Los pobladores de las favelas, en particular practican la agricultura urbana por diversas razones: para poder comer una variedad de alimentos saludables, cultivar plantas medicinales. aprender sobre nutrición, reducir sus gastos y ganar cierta independencia de los z:andes mercados. A partir de la agricultura urbana, estos pobladores pueden recuperar la conciencia y el orgullo del valor de los conocimientos rurales, los cuales son parte de sus antecedentes familiares en una mayoría de casos.
María, una joven madre proveniente del noreste rural de Brasil, se mudó udó recientemente a Río de Janeiro y encontró su nuevo hogar en las favelas de Jardim Guaratiba. Al tener que enfrentarse a las duras circunstancias de la vida diaria en una favela, hizo uso de sus raíces agrícolas y comenzó a crear un jardín en el frente de su casa. Inicialmente los vecinos no aprobaron la invasión verde en la calle pública y calificaron este hecho como algo pobre y atrasado. Pero después de un tiempo ello mismos empezaron a recordar sus raíces rurales y empezaron a apreciar la belleza y el enorme valor del jardín urbano de María. Hoy, ella está involucrada en una activa red de intercambio de conocimientos, plantas medicinales, frutas. hortalizas. semillas y plantones no solo dentro del vecindario, sino que también por fuera de este.
Junto a Jardim Guaratiba, en Praia da Brisa, vive doña Leda, una de las “compañeras” más cercanas de María. Doña Leda cultiva más de 100 especies de plantas en su huerta, la cual se ha convertido en un verdadero agrobosque con un microclima agradable. Algunas de las plantas medicinales que cultiva no se encuentran comúnmente en los mercados locales. Conoce cada planta y sus usos perfectamente, ya sea como alimento, medicina o como parte de un agroecosistema balanceado. Su jardín, al que ella misma llama “farmacia viva”, la ha vuelto casi autosuficiente en cuanto a medicinas y también contribuye a proporcionar un gran porcentaje del alimento diario para su familia, permitiéndole distribuir parte de la cosecha entre las familias más pobres.
Don Adáo estuvo en contacto con la agricultura cuando era un niño y desde entonces le gustó cultivar. Un día encontró un área abandonada que pertenecía a un colegio cercano a su casa, se puso en contacto con el director e inició su ocupación verde. Desde entonces ha transformado el área, que solía estar llena de basura, ratas y mosquitos, en un hermoso y diverso huerto urbano. A don Josemar siempre le gustó cultivar. Desde que se mudó a la ciudad, el estar desconectado de sus felices recuerdos de la infancia lo entristecía. Para volver a conectarse con sus propias raíces agrícolas comenzó a cultivar un poco. Al encontrarse una vez más entre plantas y animales encontró su propia manera de interpretar el estilo de vida urbano.
Las huertas urbanas han demostrado mejorar el estilo de vida y la dieta de las familias más pobres de diversas maneras. Al intercambiar semillas y productos, las comunidades conservan y aumentan el número de plantas cultivadas en la ciudad. De esta manera se forma una base vital para el intercambio de conocimientos y la educación sobre el medio ambiente. Como resultado, los lazos sociales y la confianza en sí mismos aumentan dentro de las favelas, y se crean redes sociales. Las huertas reciben poco reconocimiento de los gobiernos locales y. en la mayoría de los casos, son ignoradas y malinterpretadas. Algunos inclusive las ven como un retroceso, y no como algo que tiene un impacto positivo en las comunidades. Por último, las huertas son también objeto de abuso político, pues si los agricultores urbanos reciben algún tipo de apoyo para sus huertas, este debe ser recompensado con votos.
Con el aumento de los problemas sociales y ambientales en las grandes ciudades, es importante considerar el amplio potencial de los huertos urbanos. Al tener impactos positivos directos sobre las vidas de los agricultores urbanos, los huertos pueden tener una influencia aún mayor pues demuestran ser una posibilidad eficaz y autodeterminada para cambiar la vida diaria de las favelas, creando diferentes formas de producción, consumo y organización social. Podría ser posible que surja una visión progresista para un desarrollo urbano alternativo basado en las experiencias diarias de innumerables agricultores urbanos, especialmente para los habitantes de los barrios marginales de Brasil o de otros lugares. (Foto: Autor.)
Severin Johannes Baptist Halder