivos convencionales enfermos (Acosta Buitrago 2011).

Principales adaptaciones tecnológicas del SICA en Colombia

Inicialmente se rediseñaron máquinas que originalmente se destinaban para la horticultura. Se trata de pequeños rotores (rotovator) a los cuales se les adaptaron cuchillas para repasar el corte de arvenses. También estos rotores se usaron para la labor de incorporación de las arvenses.

Los encargados del trasplante de las plántulas de arroz fueron capacitados para la adaptación de cuerdas con las marcas de los patrones de siembra (30 cm por 30 cm o 25 cm por 25 cm), así como en la forma de aplicar el abono orgánico al voleo.

Se ha avanzado en la construcción de un molino diseñado para procesar 50 bultos diarios, pero este proceso se ha detenido por ahora. El molino es necesario ya que es difícil hacer que los grandes molinos renten un espacio para trillar pequeñas cantidades de arroz y evitar que los granos orgánicos se mezclen con los convencionales.

En 2013, a pequeña escala, se están haciendo pruebas con sistemas de cadenas metálicas unidos a tablones que limpian y controlan las malezas, es una innovación que realizan los productores japoneses.

El rol de la ciencia, investigación y política

Se requiere que los investigadores y científicos enfoquen sus esfuerzos para estudiar el SICA con manejo agroecológico y en transición a ser orgánicos, tanto en pequeña, mediana y gran escala. Para la soberanía alimentaria del país, lo más importante es estar en capacidad de brindar al pueblo colombiano arroz sostenible, cosechas inocuas y ambientes sin contaminación.

Se sabe que existe un gran potencial para Colombia en el campo de la producción de arroz orgánico. Tenemos un tratado de libre comercio que está amenazando a los arroceros colombianos y se debe mirar al SICA orgánico como la oportunidad para acceder a mercados internacionales.

Por qué persisten las dudas científicas con el SICA

Sencillamente las multinacionales que producen los paquetes tecnológicos de la Revolución Verde tienen poder, dinero e influencias para incidir en las investigaciones dedicadas al sistema de producción de arroz, además del lobby que hacen con los grandes productores. Es lógico que se ataque al SICA y se pretenda ignorarlo, porque su aplicación representaría reducir ostensiblemente el uso de herbicidas y agrotóxicos.

El negocio de la venta de estos productos es gigantesco; por ejemplo, tan solo para producir una hectárea de arroz se compran cerca de 1.600 kg de fertilizante sintéticos por año y 25 kg de ingredientes activos considerando dos ciclos de producción al año (datos suministrados por productores de la zona de Purificación en el departamento de Tolima en 2010).

Jorge Orlando Acosta Buitrago

Ingeniero agrónomo, candidato a Magister Scientiae en Agricultura Ecológica. Investigador SICA, Colombia. Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE). Correo-e: jacosta@catie.ac.cr

Referencias

  • Acosta Buitrago, J. 2011. Evaluación del sistema intensivo del cultivo arrocero (SICA) en el municipio de Purificación, Tolima. Tesis para obtener el título de Ingeniero Agrónomo, Universidad de Cundinamarca, Colombia. 128 p. Disponible en www.sririce.org
  • Acosta Buitrago, J. 2012. El Sistema Intensivo del Cultivo de Arroz (SICA), grandes pasos hacia una producción sostenible en Colombia. Tercer seminario Internacional de Agroecología. Universidad Uniminuto. Bogotá, Colombia.
  • P-a-N. 2013. Rice. 13 Pesticide Residues Found by the USDA Pesticide Data Program. Consultado 04 febrero. Disponible en http://www.whatsonmyfood.org/food.jsp?food=RI
  • Styger, E. 2011. How is the System of Rice Intensification Evolving and What are We Learning? Seminario CIIFAD: 45. Disponible en www.sririce.org

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