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La energía suele ser olvidada en el debate sobre el desarrollo, pero recientemente está volviendo a recibir atención. Se habla de “pobreza energética” y se señala que un mejor acceso a la energía para las personas “privadas de energía” puede contribuir de manera importante a alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).

 

El acceso a la energía puede reducir la pobreza extrema (ODM 1) mediante la creación de nuevas actividades generadoras de ingresos y la reducción del tiempo empleado en recolectar leña. La luz eléctrica permite estudiar más, acceder a medios de información electrónicos y a medios de comunicación como la telefonía móvil (ODM 2). Las investigaciones han demostrado que las niñas, en particular, aprovechan las horas extra de estudio (ODM 3).

El acceso a la energía puede reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud maternal y combatir el VIH/SIDA y otras enfermedades, al proporcionar agua limpia con bombas motorizadas o energía para hervir (desinfectar) el agua para beber. Remplazar la leña por biogás o electricidad reduce las enfermedades respiratorias (ODM 4, 5 y 6). Un mayor acceso a la energía puede mejorar la sostenibilidad ambiental reduciendo la deforestación (ODM 7).

En la actualidad, el debate sobre el cambio climático se ha puesto en relación con el debate sobre la energía. Las medidas de reducción de emisiones adaptadas a la prevención del cambio climático no deberían ser utilizadas para impedir el acceso a la energía de la gran cantidad de personas pobres que no han creado el problema. Sin embargo, un incremento en el acceso a la energía no debe necesariamente resultar en mayor incidencia del cambio climático. Para empezar, el uso de energía no tiene que ser tan económicamente ineficiente como lo ha sido en la agricultura industrial.

En vez de tratar la energía como un artículo de consumo comprado fuera, debemos pensar en términos de flujo de energía, de manera similar a como lo hacemos con los nutrientes y el agua en la agricultura. ¿Cómo reducir el desperdicio de energía? ¿Cómo aumentar la eficiencia energética? ¿Cómo reutilizar la energía? Este enfoque tiene muchos beneficios, como la reducción en el daño causado al medio ambiente; la disminución del gasto de dinero y el aumento en la resiliencia ante las fluctuaciones de los precios de combustibles fósiles.

Fuentes y acceso

Que el agua fluya cuesta arriba

La gravedad hace que el agua fluya cuesta abajo, de manera que los pueblos y comunidades que viven en regiones montañosas con frecuencia tienen más dificultades para obtener suficiente agua. La Fundación de Desarrollo Indígena Alternativa (AIDIFI en inglés), una ONG local basada en la ciudad de Bacólod en la provincia de Negros, Filipinas, ha estado trabajando con pequeños agricultores durante muchos años. Al ver y escuchar sobre los problemas recurrentes de agua que muchos agricultores enfrentaban, AIDIFI decidió concentrarse en solucionar su necesidad básica de agua para beber y para el riego. Desde 1990 AIDIFI ha estado desarrollando diferentes tipos de bombas de agua y en la actualidad su producto estrella es la bomba de ariete hidráulico, que usa la energía del agua que fluye para bombear una porción del agua que pasa a través de ella hacia una elevación más alta. No se necesita electricidad ni combustible. Por cada metro de caída desde la fuente hasta el ariete, la bomba de ariete puede bombear el agua hasta 30 veces más arriba.

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Auke Idzenga
Ingeniero naval, Filipinas. Miembro fundador de AIDIFI.
Correo-e: aidfi@hotmail.org

Este artículo fue publicado en Farming Matters, vol. 26, no. 3.

Un tercio de la energía utilizada en los países en desarrollo proviene de la quema de madera, estiércol o residuos de cultivos. Esto se está volviendo cada día menos sostenible, por lo que se hace indispensable poner atención en otras fuentes.

Algunas soluciones energéticas alternativas, como el biogás, las microhidroeléctricas y la energía eólica, han madurado y se están diseminando rápidamente. Soluciones modernas como los paneles solares fotovoltaicos (FV) han reducido sus precios significativamente durante los últimos años y se están volviendo competitivas.

Los subsidios públicos a los combustibles fósiles se están reduciendo, en parte porque muchos gobiernos ya no los pueden pagar. Esto representa un obstáculo menos para el desarrollo de fuentes alternativas de energía. Sin embargo, muchas de estas tecnologías requieren grandes inversiones que deben realizarse por adelantado.

Muchas personas pobres que podrían beneficiarse de formas alternativas de energía no están en situación de adoptar paneles FV, por ejemplo, que pueden costar hasta 500 USD.

Una opción diferente es la adoptada en Nepal, donde los sistemas de microhidroeléctricas cuestan 85 USD por beneficiario, pero generan beneficios directos de 345 USD por beneficiario a lo largo de la vida útil –de 15 años– del sistema (UNDP, 2011). Las familias que utilizan electricidad para producir nuevos productos generan ingresos adicionales, en promedio, de 912 USD por familia cada año.

Es claro que se trata de una fuente de energía muy beneficiosa pero, una vez más, los costos que hay que pagar inicialmente son demasiado altos como para que las comunidades puedan hacerlo por sí solas. Se requieren soluciones innovadoras para superar este límite.

En el caso de fuentes convencionales de energía como las redes eléctricas nacionales, los costos iniciales fueron cubiertos por el gobierno. Sin embargo, pocos gobiernos pueden o están dispuestos a hacer lo mismo para fuentes de energía que suministran a una sola casa o a una comunidad pequeña. Muchos países todavía tienen leyes que protegen a los suministradores nacionales de energía declarando ilegales a las microredes.

El resultado es que el nivel actual de inversión en el abastecimiento de energía representa solo una quinta parte de lo que se necesita para proporcionar energía para todos en el 2030. La Agencia Internacional de Energía (IEA) ha pronosticado que para el 2030 aún habrá 1.200 millones de personas sin acceso a la electricidad a menos que las políticas cambien significativamente. En la actualidad el número asciende a 1.300 millones, de los cuales 1.100 millones viven en áreas rurales. Incidentalmente, el número de personas con acceso a la electricidad también aumentó en 1.300 millones a lo largo de los últimos 25 años. Gran parte de este crecimiento tuvo lugar en Asia y América Latina, mientras que los países africanos ni siquiera pudieron mantener el paso con el crecimiento de la población.

¿Acceso universal como objetivo?

Lecciones aprendidas de Nhambita

Jatropha treeEn muchos países en desarrollo, la producción y el uso de biocombustibles por los pequeños agricultores son percibidos como prometedora oportunidad, ligada a una economía ecológica para cumplir con las demandas de energía rural, que podría funcionar como catalizador para el desarrollo socioeconómico. Un estudio exploratorio en la comunidad de Nhambita, Mozambique, una de las primeras comunidades donde se sembró jatrofa (Jatropha curcas Linnaeus, también se conoce como “piñón de tempate”) a pedido del gobierno de Mozambique, analizó el potencial para la producción de biocombustibles de tres tipos de familias de agricultores.

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Muchas personas temen lo que significaría para el calentamiento global si el acceso a la electricidad fuera universal. Sin embargo, el acceso universal a la electricidad para el 2030 solo incrementaría la demanda de combustibles fósiles en 0,8% y las emisiones de bióxido de carbono en 0,7%.

Esto sería así debido a una combinación de los bajos requerimientos de energía de las personas que actualmente no tienen acceso a la red eléctrica, y a la expectativa de que muchas de ellas sean servidas por electricidad generada por fuentes alternativas de energía.

La expansión de las redes eléctricas siempre ha estado concentrada en las áreas urbanas. Es difícil y caro conectar a las áreas rurales con poblaciones dispersas a las redes nacionales. Con frecuencia, las soluciones alternativas para proporcionar energía son más baratas para la sociedad, pero esto raramente se ve reflejado en los precios que debe pagar la población rural. En la mayoría de los casos no pagan todo el costo de extender la red hasta su comunidad, pero sí tendrían que pagar todo el costo de las soluciones alternativas.

Además, los precios de la electricidad con frecuencia están subsidiados. En la década de 1990, el precio promedio de la electricidad en los países en desarrollo cubría solo el 40% del costo de producción. Desde entonces, los subsidios se han reducido pero todavía están muy difundidos. Varias investigaciones han demostrado que las personas en mejor situación se benefician más de los subsidios que los pobres. Un estudio del Banco Mundial descubrió que en Malawi, una persona pobre recibe 0,04 USD en subsidios por electricidad al año mientras que una persona rica recibe 6,60 USD.

Buscando alternativas

La experiencia de aprendizaje a la fuerza de Cuba

Con una mayor conciencia de la importancia de las prácticas orgánicas, hay muchas posibilidades para el futuro de la agricultura sostenible en Cuba. Foto: J. WrightCuando importaban la mayoría de los insumos necesarios para la agricultura, antes de la caída del bloque soviético, las granjas de Cuba utilizaban más de 190 kilogramos por hectárea de fertilizantes nitrogenados, una cantidad mayor que la utilizada en los Estados Unidos. Para 1993, sin embargo, estos productos importados ya no estaban disponibles y la nación estaba al borde de una enorme crisis alimentaria. A pesar de ello, una década más tarde el país se había recobrado lo suficiente como para duplicar su producción agrícola, incrementar la disponibilidad de calorías en 25% y mantener un programa alimentario consistente y equitativo, sin depender de las enormes cantidades de insumos externos que requería anteriormente.

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Julia Wright. Programa Internacional de la Asociación para la Investigación Henry Doubleday, Ryoton Organic Garden, Coventry, Reino Unido.

Una versión completa de este artículo fue publicada en LEISA revista de agroecología, vol. 22, no. 2 (septiembre 2006).

La mayoría de los países pobres son importadores netos de combustibles fósiles. Al mismo tiempo, tienen abundantes recursos de energía alternativa que no son utilizados. La falta de capacidades y capital, los subsidios a los combustibles fósiles y la falta de políticas de apoyo han impedido el desarrollo significativo de tecnologías alternativas de energía en muchos países.

Las principales excepciones son Brasil –uno de los líderes globales en la producción de biocombustibles después de décadas de apoyo del gobierno para la investigación y el desarrollo–, China e India –que son líderes en el abastecimiento descentralizado de energía renovable producida por el viento, pequeñas hidroeléctricas, biogás y energía solar–.

Pero la mayoría de los gobiernos se ha mantenido inactiva en lo que se refiere al desarrollo de energía alternativa. La excepción es la reciente promoción exagerada de los biocombustibles que se inició alrededor de 2005 y vio a muchos gobiernos, junto con ONG e inversores privados, lanzarse a emprender grandes proyectos sin hacer sus tareas adecuadamente.

El biodiesel o aceite vegetal como sustituto del diesel, o el etanol como sustituto de la gasolina son propuestas interesantes porque pueden proporcionar combustible directamente para los vehículos existentes. Son diferentes de otros tipos de combustible alternativo que requerirían remplazar a los vehículos existentes por otros que pudiesen funcionar con electricidad o hidrógeno. Ninguno de estos podría remplazar a los vehículos existentes, porque son mucho más caros y requerirían que las estaciones de gasolina fueran remplazadas por otro tipo de estación de servicio. Aún en el caso de países ricos, esto sería prohibitivamente caro.

Cuando el precio de los combustibles fósiles se puso por las nubes, parecía muy atractivo hacer que los agricultores produjeran biocombustibles y limitar las inversiones a instalaciones procesadoras relativamente simples. Fue un sueño en el que se pasaba de manera rápida y fácil a un futuro libre de combustibles fósiles que no tenía asidero en la realidad.

Se promovió en particular la producción de jatrofa (Jatropha curcas) en lugares donde no crece bien y donde no existen mercados para los agricultores que la cultivan. Era raro que se proporcionase información sobre las prácticas agronómicas adecuadas y nadie prestó atención a la importancia de crear productos valiosos a partir de la torta. No es de extrañar que los rendimientos sean pobres y que la reacción negativa resultante sea tan grande como la promoción exagerada de hace algunos años. Hoy el sector de los biocombustibles pasa por una mala época, tanto económica como política.

Los combustibles fósiles aún son una fuente importante de energía, por ejemplo, para generadores accionados por diesel y petróleo, bombas y vehículos. Sin embargo, varias fuentes alternativas de energía son viables técnica y económicamente y están siendo adoptadas a gran escala en la actualidad. Las más importantes para el abastecimiento local de energía a pequeña escala son:

 

  • biogás para cocinar y electricidad descentralizada,
  • pequeñas hidroeléctricas para electricidad local,
  • pequeñas fuentes de energía eólica para bombear agua y electricidad local,
  • paneles solares FV para generar electricidad localmente,
  • colectores solares para calentar agua,
  • etanol, biodiesel y bioaceite para la agricultura y el transporte

 

Cada tecnología tiene sus ventajas y desventajas. Por ejemplo, la energía eólica es barata pero intermitente: solo funciona cuando hay viento. Las pequeñas hidroeléctricas son muy beneficiosas y pueden producir a pedido, pero son muy caras para la mayoría de las comunidades. El biogás produce un lodo líquido que es un buen fertilizante, pero difícil de manejar y transportar. Las células fotovoltaicas son duraderas, pero producen poca energía. Los biocombustibles pueden sustituir directamente a los combustibles fósiles pero compiten con otros cultivos en cuanto a mano de obra y tierras. Los calentadores de agua solares son relativamente baratos, pero tienden a obstruirse cuando se usa agua sucia.

Alrededor del mundo los agricultores están experimentando con muchas formas de proporcionar energía ahorradora y de baja tecnología que ya están disponibles. Muchos ejemplos han sido documentados en esta revista a lo largo de los años.

Cada situación, por lo tanto, requiere su propia mezcla de fuentes de energía y tecnologías. Las innovaciones técnicas son importantes, pero igualmente importantes son los enfoques sociales y económicos: ¿Cómo financiar el costo inicial y cómo garantizar el uso equitativo y el mantenimiento?

Flemming Nielsen

Referencias

 

  • OECD/IEA, 2011, Energía para Todos: Accesibilidad para los pobres. http://www.iea.org
  • UNDP, 2009, Expandiendo el acceso a energía en los países en desarrollo: el rol de la energía mecánica.
  • UNDP, 2011: Acceso descentralizado a la energía y los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Un análisis de los beneficios del desarrollo de microhidroeléctricas en áreas rurales de Nepal.
  • Instituto Worldwatch, 2005: Energía para el desarrollo: El rol potencial de la energía renovable para cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

 

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