diciembre 2001, Volumen 17, Número 3
Experiencias para crecer

Ampliando el impacto de la agricultura sostenible: Lecciones del movimiento Campesino a Campesino

ERIC HOLT-GIMÉNEZ | Página 23-25
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Durante treinta años, el Movimiento Campesino a Campesino (CaC) de Centroamérica ha trabajado arduamente para desarrollar paciente y empíricamente, paso a paso, una agricultura sostenible. Lo que comenzó como alternativa de una aldea para un pequeño grupo de mayas del Cachikel, en las alturas de Guatemala, se difundió en Centroamérica a pesar del conflicto militar, los fracasos agrarios en grandes áreas y una crisis económica crónica. Actualmente, sólo en Centroamérica hay más de diez mil agricultores practicantes.

Después del huracán Mitch, se demostró claramente la efectividad de las prácticas agroecológicas promovidas por el movimiento: miles de fincas “agroecológicas” sobrevivieron al huracán más destructivo del siglo, reteniendo más superficie de tierra, con menos erosión y con menos pérdidas en sus cultivos que los campos vecinos, en los que se practicaba una agricultura convencional (Revista LEISA, 17-1, páginas 7-10).
La esencia del movimiento Campesino a CampesinoCaC es más que un conjunto de proyectos de ONGs vagamente relacionados. No es simplemente una metodología horizontal para aprender ni una transferencia de tecnologías. Es un movimiento social basado en la creencia de que los agricultores son capaces de desarrollar su propia agricultura (Holt-Giménez, 1996).

Un taller de Campesino a Campesino, Santa Lucía, Nicaragua / Foto: Eric Holt-Giménez

El movimiento CaC “camina” con los pies de “innovación y solidaridad”, al experimentar a pequeña escala y en forma local, y al compartir abiertamente conocimientos, creatividad, experiencia y sabiduría, de agricultor a agricultor.

El Movimiento CaC “trabaja” a dos manos: “producción y protección”. Al concentrarse en superar los factores limitantes para la producción y al reforzar las débiles funciones ecológicas en el agroecosistema, los agricultores primero reducen y luego sustituyen los insumos externos por internos. Rediseñando el sistema de las fincas, eliminan gradualmente y al máximo los insumos y dependen, principalmente, de funciones del ecosistema. Entonces, la protección del medio ambiente se vuelve crucial para la función productiva de la finca. La hidrología de la cuenca, el hábitat y la biodiversidad son consideraciones importantes para la conservación del suelo y del agua, y para el manejo de plagas de las fincas, vinculando así el manejo colectivo de los agricultores de la cuenca con el manejo de sus fincas individuales.

El movimiento “percibe” las visiones compartidas de la agricultura conducida por los agricultores. En su “corazón”, los miembros del movimiento están motivados por profundas creencias en lo divino, en la familia, en la naturaleza y en la comunidad. En la práctica, la expresión compartida de estas creencias ha hecho que CaC reafirme las capacidades culturales y el imperativo social de la contribución de los agricultores a la sostenibilidad, tanto local como globalmente (Holt-Giménez, 1997).

Principios básicos del movimiento Campesino a Campesino

Los principios básicos de CaC han evolucionado a partir del concepto de Roland Bunch, de hace tres décadas, de un “desarrollo centrado en la gente”:

– Comienza a pequeña escala y avanza lentamente.
– Experimenta a pequeña escala para superar factores limitantes y para estabilizar funciones ecológicas.
– Tiene efecto multiplicador.
– Fija límites para la introducción de tecnologías.
– Se enseña a otros.
– Conversión a la sostenibilidad en tres fases: Reducción, sustitución, rediseño.
– Integra vertical y horizontalmente la producción.

Lecciones extraídas de las experiencias

Con los años, la experiencia ha enseñado varias cosas con relación a las actividades y a los aspectos metodológicos u organizativos. En primer lugar, está lo central: la cultura campesina. Los agricultores aprenden unos de otros compartiendo sabiduría, creatividad y conocimientos y no solamente información y técnicas. En vez de una simple transferencia de tecnologías, los agricultores, primero “hacen Cultura” – algo que comparten y que lleva a la acción- y así construyen una cultura de agricultura sostenible. La transferencia de tecnología es en realidad un componente (y no siempre el más importante) de esta matriz cultural.

El entusiasmo de los agricultores por desarrollar la agricultura se debe, en parte, a la sensación de que están verdaderamente contribuyendo a crear y a dar forma a la sociedad. Esta fuerza, subjetiva pero muy motivadora, ha sido mantenida a través de visitas cruzadas, encuentros (reuniones de agricultores; que a veces se parecen a los simposios de científicos) y a la inclusión de agricultores promotores en los talleres llevados a cabo por agencias nacionales e internacionales de desarrollo agrícola.

Los equipos de agricultores promotores han tenido un papel importante en CaC. Los equipos tienen la ventaja de difundir conocimientos, tiempo, talento y riesgos entre varios promotores que piensan igual. También permiten a los agricultores asumir y abandonar sus tareas de promotor y propician una renovación permanente del propio equipo. Los equipos son conformados por pares que auspician programas para promotores jóvenes y nuevos, y que también son una reserva de expertos para las ONGs, que con frecuencia contratan a promotores experimentados (por poco tiempo o no) para abrir nuevos programas. Los equipos también aseguran una capacidad instalada en una amplia gama de actividades sociales, económicas y técnicas, que trabajan directa e indirectamente para ayudar a que la agricultura sostenible crezca en extensión (geográficamente) y hacia arriba (es decir, investigación, certificación orgánica, Comercio Justo, etc.). Los equipos de promotores dependen generalmente de un técnico agrícola de una ONG, quien da respaldo técnico, logístico o alguna forma de apoyo económico para sus actividades. Las jornadas de campo, las sesiones de estudio y los talleres, que se organizan continuamente, han sido divididos en actividades modulares de 1 – 3 días, para hacerlos más accesibles a los agricultores. Algunos equipos han encontrado que es importante ordenar temas y experimentos de acuerdo a las temporadas, para que coincidan con el calendario agrícola de los agricultores locales.
Una agricultura más sostenible

Este enfoque de combinar grupos de expertos locales con las experiencias compartidas, ha logrado con éxito tres tareas importantes para el desarrollo de una agricultura más sostenible:

1) Ha generado y adaptado alternativas locales que se incorporan fácilmente a la ecología de cada área en particular, incrementado la diversidad y la capacidad de resistencia agroecológica.
2) Ha difundido tecnologías simples, adaptables, a bajo costo, a miles de agricultores y ha mejorado la capacidad de innovación.
3) Ha desarrollado las capacidades sociales y agroecológicas de los agricultores.

La amplia adopción en Centroamérica del frijol aterciopelado (Mucuna pruriens) y otros abonos verdes, se debe en gran medida a una innovación de agricultor a agricultor y a la solidaridad, al igual que el conocimiento y la práctica de tecnologías de preservación del suelo y el agua (ILEIA Newsletter 13-3, páginas 12-13). Con frecuencia, estos agricultores han sido los primeros – y/o los de mayor éxito- en adoptar técnicas orgánicas, en diversificar sus mercados y en integrar verticalmente la producción.

Mientras que más de 10 000 agricultores se han identificado de una manera u otra con el movimiento, otros miles han sido influenciados por él. (Los números son indeterminados porque estos agricultores están fuera del área de influencia de las ONGs). Igualmente, muchos profesionales en las ONGs han adoptado partes de la metodología o tecnologías de CaC, sin identificarse específicamente con el movimiento. En realidad, el movimiento ha influido profundamente en la agenda técnica y metodológica de muchas ONGs en Latinoamérica (Boletín de ILEIA 16-2, página 14).
El éxito no es lo único importante para la difusión

En el estudio reciente llevado a cabo en Centroamérica sobre la resistencia Agroecológica de los Agricultores frente al Huracán Mitch (Holt-Giménez, 2001), mil agricultores en actividad indicaron que sus razones para adoptar prácticas sostenibles incluyeron:

– Necesidad (ecosistemas altamente degradados, altos costos y bajos réditos para los créditos e insumos externos)
– Acceso a capacitación de agricultor a agricultor
– Apoyo técnico consistente
– Acceso a créditos apropiados y oportunidades de mercado. Sin embargo, aunque estos factores explican el éxito de CaC, la pregunta sigue siendo: “Si funciona tan bien, ¿por qué no se ha difundido más?” En el mismo estudio, mil agricultores convencionales indicaron que su falta de adopción se debió a:
– Un acceso incierto a la tierra
– Demasiada tierra (pueden darse el lujo de degradar el agroecosistema)
– Acceso a créditos para insumos externos (químicos)
– Falta de tiempo / mano de obra (emprenden múltiples actividades)
– Ignorancia
– Apatía.

En esta coyuntura, parecería que el límite para aumentar la escala de acción está relacionado a los problemas estructurales de la ampliación. Estos problemas tienen menos relación con las tecnologías y las metodologías que con el contexto de la política nacional y con el comportamiento institucional. El movimiento CaC también proporciona una perspectiva de estos factores.

Factores que impiden el aumento de la escala de acción

Falta de documentación: ha habido poca sistematización o documentación del movimiento para poder retroalimentar a técnicos, promotores y agricultores. Esto significa que en CaC, la mayor parte de los conocimientos agroecológicos, metodológicos y organizativos sólo se comparten por medio de intercambios de
agricultor a agricultor. Estas redes horizontales de aprendizaje son de vital importancia para construir una cultura de agricultura sostenible, pero la falta de documentación impide que las lecciones lleguen a las redes institucionales. Esto, a su vez, limita el aprendizaje institucional y, como resultado, muchos proyectos quieren “volver a inventar la rueda”. Es más, no existe, virtualmente, ningún aprendizaje colateral por parte del gobierno y de las instituciones del sector privado, por lo que CaC tiene poca cabida fuera de las redes sociales informales y no se puede conectar con aldeas remotas ni con el mundo institucional de las ONGs.

Ningún efecto en la investigación formal: Se han realizado varios interesantes estudios sobre enfoques tecnológicos y metodológicos. Algunos centros nacionales de investigación agrícola y la mayor parte de los internacionales tienen una pequeña sección o proyectos que tratan sobre agricultura sostenible en general. Sin embargo, CaC no ha influido en la capacitación o la investigación agrícola formal. Y, en realidad, últimamente lo que domina las agendas de investigación de los centros internacionales de investigación agrícola es una investigación en biotecnolología con financiamiento privado, lo que ha llegado a avasallar a los proyectos de sostenibilidad, que permanecen aislados y tienen poca influencia.

Falta de capacitación apropiada: A la investigación formal de agricultura sostenible no sólo le falta contacto con los agricultores que realmente la practican, sino que muy pocos agrónomos o técnicos están capacitados para trabajar en agroecología o con campesinos. Aunque es cierto que, en la última década, muchos técnicos han aprendido técnicas agrícolas sostenibles (principalmente trabajando, pero muchos lo han hecho como promotores campesinos), muy pocos tienen una base o educación formal en agroecología y, por eso, tienen dificultad en aplicar principios ecológicos básicos para solucionar un conjunto de problemas agroecológicos complejos que siempre están cambiando. Esto también limita su habilidad para diseñar en las fincas experimentos que sean efectivos, lo cual dificulta la innovación.

Adopción sin integración: El éxito y la falta de un foco organizativo fijo alentó a muchas ONGs a adoptar las metodologías de CaC (y su retórica, cuando no su ideología). Sin embargo, esto no siempre se ha traducido en un mayor número de agricultores ni en el control sobre los programas; el desarrollo agrícola sostenible conducido por agricultores tampoco ha sido necesariamente el enfoque de las ONGs. Las ONGs reportan, primordialmente, a los donantes y pocas ONGs tienen mecanismos directos para rendir cuentas a los agricultores. Aunque es cierto que la participación de los agricultores es un indicador clave en la mayoría de las evaluaciones de proyectos, “participación” sigue significando participación de los agricultores en los proyectos de las ONGs y sólo rara veces se considera la naturaleza de la participación de las ONGs en los procesos de desarrollo de los agricultores. La conjunción de “participación” y de una rendición de cuentas unidireccional impide tener estrategias claras para la organización y el empoderamiento de los agricultores (más allá de las tecnologías y/o mercados), particularmente con relación a su influencia dentro del contexto político para el desarrollo agrícola sostenible. Sin considerar los acuerdos de socios a los que se ha llegado, los campesinos siguen siendo “clientes” de la mayor parte de los programas de desarrollo y no son “constituyentes” de las organizaciones que trabajan a favor del cambio social.


Rogelio Sánchez Ledesma, un promotor mexicano ayudando a José Jesús Mendoza (ahora un promotor nicaragüense muy conocido) a establecer las primeras terrazas en sus tierras, en 1987 / Foto: Eric Holt-Giménez

Inhabilidad para influir en los políticos: A pesar de su amplia presencia en uno de los sindicatos de agricultores de mayor tamaño en Centro América, CaC no ha tenido mucho éxito en aumentar la escala de su agenda dentro de las organizaciones nacionales y regionales de agricultores. Básicamente, los promotores de CaC han sido incapaces de penetrar los círculos de toma de decisiones (juntas directivas, directorios, etc.), dominados por productores de mediano o gran tamaño, principalmente interesados en la agricultura convencional. Consecuentemente, mientras que algunos de los sindicatos de agricultores exhiben proyectos de CaC (lo que es importante para obtener financiamiento internacional), el no compartir el poder ni las estrategias convencionales dominantes para la viabilidad agrícola impide que esos sindicatos intervengan en el cabildeo a favor de la agricultura sostenible.

Intereses económicos conflictivos: La importancia de la viabilidad económica ha hecho que muchos grupos de CaC establezcan vínculos internacionales para la comercialización con Certificación Orgánica y en Comercio Justo. Aunque el Comercio Justo y el mercado de Certificación Orgánica han caído del cielo para muchos grupos de agricultores. Estos no son, necesariamente sostenibles agroecológicamente ni equitativos entre generaciones. Los agricultores, ansiosos de obtener una certificación rápida, han talado bosques para tener acceso a tierras fértiles, no contaminadas. Otros han cambiado diversos agroecosistemas que producen alimentos para consumo local a monocultivos orgánicos orientados a la exportación. Finalmente, muchas ONGs, ávidas de atraer a los agricultores a sus proyectos, sustituyen esfuerzos organizativos de amplia base para dar seguridad alimentaria, autonomía y sostenibilidad por estrategias de corto plazo, orientadas al mercado. Esto ha atraído a algunos agricultores que se interesan más en utilidades que en la sostenibilidad y ha excluido a aquellos agricultores cuyos factores de producción no permiten cultivar para el mercado internacional.

El establecer vínculos con el mercado internacional, en sí, no desarrolla vínculos locales o intersectoriales con intereses urbanos, de consumidores o ambientales. Pero, esos vínculos a escalas locales, nacionales y regionales no deben ser ignorados si es que el aumento de la escala de acción va a ser sostenible. Esto no significa que la agricultura sostenible deba operar fuera del mercado o que no se deba intentar una Certificación Orgánica ni participar en el Comercio Justo. Significa, simplemente, que los programas para agricultura sostenible no pueden darse el lujo de promover opciones de mercado sin antes analizarlas críticamente.

Contextos institucionales y políticas desfavorables

La naturaleza descentralizada, informal y horizontal de CaC ha proporcionado una tremenda capacidad de resistencia y diversidad al movimiento, cuyo desarrollo reticular le ha permitido establecer alternativas técnicas y metodológicas efectivas para lograr una agricultura sostenible en una extensa área geográfica. El enfoque, basado en conocimientos e impulsado por agricultores, ha sido especialmente apropiado para el desarrollo de la agricultura sostenible dada la naturaleza específica del ecosistema. Sin embargo, pareciera que CaC ha encontrado restricciones en el contexto institucional y en las políticas desfavorables que desalientan una agricultura sostenible y un desarrollo conducido por los agricultores. Hay muchos créditos y mecanismos de mercado que podrían ser usados para mejorar las condiciones para una agricultura sostenible, así como también investigación, capacitación y programas de extensión, al igual que sucedía en la Revolución Verde. Sin embargo, la falta de voluntad política efectiva de parte de los gobiernos y de los centros de investigación hace que esta posibilidad sea remota. El desarrollo de esta voluntad política depende, en gran medida, de la presión de la sociedad civil. Se deben desarrollar mecanismos institucionales expresos para que el movimiento CaC tenga éxito en influir en aquellos que toman las decisiones y que dudan de imponer políticas para la agricultura sostenible. Cuánto puede o debe suceder dentro de los sectores de ONGs, académicos o privados (mercados) debería ser el tema de un debate serio. Es probable que todos los caminos deban ser seguidos de alguna forma u otra.

Movimientos y alianzas para aumentar la escala de acción hacia arriba y hacia afuera

Para ser un movimiento social efectivo para la agricultura sostenible, es posible que CaC necesite establecer amplias alianzas sociales de sostenibilidad con otros sectores y con actores de los nuevos movimientos sociales de Centroamérica (género, medio ambiente, habitantes urbanos, justicia social, etc.). Ya que muchas ONGs que trabajan en agricultura sostenible también ven muchos de estos temas (dentro del proyecto agrícola o dentro de la propia organización), hay una buena oportunidad para eso. Sin embargo, debería observarse que a pesar que las ONGs han sido muy buenas en introducir temas, tecnologías y metodologías en la sociedad civil, hasta ahora no tienen necesariamente una estrategia para crear movimientos o alianzas para el cambio social. Muchos profesionales que trabajan en las ONGs ven a su organización o a su proyecto como una meta en sí y no como un medio para permitir un cambio social. Por otro lado, la rica historia política (pero violenta) de Centroamérica significa que los activistas, otrora envueltos en movimiento a favor del cambio social, siguen allí y muchos de ellos están en ONGs trabajando en agricultura sostenible. Con experiencia o no, estos profesionales pueden desarrollar estrategias para impulsar la escala de acción hacia arriba, a través de movimientos tales como CaC, y ampliarla a través de alianzas institucionales conducidas por agricultores.

CaC ilustra la importancia de los movimientos de los agricultores para desarrollar, en la práctica, una agricultura sostenible. La lección más apremiante es, quizás, simplemente que la agricultura en general cambiará no solamente cuando los agricultores cambien, sino cuando los agricultores (y sus aliados) sean capaces de modificar a las instituciones que frenan el cambio. Todavía tenemos que aprender cómo hacer eso. La creación de alianzas internacionales y regionales para influir en la investigación y en el desarrollo agrícola puede ser una manera útil para superar el presente impasse político en la agricultura sostenible.

Eric Holt-Giménez, Department of Environmental Studies, University of California, Santa Cruz, CA., 95064, Estados Unidos. E-mail:
eholtgim@cats.ucsc.edu

Referencias
– Holt-Giménez, E., 1997. La Canasta Metodológica: Metodologías campesinas para la enseñanza agroecológica y el desarrollo de la agricultura sostenible. Informe No. 28, SIMAS, Managua.
– Holt-Giménez, E., 1996. The Campesino a Campesino Movement: Farmer-led Sustainable Agriculture in Central America and Mexico. Institute for Food and Development Policy, Food First Development Report 10.
– Holt-Giménez, E., 2001. Medición de la resistencia agroecológica campesina frente al huracán Mitch. En: “Nueva Realidad y Política Agraria: Una Alternativa Neoinstitucional para Centroamérica” (H. Clemmens y Raul Ruben, editores). Páginas 119 – 140. Nueva Sociedad, Caracas.

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