octubre 2000, Volumen 16, Número 2
Innovación desde las bases

Una innovación en Tanzania: siembra de maíz en pozos

ANDERSON TEMU, ZACHARIA MALLEY, SALOME MWIGUNE Y NORSIS KINABO | Página
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Wilbert Mville, un agricultor de 34 años, vive en la aldea de Itulike, en el distrito de Njombe, en las tierras altas del sur de Tanzania. Ésta es un área de terrenos ondulados y en pendiente, a una altitud entre 990 y 2.200 msnm.

Las temperaturas van desde los 13ºC hasta los 18°C y las precipitaciones anuales (de noviembre a abril) fluctúan entre los 600 y 1.500 mm, según la altitud. Los suelos predominantes son de arcillas caoliníticas rojas, con una fertilidad natural moderada y con mediana a alta capacidad de retención de agua. Bajo cultivo continuo, los suelos se degradan rápidamente por compactación y las plantas enraízan a poca profundidad.

Agricultores con mentalidad de investigación

Cavando el pozo / Foto: Anderson Temu

En estas áreas y en otras similares del sur de Tanzania, el Programa de Conservación Indígena de Suelos y Agua (cuyas siglas en inglés son ISWCP) se propuso identificar a los agricultores innovadores. Era el primer paso para establecer un proceso de Desarrollo Participativo de Tecnologías (DPT). Se capacitó a investigadores y extensionistas en herramientas para el análisis y la experimentación conducidos por agricultores, un enfoque muy diferente al de la investigación conducida por científicos que domina el ámbito oficial de Tanzania.

Dos talleres de capacitación en el DPT, llevados a cabo en marzo de 1998 y en abril de 1999, fueron cruciales para cambiar la actitud y el comportamiento de investigadores y extensionistas, quienes pasaron de un enfoque convencional de transferencia de tecnología a otro, participativo. Los participantes en los seminarios aprendieron sobre innovación y experimentación informal de agricultores “con mentalidad de investigación”. Se enfatizó que no se les debía confundir con “agricultores progresistas” o de “contacto”, quienes contaban con los recursos para adoptar las técnicas sugeridas por los funcionarios de extensión. Aquellos agricultores con menos capacidad de respuesta, por lo general tienen menos recursos, pero aún así, siguen siendo muy activos en ensayar cosas nuevas en sus sistemas agrícolas (Veldhuizen y colaboradores, 1997).

LEISA desarrollada localmente

Una visita de campo durante el taller de 1998 en Njombe puso ante los investigadores la innovación de los agricultores. Godson Lupenza, un trabajador aldeano de extensión (TAE) de Njombe, quien había visto los pozos de maíz de Mville, sugirió que un grupo de trabajo de campo lo fuera a visitar. Los miembros del grupo se maravillaron ante la voluntad de Mville para hablar, escuchar y responder a las preguntas, y por sus sorprendentes conocimientos. Había desarrollado varias innovaciones, por ejemplo, diferentes maneras de sembrar maíz, un sistema de tuberías para distribuir agua y orina de ganado a sus campos, un vivero forestal y estanques con peces. Los científicos estaban ávidos por analizar estas innovaciones y comenzaron una investigación en conjunto con Mville, quien ya -por su propia iniciativa- había delineado tópicos de experimentación:

•comparar los rendimientos del maíz sembrado en pozos grandes y pequeños;

•ensayar pozos más grandes, cada uno sembrado hasta con 30 plantas, sin entresacarlas;

•sembrar en semilleros elevados, en pozos antiguos (de la temporada anterior), para observar los rendimientos con fertilidad residual;

•usar compost, en vez de estiércol y paja de cultivos, como fertilizante orgánico;

•aplicar una cubierta superficial de lodo, comparada con tres cubiertas superficiales.

Una mirada más cercana

Cuando dos de los investigadores (Temu y Malley) visitaron a Mville nuevamente en febrero de 1999, éste les explicó que sus ideas provinieron al darse cuenta que los trabajadores de extensión recomendaban sembrar 2 o 3 semillas juntas, en hileras, si había suficientes nutrientes (orgánicos o inorgánicos). Por eso pensó que podía ser posible sembrar más semillas en un pozo que fuese rico en materia orgánica y obtener un buen rendimiento. Ya que los suelos de su finca estaban agotados y tenía suficiente estiércol de corral, materiales vegetales y desechos de alimentos de animales, diseñó el método de los pozos. Un año después, en 1997, lo ensayó a pequeña escala y lo modificó en 1998.

Su técnica consiste en cavar pozos de 60 – 120 cm de diámetro, 30-60 cm de profundidad, con una separación de 75 a 100 cm. En cada pozo se colocan rastrojos y estiércol (un balde de 20 litros de capacidad) y se mezclan con suelo superficial. Luego, se siembran de 20 a 25 semillas de maíz en cada pozo y después se entresacan las plantas hasta que queden entre 15 a 18, dependiendo del tamaño del pozo. Se cubre el maíz con una mezcla de lodo de estiércol del corral y orina colectada con su sistema de tuberías, diluida con agua en una proporción 1:1. Durante tres días consecutivos, aplica unos dos litros de esta mezcla en cada pozo. La siguiente temporada, en el suelo sin alterar, hace nuevos pozos ubicándolos entre los pozos de la temporada anterior. De esta manera, él espera saturar el campo con abono orgánico y así mejorar el suelo. Mville se percató que cosechaba 20 bolsas por acre (5 toneladas por hectárea). Cuando él plantaba en hileras, su rendimiento era menos de 5 bolsas por acre (1,25 t/ha).

La esposa de Mville trabaja con él y ha introducido sus propios experimentos. Por ejemplo, después de cosechar el maíz, ella plantaba hortalizas de hojas grandes y las regaba con el sistema de tuberías para ver cómo podría usarse la fertilidad residual.

Personal técnico

En la temporada de 1998/99, Mville comenzó un ensayo para comparar el efecto del tamaño del pozo en el rendimiento del maíz, un tema que había mencionado durante el primer taller. Él y su esposa, juntos, monitorearon los ensayos y ella llevó los registros. Una agricultora vecina, Rose Kitamkanga, vió lo que estaba haciendo Mville y decidió experimentar por sí misma para saber si el sembrar en pozos con estiércol produce más maíz local que la siembra convencional en hileras. El personal técnico (investigadores y extensionistas) se unió a estos agricultores experimentadores en plena temporada de crecimiento. Nos demoramos al seguir tratando de buscar mecanismos de investigación participativa, asi que los agricultores comenzaron sus ensayos ¡sin nosotros! Los ayudamos a identificar criterios de evaluación simples para que, al final de la temporada, los pudiesen usar para interpretar los resultados. Los agricultores fueron capaces de registrar muchos parámetros, los investigadores sólo tuvieron que registrar unos cuantos, incluyendo la dimensión del pozo, el rendimiento de granos y el análisis de los suelos. El rendimiento de grano fue medido en el momento de la cosecha, en presencia de los innovadores, los trabajadores aldeanos de extensión y los investigadores

Cuadro 1: Resultados del experimento de Mville, usando una variedad de maíz introducida

Tamaño del pozo
Parámetro
grande
pequeño

Área de la parcela de maíz (m2)
Número de pozos
Número de plantas
Profundidad de pozos (cm)
Espaciamiento entre los pozos (cm)
Diámetro de pozos (cm)
Estiércol de corral aplicado en la siembra
Cubierta de purín
Peso de mazorca cosechada (kg)
Rendimiento de grano (sacos/acre)
Rendimiento de grano (t/ha)

28
8
192
60
105
123
descon
15
19,8
35
8,8

100
56
448
30
85
58
descon
3 *
14,9
14,4
3,6
Cuadro 2: Resultados del experimento de Rose, usando una variedad local de maíz

Método de siembra
Parámetro
pozos
hileras

Área de la parcela de maíz (m2)
Número de pozos
Número de plantas
Profundidad de pozos (cm)
Espaciamiento entre los pozos (cm)
Diámetro de pozos (cm)
Estiércol de corral aplicado en la siembra (l)
Cubierta de purín
Peso de mazorca cosechada (kg)
Rendimiento de grano (sacos/acre)
Rendimiento de grano (t/ha)

100
40
480
60
60
59
10

16,1
24,0
6,0

100
13
303

90


úrea
16,4
16,0
4,0
Resultados

Los resultados de estos dos ensayos, y los de otros de agricultores innovadores, fueron presentados en dos talleres de experimentación de agricultores, llevados a cabo en noviembre de 1999 en los distritos de Iringa y Mbeya. Ayudados por los investigadores y los trabajadores aldeanos de extensión, los agricultores usaron cuadros en láminas de papel para presentar sus datos a los otros innovadores. En una sesión plenaria se discutieron los resultados.
Comentarios de los agricultores

Mville y su esposa se dieron cuenta que los pozos de mayor tamaño producían mejores resultados que los más pequeños (8,8 t/ha comparados con 3,6 t/ha). Rose observó que el rendimiento del maíz de los pozos era 50% mayor que el de las hileras. Los otros agricultores hicieron los siguientes comentarios con relación a los ensayos y a los resultados:

• el tamaño de la parcela para pozos grandes fué menor que para pozos pequeños;

• no se conoció la cantidad exacta de estiércol de corral en el ensayo de Mville;

• los registros de fertilización diferían cuando se comparaba la siembra en hileras y la siembra en pozos;

• no se especificó la cantidad de úrea aplicada.
Observaciones

Fue interesante observar que los agricultores se dieron cuenta de la necesidad de estandarizar factores no experimentales para que se pudiera realizar una correcta comparación entre los tratamientos. Durante los talleres, los investigadores propiciaron que los agricultores expongan sus ideas, y juntos pensaron en otras reglas que pudieran mejorar los experimentos en la siguiente temporada agrícola. Se discutieron, por ejemplo, la importancia del diseño, réplicas, pruebas al azar, controles y área de las parcelas para los ensayos. Todos estuvimos de acuerdo en que estos principios podrían ser puestos en práctica cuando se condujeran los experimentos conjuntos en la temporada de 1999/2000.

La innovación se difunde

La técnica de siembra en pozos se difundió rápidamente y se hizo conocida a través de:

•visitas de agricultores individuales (principalmente vecinos) a la finca de Mville;
•visitas de intercambio de agricultores, facilitadas por el ISWCP;
•talleres de agricultores innovadores y de experimentación de agricultores;
•publicación en el boletín ‘Pambazuko’, escrito en swahili, producido por una red nacional de agricultores (MVIWATA);
•presentación de Mville en la Exposición Agrícola Anual NANE en Arusha, en agosto de 1999;
•publicidad a través de congregaciones de la iglesia.

Una encuesta rápida hecha en las aldeas de Itulike y Wikichi, del distrito de Njombe, en junio 1999, encontró que 71 agricultores ya habían adoptado la innovación o la estaban adaptando a sus condiciones. Tres agricultores en el distrito de Iringa, que habían visto esta innovación durante las visitas de intercambio, estaban ensayando la siembra en pozos por su cuenta. Sin embargo, a pesar que los agricultores estaban ansiosos por usar la técnica, en los talleres de experimentación de agricultores se acordó estudiar la innovación nuevamente durante la temporada de 1999/2000, y que las reglas de experimentación acordadas en el taller deberían aplicarse. Inicialmente, se seleccionaron sólo dos tratamientos: siembra en hilera vs siembra en pozos. Se acordó qué factores debían mantenerse constantes y los datos que debían ser monitoreados. Hay 11 agricultores (réplicas) que están realizando los ensayos en Njombe y 3 en el distrito de Iringa. Los ensayos están siendo estrechamente monitoreados por agricultores, extensionistas e investigadores.

Ventajas que se deben explorar

Los datos de Mville sugieren que su técnica puede ser una alternativa prometedora a la siembra convencional en hileras. Sin embargo, se necesitan comparar los insumos de mano de obra. La siembra en pozos no puede ser fácilmente mecanizada; por eso, podría ser más adecuada para agricultores que no pueden costear una mecanización. Desde nuestro punto de vista, las ventajas de esta innovación parecieran ser:

•mejor productividad de suelo con el tiempo;

•el terreno se deshierbe más fácil, ya que sólo se necesita halar con la mano la maleza de los pozos;

•reducción de mano de obra para la preparación del campo, porque la labranza es mínima y sólo necesaria en los pozos;

•menos erosión, ya que se desprende menos cantidad de tierra del área donde no hay pozos;

•los pozos recolectan agua de escorrentía, permitiendo que infiltre y que se conserve en la parte de la tierra orgánica, esponjosa, dentro de los pozos;

•la concentración de nutrientes en los pozos y el suelo suelto favorece el crecimiento de las raíces del maíz y la absorción de los nutrientes.
Después de analizar los resultados de los ensayos iniciales de DPT, comenzaremos a trabajar con los agricultores, profundizando los estudios para explorar la potencialidad de esta innovación local.

 

Anderson Temu, Zacharia Malley, Salome Mwigune y Norsis Kinabo

Anderson Temu. Investigador Agrícola Principal, Agricultural Research Institute Uyole,
Ministry of Agriculture and Cooperatives, POB 400, Mbeya, Tanzania (uyole@ud.co.tz)
Zacharia Malley, Funcionario de Investigación Agrícola, ARI, Uyole.
Salome Mwigune y Norsis Kinabo, trabajadores de extensión, Ministerio del Gobierno Local, Mbeya.

Referencia
– Veldhuizen L. van et al. (editores). 1997. Farmers’ research in practice: lessons from the field. London Intermediate Technology Publications.

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