En un reciente estudio, Jules Pretty y Andrew Ball analizaron la contribución de las prácticas de la agricultura sostenible en la acumulación de carbono y los ingresos adicionales que esto podría proporcionar a los agricultores, si los “créditos de carbono” pudiesen ser comercializados tal como se acordó en principio en el Protocolo de Kioto. A continuación se presentan algunos extractos de su informe.
Carbono en la agricultura
Los sistemas agrícolas pueden contribuir a las emisiones de carbono a través de varios mecanismos: i) uso directo de combustibles fósiles en operaciones en las fincas; ii) uso indirecto de energía incorporada en insumos que son fabricados con un uso intensivos de energía (en especial, los fertilizantes); y iii) cultivos de suelos que origina la pérdida de biomasa leñosa y materia orgánica del suelo. Por otro lado, la agricultura también puede ser acumuladora de carbono, cuando incorpora materia orgánica en el suelo, o cuando la masa leñosa sobre el suelo actúa como un sumidero permanente o se usa como fuente de energía y substituye a la energía fósil.
Experimentos agrícolas de larga data indican que con los cultivos intensivos se pierde materia orgánica y carbono del suelo. Pero con prácticas de “manejo sostenible” ambos pueden ser incrementados a niveles más altos. El mayor dividendo proviene de la conversión de sistemas arables a agroforestales, ya que se obtienen beneficios del incremento de la materia orgánica en el suelo y de la acumulación de la biomasa leñosa encima de la superficie.
Los pastizales con sistemas de rotación labranza cero, los abonos verdes y altas concentraciones de paja y abono, también propician una intensa acumulación de carbono. La práctica de labranza cero junto con las rotaciones y los cultivos de cobertura pueden acumular de 0,66 a 1,3 toneladas de C/hectárea/ año. Las tasas son altas en áreas húmedas templadas (0,5 – 1,0 toneladas de C/ha/año); menores en los trópicos húmedos (0,2 – 0,5 toneladas de C/ha/año); y aún menores en los trópicos semi áridos (0,1 – 0,2 toneladas/ha/año). Para que ocurra un impacto real en el cambio climático, los depósitos deben ser permanentes. Esto presenta un reto central para los sistemas de intercambio de carbono, ya que no existe algo semejante a una tonelada de carbono en permanente cautiverio.
¿Hay rentas por créditos debido al intercambio de carbono?
Los primeros sistemas de intercambio o comercio de carbono han dado valores de créditos por un monto de 1,38 dólares USA por tonelada de carbono, aunque generalmente caen dentro del rango de 2,50 – 5,00 dólares. En el Reino Unido se estima que la captación de carbono podría proporcionar a los agricultores de tierras de cultivo y de pastizales, entre 27 y 220 millones de dólares USA al año, si es que el gobierno decidiera pagar los servicios ecológicos brindados por los agricultores con los actuales precios, aunque es obvio que los agricultores no están dispuestos a convertirse en agricultores sólo de carbono. Sin embargo, los sistemas de acumulación de carbono también contribuyen en otros aspectos del bienestar público, tales como una biodiversidad mejorada y aguas limpias en las cuencas hidrográficas, y los políticos les pueden poner precio e incrementar así el paquete de pagos totales. Por eso, el carbono podría representar una nueva fuente de ingresos para los agricultores, y también ayudaría a que los agricultores adoptaran una amplia gama de prácticas sostenibles.
Pretty, J. y A. Ball, 2001. Agricultural influence on carbon emissions and sequestration: A review of evidence and the emerging trading options. Centre for Environment and Society Occasional Paper 2001-03, Centre for Environment and Society y Department of Biological Sciences, University of Essex, Wivenhoe Park, Colchester CO4 3SQ, Reino Unido. Se puede solicitar el informe a jpretty@essex.ac.uk o se puede bajar de http://www2.essex.ac.uk/ces Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC), 2001. Climate Change 2001: Impacts, adaptation and vulnerability. IPCC, Tercer Informe de Evaluación. IPCC Secretariat, c/