diciembre 2010, Volumen 26, Número 4
Interactuar para aprender, aprender para innovar

V Encuentro Latinoamericano y del Caribe de Productores, Innovadores e Investigadores en Agricultura Orgánica

LEISA | Página 22-24
DESCARGAR REVISTA COMPLETA
SMALL
CERRAR MODO LECTURA
COMPARTIR

En la ciudad de Lima, capital del Perú, se llevó a cabo entre el 5 y 8 de septiembre el V Encuentro Latinoamericano y del Caribe de Productoras, Productores, Innovadores e Investigadores en Agricultura Orgánica (V ELAO). El evento se desarrolló en las instalaciones de la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM), donde participaron 529 personas provenientes de 18 países de la región. El objetivo fue generar un espacio propicio para que los actores más importantes de las cadenas agroecológicas fomenten la agricultura ecológica como medio para mejorar la calidad de vida en armonía con la naturaleza, a través del intercambio de experiencias entre productores, innovadores e investigadores y otros actores del sector agroecológico. Esta iniciativa tuvo su origen en el año 2003, cuando se lanzó el primer Encuentro Mesoamericano de Productores Experimentadores e Investigadores en Producción Orgánica en Costa Rica, posteriormente se llevaron a cabo eventos similares en Cuba (2004) y México (2005). Luego en 2006, tuvo lugar el primer ELAO en Nicaragua; y desde entonces se viene realizando, año a año y en diferentes países, como los de Guatemala (2007), Bolivia (2008) y El Salvador (2009). En todas estas ocasiones, estuvieron involucradas diversas instituciones de América Latina y Europa.

Este año fue el turno para el Perú. La organización estuvo a cargo de un comité internacional integrado por asociaciones internacionales de investigación y transferencia de tecnología para la agricultura orgánica, facultades de ciencias agrarias de universidades latinoamericanas y organizaciones de productores ecológicos de la región. En el Perú, la organización estuvo a cargo de un comité nacional integrado por la Asociación de Productores Ecológicos (ANPE-Perú) y otras instituciones nacionales de productores, consumidores, investigación y docencia que lideran el movimiento agroecológico en este país.

Durante tres días se presentaron las experiencias de los participantes alrededor de cuatro temas principales: i) Agrobiodiversidad, Cambio Climático y Soberanía Alimentaria; ii) Políticas para el Fomento de la Agricultura Orgánica/Ecológica; iii) Mercados, Comercialización y Sistemas de Garantía; y, iv) Gastronomía y Turismo Sostenible, presentándose un total de 53 ponencias. El cuarto día los participantes realizaron visitas de campo a chacras ecológicas cerca de Lima.

Las conferencias magistrales a cargo de expertos y la participación como expositores de varios representantes de las organizaciones de productores ecológicos de la región, contribuyeron al análisis de las expectativas y tendencias de la producción orgánica en los países latinoamericanos. Debemos destacar la activa participación de las mujeres y el fortalecimiento del diálogo e intercambio de experiencias, saberes y conocimientos de innovadores tradicionales e investigadores científicos. Este V ELAO fortaleció las alianzas y redes latinoamericanas, así como también el reconocimiento institucional de la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (IFOAM) y del Grupo de America Latina y el Caribe de IFOAM (GALCI-IFOAM); mayor información en: www.anpeperu.org/

LEISA revista de agroecología estuvo presente en este ELAO y entrevistó a algunos de los representantes del movimiento agroecológico latinoamericano.

Daniel Vildoso (Bolivia)

Mi experiencia es de más 20 años de trabajo apoyando a los productores ecológicos de mi país y, actualmente, también como asesor del gobierno boliviano en los programas de agroecología. Me opinión es que la agricultura ecológica produce ventajas económicas al agricultor campesino; sin embargo, estas ventajas se hacen muy claras cuando la agricultura ecológica es para la exportación, estamos hablando de los productos típicos que América Latina envía hacia los mercados importantes de Europa y Estados Unidos, como son el café, el cacao, la quinua de Bolivia y otros. No obstante, cuando hablamos de la pequeña agricultura familiar, ecológica pero no certificada, estas ventajas más bien se traducen no en un incremento de los ingresos, sino en la diversificación de su alimentación, lo cual incide claramente en el estado nutricional de las familias. Creo, además, que la diversificación y la agricultura ecológica son pilares importantes para asegurar la soberanía alimentaria en nuestros países.

El desarrollo de la agricultura ecológica fundamentalmente se ha dado a través de iniciativas privadas. Sin embargo, a partir de la aparición de leyes en los mercados principales, es decir en Europa y Estados Unidos, se ha iniciado un proceso interesante de legislación en nuestros países. Entonces, han aparecido leyes en Latinoamérica que han permitido ordenar un poco la agricultura ecológica internamente, en la región y en cada uno de nuestros países. Lamentablemente, en algunos casos estas leyes han sido una copia de las leyes foráneas y no han previsto algunos factores importantes para el desarrollo del sector ecológico en nuestros países como, por ejemplo, el fomento. ¿Cómo vamos a realizar el fomento a nivel de las familias de los pequeños productores? ¿Cómo vamos a supervisar a estas familias? ¿Y cómo vamos dar garantías a los consumidores? Entonces, los elementos provenientes de sistemas foráneos no nos ayudan mucho en esto porque no son acordes con la realidad regional.

Personalmente, creo que la mejor garantía es cuando el consumidor conoce al productor o cuando un grupo de productores se hace conocido por un sector de consumidores. Este tipo de garantía muy básica, está basada en la confianza y es, creo, la relación ideal. Pero cuando hablamos de que los productos tienen que ser transportados al interior de un país, se requiere de un sistema diferente. En Bolivia concretamente se había trabajado bastante esto en torno a la iniciativa de la AOPEB (Asociación de Organizaciones de Productores Ecológicos de Bolivia) y, gracias a que en nuestra ley existe un inciso que permite la existencia o legaliza la existencia de sistemas alternativos de control, se ha construido una propuesta –que está en implementación desde hace más de tres años– que prevé la participación de los comités municipales de agricultura ecológica. Estos comités municipales de agricultura ecológica son los que deben dar la garantía de que un grupo de productores está cumpliendo con la ley de agricultura ecológica, y esta garantía en forma de certificado debería permitir la comercialización de estos productos en otras regiones del país en calidad de ecológicos. Entonces, esto es una experiencia nueva en la región e interesante también.

María Elena Dominique (Cuba)

Mi nombre es María Elena Dominique Cuadra, pertenezco al Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas (INCA) que está ubicado en San José en La Habana, Cuba. Nuestro trabajo en estos momentos es en la parte oriental de la isla como resultado de la gran sequía que atraviesa el país. Se ha tratado por medio de un programa –el Proyecto de Innovación Agrícola Local–de trabajar en torno a cómo atenuar la sequía y desarrollar la sanidad en esta zona a través de alternativas usadas por los propios campesinos; es decir, a través de una plática participativa que se llevó a cabo utilizando diferentes técnicas.

Una de esas técnicas era la utilización de variedades resistentes a la sequía, tanto de tomate como de boniato, usando también abonos verdes como el terciopelo y biofertilizantes producidos por el INCA, del cual son producto insignia. Este biofertilizante es hecho a base de hongos micorrizógenos, lo que contribuye a que la planta se alimente mejor a través de sus raíces, porque estas profundizan más y pueden extraer las aguas subterráneas del suelo sacándole los minerales y nutrientes. Esto no solo se hizo a través de la técnica participativa, sino también tratando de utilizar la escuela de agricultores que este grupo de investigadores realiza en Cuba. Ahí se hacen experiencias en comunidades determinadas y esa experiencia se comparte con productores de otras comunidades, lo que contribuye a que ese saber se vaya extendiendo.

Creo que el rol de la biodiversidad es muy importante porque contribuye a que el productor tenga más variedades y cultivos. Más bien, lo que sucede muchas veces es que varios de estos productores están tan acostumbrados a sus variedades autóctonas que desconocen otras variedades que son –tal vez– más resistentes que las suyas; estas experiencias les permiten justamente introducirlas en su localidad junto con la que tienen en ese momento.

María Juana Chuma (Ecuador)

Mi nombre es María Juana Chuma, soy de Ecuador, vivo en la parte norte del país, en Quito, en la Parroquia Guayllabamba. Yo soy del sur del Ecuador, de la provincia de Cañar. Hace 28 años salí de mi comunidad para trabajar y estudiar, pero por circunstancias de la vida me tocó quedarme en otra provincia y no donde nací. Soy una mujer indígena del pueblo Cañari, pertenezco a la nacionalidad Quichu, soy casada y tengo mis tres hijos. Provengo de una familia importante, una familia que tenía conocedores, sabiduría ancestral de mis abuelos, de mis tías, siempre nos gustó investigar la medicina tradicional, la comida sana, las alternativas para tener una vida sana y heredar ese conocimiento, ese ha sido mi enfoque, yo soy curandera, sanadora. Nuestro objetivo era sembrar una producción orgánica o agroecológica, pero como no teníamos posibilidades de comprar terreno en cantidad, hemos adquirido poquito a poquito con nuestro esfuerzo un terrenito para poder sembrar ecológicamente.

Mi finca se llama Intisamay, que quiere decir en quechua: inti – sol, samay – el aliento. Antes tenía cítricos, ahora ya tengo más cosas: tengo tubérculos, legumbres, hortalizas, frutas de toda clase, tengo mora, uvilla, pepino, mandarina, chirimoya, aguacate, tomate de árbol, guayaba, todo tengo, desde hierbas medicinales, tengo una extensión de una hectárea de terreno, mi terreno ya va a explotar porque ningún espacio está libre, es una cosa increíble. Antes, como los intermediarios viven de los agricultores, a ellos les entregaba mi producción. Mis productos sanos iban a parar a un mercado común y corriente en Quito, hasta que organizaron esta feria en el Centro Agrícola de Quito y me hicieron participar a través de una organización CEA. Ahí fui a vender mis productos, que eran bien cotizados, me hice popular y seguí vendiendo todos los sábados de cada semana lo que salía y aprovechaba los proyectos de desarrollo de las ONGs y la asesoría técnica; sin embargo, cuando se terminaron esos proyectos, ¿qué es lo que paso? Todos regresaron a como era antes, eso es lo que pasa cuando los proyectos no tienen un enfoque sostenible.

Yo ya no participo de esa feria porque ya no tenía el entusiasmo de antes, cuando inició. Esa feria ha ido a parar en manos de comerciantes e intermediarios, pero más allá de eso a mí me sirvió mucho la experiencia.
Yo he visto –en conclusión– que para la comercialización hay que tener mucha paciencia, hay que tener credibilidad, pensar qué estoy vendiendo, qué estoy haciendo para la gente, para mis consumidores; uno debe tratar muy bien a sus clientes para tener consumidores permanentes, con buen trato existe rentabilidad porque tú no estás entregando tu producto a los comerciantes, sino que tú estás entregando a tus clientes de corazón, para que coman.

Carlos Andrés Escobar Fernández (Colombia)

Yo me llamo Carlos Andrés Escobar Fernández, soy colombiano. Trabajo para una organización que se llama Econexus y llevamos trabajando un cierto tiempo en Colombia en agroecología y comercio justo. Creemos que es necesario continuar con el tema de las organizaciones de productores agroecológicos y la agricultura familiar campesina; primero, contribuir o continuar con su fortalecimiento organizativo, porque para poder avanzar en otras líneas como lo ambiental, lo económico y lo cultural, es necesario estar organizados y tener un punto de encuentro común a pesar de las diferencias. Por ejemplo, yo creo que ya está claro en nuestra región que queremos hacer agroecología y que queremos un mejor mundo, que queremos alimentos sanos y que nuestros hijos estén mejor que hoy, así que ese es el punto común. Por otro lado, es muy importante continuar con el tema de acceso al mercado, pensando especialmente en que hay la posibilidad de darle sostenibilidad a este proceso. Solo recibir el apoyo financiero externo de otras instituciones no es el camino que se debería de mantener, sino que se debería promover que los campesinos accedan a unos mercados mejores y puedan vivir a partir de estos mercados y alcanzar el bienestar.

Otro punto importante es el tema de la incidencia política. Creo que este es otro tema en el que tenemos que avanzar y en el que hoy en día hay más información y disponibilidad de ciertos gobiernos, hay estamentos internacionales como la FAO o como la Comunidad Andina de Naciones que están brindando la posibilidad de proponer ideas desde la sociedad civil organizada, ideas para políticas públicas a favor de la agroecología como una estrategia o como una opción de vida y como una opción de desarrollo social, económico y ambiental en nuestros países. El reto es, a nuestro modo de ver, poder sentarnos todos y todas juntos a pesar de las diferencias y trabajar para impulsar la agroecología, yo creo que eso ya se está logrando. Esperé mucho tiempo para llegar a este punto y creo que vamos por buen camino y que vamos a llegar a un buen fin que va a favorecer a todos los productores involucrados. Entonces, la invitación es para que nos unamos y trabajemos para que la agroecología deje de ser solamente una idea o una iniciativa –como muchos le llaman todavía– y se convierta en una realidad.

Ediciones Anteriores

LEISA es una revista trimestral que busca difundir experiencias de agricultores familiares campesinos.
Por ello puedes revisar las ediciones anteriores.

Suscribete para recibir la versión digital y todas las comunicaciones que enviamos periodicamente con noticias y eventos

SUSCRIBIRSE AHORA