octubre 2001, Volumen 17, Número 2
¿Globalizarse o localizarse?

Del “globalitarismo” económico a la globalización solidaria: Nuevas dinámicas sociales locales señalan el camino

PAULO PETERSEN | Página 4
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Después de la Segunda Guerra Mundial y, sobre todo, desde la década de 1960, se irradia en las agriculturas del mundo un nuevo paradigma técnico, aunque también científico, que promueve una verdadera ruptura con la foma milenaria de producción y difusión de conocimientos para el manejo agrícola.

Esta unión de la técnica agrícola con la ciencia agrícola se da sobre la égida del mercado que, gracias justamente a la técnica y a la ciencia, puede transformase en un mercado global (Petersen et al., 2000).

Los agentes que controlan este mercado son las grandes corporaciones transnacionales que compiten entre sí por la hegemonía en la venta de insumos y equipos agrícolas. Desde el punto de vista de la dinámica de generación y difusión de tecnologías, este control conduce a dos consecuencias extremadamente dañinas social y ambientalmente. De un lado, induce a una carrera tecnológica desenfrenada. En el proceso de innovación técnica, la lógica de la competitividad empresarial termina por imponerse sobre la de las necesidades humanas, antes prevaleciente, llevando a las empresas a alimentar una demanda continua por nuevos avances técnicoscientíficos como una forma de mantenerse activos en el mercado. De otro lado, conlleva la tendencia de homogeneización del modelo técnico en las agriculturas del mundo, toda vez que para realizar una facturación compatible con el nivel de competencia, las empresas necesitan vender en gran escala.

La propia lógica de supervivencia de las “empresas globales” hace que ellas induzcan a los estados nacionales articulados, a ejecutar grandes cambios en las reglas del mercado internacional, liberándolas a ellas de cualquier preocupación final en lo que se refiere a la promoción del desarrollo humano. En este proceso de alteración de las reglas asistimos a una liberalización sin precedentes de los mercados, que tornan las fronteras territoriales más flexibles a los flujos financieros y de mercaderías; un ejemplo de ello es la remoción de las barreras comerciales. Todo este proceso viene incrementando el debilitamiento y el cambio de naturaleza de los propios estados nacionales, que pasan a dar prioridad a los intereses de las grandes corporaciones en detrimento de los intereses nacionales.

Más allá de los acuerdos internacionales y de los ajustes estructurales de las economías nacionales propiciados por la Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, el proceso de globalización se viabiliza con mucha rapidez gracias a la creación y difusión de una verdadera “maquinaria ideológica” que sustenta el modelo en el ámbito de las ideas. Sin esta sustentación ideológica, difícilmente este periodo histórico existiría tal como se nos presenta.

El ideal de competitividad, vía especialización productiva y aumento de la productividad, es el ideal consumista difundido en todos lados, generando verdaderas rupturas culturales en las sociedades locales y cambios significativos en las relaciones entre los ciudadanos (ahora concebidos como meros consumidores) y entre ellos y el medio ambiente. Este fenómeno termina por sustituir las solidaridades locales por el individualismo, las cohesiones sociales y las indentidades culturales por la desintegración y la homogeneización, y las actitudes cuidadosas en la relación con la naturaleza por prácticas degradadoras motivadas por intereses de corto plazo.

Favoreciendo la desregulación de los mercados agrícolas, el proceso actual viene igualmente actuando en el facilitamiento de la difusión del modelo técnico-científico de la agroquímica, ahora aún más “modernizado” con el advenimiento de la tecnología transgénica, justamente para atender la demanda por mayor competitividad comercial de las empresas. Presentado como una necesidad universal, tanto para la superación de la mayor amenaza de la humanidad como es el hambre, cuanto para la promoción de niveles crecientes de competitividad económica, este modelo técnico asociado a una mitología extremadamente eficaz, respaldada por la autoridad científica, viene en realidad provocando impactos contrarios.

Los artículos de esta revista ilustran con elocuencia los diversos impactos del proceso de globalización económica y técnica sobre las sociedades locales, sobre todo en regiones característicamente dedicadas a la agricultura campesina. La tendencia a la especialización productiva de los agroecosistemas con pérdidas invalorables de biodiversidad, el aumento de los costos de producción y la declinación del precio de los productos agrícolas, la degradación ambiental, el aumento de la inseguridad alimentaria en las regiones rurales, el endeudamiento y empobrecimiento de las familias agricultoras y la migración rural, son algunos de los síntomas perversos de un modelo de globalización económica, técnica, financiera y cultural que se vienen imponiendo en forma de pensamiento único, de “globalitarismo”. Un modelo que es presentado por los agentes económicos hegemónicos como capaz de promover el desarrollo humano del planeta por la acción reguladora del mercado y por las nuevas posibilidades tecnológicas, aunque en realidad viene profundizando las diferencias locales en forma acelerada.

Como reacción a este movimiento globalizante, se evidencian a nivel de innumerables localidades rurales del mundo entero diferentes formas de resistencia político-cultural. Se trata de la oposición a la cultura de masas globlalizada, por la cultura popular local (Santos, 2000). Este es el aspecto central. Las formas como la cultura popular, en comunidades de agricultores, es movilizada para enfrentar la influencia insidiosa de la cultura de masas transmitida por el fenómeno de la globalización económica son presentadas a partir de diferentes contexto locales. A pesar de las diferencias temáticas y geográficas entre las experiencias relatadas, ellas presentan como hilo conductor característico la revalorización sociocultural de los recursos y conocimientos locales en el proceso del manejo productivo de los agroecosistemas y en la dinamización de las economías locales. Los principios técnico-científicos de la agroecología, asociados a dinámicas sociales locales de experimentación técnica y organizativa, vienen proporcionando resultados importantes desde el punto de vista del aumento de la autonomía económica y de las diferentes formas de solidaridad local en una perspectiva de sostenibilidad socioambiental. Estas múltiples experiencias son portadoras de enseñanzas extremadamente fecundas y susceptibles de ser valorizadas en una perspectiva de acción política articulada de los movimientos de agricultores familiares que lucha por otra globalización, la que sustituye el pensamiento único por la conciencia universal (Santos, 2000).

Paulo Petersen
Editor invitado
Ing. agrónomo, investigador de AS-PTA
Río de Janeiro, Brasil

Referencias:
Petersen, P.; Tardin, J.M.; Marochi, F. Tradição (agri)cultural e inovação agroecológica; facetas complementares do desenvolvimento agrícola socialmente sustentado na região Centro-Sul do Paraná. Rio de Janeiro, AS-PTA, 2000. Santos, M. Por uma outra globalização. Rio de Janeiro, Record, 2000.

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