Con los cambios en la política hacia el campo en México, ha habido una peligrosa exposición del pequeño agricultor (campesino e indígena) al mercado abierto, ocasionando un severo empobrecimiento de las familias rurales. El estado abandonó las funciones de apoyo a la agricultura campesina y tradicional, optando por una nueva forma de desarrollo en el campo, en la que se impulsan preferentemente propuestas de tipo agroempresarial, con fines de respuesta al mercado, y no de atención a las apremiantes necesidades del campo mexicano.
Otras circunstancias importantes que forman parte de las condiciones prevalecientes en la agricultura de México, son la migración y la necesidad de desarrollar múltiples actividades más allá de las propiamente agrícolas. En esta situación, los agricultores y sus unidades de producción ya no dependen estrictamente del campo, sino que se insertan en actividades diversas, como el trabajo temporal o de algún integrante de la familia en la ciudad; la artesanía, la maquila o el comercio.
La participación de las mujeres, los niños y los adultos mayores es cada vez más importante en las zonas rurales. Ellos están tomando en sus manos la producción, especialmente la destinada al autoabastecimento y al mercado local. En este contexto, las alternativas necesarias para el crecimiento y desarrollo de la agricultura tienen que estar más integradas, capaces de responder a la nueva realidad y a los actores emergentes.
Propuestas desde las bases
En este contexto están surgiendo nuevos movimientos y organizaciones que intentan contribuir al mejoramiento de este estado de cosas, a favor de campesinos, indígenas y agricultores de pequeña escala. Estas organizaciones, alternativas a las gubernamentales, luchan por recuperar la base productiva de la economía campesina después del deterioro de sus sistemas de producción, como consecuencia del embate de la propuesta modernizadora a base de insumos externos. Desde esta nueva perspectiva, plantean el resurgimiento de la agricultura campesina tradicional en contraposición a la avanzada de las empresas transnacionales de mercadeo de agroquímicos y transgénicos, y en contra de la posición gubernamental de libre apertura.
Brasero ahorrador de leña / Foto: Jesús León
En un programa de impulso a la agricultura sostenible para la soberanía alimentaria con equidad de género que impulsa Pan para el Mundo, particularmente en las zonas más pobres del país, se pueden encontrar algunos ejemplos. Sobre la base de los recursos locales y el conocimiento indígena y campesino, se ha integrado el Programa de Intercambio, Diálogo y Asesoría en Agricultura Sostenible y Soberanía Alimentaria (PIDAASSA) en el que participan alrededor de 15 organizaciones campesinas de base y organizaciones de apoyo.
Este grupo de organizaciones ha impulsado la recuperación de técnicas tradicionales y de técnicas simples de la agroecología para propiciar la seguridad alimentaria y sentar bases sólidas para el desarrollo de las comunidades a través de una agricultura sostenible, acorde con la cosmovisión de los mismos campesinos e indígenas. Áreas donde ya no era posible producir y el hambre era la constante, son hoy campos recuperados, y nuevamente la gente cree en una vida digna desde la producción agropecuaria.
CEDICAM: un ejemplo de renovación de la agricultura campesina tradicional
En Oaxaca se localizan varias organizaciones integradas al PIDAASA, entre ellas destaca el Centro de Desarrollo Integral Campesino de La Mixteca, A. C. (CEDICAM). Se trata de una organización dirigida por campesinos, que ha desarrollado labores de desarrollo personal de sus miembros y de apoyo a diversas comunidades marginadas de la Mixteca Oaxaqueña desde hace alrededor de 20 años.
La Mixteca Oaxaqueña es parte de una región cultural más amplia que se ubica en la confluencia de los estados de Puebla, Oaxaca y Guerrero en el sur de México. Desde el punto de vista ambiental se caracteriza por la semiaridez; desde el impacto de las actividades humanas se caracteriza por la deforestación y la erosión; desde el punto de vista agropecuario, por predominar la producción campesina de autoabastecimiento, y desde el punto de vista socioeconómico por el alto grado de marginación en que vive la población y los fuertes índices de emigración. Los grupos étnicos predominantes en esta región son el mixteco y chocholteco, los cuales conservan diversos rasgos culturales tradicionales.
La economía de la región se basa en la agricultura campesina y la crianza de ganado menor. La agricultura es para el autoconsumo. La venta de cabras y borregos representa la posibilidad de tener ingresos en efectivo. La alimentación de la población se basa en maíz, frijol, nopales (Opuntia ficus indica) y otras especies de la milpa diversificada como son calabaza, haba, ejote (vaina aún verde de Phaseolus vulgaris que se consume como verdura) y quelite (Chenopoduim mexicanum), entre otros. Además se enriquece con durazno, capulines (Prunus sp.), tunas, chayotes (Sechium edule) y diversas frutas y hierbas de temporada. La carne es motivo de consumo en días especiales, celebraciones o fiestas.
Los ingresos económicos complementarios provienen de los emigrantes (locales, regionales y nacionales) y, en algunos casos, de la venta de bovinos; aunque no es menos importante para algunos la venta de artesanías de palma y la venta de tortillas de trigo.
Dada la insuficiente producción agropecuaria, las acciones de CEDICAM comenzaron con la restauración ecológica (conservación de suelos y agua, y reforestación), para impulsar luego el mejoramiento de los sistemas de producción a través del abonado orgánico, la selección de semillas nativas, el impulso de sistemas de cultivo diversificado y el manejo integrado de los rebaños de cabras y borregos con la agricultura.
Las áreas de trabajo de CEDICAM
Con apoyo de Vecinos Mundiales a través de promotores campesinos guatemaltecos, los miembros de CEDICAM emprendieron una acción estratégica que resultó fundamental: la formación de un grupo de campesinos como “promotores comunitarios”. Este grupo de campesinos y campesinas se formó en aspectos muy variados de acuerdo con las características de los ciclos de cultivo. Su formación incluyó también prácticas agroecológicas con los promotores guatemaltecos y llegó hasta la formación en valores al relacionarse con la iglesia católica a través de la “pastoral de la tierra” (ver recuadro).
La pastoral de la tierra
La pastoral de la tierra es un ministerio de la iglesia católica surgido en Oaxaca en la década de 1980 en las comunidades indígenas y campesinas, e impulsa el uso racional de los recursos naturales y el respeto y cuidado de la tierra, la cual se concibe como “madre tierra: dadora de vida”. En general la pastoral de la tierra ha impulsado una serie de acciones como la valoración de los conocimientos locales y de las semillas nativas, y promueve la adopción de prácticas que contribuyen a una menor dependencia de los campesinos con respecto a los recursos externos. La influencia de la pastoral de la tierra en el proceso de transición se ha dado a través de su vinculación con la organización emergente. Por un lado ha fortalecido los procesos doctrinales de catequesis al vislumbrar la posibilidad de ir más allá de la pura reflexión evangélica mediante el análisis de la realidad con base en el mismo evangelio, y a partir de ahí, mediante la propuesta de acciones de solución, en este caso a través de la agricultura. Por otro lado, la pastoral de la tierra ha representado para CEDICAM y otras organizaciones, la oportunidad de proyectarse ampliamente y aprovechar los espacios de catequesis; ha aportado catequistas que se han vuelto promotores y ha funcionado como catalizador para la resolución de las fricciones internas y favorecer la existencia de espacios en los que se vincula la reflexión evangélica con el impulso a la agricultura sostenible.
En este proceso de integración de la organización autogestionaria y autónoma, las variadas influencias coincidieron en la consolidación de un grupo de campesinos que sumaron la visión productiva basada en la relación respetuosa con la naturaleza, la solidaridad y valores como la equidad de género, la participación y un enorme respeto por su propia cultura.
En los últimos tiempos, CEDICAM ha integrado sus acciones en las siguientes áreas:
a) Agricultura sostenible
Las acciones de las áreas agrícola y forestal se han integrado en agricultura sostenible ante la visión de que se requiere un enfoque más integral en la preservación del suelo, la integración del árbol y los cultivos anuales, e incluso la ganadería a través de los sistemas agroforestales. Las acciones predominantes en esta área han estado concentradas en:
conservación y mejoramiento de suelos
A través de bordos, zanjas trincheras (combinación de un bordo de tierra y una zanja que, al estar trazada en curva a nivel –perpendicular a la pendiente– permite detener procesos erosivos y retener el agua favoreciendo la infiltración y la recarga de mantos acuíferos), barreras vivas y muertas, abonos verdes, cultivos de cobertura y abonos orgánicos.
aspectos productivos relacionados con los cultivos básicos (maíz, frijol y trigo)
Empleando para ello diversas prácticas agroecológicas como son: el control integrado de plagas, la diversificación productiva, la rotación de cultivos, la selección y mejoramiento de semillas criollas, el abonado orgánico, reducidas aplicaciones de fertilizantes químicos y modificaciones al tipo de siembra, entre otras.
fortalecimiento de la fruticultura
A través de la propagación, injerto e introducción de variedades injertadas.
otras acciones
Promoción de hortalizas familiares, producción de forraje alternativo, reforestación con árboles de uso múltiple, y agroforestería.
b) Nutrición y salud comunitaria
El área de salud y nutrición promueve el mejoramiento de la calidad de vida de las familias mediante acciones colectivas e integrales de salud comunitaria, aprovechando y rescatando recursos locales y regionales. Sus actividades son varias y entre las cuales están el manejo de animales de traspatio, el huerto familiar integral, el establecimiento de jardines de plantas medicinales a escala familiar y comunitaria; la elaboración de medicamentos con ingredientes naturales; el establecimiento de botiquines comunitarios; la elaboración de platillos y conservas de frutas y verduras para aprovechar los productos agrícolas de temporada, y la promoción de las hortalizas familiares. Asimismo han tenido como actividad constante la promoción y la construcción de braseros ahorradores de leña que permiten reducir el impacto sobre los bosques.
c) formación y capacitación
El área de formación y capacitación ha tenido un rol trascendental. Su objetivo es que los campesinos se apropien de una metodología de trabajo comunitario que ayude a elevar sus capacidades, habilidades y conocimientos para su desarrollo integral. Tiene un funcionamiento transversal pues es parte integral del trabajo en las otras áreas. Su principio básico es “aprender haciendo”, porque es a partir de la práctica concreta en los días de campo, las visitas de intercambio, los encuentros entre campesinos, las reuniones comunitarias, los talleres y cursos de capacitación, donde se da el aprendizaje. Este aprendizaje a través del intercambio se basa en la idea de que un campesino es quien mejor puede entender las necesidades y posibilidades de otro campesino. Por ello, aunque no se desprecian los aportes de la ciencia formal, el intercambio de conocimientos se basa en el promotor campesino.
Logros
La experiencia técnica y organizativa de CEDICAM es una muestra de la capacidad de los campesinos, materializada en la formación de promotores comunitarios locales que se responsabilizan de sus propios procesos. Ellos mismos señalan: “nadie comprende mejor a un campesino que otro campesino”. Esta misma comprensión de la vida cotidiana hace que las propuestas técnicas y organizativas impulsadas por los promotores comunitarios sean adecuadas para las necesidades de los pobladores de la región, aún cuando no existe un proceso de diagnóstico y evaluación como ordinariamente se esperaría.
El desarrollo del equipo de promotores ha superado la necesidad de contar con una coordinación externa, y ha logrado conformar una organización autónoma con capacidad para gestionar sus proyectos y participar en eventos importantes para proponer alternativas para el campesinado.
Zanja trinchera con reforestación de pinos (Pinus oaxacana) en áreas erosionadas / Foto: Jesús León
El proceso de formación de las capacidades de las personas ha consolidado a la organización. Existen evidencias de esa capacidad generada. Por ejemplo, la conversión de la conocida “estufa lorena” (que toma su nombre a partir de los materiales con que se fabrica: lodo y arena), en algo que ellos llaman “brasero ahorrador de leña”, que conserva los beneficios de la primera pero se construye con adobe o ladrillos en lugar de lodo, adaptación que hace al brasero más fácil de construir y ahorra el paso de secado. Otra prueba de las capacidades generadas por el proceso de formación es la conducción de experimentos sencillos para evaluar variedades de trigo, cebada, avena, maíz y triticale (cereal híbrido, producto del cruzamiento entre trigo y centeno), o para llevar a cabo un proceso de observación y evaluación de invernaderos y riego por goteo y adaptarlos a sus recursos. Otro ejemplo ha sido la observación y evaluación de especies forestales hasta encontrar especies como el elite o aliso (Alnus acuminata), una especie de crecimiento acelerado, o lograr la reproducción del encino (Quercus L.) después de varios intentos infructuosos.
Los logros concretos a nivel técnico son, entre otros: la recuperación de suelos erosionados y el autoabastecimiento en granos básicos. A través de obras de conservación y uso de abonos orgánicos (composta, lombricomposta, purín y estiércoles, entre otros) los campesinos afiliados a CEDICAM han recuperado sus parcelas agrícolas. Donde había entre 25 y 30 por ciento de tierra aprovechable, han alcanzado entre 80 y 100 por ciento. Con esto, han logrado incrementar la producción de trigo, maíz y frijol en rangos que van de 150 a 500 por ciento. Por otro lado, la reforestación ha sido muy amplia, aplicándose en barrancas, laderas pronunciadas y todos los espacios comunales, particularmente en las cabeceras de los manantiales. El paisaje es otro, la vida se ha recobrado en los parajes con trabajo de la organización. Existen comunidades donde ya no quedan espacios para reforestar y ahora se reforestan las parcelas agrícolas con frutales y pinos a través de sistemas agroforestales.
El impacto de este conjunto de actividades ha permitido instalar huertos frutícolas, huertos familiares, invernaderos sencillos en los espacios ganados, permitiendo incursionar en nuevas actividades como la apicultura. Esto ha sido posible gracias a que la conservación del suelo y la reforestación revivieron los manantiales y están restableciendo el equilibrio ecológico perdido y, con él, la esperanza de mucha gente.
Las mujeres están ocupando también espacios de toma de decisiones y gestando acciones diversas. Las áreas de sus actividades están en el huerto familiar diversificado, en el procesamiento de verduras y frutas de temporada para preparar almíbar y ates (dulce en pasta hecho de pulpa de frutas y azúcar), y en el secado, entre otras. Están abordando también la recuperación de la medicina herbolaria y tradicional y la elaboración de muy diversos platillos (galletas y pasteles integrales, ensalada de germinados, etc.) donde combinan los productos cosechados.
Conclusiones
En las condiciones de extrema pobreza y marginación, el papel que desempeñan los promotores campesinos se vuelve indispensable para generar alternativas para el campesino y su familia. Esta experiencia muestra que pueden existir posibilidades de desarrollo comunitario y opciones viables para el campesinado más pobre, en la medida en que se impulse el desarrollo de las personas a través de un proceso de concientización y movilización de sus conocimientos y habilidades.
Aunque originalmente el trabajo de la organización sólo cubrió el ámbito del autoabastecimiento, la adopción de un planteamiento más diversificado y abierto ha logrado impulsar proyectos productivos y opciones de generación de ingresos económicos complementarios. Los miembros de CEDICAM ya están en el camino y son concientes de que su trabajo no es sólo una apuesta individual, sino un aporte a la sostenibilidad global. Muchos podríamos acompañar ese proceso para hacerlo más autónomo y más autogestionario.
La propuesta tecnológica se caracteriza por la potenciación de los diversos recursos locales, procurando superar con eso la pobreza y la marginación; reduciendo la dependencia de los mercados y de las decisiones externas y pugnando por un desarrollo endógeno en armonía con la naturaleza.
Julio César Velásquez Hernández y Jesús León Santos
Julio César Velásquez Hernández
Facilitador y asesor
Jesús León Santos
Promotor comunitario de CEDICAM