“El desarrollo es más que un número.
El desarrollo es el proceso de expansión de las libertades reales que disfrutan los individuos”
– Amartya Sen
En términos específicos, se podría decir que este enfoque innovador involucra tres procesos centrales: diálogo fluido, interacción permanente y aprendizaje compartido. Evidentemente, este proceso se materializa a través del contacto entre actores diversos: productores, comunidades campesinas, organizaciones de base, agencias estatales, organizaciones no gubernamentales, espacios académicos, empresa privada, fuentes de cooperación internacional, etc. Vale destacar que la importancia estratégica de dinamizar estos tres procesos radica en que estos orientan la adopción de prácticas, la negociación de propuestas y la toma de decisiones.
La perspectiva de la ‘colaboración entre actores múltiples’(CAM) es complementaria a la de la investigación participativa. En pocas palabras, la CAM consiste en: “…un proceso en el que actores con distintas perspectivas acerca de un mismo problema logran explorar constructivamente sus diferencias a fin de buscar soluciones que van más allá de su propia visión”. En suma, la CAM es un proceso de aprendizaje social que, lejos de ser una “transferencia unilateral de información”, promueve la construcción colectiva del conocimiento. Los artículos de este número de LEISA, que son ejemplos de este tipo de construcción, se dividen entre los que enfatizan los aspectos conceptuales, los que se centran en el análisis metodológico y los que privilegian la reflexión a partir de la experiencia.
Entre los que priorizan la discusión conceptual está el artículo sobre la experiencia del Proyecto In Situ en los Andes Centrales (Perú), que explora los procesos participativos a partir de los cuales se generó conocimiento colectivo mediante la interacción entre los diversos actores involucrados. De otro lado, los artículos sobre la metodología Campesino a Campesino y las Escuelas de Campo (Perú y México) analizan los aprendizajes a partir de la adopción y/o adaptación de metodologías participativas innovadoras. Finalmente, los artículos acerca del Programa Nacional de Educación en Reforma Agraria (PRONERA, Brasil), la enseñanza de la agroecología en escuelas agropecuarias de nivel medio (Argentina), el desarrollo agrario local (Cuba) y la reforestación de manglares (México), aportan importantes insumos a la discusión a partir de la experiencia.
Para finalizar, los artículos que aquí presentamos sugieren los siguientes pasos a fin de consolidar procesos innovadores de aprendizaje con énfasis en agroecología:
– Consolidar, replicar y llevar a escala las experiencias. El futuro de la articulación entre el aprendizaje y el desarrollo de capacidades pasa por fortalecer lo aprendido y difundirlo en diversos espacios a escala local y regional, con la intención de proveer insumos para tomar decisiones sobre la gestión de los recursos naturales.
– Articular esfuerzos a escala regional. La experiencia nos enseña que los esfuerzos individuales están condenados a tener impactos poco sostenibles. En ese sentido, la articulación de redes de aprendizaje es un mecanismo que aportará a la consolidación de experiencias exitosas e innovadoras en la región.
– Vincular investigación con intervención. La búsqueda de articulación entre aprendizaje y desarrollo de capacidades no es un enfoque académico más. En ese sentido, su vínculo con los espacios de intervención es clave. Un eje articulador son los proyectos de investigación-acción para el desarrollo rural.
Diálogo, interacción y aprendizaje son procesos dinámicos en el marco de desarrollo de capacidades. En este contexto, la colaboración entre actores múltiples juega un rol clave y, si bien su aplicación en la región es aún reciente, ya está en curso. Solo nos queda emprender un verdadero ejercicio de colaboración entre actores múltiples para que este se consolide y adopte. Y, felizmente, todo indica que esa colaboración ya se inició.