diciembre 2004, Volumen 20, Número 3
Manejando la poscosecha

ECOVIR: una empresa de agricultores

MIGUEL FERNÁNDEZ Y TANIA VÁSQUEZ | Página 14-16
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Las cooperativas agrícolas comerciales o las empresas comunales, particularmente aquellas que se dedican a la conversión de materias primas para crear productos con valor agregado, se han enfrentado tradicionalmente a muchas dificultades.

Seleccionando hojuelas deshidratadas de kiwi / Foto: M. Fernández

Estas iniciativas requieren que se tengan buenas relaciones y contactos con agentes externos, los que generalmente son escasos. Si no se cuenta con ellos, las inversiones iniciales se perderán y los miembros de la comunidad se desacreditarán y perderán las posibilidades de generar mayores ingresos que contribuyan a aminorar la situación de pobreza en la que muchos de ellos se encuentran.

Las empresas de agricultores que transforman productos agrícolas en productos con potencial de exportación necesitan cumplir con estándares altos de calidad, tener buena capacidad de negociación, buenos contactos, y desarrollar estrategias de comercialización adecuadas. Necesitan también tener buen acceso a la información para poder desarrollar nuevos productos con potencial de mercado. Lograr esto es difícil si no se cuenta con asistencia técnica permanente o a largo plazo.

ECOVIR S.A., una empresa boliviana de agricultores especializada en la deshidratación de frutas y otros productos con energía solar, ha podido superar muchas de estas dificultades. Ahora es una empresa líder en su área, que basa su trabajo en principios de solidaridad social y aplica a la vez un enfoque de mercado.
La idea de una empresa procesadora. La municipalidad de San Benito, en Cochabamba, Bolivia, está situada a una altura de 2.600 metros sobre el nivel del mar y tiene un clima templado, con una temperatura promedio de 18º C y una precipitación pluvial anual de 500 mm. Las comunidades campesinas de la región cultivan una variedad de especies, entre las que se tiene hortalizas, maíz, papas y frutas tales como duraznos. Estos pequeños agricultores cultivan orgánicamente para su propio consumo y para el mercado local.

Con el apoyo de una ONG italiana, los agricultores desarrollaron un proyecto con el objetivo general de aumentar la producción agrícola y agregar valor a sus productos. Instalaron sistemas de riego y ENERGETICA, una ONG boliviana basada en Cochabamba, recibió el encargo de desarrollar instalaciones adecuadas para el secado solar de los productos agrícolas. Se diseñó un modelo de estructura tipo invernadero, adaptado a las condiciones locales, que se construyó con la contribución económica del gobierno italiano. Los agricultores querían también establecer una empresa que facilitara los procedimientos y que comprara toda su producción, la procesara y luego vendiera los productos con valor agregado. Ellos mismos serían los dueños y administradores de la empresa. Creían que de esta manera podrían tener una salida fija para sus productos cultivados orgánicamente y recibir un precio estable y bueno por ellos.

Tomó varios años para que esta idea madurase y gradualmente se fue haciendo claro que la realidad era más complicada que la teoría. Los agricultores se dieron cuenta de que necesitaban personas calificadas y especializadas para comercializar sus productos orgánicos de manera exitosa. Surgió entonces la idea de buscar «socios estratégicos»: técnicos que fortalecerían la empresa con conocimientos y contactos estratégicos, superarían los problemas y harían de la empresa un proyecto viable. Los socios estratégicos fueron seleccionados por los agricultores y se les invitó a participar en el establecimiento de la empresa. Ellos ayudaron a los agricultores a darse cuenta de que no era posible «forzar» a la empresa a comprar sus cultivos y procesarlos sin saber de antemano si habría un mercado para el maíz, los tomates o las papas procesados. Se decidió entonces que se concentrarían en la fruta orgánica como el principal producto a ser procesado.

Comienzos
La empresa agrícola ECOVIR S.A., o «Empresa Comunal Vía Rancho», fue fundada en 1997 con el objetivo de producir, procesar y comercializar alimentos orgánicos. Fue estructurada como sociedad anónima y está actualmente constituida por un total de 167 acciones, 14 de las cuales pertenecen a los técnicos y el resto a los agricultores. La empresa es esencialmente un negocio de los agricultores, pero con dinámicas mejoradas gracias a la participación de los técnicos. Estos especialistas facilitan y enriquecen las discusiones sobre asuntos económicos, procesamiento y comercialización al intercambiar los conocimientos y las percepciones de los agricultores con su profesionalismo técnico y administrativo.

Para facilitar el desarrollo y la comercialización de los productos, los socios estratégicos ayudaron a establecer relaciones activas con instituciones comercializadoras y consultores externos a nivel local, nacional e internacional. Se identificaron productos para el mercado local y para la exportación, lográndose definir una línea orgánica de productos de calidad superior. La diversificación de los productos fue una fuerza propulsora importante ya que, para tener éxito, una empresa debe producir durante todo el año. La empresa empezó con la deshidratación de frutas, pero pronto se amplió el rango de productos para incluir también cereales. En una etapa posterior, la empresa comenzó a producir productos especiales tales como harinas y bebidas preparadas a base de una combinación de frutas, cereales y/o vegetales.

Se estableció el contacto con las asociaciones locales de agricultores que producen frutas tales como manzanas, plátanos, kiwi, piña y papaya, y granos como quínua, sorgo, maíz y trigo. Solamente se compraron los productos de aquellos que contaban con certificación orgánica. A través de canales para la comercialización justa y de productos orgánicos se ganó acceso a mercados internacionales tales como el de Alemania. Entre los productos de exportación se incluyeron el plátano y la piña deshidratados.
El proceso de deshidratación solar
En 1997 se completó la construcción de las instalaciones para la deshidratación solar. Se trata de estructuras tipo invernadero, con suelos de cemento y un marco de acero inoxidable cubierto con láminas de un plástico especial resistente a los rayos ultravioleta (UV). El aire circula de manera natural dentro de esta estructura pero, ocasionalmente, se utiliza un ventilador para mejorar la circulación. El aire es calentado por el sol y deshidrata los productos al pasar por ellos. Luego este aire caliente y húmedo fluye al exterior a través de aberturas para la ventilación que hay en el techo. Por medio de la regulación de estas aberturas la temperatura interior se mantiene a 60º C o menos, lo cual garantiza que no se destruyan las vitaminas de las frutas. El producto es deshidratado hasta el punto en que ya no pueden proliferar microorganismos en él.

La fruta es traída cuando está fresca y en el término de 48 horas es limpiada, pelada y cortada en tajadas. Se trata, en gran medida, de un proceso manual. Las tajadas pueden ser remojadas por unos cuantos minutos en agua con azúcar y/o añadírseles limón para mejorar su sabor y para que mantengan una buena apariencia. Luego son colocadas en bandejas y puestas dentro de la deshidratadora. El tiempo necesario para secarlas varía según la estación; durante el invierno el proceso es más rápido que durante el verano, gracias a la ausencia de nubes en el cielo y la sequedad del aire. El tiempo de deshidratación para los plátanos es de cinco días durante el invierno y siete durante el verano. Las manzanas toman dos y tres días y las piñas tres y cuatro, respectivamente.

El producto deshidratado es colocado en bolsas herméticas que son almacenadas en un cuarto oscuro con la humedad y temperatura adecuadas. El producto que va a los clientes se empaqueta en bolsas de diferentes tamaños, etiquetadas según los requerimientos.
Promoviendo la seguridad alimentaria a nivel nacional
En 1998 la empresa desarrolló, con el apoyo de ENERGETICA, el «Programa de Complemento Nutricional Infantil». Este programa de desayunos escolares se realiza con la participación de otras instituciones de cooperación para el desarrollo y las municipalidades. Supera dos debilidades clásicas de programas similares: la falta de variedad en los alimentos proporcionados; y los problemas de distribución, control y responsabilidad por los productos alimenticios. A través del programa se proporciona un rango de cinco productos diferentes que combinan los cereales y la fruta deshidratada con mazamorras (hechas con maíz), leche y bebidas típicas del área. El programa también presta atención a los aspectos administrativos ofreciendo asistencia técnica, capacitación y el apoyo logístico necesario a las municipalidades, y comprometiendo en este esfuerzo a los padres, los maestros y las autoridades.
Buenos resultados, beneficios interesantes

ECOVIR ha estado creciendo de manera sostenida. Tomando al primer año como base, la producción de frutas deshidratadas se ha multiplicado por diez, y la de granolas por cuatro. Hasta el momento, el «Programa de Complemento Nutricional Infantil» ha beneficiado a más de 20.000 niños.

ECOVIR S.A. logró cubrir todos sus gastos a los pocos años de su inicio, gracias al trabajo duro y eficiente de su personal. En marzo del año 2000 la Asamblea, por primera vez, tomó decisiones sobre la manera de utilizar las ganancias generadas por la empresa. Se decidió reinvertir el 50 por ciento de éstas y utilizar la otra mitad para pagar dividendos a los accionistas. Esta situación contribuyó a fortalecer la confianza de los socios en la empresa, ya que hasta ese momento no habían recibido ningún beneficio directo. En el año 2003, ECOVIR alcanzó un volumen de ventas que cubrió sus gastos y dejó ganancias netas que fueron distribuidas entre los accionistas.

Considerando los niveles existentes de pobreza en el campo, estos dividendos son una importante fuente de ingresos adicionales para las familias de los socios de ECOVIR.

La empresa tiene un personal de planta de 24 personas; ocho tienen contrato permanente mientras que los demás tienen contrato temporal. Durante los períodos «pico» o de máxima demanda por sus productos, la empresa emplea hasta 35 trabajadores. Sólo los accionistas y sus familiares pueden trabajar en la empresa. La participación de las mujeres en todos los niveles de la empresa es considerable; representan alrededor del 90 por ciento del total de los trabajadores de planta y el personal ejecutivo. El pago a los hombres y a las mujeres se hace en base a criterios iguales y la empresa ofrece a todos sus empleados una serie de beneficios sociales, lo cual es raro en Bolivia.

ECOVIR S.A. también beneficia a sus proveedores. La empresa cubre su demanda de materias primas a través de diversas organizaciones: Asociación de Productores APAMI (piña), ASPROBAN (plátano), ANAPQUI (quinua y sorgo), o el Grupo de Productores del Valle Alto (cereales). Para muchas de estas asociaciones de productores, ECOVIR S.A. es un importante punto de venta para sus productos. La empresa compra sus productos a un precio preestablecido que beneficia tanto a ECOVIR S.A. como a los productores. En total, alrededor de 120 agricultores son proveedores de productos para ECOVIR S.A.
Retos futuros
ECOVIR trabaja dentro del marco de la seguridad alimentaria, promoviendo y estimulando la producción y el consumo de alimentos naturales saludables entre todos los sectores de la sociedad. Un reto importante es asegurar que la empresa continúe desarrollando su enfoque social, manteniendo al mismo tiempo niveles aceptables de eficiencia y ganancias.

Basándose en sus experiencias hasta la fecha, ECOVIR S.A. planea aumentar aún más la variedad de sus productos. También es importante diversificar la empresa y conectar a los socios con otras actividades productivas, como por ejemplo la agricultura ecológica en el área de legumbres y hortalizas, para el consumo propio y el mercado local.

El objetivo final es posicionar a ECOVIR S.A. como modelo administrativo y empresa líder en el campo de alimentos y frutas deshidratadas por medio de procesos naturales.

Miguel Fernández y Tania Vásquez
ENERGETICA – Energía para el Desarrollo
Casilla Postal 4964, Cochabamba, Bolivia.

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