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Pautas para políticas
Las páginas de esta nueva sección intentan motivar la atención de los responsables de la formulación o ejecución de las políticas de desarrollo social y productivo en las áreas rurales –especialmente las referentes o vinculadas al agro–, ya sean estas comunales, gremiales, municipales, provinciales o nacionales, esperando contribuir a resaltar la importancia de la función de la biodiversidad en el mantenimiento de la calidad sostenible de los ecosistemas y de contribuir a prevenir los procesos de degradación o a revertirlos.

La decisión de aprovechar los beneficios que brinda la biodiversidad para la producción agrícola sostenible está en nuestras manos: las evidencias hablanCuando hablamos de biodiversidad nos estamos refiriendo a la vida en la Tierra. El sostenimiento de la humanidad se basa en esta biodiversidad, tanto silvestre como cultivada, de allí su gran importancia. Dentro de las diversas definiciones que existen sobre biodiversidad, una de las más útiles para los fines de esta sección es la que propone la Evaluación de Ecosistemas del Milenio, un programa lanzado por Naciones Unidas. Este documento, elaborado entre 2001 y 2005, es el resultado del trabajo de más de 1.300 expertos de distintas partes del mundo reunidos para sistematizar y dar respuestas a interrogantes sobre la problemática del manejo de los ecosistemas a escalas global, nacional y local, sustentadas en un sólido conocimiento científico (Millenium Ecosystem Assessment, 2005).

La biodiversidad es definida como la variabilidad entre los organismos vivos proveniente de todas las fuentes, incluyendo los ecosistemas terrestres, marinos y otros acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte

La biodiversidad de América Latina tiene mucha importancia. Entre las 25 áreas geográficas consideradas prioritarias para la conservación de la biodiversidad a nivel mundial –debido a que albergan una excepcional concentración de especies endémicas y un excepcional proceso de pérdida de hábitats– América Latina tiene siete de ellas: Mesoamérica, Caribe, Chocó/Darién/Ecuador Occidental, Andes Tropicales, Chile Central, Cerrado de Brasil y Bosque Atlántico de Brasil (Figura 1). Estas áreas, denominadas hotspots en inglés, presentan especies de plantas endémicas que comprenden al menos el 0,5% de todas las especies de plantas del mundo, así como especies endémicas de cuatro categorías de vertebrados.

La agrobiodiversidad
La biodiversidad incluye también a los sistemas manejados por el hombre. Los sistemas manejados –sean plantaciones, fincas, tierras de cultivo, sitios de acuicultura, zonas ganaderas o aún parques urbanos y ecosistemas urbanos– tienen su propia biodiversidad. Esta biodiversidad es denominada comúnmente agrobiodiversidad:

La agrobiodiversidad es aquella parte de la biodiversidad que ha sido creada por el hombre, es producto de la creación humana. Debemos distinguir entre la agrobiodiversidad vegetal y la animal, esto es, entre las plantas cultivadas y los animales domésticos, respectivamente

Figura 1. Áreas de alta concentración de biodiversidad (hotspots) en el mundo
Fuente: 2000. Myers y otros, en Nature: 403

La principal fuente de creación de la agrobiodiversidad es el proceso de domesticación. Las culturas nativas domesticaron –y lo siguen haciendo todavía– las plantas que conforman la base del sistema alimentario mundial. Por ello, no es casual que los centros de origen y diversificación de las plantas cultivadas (Vavilov, 1951) coincidan en parte con las regiones donde se encuentran actualmente los pueblos indígenas (Figura 2).

Los sistemas manejados por el hombre donde se desarrolla esta agrobiodiversidad son conocidos como agroecosistemas. Lo característico de los agroecosistemas tradicionales es que son diversificados, pues los agricultores tradicionales concentran en un espacio relativamente reducido una gama de especies y de variedades gracias a los conocimientos heredados que aún conservan; de igual manera, cuidan de los parientes silvestres que habitan en el entorno e intercambian su germoplasma con las especies domesticadas, estableciendo un continuo entre los espacios cultivados, las huertas familiares y la vida silvestre (Figura 3). Lamentablemente, la tendencia actual de la agricultura convencional o moderna es la de simplificar los agroecosistemas.

El valor de la agrobiodiversidad

La biodiversidad ha sido una fuente sustancial de los recursos naturales utilizados por el hombre desde el origen de su existencia, sea como genes, especies o ecosistemas. Es por esto que el valor de los recursos biológicos es indiscutible, más aún cuando el avance de la ciencia y la tecnología ha ampliado el espectro de su uso, en particular, como recursos genéticos. Con ello, el conjunto de la biodiversidad puede ser aprovechado, pues los genes de cualquier organismo podrían ser utilizados mediante procesos biotecnológicos modernos. Esto, sumado al mantenimiento, uso y selección de la diversidad genética realizado a través del manejo campesino, amplía las posibilidades de solución de problemas de la producción agrícola, pecuaria y forestal, así como de otras áreas de la producción que involucran seres vivos (Casas y Parra, 2007. Agrobiodiversidad, parientes silvestres y cultura. LEISA, vol.23, Nº.2, pp. 5-8). Actualmente, la semilla de los cultivos nativos, las especies y variedades vegetales y animales nativos domesticados y los parientes silvestres, principalmente los provenientes de países megadiversos como los de la región latinoamericana, son recursos genéticos altamente codiciados a nivel global.

Figura 2. Centros de origen de la agricultura
Fuente: Elaborado en base al mapa de los ocho centros de origen de la agricultura de N.I. Vavilov y al mapa de los centros de origen y diversidad de la agricultura de Eckart, 2008.

Partiendo de esta constatación, la comercialización de estos recursos biológicos podría ser una alternativa económica para el país y las comunidades que sostienen esta biodiversidad, más aún si se hace como parte de una política gubernamental que incluso le podría cerrar el paso a la biopiratería de la que son objeto. Sin embargo, esto requiere una exploración seria sobre los riesgos que el mercado puede significar para la conservación de la biodiversidad y de la cultura que la sostiene, para lo cual resulta orientador entender “cómo los mercados pueden afectar el uso de los recursos naturales, aspectos de la vida social y el conocimiento de las poblaciones indígenas” (Godoy, 2001).

La pérdida de la biodiversidad y la agrobiodiversidad
La humanidad se enfrenta a una situación de pérdida de la biodiversidad en franco avance, sumamente compleja y de grandes dimensiones que –de manera similar a lo que sucede con el cambio climático– mantendrá unas tasas extremadamente altas en los siguientes 50 años. Se han identificado como las causas directas de mayor impacto en esta situación al cambio de hábitats y de uso de la tierra, y se proyecta que el cambio climático afecte crecientemente todos los aspectos de la biodiversidad, desde los organismos individuales, a través de poblaciones y especies, hasta la composición y funcionamiento de los eco­sistemas y los servicios que brindan. La introducción de especies invasoras, la sobreexplotación y la contaminación son otras causas a considerar.

Figura 3. Agroecosistema diversificado mostrando la continuidad entre los espacios cultivados y la vida silvestre. Elaborado por: Torres, Juan y Velásquez, Dora (2010)
Foto: archivo CCTA

Las especies domesticadas, especialmente, presentan una tendencia a la declinación de su diversidad genética a nivel global. Los riesgos de erosión genética que presentan las especies cultivadas y los parientes silvestres se hicieron evidentes entre 1965 y 1970, cuando ya era notoria la capacidad de los cultivos resultantes del fitomejoramiento técnico para desplazar a las especies nativas cultivadas localmente y existía el reconocimiento generalizado de que muchos de los antiguos reservorios genéticos estaban desapareciendo rápidamente (Brush, 2004). Dado que los sistemas cultivados representan más del 24% de la superficie de la Tierra, cualquier decisión concerniente a la actividad agrícola debe tener como prioridad el mantenimiento de la biodiversidad en estos sistemas producto de la actividad humana a lo largo de su historia.

El manejo de la biodiversidad en agroecosistemas diversificados: hallazgos en América Latina
Hemos visto la gran importancia que tiene la biodiversidad para la humanidad, sobre todo por constituir la base de su sistema alimentario. Actualmente, se tiene claro que este y los otros beneficios que la biodiversidad brinda al bienestar humano se dan a través de los servicios que proporcionan los ecosistemas, también llamados servicios ecosistémicos o servicios ecológicos (Millenium Ecoystem Assessment, 2005). Efectivamente, los ecosistemas de un país y los servicios que proporcionan representan un capital importante. Pero, para lograr los beneficios que podrían obtenerse, se debe tomar en cuenta que la biodiversidad ha de ser entendida también como un factor que modifica los procesos y servicios del ecosistema, y que simultáneamente se ve afectada por el impacto de los cambios globales (Figura 4 ver PDF).

Dada la tendencia a la pérdida acelerada de la biodiversidad, el gran reto está en encontrar opciones de manejo de los servicios ecosistémicos e identificar oportunidades prometedoras para mejorar el bienestar humano mientras se conservan los ecosistemas y la biodiversidad que los compone y los modifica, evaluando sus fortalezas y debilidades.

La magnitud del reto es tal que se requiere del diseño y desarrollo de múltiples estrategias simultáneas. Dentro de dichas estrategias está el reconocimiento de que las decisiones que toma la gente con relación a los ecosistemas y los valores en los que se basan estas decisiones deben pasar a primer plano y, por otro lado, se debe poner énfasis en la protección, la restauración y el manejo del ecosistema o agroecosistema.

A través de América Latina hemos encontrado experiencias concretas e investigaciones que, basándose en evidencias contundentes, dan cuenta de los múltiples aportes que brinda o puede brindar el manejo de la biodiversidad, ya sea en sistemas agrícolas diversificados a pequeña escala –en particular los tradicionales–, como en sistemas agrícolas especializados (monocultivos) cuando se les incorpora la biodiversidad, o sea, en el entorno mayor que rodea a los sistemas agrícolas. Estos casos han sido tomados de varios números de la propia revista LEISA, que se indicarán más adelante.

El análisis de un grupo de estos descubrimientos nos ha permitido identificar opciones debidamente sustentadas para enfrentar problemas de erosión genética, de degradación ecológica, de productividad y de equidad en diferentes sistemas sociales ubicados en diversos contextos ecológicos de varios países de América Latina. Esto permitirá que las autoridades y otros actores puedan sopesar la viabilidad de estas opciones para su situación concreta.

Sin embargo, es necesario advertir que, si bien con acciones puntuales se puede contribuir a disminuir problemas como los mencionados, para lograr progresos significativos se requerirá un conjunto de acciones que sean parte de un plan integral dirigido a enfrentar las causas fundamentales de la pérdida de la biodiversidad y de la degradación de los ecosistemas.

Casos específicos: las evidencias
Los casos de manejo de la biodiversidad analizados ilustran: los sistemas agrícolas del trópico caribeño, en Cuba; los sistemas agrícolas de maíz en regiones montañosas de Mesoamérica, en Honduras; los huertos tradicionales de comunidades indígenas mesoamericanas y andinas, en México y Perú, respectivamente; los cultivos de hortalizas en el subtrópico húmedo de Brasil; los sistemas ganaderos en tierras áridas de la Patagonia, en Argentina; y el entorno ecológico alrededor de los agroecosistemas de pequeños productores altoandinos, en el Perú. Estos casos están ubicados en áreas geográficas donde confluyen la diversidad cultural, los centros de origen de la agricultura y las áreas críticas de biodiversidad o hotspots en América Latina (Figura 5 ver PDF).

Los problemas y las opciones tecnológicas para enfrentarlos
Los problemas enfrentados en estos casos son los que comúnmente presentan los pequeños agricultores de la región, como: la poca disponibilidad de alimentos nutritivos y económicos para la familia y la comunidad, los escasos ingresos económicos familiares, la disminución de la productividad agrícola de sus chacras o milpas, la disminución del forraje para el ganado, la pérdida de fertilidad de los suelos, el aumento de la incidencia de plagas, la pérdida de variedades locales por expansión de la agricultura convencional y el riesgo ambiental, la degradación de la tierra (desertificación) por sobrepastoreo, la pérdida de hábitats naturales y parientes silvestres e incluso la pérdida de los conocimientos tradicionales asociados al manejo de la biodiversidad, entre otros.

Estos casos no solo brindan evidencias de la efectividad actual o potencial de las opciones tecnológicas aplicadas o propuestas, sino que también dan cuenta de cómo la apuesta de los agricultores por llevar adelante el manejo de la biodiversidad en sus milpas, chacras o fincas –y de manera integrada con sus huertos familiares y el entorno ambiental que los rodea–, ha redundado en múltiples beneficios específicos comprobados. Asimismo, revelan cómo, cuando este tipo de decisiones están respaldadas por las autoridades, los beneficios locales pueden extenderse a escalas mayores, como la nacional y la global (Cuadro 1 ver PDF).

Los beneficios
Los beneficios brindados son multidimensionales y pueden ser agrupados en los tres aspectos de los sistemas productivos involucrados: a) la biodiversidad y las funciones del ecosistema, b) los servicios ecosistémicos, y c) el bienestar humano.

Así, entre los principales beneficios vinculados con la biodiversidad y las funciones del ecosistema que reportan las evidencias están: (1) la propia recuperación y mantenimiento de la diversidad de especies y variedades nativas y de los procesos ecológicos en las milpas, chacras o fincas, y (2) la recuperación de ecosistemas degradados.

Con relación a los servicios ecosistémicos, se ha registrado: (1) la fertilidad de suelos, (2) la provisión de hábitats, (3) la provisión de alimentos, (4) la provisión de recursos genéticos, (5) la regulación de plagas, (6) el mantenimiento de los conocimientos tradicionales, y (7) el mutuo aprendizaje entre científicos y agricultores conocedores.

Entre los beneficios al bienestar humano, se reportaron evidencias de: (1) la sostenibilidad y el incremento del rendimiento de la producción agropecuaria, (2) la seguridad alimentaria y la mejora de la alimentación y la salud de la población, (3) el sustento de la economía familiar y comunal, (4) el empoderamiento de los pequeños agricultores para que dinamicen sus iniciativas tecnológicas, particularmente las basadas en sus conocimientos tradicionales, para la gestión de sus fincas y la comercialización de sus productos.

Conclusión
– Los casos mostrados dan cuenta de cómo, a través de un adecuado e innovador manejo de la diversidad biológica, no solo se pueden revertir los problemas complejos que enfrentan los pequeños agricultores –uno de los sectores más olvidados por la sociedad–, sino que incluso se pueden obtener importantes beneficios.
– La adopción de una estrategia de uso múltiple que mantenga en un cierto equilibrio e interacción las áreas dedicadas a la agricultura, la ganadería y la producción forestal, tal como lo hacen los pueblos indígenas, es la mejor opción para mantener la biodiversidad.

Dora Velásquez Milla
Coordinadora de Ciencia y Tecnología en los Andes – CCTA
Lima, Perú
Correo electrónico: doravelasquez@yahoo.com

Referencias
– Brush, Stephen. 2004. Genetic erosion of crop populations in centers of diversity. pp.153-174. En: S. Brush. Farmer’s bounty. Yale University Press, EE.UU.
– Boege, Eckart. 2008. El patrimonio biocultural de los pueblos indígenas de México: hacia la conservación in situ de la biodiversidad y agrobiodiversidad en los territorios indígenas. Instituto Nacional de Antropología e Historia. México, D.F.
– Godoy. 2001, Indians, markets, and rainforests. Columbia University Press, Nueva Cork.
– Millenium Ecosystem Assessment.2005. Ecosystems and human well-being: biodiversity synthesis. World Resources Institute, Washington, DC.

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