Los agricultores mexicanos enfrentan muchos obstáculos para acceder individualmente a los servicios agropecuarios institucionales que aún existen en el país, en el marco de una política general de apertura comercial que tiende a priviligiar a los grandes productores y a los emprendimientos industriales. Es por ello que la organización campesina se presenta como única alternativa para los campesinos en el acceso a diversos recursos de la política agropecuaria nacional, así como al crédito y al mercado. Las figuras organizativas contempladas por la Ley Agraria son: “sociedad de producción rural”, “sociedad de solidaridad social” y sociedad cooperativa. Algunos campesinos adoptan la tradicional forma del ejido (derecho a la tierra otorgado en usufructo por el estado) y otros se unen en grupos de trabajo informales. Cuando están organizados, los campesinos tienen mayores posibilidades de obtener financiamientos, apoyos agropecuarios, mejores oportunidades de mercado, capacitación y asesoría técnica, entre otros beneficios.
Las políticas y programas productivos gubernamentales que se proponen a los campesinos, generalmente traen implícita la forma de organización que tendrán que adoptar los productores, lo cual subestima e impide la participación de los campesinos, así como la decisión propia sobre el tipo de organización que ellos consideran más conveniente. La imposición de modelos de organización desconoce las formas de trabajo y de organización tradicionales.
La investigación analizó a cerca de 40 organizaciones de las cuencas mencionadas con más de 2.300 miembros. La formación de las organizaciones campesinas de ambas cuencas fue motivada por el deseo de los productores de prosperar económicamente. Así, las organizaciones campesinas se formaron, en primer lugar, para solicitar tierra y, en segundo, para la gestión de proyectos productivos. Estas organizaciones presentan diferencias en cuanto a su grado de consolidación. En este sentido, pueden ser clasificadas en grupos emergentes, organismos en proceso de consolidación y organizaciones consolidadas.
Los grupos emergentes se caracterizan por ser informales, poco duraderos y, por lo tanto, sin la posibilidad de generar procesos de desarrollo de mediano y largo plazos; en general carecen de cualquier tipo de asesoría técnica y organizacional; el liderazgo suele recaer en una persona externa al grupo; no se realiza una planificación de las actividades; no existen vínculos con instituciones de enseñanza e investigación; no cuentan con acceso a un mercado estable para sus productos; sus reuniones son esporádicas, y no tienen acceso a crédito.
El segundo tipo de organización, las organizaciones en proceso de consolidación, cuenta con una figura legalmente establecida. Son organizaciones dinámicas en cuanto al acercamiento a mercados locales, nacionales e internacionales; cuentan con asesoría técnica y organizacional; tienen proyectos de corto y mediano plazos; pueden acceder al crédito; sus procesos son autogestionados; tienen nexos con instituciones de enseñanza e investigación; sus miembros son semipermanentes; tienen objetivos establecidos, y empiezan a trabajar bajo un modelo de agricultura sostenible.
El tercer tipo de organizaciones campesinas corresponde a las consolidadas: aquellas que son reconocidas oficialmente bajo alguna forma jurídica establecida en la ley. Son organizaciones con más tiempo de trabajo, que han logrado su continuidad a pesar de las limitaciones y obstáculos comunes a toda trayectoria organizacional. Se caracterizan por una planificación detallada de sus actividades; por tener proyectos de trabajo a corto, mediano y largo plazos; membresía permanente; fuertes vínculos con instituciones educativas y de investigación, y distribución equitativa de los ingresos económicos. Cuentan con un grupo de asesores experimentados; con promotores campesinos miembros de la organización, y con nexos de comercialización directa en mercados nacionales e internacionales. Los campesinos de estas organizaciones practican la agricultura sostenible y cuentan con financiamientos de organismos públicos y privados.
Entre la diversidad de objetivos establecidos por las organizaciones campesinas, sobresale el de adquirir tierra para trabajar, pero es necesario destacar también que muchas de ellas muestran una fuerte dependencia del gobierno, así como problemas de cartera vencida (créditos impagos) y un bajo nivel de escolaridad de sus miembros.
En la mayoría de las organizaciones campesinas, el grado de participación de los integrantes es alto, pero en muy pocas puede ser calificado como excelente, es decir, que los miembros participan efectivamente en todas las actividades de la organización. La forma de organización denominada “sociedad de producción rural” es la más común en la zona, seguida por los “grupos de trabajo”, las sociedades de “solidaridad social” y los ejidos. Debe tomarse en cuenta que estos últimos no son una forma de organización social propiamente dicha, sino un modelo que ha funcionado como una forma de organización para la producción y la comercialización. En el caso de los grupos de trabajo, que no tienen ningún tipo de reconocimiento oficial, se trata de figuras informales creadas para adquirir los apoyos que emanan de las políticas del gobierno, pero quedan excluídas de los apoyos de organismos privados. Las sociedades de producción rural en la región de la Frailesca se crearon a principios de la década de 1980 en respuesta a la política agraria que comenzaba a ser de “apertura” comercial. Estas organizaciones fueron integradas por campesinos sin tierra que vivían como pobladores o baldíos en algunos ejidos o ranchos; es decir, se constituyeron legalmente como grupos de productores para ser beneficiados con tierras mediante fideicomisos implementados por el gobierno.
Las diferentes organizaciones campesinas analizadas enfrentan dificultades en los siguientes aspectos: capital, capacitación organizativa y técnica; acceso a crédito; liderazgo; bajo nivel de escolaridad; información de mercados, y migración. Siendo la planificación una de las principales herramientas para el éxito de una organización, la planificación estratégica de las organizaciones campesinas no está bien consolidada debido a que sus integrantes y directivos no tienen visión de largo plazo sobre las actividades a desarrollar. Sólo unas cuantas organizaciones llegan a cumplir sus objetivos satisfactoriamente.
En cuanto al tipo de proyectos que manejan las organizaciones, la mayoría (46 por ciento) son proyectos de cultivos anuales (maíz, sorgo y frijol, entre otros); otra porción significativa (31 por ciento) tiene proyectos agropecuarios, y en menor proporción están las que tienen proyectos hortícolas (principalmente tomate; un 15 por ciento de las organizaciones) y ganaderos (ocho por ciento).
Es importante mencionar que la mayoría de las organizaciones existentes en el área estudiada por esta investigación, tienen su origen en la posibilidad de acceder mediante la organización, a los recursos que ha otorgado el gobierno a través de proyectos agrícolas, pecuarios, frutícolas y hortícolas, entre otros. Es decir, no han sido organizaciones motivadas directamente por la posibilidad de resolver sus propios conflictos con sus propios recursos, sino organizaciones vinculadas al viejo paternalismo estatal mexicano.
Entre los principales factores que obstaculizan el desarrollo de las organizaciones está la baja capacidad de gestión, producto de la falta de capacitación en aspectos organizativos, la carencia de tecnología, los problemas de acceso a mercados y los bajos niveles de escolaridad.
La planeación estratégica en las organizaciones productivas es un factor muy incipiente, por lo que los proyectos productivos son presentados a destiempo y, en muchos casos, la organización no tiene la estructura técnica y profesional para elaborar y gestionar sus propios proyectos productivos. Esto hace que sus proyectos tiendan a ser de corto plazo.
Rosey Obet Ruiz González, José A. Medina Meléndez, Leonel Aguilar Anzuelo y Reynerio A. Alonso Bran
Rosey Obet Ruiz González
Área de sistemas de producción alternativos. Departamento de Gestión de los Recursos Naturales. ECOSUR, Unidad San Cristóbal de las Casas. Carretera Panamericana y Periférico Sur s/n, Barrio Ma. Auxiliadora. Telefax: 01967674900.
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José A. Medina Meléndez, Leonel Aguilar Anzuelo y Reynerio A. Alonso Bran
Profesores de la Facultad de Ciencias Agronómicas
Campus V, de la Universidad Autónoma de Chiapas.
Villaflores, Chiapas. Telefax: 019656521477.