junio 2006, Volumen 22, Número 1
Sistematización para el cambio

Seguimiento de fincas para el progreso hacia la sostenibilidad

KARL NORTH Y DONN HEWES | Página 33-36
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Northland Sheep Diary es una pequeña finca lechera de régimen forrajero que mantiene en la actualidad un hato de cincuenta ovejas lecheras, sus corderos y cuatro caballos de tiro en tierras altas relativamente pobres de la región montañosa de Nueva York. Sus productos comerciales son el queso, la carne, las pieles de carnero, lana y tejidos, y, ocasionalmente, sidra de manzana.

Gráfico 1. Red que mide el progreso hacia la sostenibilidad en una finca cubana / Fuente: F. Funes-Monzote y M. Monzote, 2001

Hemos estado administrando la finca desde 1985 y, durante su desarrollo, nos hemos interesado en cómo medir su progreso hacia la sostenibilidad.

En la actualidad se están desarrollando muchas herramientas diferentes para medir la sostenibilidad. Una de las más interesantes es la que utiliza gráficos de red para resumir visualmente los patrones de sostenibilidad. Los gráficos son multidimensionales; contienen tantos ejes como indicadores de sostenibilidad se quieran medir. La técnica se encontró en Cuba, donde estaba siendo utilizada en un intento por aprehender las dinámicas del progreso hacia la sostenibilidad en fincas que habían sido rediseñadas para ser agroecosistemas integrados. El caso presentado por Fernando Funes y Marta Monzote (2001), por ejemplo, incluía indicadores tales como la producción de leche (medida en toneladas por hectárea) o la diversidad de vida silvestre (en número total de especies). Su idea era establecer una medida visual de fácil lectura del progreso total de un sistema con un número pequeño de variables. Estas variables están generalmente definidas de manera que el movimiento sobre un eje que se aleja del centro indica progreso en ese indicador. Así, un incremento en el área de la red indica progreso general (ver gráfico 1).

Estos gráficos pueden estar basados en un conjunto aproximado de estimados, fácilmente establecidos en cualquier momento dado. Los indicadores se miden con una escala que va de uno a cien en cada eje, enfoque que permite incluir medidas cualitativas como la satisfacción del agricultor. El gráfico cubano, aunque derivado de números absolutos y un cálculo cuidadoso, muestra una escala común para todos los indicadores y es, por lo tanto, más fácil de leer.

Esta herramienta pone al descubierto una serie de temas relacionados con el manejo agrícola. Antes que nada, muestra el progreso o la regresión del sistema a través del tiempo, algo que resulta crucial para entender cómo funciona. El gráfico de red nos fuerza a ver y pensar sobre la relación cambiante de todos los indicadores y nos recuerda que todas estas variables son interdependientes. También nos muestra cuán importante es considerar qué se va a medir y con qué unidades de medida. Los indicadores seleccionados por los cubanos, por ejemplo, reflejan un enfoque particular en cuanto a la autosuficiencia en materia de insumos; consideran el rendimiento energético y demuestran indiferencia respecto a las ganancias económicas.

Un gráfico de red para nuestra finca
Al tratar de aplicar la misma técnica nos dimos cuenta de que existe un número casi ilimitado de cosas que podrían ser utilizadas para medir la sostenibilidad. Para empezar, hicimos una lista de más de 20 indicadores, incluyendo referencias a la producción de materia orgánica en el suelo, la fertilidad del suelo, la diversidad de plantas, la producción de queso y de corderos, las ganancias económicas, la diversidad animal y la reforestación. Para crear un gráfico representativo tratamos de mezclar y combinar varios indicadores al mismo tiempo, considerando cómo se relacionan unos con otros, cómo reflejan otras medidas que pueden ser dejadas de lado y, lo más importante, cómo demuestran lo que creemos que son los aspectos más importantes de la sostenibilidad para nuestro proyecto. Poco a poco, a través de un proceso de ensayo y error, encontramos indicadores que encajaban muy bien con nuestra finca y nuestros objetivos. El gráfico 2 muestra el esquema consistente en los ejes indicadores que seleccionamos. El círculo corta cada eje en el punto designado como el ideal o el objetivo a largo plazo para ese indicador, de manera que 100 por ciento en la escala representa satisfacción total.

1. Productividad de la finca
La productividad de una finca se mide normalmente por el monto de sus ingresos; nosotros queríamos evitar esto debido a que los ingresos de nuestra finca provienen de una economía que no recompensa a la sostenibilidad y, por lo tanto, pone precios a nuestros productos que pueden diferir de lo útiles que son. El plan de nuestra finca compensa esto con ingresos no generados por la finca, bajos insumos, esfuerzos por lograr eficacia en cuanto a mano de obra y la venta de productos con valor agregado. Ya que el queso es nuestro producto más importante, nos decidimos por utilizar las libras de queso por acre como un indicador adecuado de nuestra productividad.

Cuadro 1. Unidades de medida, escala e indicadores de progreso hacia la sostenibilidad

2. Salud de las ovejas
Luego consideramos la salud de nuestros animales: si puede ser mantenida o mejorada a la vez que se reducen las intervenciones médicas, el trabajo excesivo y los insumos caros, estamos logrando cierta medida de sostenibilidad. La salud de los animales también refleja directamente los esfuerzos por mejorar la fertilidad del suelo y aumentar la diversidad del forraje, ya que nuestro ganado depende casi totalmente de nuestro propio forraje. Elegimos el porcentaje de ovejas y carneros sin problemas de salud en un año determinado como medida de la salud de las ovejas.

Gráfico 2. Red de progreso hacia la sostenibilidad de Northland Sheep Dairy

3. Crecimiento de los corderos
Debido a que en nuestra finca lechera destetamos a los corderos a las tres o cuatro semanas, hemos conseguido que solamente una porción de ellos alcance el peso de mercado en una sola estación. Los demás son vendidos a pérdida como corderos de engorde. El crecimiento de los corderos es importante para la productividad global de la finca; pensamos que su crecimiento, medido por el porcentaje de corderos que alcanzaron el peso de mercado en una estación, agruparía a un número de otros temas relacionados con la sostenibilidad, incluyendo el control de las poblaciones de parásitos internos, la fertilidad de las ovejas y su capacidad como madres, la salud de los pastizales y la calidad nutritiva del forraje.

4. Autosuficiencia en cuanto a insumos
La expresamos con un indicador que muestra el progreso en la reducción de compra de los insumos más importantes: heno, trabajo de henificación, gastos médicos, semillas, suplementos alimenticios para ganado, mantenimiento y fertilizantes. A pesar de nuestra preocupación sobre el uso de valores de mercado, decidimos medir la autosuficiencia en insumos a partir de los ingresos netos obtenidos como un porcentaje de los ingresos brutos. Al hacer esto estamos siguiendo un indicador importante de rentabilidad.

5. Producción de fertilizantes
Estamos de acuerdo con la posición cubana según la cual, para lograr la sostenibilidad, debemos maximizar la producción de fertilizantes en la finca. Debido a su importancia, decidimos incluirlo como rubro aparte de la autosuficiencia global en cuanto a insumos. Nuestra unidad de medida es la cantidad de cargas de la esparcidora de compost por acre, como porcentaje del índice de fertilización que estimamos necesitar para mantener nuestros suelos en su potencial máximo de fertilidad.

6. Autosuficiencia energética
En este caso, una vez más, creamos un indicador aparte porque la energía es el motor de toda la actividad y es de suma importancia. Aunque la razón de calorías producidas a calorías consumidas en la producción de la finca parecía un buen indicador, elegimos uno más simple pero menos preciso: horas de tracción animal utilizadas como porcentaje de dólares gastados en comprar energía. Por ahora, hemos marcado el punto de referencia ideal de manera un tanto arbitraria en 100 por ciento. A pesar de la falta de equivalencia dimensional, creemos que este indicador sigue adecuadamente nuestros esfuerzos por lograr la autosuficiencia energética en el futuro cercano. Esperamos desarrollar una medida más precisa más adelante.

7. Eficiencia de la mano de obra
Aunque el manejo sostenible de sistemas biológicos normalmente requiere más mano de obra que cuando se siguen métodos industriales, podemos reducir y quizás aun superar estas pérdidas en rendimiento de la mano de obra encontrando maneras sostenibles de hacer trabajar a la naturaleza. Podemos monitorear esto de manera bastante simple siguiendo los cambios en las horas trabajadas al día por acre, estimando un total ideal. Nos decidimos por un punto de referencia superior a 0,12 (0,6 por persona) horas al día por acre, considerando que dos personas deberían ser capaces de hacer funcionar nuestra finca de 100 acres (un acre equivale a 0,405 hectáreas) trabajando seis horas diarias. Ya que estas dos personas no pueden trabajar más de 48 horas al día, fijamos el punto de referencia inferior en 0,48 (0,24 por persona).

8. Satisfacción de los trabajadores
La supervivencia de la agricultura requiere que los agricultores gocen de una calidad de vida adecuada, pero la satisfacción de los trabajadores es tal vez imposible de cuantificar. La medimos haciendo un estimado de qué tan bien satisfacen nuestras actividades agrícolas los valores de calidad de vida en nuestra meta integral y representándolo en el gráfico de red como un porcentaje de 100 por ciento de satisfacción.

Estos indicadores, aun si sus unidades de medida son bastante básicas, sirven a la función para la que fueron previstos: mostrar tendencias aproximadas en las variables y también patrones de interdependencia que propician un mejor manejo. El cuadro 1 muestra: las unidades de medida para cada indicador, los límites superior e inferior en las medidas presentadas, cómo los datos “crudos” empalman con la escala de 0-100, y el porcentaje del ideal logrado en los años 1992, 1997 y 2002. Todo esto aparece resumido en el gráfico 2.

La sostenibilidad en Northland Sheep Dairy
Nuestro gráfico de red no logró mostrar el progreso constante hacia la sostenibilidad que era claramente visible en el ejemplo cubano. Encontramos diferentes explicaciones para ello. Algunos de nuestros indicadores, tales como la salud de las ovejas y el crecimiento de los corderos, son sensibles a los cambios anuales del clima y otros factores, por lo que las tendencias generales deberían tomar en cuenta los promedios de varios años. Por otro lado, la disminución en el crecimiento de los corderos durante un periodo de diez años reflejó de manera precisa el incremento gradual de la población de parásitos que atacan a las ovejas en la finca. Esto se generó a partir de una decisión táctica que nos ha permitido seguir en el negocio desde 1985: nuestro deseo de maximizar la producción lechera, nuestra fuente principal de ingresos, aún cuando es muy difícil implementar nuestro plan de control de parásitos con una población de ovejas que representa una carga animal demasiado alta.

Pero hay otras razones más generales para las variaciones que se observaron a través de los años. Luego de haber estado sometida durante muchas décadas a prácticas agrícolas extractivas, nuestra tierra no había sido productiva. Prácticamente comenzamos a hacer agricultura de cero y no contábamos en el país con modelos de crianza de ovejas lecheras que pudiéramos seguir. Muchas veces emprendimos prácticas agrícolas que habían sido muy poco probadas en la región pero que podían constituir, en el largo plazo, un sistema sostenible, aun si ello significaba un progreso lento durante los primeros años.

Aún así, el gráfico muestra que hubo algo de progreso en muchos indicadores desde 1992 hasta 1997. La posterior reducción en ciertos indicadores se debe a nuestra decisión de utilizar los mismos indicadores para 2002, año en que empezamos a alquilar tierras que casi duplicaron el tamaño total de nuestra finca. Los datos de 2002 muestran que los indicadores se comportan de manera diferente cuando se les mide por acre. El incremento en el tamaño de la tierra hace que la productividad de la finca y la producción de fertilizantes, ambas medidas por acre, entren en regresión, al menos temporalmente. Medir estas variables de manera diferente podría demostrar que ha habido progreso, ya que en términos absolutos estamos todavía incrementándolas. Al medirlas por acre recordamos el reto de alcanzar tanto el potencial de producción sostenible en la nueva área de la finca, como el de la restauración de su capital ecológico, lo que ya habíamos logrado parcialmente en la propiedad original.

Al mismo tiempo, la eficiencia en mano de obra, también medida por acre, aumentó en 2002 hasta casi alcanzar el ideal porque trabajamos el doble de tierra con sólo un poco más de mano de obra que antes. El reto que se nos revela aquí es cómo mantener esta eficiencia en mano de obra, un tanto artificial, mientras aumentamos la producción hasta alcanzar su completo potencial en la tierra nueva. ¿Podemos diseñar prácticas de manejo que ahorren trabajo o añadir mecanismos de ahorro de trabajo sin perder lo avanzado en otros indicadores, tales como la autosuficiencia en insumos? Este indicador perdió sustento en 2002, cuando comenzamos a invertir en los nuevos acres de tierra en una manera que sólo producirán rendimientos en el largo plazo.

Nuestro indicador de autosuficiencia energética, las horas de tracción animal como un porcentaje de insumos energéticos adquiridos, muestra una caída constante durante el período de tiempo incluido en el gráfico de red. Al medir sólo la tracción animal entre otros productos energéticos generados en la finca, le damos a este indicador un valor engañosamente bajo, aunque originalmente la finca era muy eficiente en el uso de energía en comparación con la mayoría de las demás fincas. Aun así, este indicador ilustra con precisión la falla de no haber compensado el alza de los precios de la energía con un incremento en la producción energética de la finca.

Finalmente, la satisfacción de los trabajadores, aunque ha mejorado ligeramente, se encuentra aún muy lejos de ser la ideal, a pesar de la alta calidad de vida en la finca. Esto se debe a la naturaleza integral del indicador, que refleja no sólo lo que sucede en el conjunto mínimo que podemos controlar, sino también el estado de la nación y otros conjuntos más amplios, reflejando nuestra comprensión de la interdependencia final de todos ellos. A juicio nuestro, el estado de la nación y del mundo empeoraron mucho durante el periodo de diez años (1992-2002), en contraste con el alto nivel de calidad de vida en la finca.

Beneficios para el manejo de la finca
La simple decisión de utilizar una herramienta para el seguimiento de la sostenibilidad nos ayudó a planificar nuestro trabajo, dirigiendo las actividades hacia el progreso en los indicadores que seleccionamos para el modelo inicial del gráfico de red. A lo largo de los años, como resultado de nuestras reflexiones, nuestra finca vio algunos cambios. La inclusión de un indicador de la producción de fertilizantes en la misma finca, por ejemplo, aguzó nuestro enfoque en la preparación de compost. Ahora añadimos una cama de aserrín en el establo de los caballos con el fin de mejorar la calidad del producto final, incrementando así el contenido del componente de carbono. Esto no sólo añadirá más carbono al suelo, sino que también mejorará la retención de nutrientes en el proceso de compostaje. Aunque es un insumo externo que la finca debe adquirir, el aserrín es un subproducto abundante y barato de los aserraderos industriales de la localidad.

Sobre el método Famacha

La desparasitación ocasiona estrés en el animal y el parasitismo produce variaciones del eritrograma, por lo que han surgido nuevas estrategias como el método Famacha para, de una manera rápida y económica, valorar el estado hematológico del animal y su relación con la carga de infestación parasitaria, tomando como referencia la coloración de la mucosa conjuntival, y decidir entonces la desparasitación (Van Wyk et al. 1997). Para ello se ha preestablecido una escala, desarrollada de acuerdo con estudios de la relación entre el hematocrito y la coloración de la mucosa. Su uso se ha extendido en África y América Latina.

(Nota de los editores)

De manera similar, al haber reflexionado sobre el indicador de energía, tenemos ahora varios planes para alcanzar la autonomía energética. Estamos cambiando gradualmente los caballos de tiro por mulas porque éstas realizan más trabajo por unidad de alimento. Estamos planeando el uso de energía eólica en pequeña y gran escala para generar electricidad (diez kilowatts) y bombear agua de los estanques. Hemos cavado un segundo estanque para recolectar el agua de superficie y, por gravedad, abastecer la provisión para el ganado, minimizando el bombeo de pozos profundos. A una escala más pequeña, planeamos recolectar agua de lluvia para irrigar algunos de los invernaderos y jardines. Una cava para quesos, actualmente en construcción, reducirá nuestro uso de electricidad para refrigeración. Estamos considerando construir una casa de frío y una para ahumar, y así reducir en mayor proporción nuestra dependencia de insumos energéticos externos.

Reflexiones sobre cómo mantener y aumentar la fertilidad del suelo sin incrementar los insumos externos, nos llevaron a concebir un proyecto para plantar árboles en los campos de forraje. Esperamos que, en el largo plazo, sus raíces profundas capturarán los nutrientes del suelo que actualmente se cuelan debajo del nivel de las raíces de nuestras especies forrajeras. Hasta el momento hemos plantado acacias de tres espinas (Gleditsia triacanthos), una leguminosa arbórea que deberá incrementar la fijación de nitrógeno. Estamos haciendo pruebas para descubrir cuánto espacio debe haber entre los árboles y qué tan densamente se les debe plantar, de manera que brinden sombra al ganado y sea posible seguir cosechando el forraje mecánicamente, a la vez que el estiércol del ganado que descansa se pueda esparcir a lo largo y ancho del campo. Estamos considerando podar los árboles a baja altura (práctica conocida como coppicing) para que rebroten, de manera que parte de su vegetación esté al alcance del ganado y le sirva de alimento.

Un último cambio en el manejo de la finca desde que comenzamos a utilizar el gráfico de red se centra en los indicadores de salud y productividad del ganado. Ahora utilizamos el método Famacha, que mediante el análisis del color de la conjuntiva del ojo –más que el análisis fecal– permite de una manera rápida valorar el estado hematológico del animal y su relación con las cargas de infestación parasitarias en las ovejas (Van Wyk et al., 1997). Y a partir de la incorporación de las tierras alquiladas podemos mantener a los corderos vulnerables a los parásitos en pastizales libres de lombrices, desde su nacimiento hasta que van al mercado.

Conclusiones
A pesar de estarse generando una mayor atención en el tema, un sondeo de la literatura sobre la evaluación de la sostenibilidad sugiere que este tema se encuentra aún en sus albores. Nuestros intentos por crear una herramienta tampoco han sido concluidos, por lo que no hemos hecho medidas cuantitativas de los efectos de los cambios descritos anteriormente que nos permitan añadir una nueva red al gráfico, prefiriendo por ahora reconsiderar cuáles indicadores funcionan mejor y qué unidades de medida podrían ser más adecuadas.

El área de relaciones sociales sostenibles puede ser la que más necesita ser revisada. Necesitamos una medida más exhaustiva de la salud social que la satisfacción de los trabajadores por sí sola. Creemos que construir y mantener el capital social es importante para la sostenibilidad. Por ejemplo, necesitamos una comunidad local de vecinos que coman nuestros productos, evitando así la necesidad de embalarlos y enviarlos como lo hacemos ahora. Los indicadores apropiados deben medir no sólo la salud y el bienestar de las personas de la finca y sus relaciones, sino también la fuerza de las relaciones de la finca con la comunidad que la rodea y la salud de su orden social y económico.

La visualización gráfica de cambios en indicadores importantes de sostenibilidad en una sola página revela no sólo si ha habido progreso o regresión en el todo que es la finca, sino también algunas de las dinámicas de interdependencia de las variables. De esta manera nos ayuda a tomar decisiones que benefician al todo, en vez de beneficiar sólo a algunas partes en detrimento de otras. Los gráficos de red cuantificados con precisión son una manera de proceder para los científicos que utilizan un enfoque de sistemas para evaluar a lo largo de cierto tiempo experimentos de investigación realizados in situ. Al ser utilizados en una forma simplificada y rápida, pueden ayudar a los agricultores a pensar en sus estrategias de manejo de una manera holística, tal como hemos intentado demostrar en un primer intento con un gráfico de red del progreso hacia la sostenibilidad en la finca ovejera Northland (Northland Sheep Dairy).

 

Karl North y Donn Hewes

Karl North
Northland Sheep Dairy
Marathon, Nueva York, E.U.A.
Correo electrónico: northsheep@juno.com

Donn Hewes
Northland Sheep Dairy
Marathon, Nueva York, E.U.A.
Correo electrónico: tripletree@flare.net

Referencias
Funes, Fernando et al., 2002. Sustainable agriculture and resistance: Transforming food production in Cuba (Agricultura sostenible y resistencia: transformando la producción de alimentos en Cuba). Food First Books, Oakland, California, E.U.A.
Funes-Monzote, Fernando y Marta Monzote, 2001. Experiencia cubana de integración entre ganadería-agricultura sobre bases agroecológicas. En LEISA Boletín de ILEIA vol. 16, no. 4.
Masera, Omar, Marta Astier y Santiago López-Ridaura, 2000. Sustentabilidad y manejo de recursos naturales: el marco de evaluación MESMIS. Mundi-Prensa, México.

Una versión previa de este artículo fue publicada en la página web de Managing Wholes http://managingwholes.com, y también está disponible en la página de Northland Sheep Diary,

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