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Enfoques biológicos para sistemas de suelos sostenibles

Uphoff N. y otros (eds.). 2006. Biological approaches to sustainable soil systems. CRC Taylor & Francis, Boca Raton, Estados Unidos. 764 p.Es preciso insistir en la importancia central del suelo, sus agentes y sus procesos para la vida sobre la Tierra, en particular los ciclos del agua, la conservación de la biodiversidad, la producción y economía agrarias, y la alimentación de las personas. Uphoff y sus colaboradores lo hacen de una manera casi enciclopédica, en una obra con 50 capítulos desarrollados en más de 700 páginas. Los autores señalan que estudiar los agentes y procesos biológicos en el suelo es complejo, muchas veces ambiguo y siempre más difícil que evaluar factores químicos o físicos, pero que a pesar de ello este libro posiblemente no hubiese podido ser escrito hace 10 años. Son grandes los avances en el conocimiento de la vida en el suelo, pero las universidades y escuelas técnicas siguen formando jóvenes educados en una ciencia agraria que esencialmente esteriliza o desinfecta las muestras de suelo para poder estudiarlas sin interferencias, que presta escasa atención a los efectos de las prácticas de manejo en el suelo y el ecosistema o que separa conceptualmente a la agricultura de otras actividades agrarias como la ganadería, la forestería o el procesamiento primario.


Luego de una visión general del manejo de suelos en diferentes ecorregiones del planeta, la par-te II sobre agentes y procesos del suelo proporciona revisiones generales de temas como la energía en el suelo, las micorrizas, la rizósfera, las fitohormonas, la alelopatía o la comunicación entre la parte aérea y la raíz de una planta. En la parte III, la más extensa y con un claro énfasis en la agricultura de los trópicos, hay capítulos dedicados a ejemplos prácticos de la Amazonía, el sudeste de Asia o África, muchos con temas de relevancia para los agroecosistemas de América Latina como el papel de los árboles, los sistemas de siembra directa, el uso de cultivos de cobertura, el sistema de intensificación del arroz o los cultivos múltiples. Algunos asuntos adicionales son tratados brevemente en la parte IV, como la interdependencia de suelo y clima, la revegetación de suelos inertes o la producción de agentes de control biológico y biofertilizantes a nivel comunal.

Es poco probable que este libro se traduzca alguna vez al castellano, por los costos involucrados. Pero, por otro lado, es una obra eminentemente académica que debe servir de guía para la preparación de material destinado a un público más amplio. Así, la maestra Ana Primavesi escribe sobre el manejo de suelos en los trópicos húmedos y subhúmedos, y nos recuerda los requisitos que considera que debe tener un sistema del suelo que funcione bien (páginas 7 y 8):

• una estructura con buenos agregados y suficiente materia orgánica,
• protección contra la acción directa del sol y la lluvia,
• población abundante y diversificada de microorganismos,
• sistema de raíces extenso y en buen funcionamiento,
• cultivos adaptados a las condiciones de suelo y clima, con las adaptaciones de manejo que se requieran,
• cortinas rompevientos o barreras forestales para reducir la evapotranspiración, y
• un uso cuidadoso de la maquinaria para minimizar la compactación del suelo.

Si a lo anterior le agregamos un uso eficiente del agua de riego y analizamos los procesos sociales y económicos que influyen en el manejo del suelo y del agua para la pequeña agricultura, tendremos un marco de análisis básico para evaluar la sostenibilidad de una agricultura más ecológica. De especial interés para los lectores de LEISA es el capítulo 35, en el que Rupela y sus colaboradores en el ICRISAT, India, informan sobre experimentos comparativos de largo plazo diseñando y comparando sistemas productivos basados en el uso de insumos biológicos disponibles localmente con sistemas productivos convencionales. Esta información es interesante, en particular porque en los últimos años se han publicado trabajos que resumen décadas de ensayos comparativos entre agricultura orgánica y convencional, pero todos centrados en agroecosistemas templados del hemisferio norte. Los autores concluyen, después de cinco años de ensayos, que los sistemas intensivos en insumos locales, internos, compiten favorablemente en productividad con los sistemas convencionales basados en insumos químicos importados a la finca. Aun con lo discutibles que pueden ser, desde el punto de vista metodológico, este tipo de ensayos constituyen, por ejemplo, información valiosa en procesos de incidencia política descentralizada.

El libro no tiene un énfasis en la agricultura ecológica pero ciertamente comparte y aplica muchos de los postulados de la ciencia de la agroecología. Sin embargo, si bien existen continuas referencias a los sistemas de pequeña agricultura tradicional y su cuidado del suelo, no se da un tratamiento detallado de este tipo de sistemas, que son preponderantes en regiones de alta diversidad, como Mesoamérica o los Andes centrales. Esto no es de extrañar ya que las publicaciones científicas en inglés referidas a zonas tropicales y subtropicales muestran casi siempre un marcado énfasis en Asia y África, y porque el libro presenta información científica sistematizada, y una de las grandes necesidades de quienes trabajan en agricultura ecológica o de bajos insumos externos es la sistematización, etapa inicial de cualquier proceso de análisis y aprendizaje. Con todo, se trata de una obra académica extraordinaria en todo el sentido de la palabra.

Roberto Ugás
UNALM, Lima

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