abril 2001, Volumen 16, Número 4
Hacia la sostenibilidad de los monocultivos

La sostenibilidad en los sistemas de producción cafeteros de Colombia

CARLOS MARIO JARAMILLO C. | Página
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Los sistemas de producción cafeteros

Quien afirme que el cultivo de café en Colombia es un monocultivo, desconoce la variedad de sistemas de producción que existen en la región cafetera, la cual atraviesa el país desde Nariño en el sur hasta la Sierra Nevada de Santa Marta, en el norte.

Para tener una ilustración, hay que revisar los resultados de la Encuesta Nacional Cafetera (FEDECAFÉ, Gerencia Técnica, Bogotá, 1997), según la cual la diversificación agropecuaria tiene una participación importante en el uso del suelo de la región cafetera, no sólo porque posibilita a los productores la generación de otros ingresos diferentes al café, sino por que contribuye en gran medida a preservar la biodiversidad allí presente.

Los sistemas de producción cafeteros de Colombia, como todo sistema de producción agraria, tienen componentes sociales, agrícolas y pecuarios. El componente social está caracterizado por:

•Un 23,3% de los productores de café no sabe leer y escribir

•Estar conformado por 423.368 hogares con 1.972.736 personas, de las cuales 1.050.106 son hombres y 922.615 son mujeres

•Productores de café que poseen 566.230 UPAS (Unidades de Producción Agropecuaria con una misma gerencia)

•Los componentes agrícolas y pecuarios se distribuyen así:
El café representa el 24% del área total

•Otros renglones agrícolas como: caña, cacao, plátano, banano, frutales, yuca, maíz, fríjol, y pecuarios como: aves de corral, peces, bovinos, porcinos y equinos, conforman un 9% del área

•El 33% del área está en bosque

•El 34% de ella está en montaña, que incluye reservas de fauna, flora y de otros recursos como el agua
La seguridad alimentaria sostenible

Basándome en el anterior entorno comencé mi tesis de maestría tomando como hipótesis inicial que «la seguridad alimentaria en una vereda tecnificada en café había disminuido». Entiéndase por vereda tecnificada en café aquella que se caracteriza por densidades de siembra entre 7.000 y 10.000 árboles de café por hectárea, con una edad promedio en los lotes de 5.5 años y con un manejo agronómico apropiado para alcanzar productividades cercanas a las 180 @/ha.

Los resultados demostraron la hipótesis y se resumen en:

•Los riesgos en seguridad alimentaria (SA) desde el punto de vista nutricional, se reflejaron en sobrepeso y obesidad en infantes menores de 12 años.

•La medición de la SA, mediante un indicador construido con la comunidad participante (Vereda Los Medios, Municipio de Sonsón-Antioquia), arrojó una calificación de 2.5/ 5.0 (Regular)

•Se identificaron siete sistemas de producción en 92 hogares que mostraron una alta diversificación, lo que corrobora los resultados de la Encuesta Nacional Cafetera.

•Se notó la tendencia a comprar algunos alimentos que pueden cultivar en la finca.

•Se re-definió la SA como sostenible, así: acceso y disponibilidad permanente de un individuo o grupo de personas, a los alimentos necesarios para una vida sana y activa, con énfasis en cantidad, variabilidad y calidad. Esta última cualidad reflejada en la «producción limpia de alimentos», para lo cual se necesita un apoyo eficaz de los profesionales del agro que lideren proyectos agroecológicos con los agricultores.

I. La seguridad alimentaria sostenible en los sistemas cafeteros

Desde que se sembraron los primeros árboles de café en Colombia, el cultivo tuvo que ver con el acompañamiento de otros renglones agrícolas o pecuarios, que le permitieran a los agricultores «tener de todo» y «para todos». Esto, a través del tiempo, se posicionó en la región cafetera y llegó a lo que se conoce como la «cultura del autoabastecimiento alimentario».

En las antiguas haciendas, y conservándose aún en algunas fincas cafeteras de hoy, existían los graneros o alacenas, verdaderos «supermercados», donde mercaban las señoras de la casa, consiguiendo así los productos básicos para la alimentación de la familia y de quienes los visitaban. Sólo compraban aquellos que no podían producir, ya que la oferta ambiental no se los permitía, por ejemplo el arroz y la sal.

Producto de épocas de buenos precios del café en el país (bonanzas), esta cultura se fue perdiendo en la comunidad cafetera que se volcó a especializarse, olvidándose de que no siempre la seguridad alimentaria sostenible se consigue con dinero.

Pero el café también tuvo que enmarcarse en la globalización de la economía y ante el rompimiento del pacto cafetero en 1989, el precio internacional, y por reflejo el interno, reaccionó hacia abajo, en detrimento del patrimonio del Fondo Nacional del Café. Esto se tradujo en menos servicios para el caficultor, incluyendo el crédito que le permitió, durante muchos años, enfrentar momentos difíciles desde el punto de vista económico.

A partir del año 1999 y con el apoyo del DRI y el Plan de Generación de Empleo, se inició un programa nacional de seguridad alimentaria en la zona cafetera del país, el cual se concibió, más como una propuesta educativa que productiva. Con el fin de rescatar la cultura del autoabastecimiento alimentario, se capacitaron a los técnicos del Servicio de Extensión y de las UMATAs en prácticas agroecológicas que permitieran una producción «limpia», para lo cual se utilizaron las calles del cultivo de café, los bordes de los lotes y otros pequeños espacios de las fincas.

El cálculo del área total necesaria para producir los alimentos necesarios para una familia de 6 personas dio la cifra de 3.000 metros cuadrados (un poco menos de media cuadra de terreno o 0.3 has.).

Así mismo se cuantificó el nivel de ahorro que se podría generar sí los productores de café no compraran algunos alimentos producidos en sus fincas, lo que arrojó la cifra de $2.600.000 al año, el equivalente a 8,5 cargas de café pergamino seco*.

La anterior experiencia demostró, en 6.000 hogares cafeteros del país, que la sustentabilidad del sistema de producción cafetero, para más del 97% de los productores del país, está en conseguir una seguridad alimentaria sostenible, a partir de unos arreglos productivos que le permitan alimentarse sanamente, vender los pequeños excedentes y conseguir flujo de caja cuando no hay café y aprovechar parte del área no sembrada actualmente, con tecnologías sencillas, autosostenibles y «limpias».

El Centro Nacional de Investigaciones del Café, CENICAFÉ, ha investigado diversas asociaciones del café con otros cultivos que no se afectan entre sí y que pueden proporcionar ingresos adicionales en las fincas cafeteras y seguridad alimentaria sostenible. Esto no es nada nuevo, pero implica un compromiso de las instituciones, de los técnicos del sector agropecuario y de las comunidades, preocupadas por vivir dignamente sin arrasar con los recursos naturales que poseemos, pero que poco sabemos utilizar.

Carlos Mario Jaramillo C.
Ingeniero Agrónomo, Ms. Desarrollo Rural.

Referencias
Jaramillo, C.M. Evaluación de la seguridad alimentaria con una visión integral. Tesis de maestría. Puj, 2000.
* Precio por carga de 125 kg. de café pergamino seco $304.375, de abril 3 de 2001.

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