abril 2004, Volumen 19, Número 4
Rehabilitación de tierras degradadas

Fijación del nitrógeno a una escala nacional

ADRIANA MONTAÑÉS, CARLOS LABANDERA Y LUIS SOLARI | Página 33
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El pastoreo intensivo de extensas áreas con un cultivo continuo de trigo, cebada, maíz, sorgo y girasol con prácticas convencionales de labranza, sin una adecuada fertilización o control de erosión, han ido degradando la tierra en Uruguay desde inicios del siglo XX.

Los agricultores y productores abandonaban la tierra una vez que se volvía estéril y degradada y se trasladaban a suelos que fuesen aún productivos. Esto dio por resultado un incremento en el agotamiento de los suelos. Recién en 1959, el gobierno, los técnicos, las ONG y los gremios de agricultores comenzaron a discutir el problema y se elaboró una propuesta denominada Plan de Desarrollo Agropecuario. Este Plan fue establecido para mejorar la productividad a corto y largo plazo e incluyó todas la tierras agrícolas. Se dio especial énfasis al desarrollo de la rotación con cultivos forrajeros.

Bacterias al rescate

El sector ganadero se ha beneficiado notablemente de la tecnología FBN / Foto: Federación Uruguaya de Grupos CREA (FUCREA)

En 1960, haciendo uso de las experiencias positivas con la inoculación de leguminosas en Australia y Nueva Zelanda, los investigadores del anterior Laboratorio de Microbiología de Suelos e Inóculos (actualmente el Departamento de Microbiología de Suelos del Ministerio de Agricultura) empezaron a trabajar en la fijación biológica del nitrógeno (FBN) por medio de la bacteria Rhizobium del suelo. Estos organismos viven en asociación con plantas específicas formando pequeños nódulos en las raíces. Estos fijan nitrógeno del aire en el suelo y al hacerlo proveen a los cultivos de uno de los elementos esenciales para un buen crecimiento y cosecha.

El grupo de investigación trabajó en estrecha colaboración con rizobiólogos, fitomejoradores, agrónomos, agricultores y extensionistas para identificar, seleccionar y probar cepas nativas de Rhizobium que estuviesen bien adaptadas a suelos específicos y a las plantas hospederas. Adicionalmente seleccionaron variedades nativas e introducidas de forraje que respondieron positivamente a la simbiosis con Rhizobium. Se establecieron conjuntamente con los agricultores, ensayos de campo y en estación experimental a través de todo Uruguay para estudiar la eficiencia de las prácticas establecidas de rotación de cultivos forrajeros, tales como una mezcla de forrajes de leguminosas y no leguminosas en rotación con cultivos de invierno como el trigo, la cebada y cultivos de verano tales como girasol, maíz y sorgo.

Se establecieron mejores rotaciones entre forrajes y cultivos. Los agricultores recibieron apoyo técnico y fueron beneficiados con un plan de crédito que cubría el 80 por ciento de cualquier inversión que hiciesen. La adopción de una tecnología FBN fue también facilitada por el hecho que se aplica fácilmente en el campo. La bacteria Rhizobium, mezclada con un suelo estéril, se fija a las semillas utilizando un tipo especial de adhesivo, después de lo cual se siembra.

El Departamento de Microbiología del Ministerio de Agricultura estableció un banco de genes fijadores de nitrógeno y otros microorganismos, que sirviese como una fuente de germoplasma de alta calidad para los investigadores, extensionistas y productores comerciales. El sector privado estuvo estrechamente involucrado en el desarrollo de la tecnología FBN invirtiendo tanto en la producción como en la multiplicación de las cepas requeridas de Rhizobium. Hoy son tres las empresas que producen Rhizobium de alta calidad para el Uruguay y otros países sudamericanos.

Bueno para los agricultores, bueno para el país

La FBN sigue siendo desarrollada y mejorada en el Uruguay, y por más de 40 años, la tecnología ha brindado considerables beneficios económicos, ecológicos y sociales a aquellos que la han usado. El país ha ahorrado millones de dólares reduciendo las importaciones de fertilizantes nitrogenados. Los agricultores individuales se han beneficiado considerablemente ya que el Rhizobium es más barato que los fertilizantes basados en la úrea. Actualmente, una aplicación de Rhizobium cuesta un dólar por hectárea, mientras que una aplicación de fertilizante de úrea cuesta unos US$ 50 por hectárea. La tecnología de FBN tiene la capacidad de fijar e incorporar hasta 250 kg/ha de nitrógeno en el suelo de un modo muy eficiente. Los agricultores están conscientes de los beneficios y como resultado la rotación con leguminosas e inoculación con Rhizobium es ahora muy usada por casi todos los agricultores y ganaderos del país.

La contribución de FBN en el Uruguay
• Las cosechas de soya se han incrementado 800-1000 kg/ha/año (un 40% de incremento) en suelos que previamente no han sido cultivados y donde se utiliza Rhizobium.
•  Los productores de arvejas que usaron FBN han registrado un incremento en sus cosechas de hasta un 240 por ciento.
• Cada año se han alcanzado ahorros del orden de los 90 millones de dólares debido a que los agricultores han usado Rhizobium en lugar de comprar fertilizantes para la producción de forraje de leguminosas.

Una explicación del éxito de FBN

Esta iniciativa es un buen ejemplo de planificación e implementación de una estrategia nacional apoyada por el gobierno con una perspectiva ecológica y multidisciplinaria. Hubo una fuerte relación funcional entre el gobierno, la industria y los agricultores. La integración de estos actores hizo fácil definir los factores limitantes, encontrar soluciones y aplicarlas en el corto plazo. Un aspecto que vale la pena mencionar es que la FBN no fue un objetivo en sí mismo sino una valiosa herramienta que pudo usarse para alcanzar la meta del mejoramiento de la productividad tanto al corto como al largo plazo. Mientras la presión de los agricultores y el apoyo del gobierno fueron esenciales en el proceso, la clave del éxito fue el excelente rendimiento de la tecnología FBN, que llevó a su exitosa adopción y a los sistemas mejorados de producción actualmente operativos.

 

Adriana Montañés, Carlos Labandera y Luis Solari

Adriana Montañés, ExConsultora de la FAO. Calle Concepción del Uruguay 1409/70, Montevideo, Uruguay.
Email: montanez_massa@yahoo.co.uk
Carlos Labandera, Director del Departamento de Microbiología de Suelo. Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca. Burgues 3208, CP 11700, Montevideo, Uruguay. Email: microlab@chasque.net
Luis Solari, Jefe de la Unidad de Comunicaciones, Departamento de Microbiología de Suelos. Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca. Burgues, 3208, CP 11700, Montevideo, Uruguay. Email: microlab@chasque.net

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