junio 2004, Volumen 20, Número 1
Especies vegetales subutilizadas

Especies vegetales subutilizadas y el rol de un herbario

PÁVEL ORIOL RODRÍGUEZ VÁZQUEZ | Página 26-28
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Si el 75 por ciento de la población mundial basa su alimentación en sólo cuatro especies cultivadas, es fácil llegar a la conclusión de que existen muchísimas especies vegetales que están subutilizadas.

Pero cualquier estudio detallado muestra que aún aquellas que se conocen mundialmente por su cultivo, como el arroz, el trigo, el maíz, los frijoles o los tubérculos, no son conocidas en todas sus potencialidades.

Esta subutilización se encuentra también en las ventajas o utilidades potenciales que son posibles de obtener del cultivo. Esto queda claro si consideramos que «al menos el 10 por ciento de los cereales cosechados se pierden, y que en algunos países las pérdidas son mucho mayores» (FAO, 1984). Los productos agrícolas sufren daños durante la recolección, el secado, el almacenamiento, la elaboración, el envasado y la distribución, todo lo cual resulta en menores rendimientos netos. Mejorando el almacenamiento y la manipulación de los productos sería posible disponer de más alimentos. En Cuba, la cosecha de tomate de este año fue consecuencia de una «siembra escalonada» planificada con el objetivo de que todos los campos no fuesen cosechados simultáneamente, y la industria pudiera recibirlos siempre frescos. Solamente por este cambio de método de trabajo, sin ningún gasto adicional, se han elevado las producciones en miles de pesos, y se ha podido brindar más alimentos a la población, aprovechando la especie de mejor manera.

Múltiples usos y finalidades de una especie no alimenticia

Trabajadores del Jardín Botánico de Cienfuegos y del Instituto de Química Farmacéutica de La Habana, observando el árbol conocido como piñón (Erythrina senegalensis) / Foto: Jorge Molina – Torres

Frente a este problema, la solución más efectiva continúa siendo la producción local a pequeña escala, con fines de alimentación básica. Pero a nivel mundial, y cada vez en mayor medida, las especies vegetales significan una fuente de ingresos monetarios provenientes de la producción y venta para su uso como alimento. El asunto es que si su importancia es creciente como fuente de ingresos, entonces deberían conocerse todas las potencialidades económicas que cada especie tiene, lo que no necesariamente implica la producción de alimentos, y que, en la mayoría de los casos, requiere de una menor cantidad de laboreo.

Se subutiliza una especie porque se desconocen sus «otros» usos o sus derivados. La caña de azúcar, por ejemplo, posee múltiples usos que no siempre son considerados. El bagazo es usado para fabricar madera prensada en la industria, y la misma fibra puede usarse de combustible para las calderas, como fertilizante (a través de la fabricación de compost), o como alimento del ganado vacuno. Puede emplearse la caña para fabricación de alcoholes, y en laboratorios farmacéuticos puede extraerse el policosanol de la cera de su corteza, para con él producir el medicamento PPG, anticolesterol de alta demanda en el país (actualmente producido en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas, CNIC, de La Habana). Ahora bien, aunque para estas aplicaciones se necesita que exista en el país un grupo de investigadores y una infraestructura de investigación capaz de aprovechar la biodiversidad, también es cierto que los mismos pobladores deben acercarse a los centros a indagar sobre las utilidades de las plantas que poseen. Con otros ejemplos vemos que, en muchos casos, los recursos no se aprovechan simplemente por falta de información.

El arbusto costero conocido como majagüilla (Thespesia populnea (L.) Soland ex Correa, familia de las Malvaceae) es considerado como árbol sagrado en Haití, por su utilidad en la alimentación humana, sus frutos, flores y hojas jóvenes, y sus varias propiedades medicinales. También es apreciado porque sus condiciones de cultivo son muy tolerantes a sequías, salinidad y erosión del suelo. Su madera, aunque no es recta, posee una alta resistencia a las termitas y es inodora y sin sabor, pudiendo ser empleada para la elaboración de utensilios de cocina. Al ser aceitosa, se puede pulir en alto grado para el lucrativo oficio de la ebanistería, siendo por ello conocida como Madera Rosa del Pacífico. Se obtiene una tintura amarilla de sus flores y frutos, y una roja de su corteza y del corazón de la madera. Por último, las cortezas se emplean con éxito en fabricación de cuerdas.

En Cuba, la majagüilla prospera en las costas de la bahía cienfueguera, a pesar que esta zona es muy pobre en riqueza natural por estar muy contaminada (pues tiene forma de bolsa, y a ella desembocan los desechos de una fábrica de glucosa, de una refinería de petróleo, de una fábrica de fertilizantes, y de la propia ciudad). Pero aun cuando la especie crece sin grandes problemas, los pobladores apenas están enterados de sus usos, y su subsistencia depende más bien del trabajo en la industria o en la pesca, dedicando sus ingresos a la compra de alimentos industriales o refinados. En entrevistas, los ancianos de la localidad reconocieron que las poblaciones de esta especie eran inicialmente dominantes, pero que fueron devastadas sin que jamás se enterasen que tenían una especial importancia para ellos. Solamente uno reconoció haber intentado alimentar a sus conejos durante un tiempo con las hojas de majagüilla, por falta de otros alimentos. Si la información hubiese llegado oportunamente a estos sectores de bajos ingresos y precarias condiciones de vida, seguramente hubieran desarrollado alternativas productivas en función de los recursos naturales que estaban ampliamente disponibles en su entorno. De ese modo sus necesidades más agobiantes hubiesen sido mejor resueltas, y junto a ello, seguramente, las condiciones del manglar que bordea la bahía serían ahora mejores, y así mismo las condiciones para la pesca, gracias a la influencia del manglar, un ecosistema muy rico en diversidad biológica de la flora y fauna.

Domesticación y exploración de todas las variedades a mano

Por otro lado, vemos que entre las plantas cultivadas, la diversidad disponible no es completamente aprovechada. El caso que mejor lo ilustra es nuevamente el de la caña de azúcar (Saccharum officinarum L., fam. Poaceae). Su cultivo se extendió por el mundo basándose solamente en unos pocos clones reproducidos vegetativamente durante siglos, desde su salida de la India y de las islas de Nueva Guinea. Ya en América, se redescubrió la reproducción por medio de semillas botánicas y se iniciaron programas de mejoramiento de variedades, pero a pesar de ello, se continuó despreciando toda la gran diversidad genética disponible en el mundo en los bancos de germoplasma y en estado silvestre, y se cultivaron sólo aquellos clones de reconocidos rendimientos. Fue sólo con la fuerte incidencia de las plagas, que mermaron irremediablemente las producciones después de desarrollar resistencia a los pesticidas químicos, que se inició un programa de siembra de variedades en mosaicos. Esto ha llevado al desarrollo de proyectos como el «Genoma Saccharum», orientado a la selección asistida de los mejores cultivares y variedades por medio de marcadores moleculares del ADN.
El joven Onelvis Alonso trabaja desde hace tres años en el Jardín Botánico, al igual que su padre y su hermano. Ellos viven a unos dos kilómetros en el poblado Quesada, donde cultivan la tierra para la alimentación de la familia. Onelvis confiesa que desde que está en el Botánico se ha visto beneficiado de las plantas que allí crecen al conocer sus usos, sobre todo las comestibles. «Sí, yo he hecho vinos, muy ricos con plantas que no conocía ni que existían, con la antidesma (se refiere a la Antidesma bunius Spreng., Euphorbiaceae), con la Carambola (se refiere a la Averrhoa carambola Linn., Oxalidaceae), he llevado para comer en mi casa y a mis vecinos de la cerecita esa (refiriéndose a Eugenia uniflora Linn., Myrtaceae). Algunas las he llevado aunque no me gustan pero a la otra gente del barrio sí le gustan. Sí por supuesto que me ha ayudado a mejorar mi alimentación el haber conocido en el Jardín Botánico los usos de muchas plantas. Y hay otras muchas, por ejemplo el tamarindo chino, el mamoncillo chino, la jaboticaba, yo no las conocía, pero tienen sus propiedades…».

Otro obrero, Osniel, aunque reside en un asentamiento rural, no cultiva la tierra. Ha trabajado alrededor de una década en el Jardín Botánico, y es técnico medio en agronomía, por lo que conoce a muchas de las plantas por su nombre científico. Manifiesta que en ese tiempo: «es mucho lo que he aprovechado las plantas del Jardín para comer. He llevado un saco a veces de Citrus mitis Blanco (Rutaceae) y he preparado botellas de jugo para hacer refrescos. A veces recojo muchísimo Zyzigium. En muchas casas se ven especies frutales que provienen de esta institución, como el níspero japonés (Eriobotrya japonica Lindl., Rosaceae), y la pera (Eugenia malaccense Linn., Myrtaceae). Esta última ha prendido en la población de modo espontáneo. He visto madres que la llevan en cartuchos de su patio, para comer durante un viaje de cuatro horas de Cienfuegos a Camagüey».

El rol del herbario y del Jardín Botánico

El herbario AJBC se encuentra dentro de las instalaciones del Jardín Botánico de Cienfuegos. Este está ubicado en la provincia del mismo nombre, en la zona central y sur de la isla de Cuba, a unos 17 km de la ciudad. El herbario se subordina a todos los roles del Jardín Botánico, el cual une tres objetos sociales: educación ambiental, conservación de la biodiversidad, e investigación científica. La investigación relativa a la taxonomía, para estimar la riqueza de especies y el potencial de uso de la biodiversidad,  está dirigida por el personal del herbario. En cada colecta que realiza el jardín se toman muestras de las hojas y flores de las plantas, las cuales se procesan para almacenarlas para su estudio en el herbario, debidamente catalogadas. Cuando se toman plantas empleadas por alguna comunidad, sea como especie para uso alimenticio, medicinal, religioso, u otro, éstas se registran con su nombre vulgar (local), y luego se las clasifica con su nombre científico. En otro sentido, cuando en la localidad existe una especie que es conocida por el personal del jardín por sus utilidades en otras regiones del mundo (según la literatura revisada), se explica a los pobladores cómo usarla e identificarla.

De modo especial, los trabajadores obreros del jardín que poseen tierras cultivadas propias, han ido incorporando a su consumo las plantas comestibles y medicinales que se mantienen en el Jardín Botánico, a medida que van interactuando con los investigadores e ingenieros del herbario (ver recuadro). Luego ellos mismos aprenden a identificar la especie en el campo, tal como se ha visto últimamente con el noni (Morinda citrifolia), con el níspero de Japón (Eryobothria japonica), con la cereza del  país (Malpighia punicifolia), con la canela (Cinnamomum camphora), o con la majagüilla. Cada último viernes del mes se imparte una conferencia especial para los obreros y trabajadores del jardín.

El trabajo del herbario y del Jardín tiene una larga historia. En un momento temprano en la historia del cultivo de la caña en el país, alrededor de los años 1920, la primera variedad de caña de azúcar cubana se obtuvo en esta institución. Para recordarlo se mantienen en cultivo alrededor de cinco variedades de caña de azúcar para la exhibición al público en el sendero de Jardín  Botánico. Aquellos estudios de hibridación en caña fueron realizados por un profesor de la Universidad de Harvard, empleando las propiedades del clima de Cuba y situando a este Jardín como una Estación Experimental Agronómica. Actualmente, estas investigaciones están guiadas por otros organismos dentro del país, y precisamente en los dos últimos años se le ha restado importancia, pues debido al descenso del precio del azúcar de caña en el mercado mundial se han demolido en el país unas 80 centrales azucareras, las que resultaban más ineficientes, y se han restado cuantiosas hectáreas para este cultivo.

Hoy en día, la actividad constante del Jardín es mantener vivas las colecciones de plantas, pues gracias a ello es posible tanto estudiarlas como exhibirlas al público. También se conservan in situ especies amenazadas de extinción en la localidad, y se protegen las especies endémicas nacionales y provinciales. Constantemente se realizan estudios de vegetación en los ecosistemas más conservados, enfatizando los costeros, por ser los más degradados por la actividad turístico-recreativa, por los hoteles y por la depredación de especies maderables y medicinales, ya que son de mucha mejor accesibilidad que las montañas. El Jardín Botánico entrega inventarios de la flora a los administradores de las instituciones y promueve estos resultados en eventos científicos, sociales y otras tribunas que sirvan a  la educación ambiental de la sociedad. Así tenemos como ejemplo lo sucedido en la Villa Turística de Guajimico, donde detectamos dos especies en peligro de extinción, contándose ahora con el apoyo de la gerencia para su protección y vigilancia. Algo similar sucedió en la Granja Agropecuaria de Espartaco, y con las vegetaciones de las inmediaciones de varios hoteles de la zona.

Volviendo a la majagüilla, podemos resaltar el trabajo de esta institución, especialmente en cuanto a la publicación de artículos en medios masivos de difusión, donde damos a conocer sus propiedades. Junto a ello hemos hablado con los pobladores explicando su importancia y las posibilidades que tiene esta especie. Estas conversaciones no fueron realizadas para medir el cambio en las actitudes de la población hacia la planta, sino que han sido espontáneas, y de ninguna manera parte de un proyecto particular. Pero, cualitativamente, es fácil apreciar un cambio en el sentido de valoración que ahora le tienen a la majagüilla los pobladores cienfueguinos. Si hasta el momento, prácticamente, no mostraban aprecio por esta especie, y se carecía de información respecto a ella, hoy la situación es otra.
Muchas posibilidades

Paradójicamente, los países del Tercer Mundo poseen la mayor riqueza en biodiversidad, mientras que carecen de los recursos para aprovecharla o conservarla. No obstante, muchas industrias como la farmacéutica, en tanto no sean capaces de producir por vía artificial la síntesis de los productos naturales derivados de esas especies se ven obligadas a importarlas de los países en desarrollo. En este caso se encuentra la exportación de sábila (Aloe vera, Agavaceae) hacia Alemania, desde una cooperativa cubana, cuyos ingresos por estas exportaciones son generosos. Resulta mucho más costoso crear las condiciones de invernadero y simular el régimen de lluvia para producciones a gran escala, mientras que en un clima tropical la humedad y el calor son sin costo. Lo mismo sucede en las montañas donde hay bosques lluviosos, con exuberancia de vegetación que se debe al clima, donde a pesar de lo inaccesible del lugar y de las difíciles condiciones de vida, la población ha sabido aprovecharlas. Los ejemplos de buen aprovechamiento son varios, destacando el cultivo de flores ornamentales en jardines de campesinos, sea para abastecer el mercado local (el Municipio de Cumanayagua) o para la exportación. Lo que es necesario es indagar qué especies son las que pueden tener mejores posibilidades.

Otra manera de aprovechar las especies vegetales está en el ecoturismo. En el caso de Cienfuegos, un área de costa con un sendero ecoturístico de 1 km reveló una riqueza de alrededor de 50 especies de plantas, incluyendo dos especies amenazadas de extinción, más otras cuatro endémicas del país. Al valorar el uso del bosque se determinó que una gran mayoría de ellas tienen uso maderable o medicinal, pero esto no es conocido por los habitantes del lugar. En los últimos años esta industria turística ha venido en auge en Cuba impulsada por la despenalización del dólar y el inicio de la inversión de capital extranjero en colaboración con las empresas nacionales. El ecoturismo es una manera de obtener ingresos aprovechando las especies vegetales, en la que el campesino no necesita realizar gran inversión en mano de obra, sino en información y organización. Además, la naturaleza no sufre deterioro, y la cultura ambiental del campesino se enriquece directamente.
Conclusiones

Debe planificarse el cultivo, teniendo en cuenta las condiciones ecológicas en el entorno más cercano, la fuerza laboral disponible, todo el potencial vegetal a explorar, las capacidades de remuneración para que sea sustentable económicamente y las de nutrición para solucionar el problema de seguridad alimentaria. Es posible una disminución muy notable en la aguda situación del trabajador rural, con una buena información de sus potencialidades de explotación, nutrición y remuneración a partir de las especies de vegetales de su entorno.

Pável Oriol Rodríguez Vázquez
Curador del Herbario AJBC,
Calle 35, No. 5618, C. P.:55100, Cienfuegos, Cuba.
Correo electrónico: pavel@jbc.perla.inf.cu

Referencias
– FAO, 1984. Guía de los alimentos básicos del mundo. Roma, Italia.

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