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Mucha gente se ha sentido defraudada con los resultados de la conferencia Río+20. De cualquier modo, fue una oportunidad que tuvieron muchos representantes de la sociedad civil de casi todos los países, para encontrarse y discutir los retos sobre la transformación de la agricultura mundial en un sistema que respete y apoye a la agricultura familiar y a la agroecología. ¿Qué podemos hacer ahora para capitalizar los resultados de la conferencia y mantener vivo su espíritu? ¿Con quién debemos trabajar? Los miembros de la Red AgriCulturas comparten sus ideas.

 

Awa Faly Ba: “Necesitamos mejores puentes”

El análisis de lo sucedido en Río+20 debe hacerse tomando en cuenta nuestras expectativas previas. Queríamos que se tomaran decisiones políticas y que los líderes mundiales asumieran compromisos claros, por lo que ha sido decepcionante que esto no sucediera, sobre todo si se compara con la primera reunión de Río y se evalúa al incorporar los enormes desafíos de hoy. Sin embargo, representantes de muchas organizaciones pudieron exponer las soluciones que defienden y aplican en su esfera de influencia, tanto en la Cumbre de los Pueblos como en otros espacios. Esto puede verse como un resultado muy positivo.

Según Awa Faly Ba, editora de AGRIDAPE (edición de la Red AgriCulturas que se publica en Senegal), lo que mostró Río+20 es la brecha existente entre la sociedad civil y los tomadores de decisiones, y las diferencias en las expectativas de ambos sectores. “Lo que tenemos que hacer es desarrollar mejores puentes o vínculos entre las personas que trabajan con iniciativas interesantes en el campo, y las autoridades y los tomadores de decisiones, para así vincular ambos procesos”.

No es algo que se pueda conseguir en un único evento, sino más bien un proceso de largo plazo que nos ayudará a influir en los procesos políticos a nivel local. Estos mejores puentes pueden ayudar a los representantes de agricultores y consumidores a comunicar lo que quieren decir los agricultores y los consumidores, al mismo tiempo que facilitan la retroalimentación. “Quienes asistieron a Río no pueden simplemente volver a su trabajo. Existe una apremiante necesidad de proveer retroalimentación y de incorporar a todo el mundo en los preparativos de encuentros futuros. Necesitamos mejores ‘puentes’, pero estos deben ser construidos por todos los actores en conjunto”.

KVS Prasad: “Nuestro trabajo empieza ahora”

Muchos analistas concluyen que Río+20 produjo un sentimiento de “más de lo mismo”; otra vez “las cosas de siempre”, o que fue solo otra plataforma para que los gobiernos y las organizaciones internacionales sigan desahogando su propia agenda. Sin embargo, muchas otras voces se escucharon también durante la conferencia y las inquietudes de los lectores de nuestras revistas también se discutieron. Ha sido muy alentador escuchar estas voces y, sobre todo, “comprobar que son muy numerosas”, dice KVS Prasad, director de la fundación AME (editora de LEISA India).

Le resulta reconfortante pensar en la gran cantidad de voces y opiniones escuchadas a favor de la agricultura familiar y la agroecología. “Río+20 nos dio una gran oportunidad para ver lo fuertes que somos y lo fuertes que podemos ser. Ahora debemos poner atención en todos los contactos realizados para convertirlos en ‘relaciones’ y avanzar con ellas. No podemos esperar resultados inmediatos, pero podemos cultivar estas relaciones, desarrollar algo parecido a un ‘Facebook de la vida real’, que no solo nos permitirá mantenernos en contacto, sino que nos ayudará a trabajar juntos en torno a nuestras opinión metas comunes. En este sentido, nuestro trabajo empieza ahora”.

Teresa Gianella: “Traducir y seguir adelante”

Buenos o insuficientes, los resultados de Río+20 corren el riesgo de perderse si no son “traducidos” o, al menos, analizados bajo una perspectiva local. Teresa Gianella, editora de LEISA revista de agroecología, piensa que esto es especialmente necesario en el Perú y en América Latina en general, donde las diferencias sociales son enormes y las soluciones únicas para todos son particularmente difíciles. Es urgente analizar cómo las discusiones desarrolladas y los acuerdos alcanzados en Río se relacionan con las crecientes inequidades que coexisten con impresionantes cifras de crecimiento económico.

“Lo que tenemos que hacer es traducir lo que hemos hablado y oído, con atención en los macro y micro contextos; en las iniciativas que se están adoptando a nivel nacional, pero también en lo que está sucediendo, por ejemplo, en un pueblo que se resiste a la expansión de la minería de gran escala”. Esta traducción es necesaria para convertir las propuestas generales en planes de acción concretos. Igualmente importante es mirar más detalladamente a la agricultura, los problemas que los pequeños productores enfrentan y las enormes contribuciones que pueden hacer.

“Río+20 debe estar relacionado con el Año Internacional de la Agricultura Familiar. Tal vez no sea necesario organizar otra conferencia mundial de tal magnitud, pero podemos seguir el ejemplo y promover un intercambio cambio a gran escala de opiniones y discusiones basadas en lo que está sucediendo y lo que debe ocurrir a nivel local”.

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