El bellotero (Heliothis virescens) es conocido mundialmente como una plaga del algodón. Su nombre común en Perú describe con precisión su accionar en los algodonales: perfora las bellotas. Este insecto también es conocido mundialmente debido a que desarrolla con rapidez resistencia a los plaguicidas de síntesis química o agrotóxicos. Hay registros de resistencia a fosforados, carbamatos y piretroides, lo cual puede hacer muy difícil su control, sobre todo si este se basa en insecticidas sintéticos.
Desde 1995, por los cambios en el clima, se empezó a notar la presencia del bellotero en las plantaciones de manzano. Las larvas o gusanos de este insecto se alimentaban de flores y perforaban los pequeños frutos y, en muchos casos, los atravesaban. Ante esta imagen impactante, los agricultores del valle, desesperados y aconsejados por los técnicos de las tiendas locales de agroquímicos, empiezan a intentar controlar al Heliothis virescens con aplicaciones reiteradas de plaguicidas de amplio espectro (matan todo), con poco o ningún éxito. Por el contrario, respondiendo a sus características ya conocidas, el insecto desarrolló resistencia y el problema se agravó. Asimismo, debido en parte al descontrol en el uso de los plaguicidas, emergió otra plaga del manzano, que hasta entonces era desconocida en el valle: la cochinilla harinosa de los cítricos (Planococcus citri).
El Instituto Huayuná, una ONG que trabaja en el valle, preocupada por la situación, investigó y propuso medidas de control con plaguicidas menos tóxicos y más selectivos. Se recomendó el uso de inhibidores de síntesis de quitina y Bacillus thuringiensis (Bt) en dos aplicaciones. Los mencionados productos se mostraron más eficientes en la regulación de la plaga, pero eran plaguicidas bastante más caros que los de amplio espectro, un problema para los agricultores de minifundio como es la mayoría de productores de manzana en Mala. Paralelamente, los técnicos del Instituto Huayuná realizamos investigaciones en el marco del manejo ecológico de plagas (MEP) y la agricultura ecológica (RAAA, 1999 y De la Cruz, 2005).
Planta trampa
Una planta, para ser utilizada como trampa dentro del manejo de plagas de un cultivo, debe tener la capacidad de ser más apetecible para el fitófago que el cultivo principal (aquel del que queremos desviar su atención). Sin embargo, el manejo de la planta trampa debe ser adecuadamente investigado o conocido, debido a que puede volverse una planta que atraiga a la plaga y esta se instale también en el cultivo principal (efecto no deseado). Además, es sabido que dependiendo de la etapa fenológica de las plantas (brotación, floración, fructificación, etc.), estas atraen o no a determinados insectos, motivo por el cual la sincronización entre la apetencia por el cultivo principal y por la planta trampa debe ser la adecuada para alcanzar el efecto deseado.
Normalmente se debe efectuar alguna medida de control en las plantas trampa: recojo manual, aplicación de bioinsecticida o preparado casero, etc., pero dado que esta se siembra en menor cantidad o espacio que el cultivo principal (manchas, líneas o bordes del campo), su manejo es fácil y económico, comparándolo con los beneficios que nos aporta. Asimismo, una vez que la planta trampa ha cumplido su objetivo, lo normal es retirarla del campo, ya que por su cantidad no es significativa su cosecha y puede volverse una fuente de multiplicación de la plaga.
Los conceptos que guiaron la investigación fueron: i) diseño del agroecosistema, ii) manejo de la biodiversidad –biodiversidad funcional– (Altieri y Nicholls, 1999) y iii) uso de plantas trampa. El trabajo empezó con la búsqueda de referencias sobre el manejo de esta plaga en la rica historia entomológica y algodonera del Perú. Así se encontraron dos referencias centrales en los primeros números de la “Revista Peruana de Entomología”. Primero, ya se había registrado al Heliothis virescens en manzanos, pero como una referencia anecdótica, y segundo y más importante, en los valles de la costa central del Perú, antes de iniciar la campaña de algodón, se sembraban parcelas de garbanzo (Cicer arietinum) para atraer al Heliothis y controlarlo ahí mismo para reducir su incidencia en los campos de algodón.
Las parcelas o huertos (como se les llama en el valle) de manzano tienen una hectárea en promedio, siendo pequeñas áreas de monocultivo. Bajo estas características, la única posibilidad de incorporar diversidad dentro de los huertos fue a través de la asociación de cultivos. Se procedió a sembrar garbanzos (Alba, 2004) dentro de la huerta de manzano al momento del riego de inicio de campaña o de machaco (como se le llama en la zona), y posteriormente se fueron contando y registrando huevos y gusanos en las flores del manzano y en el garbanzo, observándose la presencia de controladores biológicos. Se puso una línea de garbanzo por cada cinco líneas de manzano.
Un problema a superar fue el de sincronizar los periodos de atracción de la plaga del cultivo con el del desarrollo de la planta trampa, pues en varios casos el garbanzo era pequeño y por tanto aún no atractivo para el Heliothis, mientras que el manzano ya estaba en botón floral (etapa en la que la mariposa pone los huevos en brotes y botones florales del manzano), con lo cual se perdían los beneficios de la planta trampa. En diálogo con los promotores agrícolas (agricultores capacitados por el Instituto Huayuná) se propusieron varias soluciones adaptables a las diversas características de los huertos de manzano del valle.
Para tener plantas de garbanzo atrayentes de la plaga, se propuso hacer almácigos una semana antes del primer riego, sembrar garbanzos anticipadamente en los bordes de las acequias o en las huertas de manzano vecinas que estuvieran en fructificación (etapa no atractiva para la oviposición o postura de huevos de la plaga) y continuar la siembra de la planta trampa durante el primer riego. Es importante señalar que para mil plantas de manzano, bastaba medio kilo de garbanzos sembrados. Además, de ser necesario, si la plaga no fuese regulada por la planta trampa, se proponía una aplicación de Bacillus thuringiensis. Una vez que el manzano empezaba la etapa fenológica de crecimiento del fruto, se procedía al retiro de las plantas de garbanzo del campo.
A continuación se muestran tres experiencias en las que se hizo el seguimiento a la planta trampa, donde se puede apreciar con claridad el efecto del garbanzo en el periodo de tiempo en que el manzano atrae al Heliothis, el cual dura aproximadamente un mes. En los gráficos 1, 3 y 5 (ver PDF) se observa claramente la predilección de la plaga por el garbanzo, pues las hembras colocan más huevos en esta planta que en el manzano. Asimismo, en los gráficos 2, 4 y 6 (ver PDF) se observa que la presencia de larvas es mucho mayor en el garbanzo que en el manzano. En todos lo casos, tanto para huevos como para larvas, mientras que la tendencia es creciente en el garbanzo es estable o decreciente para el manzano. En ninguno de los casos fue necesario emplear como medida complementaria el Bacillus thuringiensis. Asimismo, se observó la presencia de arañas en las plantas de garbanzo que se comían a las larvas pequeñas de Heliothis virescens.
Esta plaga fue reduciendo su impacto en el valle de Mala a un ritmo acorde con la normalización de las condiciones climáticas. La técnica de la planta trampa fue puesta en práctica principalmente por los promotores agrícolas capacitados por el Instituto Huayuná y por algunos productores vinculados a ellos por ser familiares, vecinos o haber recibido su asesoramiento. No fue una técnica adoptada masivamente, debido a lo siguiente: i) el valle de Mala esta muy cerca de Lima, y las empresas comercializadoras de agroquímicos tienen una enorme influencia en los agricultores para el manejo de sus cultivos, y han logrado crearles la “necesidad” de fumigar para sacar cultivos “sanos”, ii) esta era una práctica nueva que requería una forma diferente de concebir el manejo de plagas, de ahí que quienes la pusieran en práctica fueran promotores agrícolas o productores cercanos a ellos, y iii) el tiempo en el que la plaga tuvo importancia para el cultivo del manzano fue relativamente corto para que se den las condiciones de su adopción. Sin embargo, aprovechando la planta trampa como uno de los mecanismos naturales de regulación del sistema (De la Cruz, 2005), la experiencia y los datos demuestran que con una práctica relativamente sencilla, el manejo de esta plaga fue eficiente, económicamente asequible para los pequeños agricultores y respetuosa del entorno.
César De la Cruz Abarca
Empresa Pública de Desarrollo Agrario y Pesquero
Consejería de Agricultura y Pesca, Junta de Andalucía
Instituto Huayuná (1995-2002)
Correo electrónico: cdecruza@yahoo.com
Referencias
– Alba, J., 2004. Diálogo de experiencias. Instituto Huayuná. Lima, Perú.
– Altieri, M. A. y C. Nicholls, 1999. Biodiversity, Ecosystem Function and Insect Pest Management in Agricultural Systems. En: W. W. Collins y C. O. Qualset (eds.). Biodiversity in Agroecosystems. Boca Ratón, EEUU.
– De la Cruz, C., 2005. Una apuesta para el aprovechamiento de los servicios del agroecosistema: propuesta para el manejo ecológico de plagas. LEISA revista de agroecología, 20(4): 38-39.
– RAAA, 1999. Módulo I, Curso Manejo Ecológico de Plagas. RAAA. Lima, Perú.