diciembre 2004, Volumen 20, Número 3
Manejando la poscosecha

Una iniciativa exitosa de procesamiento del algodón nativo: las bolsas artesanales de algodón pardo del Bajo Mayo

ELISABETH SAINT-GUILY | Página 27-28
DESCARGAR REVISTA COMPLETA
TIPOGRAFÍA
SMALL
MODO LECTURA
COMPARTIR

En el departamento de San Martín, en la Selva Alta del Perú, los pequeños agricultores del valle del Bajo Mayo cultivan algodón de la variedad «áspero», de fibra corta y de colores blanco y pardo (marrón), en un sistema tradicional de roza, tumba y quema en laderas.

Mesa de control de calidad Foto: Autora

Eso significa que cortan los árboles y queman la vegetación del monte para preparar un terreno nuevo, donde siembran el algodón asociado con maíz, fríjoles, plátanos y frutales, durante un par de años. El algodón es la fuente principal de ingresos en dinero efectivo para el hogar, mientras que los otros cultivos se destinan principalmente al auto-consumo. No se usan agroquímicos por razones económicas y culturales, por lo que podemos decir que se trata de una agricultura de bajos insumos externos.

Tradicionalmente, las mujeres hilan y tejen el algodón para hacer fajas (usadas para cargar cosas en la espalda o también con el apoyo de la frente), bolsas de forma rectangular y ropa. En el caso del algodón blanco, hace años que varias empresas peruanas lo adquieren para su comercialización en el mercado interno de fibra corta (para uso medicinal, en colchones, etc.). El algodón pardo no tenía comprador hasta que algunas empresas extranjeras llegaron a la zona en los años 90, interesadas principalmente en el algodón pardo que fuese certificado como orgánico. Pagaron el costo de la certificación y organizaron el apoyo técnico, en colaboración con el Centro de Desarrollo y de Investigación de la Selva Alta (CEDISA), una ONG que trabaja en la diversificación de los cultivos y de

Bolsas elaboradas por el grupo de mujeres artesanas / Foto: Autora

las fuentes de ingreso para los pequeños agricultores de la región. Pero, debido a la fluctuación de los precios del algodón en el mercado internacional, el sistema tiene cierta inestabilidad y, algunas veces, las empresas dejan de comprar el algodón pardo orgánico, lo que lógicamente perjudica a los productores. Aunque hablemos de «negocios con responsabilidad» en la certificación orgánica, las empresas no pueden garantizar la compra a largo plazo, y los pedidos se hacen cada año. Para resolver este problema es necesario buscar alternativas de mercado para el algodón pardo que aseguren ingresos a los pequeños productores en el mediano y largo plazo..

Paralelamente, en este valle existe una iniciativa de fabricación artesanal de bolsas y mochilas, con tela tradicional de algodón pardo y blanco tejida a mano, pero de estilo más urbano y diversificado. Las bolsas de damas, las mochilas, los canguros, y otras prendas realizadas a pedido de los clientes, se venden en el mercado turístico local y en las tiendas de Tarapoto y de Lamas –ciudad considerada como el centro de la cultura nativa de la región–. Estos productos también se exportan a través de contactos privados en Europa. Este negocio de pequeña escala resulta muy exitoso y permite agregar valor a la producción local de algodón y al trabajo artesanal de un grupo de mujeres, constituyéndose en un ejemplo de procesamiento poscosecha, que emerge como una alternativa interesante al riesgoso mercado orgánico mundial. Esta producción no surgió como resultado de un programa de desarrollo, sino que más bien responde a la iniciativa de la población local. Es una experiencia a pequeña escala, para la cual ha sido fundamental la sinergia lograda entre una tecnología tradicional y la adaptación de los diseños a la demanda turística. También ha sido importante el que se considerasen las diversas alternativas de comercialización, sean locales o internacionales.

Niña de Solo, Lamas, cultivando su chacra de maíz y algodón / Foto: Autora

Los proyectos de desarrollo pueden inspirarse en este tipo de iniciativas, pero recordando que el secreto principal del éxito está en la pequeña escala, que ofrece una mayor flexibilidad y un menor riesgo, brindando resultados que la cadena de comercialización certificada orgánica para la exportación muchas veces no logra.

Elisabeth Saint-Guily
Estudiante de maestría en Sociología del Desarrollo Rural
Universidad de Wageningen, Holanda.
Correo electrónico: esaintguily@yahoo.fr

Ediciones Anteriores

LEISA es una revista trimestral que busca difundir experiencias de agricultores familiares campesinos.
Por ello puedes revisar las ediciones anteriores.

Suscribete para recibir la versión digital y todas las comunicaciones que enviamos periodicamente con noticias y eventos

SUSCRIBIRSE AHORA