octubre 2000, Volumen 16, Número 2
Innovación desde las bases

Rescate del saber tradicional como estrategia de desarrollo: los viñadores de la costa

MARIANA MARASAS E IRENE VELARDE | Página
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La conjunción del saber tradicional y los nuevos conocimientos generados en la Facultad de Ciencias Agrarias es una interesante síntesis que motiva a productores y universitarios en la búsqueda de una solución a la crisis de los pequeños productores de la región, como es el caso de los viñateros de la costa, en Buenos Aires, Argentina.

Los procesos de globalización deben enfrentar en el agro particularidades del mundo natural y social que impactan de manera diferencial, dejando a los actores sociales la posibilidad de negociar o resistir los procesos de cambio global. La historia reciente parece indicar que la conservación de los equilibrios naturales y de ciertas tradiciones locales fuera una condición de éxito de los procesos de desarrollo (Arocena, 1995).

En el caso de los viñateros de la costa de Berisso, cerca de Buenos Aires, no medió un proceso de innovación tecnológica en el sentido moderno del término. Lo innovador es haber mantenido intuitivamente las tradiciones de sus ancestros, con una diversidad de estrategias prediales y extraprediales que les permitieron mantenerse en el sistema. El desafío de esta experiencia es el haber valorado las prácticas tradicionales de producción de “vino de la costa”, cuyo valor diferencial posibilita captar una demanda de productos típicos, sanos y de buena calidad.

Un poco de historia…

Durante el período de inmigración masiva que vivió Argentina a fines del siglo XIX, las tierras costeras y bajas ubicadas al sur de Buenos Aires, en el albardón costero del partido de Berisso, fueron ocupadas por los recién llegados, para instalar quintas de verduras, hortalizas, frutales y vides, cuya producción se destinaba al cercano mayor mercado del país. Dado el acceso restringido al área, sus costumbres, tradiciones, técnicas y gustos perduraron, transmitiéndose de generación en generación como un legado que acompañaba la transferencia de la tierra.

En un principio como actividad de autoconsumo, la implantación de vid americana bajo el sistema de parral (ver foto), rápidamente se adaptó a las condiciones locales (principalmente las inundaciones periódicas), dando como resultado un vino “diferenciado” por su acidez y sabor característico, que sigue siendo reconocido en la actualidad por la población de la zona.

Aunque los sistemas productivos actuales están en retroceso tanto a nivel productivo como comercial, el arraigo cultural que tiene la producción de vino, además del prestigio que ha ganado, hace que algunos productores mantengan la esperanza e intenten paliar algunas de las dificultades, probando nuevas alternativas que permitan la continuidad de esta tradicional producción.

Las debilidades y fortalezas de los sistemas productivos nos permitió identificar las oportunidades futuras

A) Fortalezas
• Sistemas productivos adaptados a las condiciones ambientales (albardón costero sujeto a inundaciones periódicas).
• Los sistemas tradicionales mantienen una baja o nula dependencia de insumos externos (maquinaria, fertilizantes, pesticidas, etc.)
• Escasos problemas de plagas
• Poco o nulo impacto ambiental negativo.
• Conocimiento local y arraigo cultural.
• Demanda creciente.

B) Debilidades
• Viñedos de mucha antigüedad
• Falta de mantenimiento de los mismos (no hay reposición, poca densidad de plantas, etc.)
• Falta de mantenimiento de drenes y canales para la circulación del agua, lo que afecta el rendimiento.
• Descapitalización (no hay reinversión).
• Desarticulación entre productores
• Pérdida de transmisión del conocimiento
Recuperar la memoria para reactivar la producción

La intervención de la universidad respondió a la valoración del potencial que ofrece lo artesanal y tradicional, adecuando ese saber a los nuevos tiempos en cuanto a exigencias de calidad y salubridad del producto a obtener. Esto fue posible debido a la metodología empleada, encuadrada en la investigación – acción, que permite la participación real de los productores a través de la información y la toma de decisiones del grupo.

Hacia fines de 1997 en un relevamiento efectuado en el distrito se identificaron 40 productores de vid, de los cuales sólo 9 mantenían la actividad productiva de carácter comercial. En noviembre de 1998 se realizó el curso de Extensión Agropecuaria de la Universidad Nacional de La Plata, con el apoyo de la Municipalidad de Berisso, como un homenaje a la tradición vitivinícola local. Asistieron más de 40 familias del lugar. Se recordó los años de auge del vino de la costa, en los que se llegó a producir casi un millón de litros anuales. Resultó un importante estímulo para jerarquizar la actividad y motivar a los jóvenes y no tan jóvenes… a darle continuidad. Además, facilitó la conformación de un grupo de productores de vino de la costa que a partir del año 1999 y coordinado por los técnicos del curso de extensión, comenzaron a reunirse periódicamente para reactivar y consolidar la discusión y revalorización de las propias experiencias de la tradición familiar.

La tradición y las costumbres sobreviven

En la actualidad el grupo está conformado por 10 productores que, mediante el trabajo participativo, intentan identificar los problemas y las estrategias a fin de lograr en forma conjunta la reactivación de la vitivinicultura. En este proceso se ha logrado caracterizar los sistemas productivos, identificando las debilidades y fortalezas que a partir del diagnóstico inicial se reconocieron como las más importantes.

La identificación de las fortalezas permitió al grupo revalorizar la lógica del funcionamiento del sistema y las prácticas de sus abuelos. El testimonio de los productores, luego de una helada tardía, reafirma lo expuesto:“… la helada no afectó mucho porque el río estaba crecido, el lugar está protegido, había mucha humedad y el terreno es bajo…” o bien, cuando se refieren al pensamiento tradicional, basado no sólo en la productividad: “… la gente antes, prefería sacar menos, pero sacar siempre, la forestación disminuye los rindes pero asegura la cosecha…”

Durante un año de trabajo los productores e investigadores avanzamos en el rescate de estos conocimientos locales y logramos reflexionar sobre algunos aspectos del manejo que realizan los productores, y que son necesarios destacar en los sistemas de producción local de vino de la costa, ya que nos permite comenzar a entender el porqué de su preservación en el tiempo:

El rescate de los principios agroecológicos

La interacción entre la universidad y los productores permitió construir un nuevo saber que facilitó el reconocimiento de aquellos principios que sustenta la agroecología (Altieri, 1992), los que corresponden a dos aspectos de primordial importancia que probablemente garantizaron la conservación de los sistemas productivos:

1.    El parral se encuentra en una zona poco alterada por el hombre, como parte de la vegetación natural del albardón costero. El monte de álamo y sauce sumado a numerosas especies frutales como manzanas, ciruelas y peras, así como otras especies de potencial valor comercial como lirios, hortensias y jazmines son el reflejo de la diversificación del sistema, que garantiza, en gran medida, los procesos vinculados al funcionamiento y regulación del ecosistema. Estas prácticas han permitido sostener la actividad productiva con una baja dependencia de insumos externos, ya que el parral solo necesita de aplicaciones de sulfato de cobre (Caldo bordelés), que puede inclusive prepararse en forma casera.

2.    La preservación de la calidad del suelo y las alternativas para lograrlo son de primordial importancia y es la base del mantenimiento productivo de los viñedos. El aporte de materia orgánica y nutrientes (reciclado de nutrientes), reflejado en el manejo tradicional realizado por los productores, responde a una correcta adaptación a la situación local: sedimentos del río, materia orgánica proveniente de la limpieza de los canales de drenaje y el mantenimiento de cobertura permanente del suelo.
Como consecuencia de lo anterior observamos un mínimo impacto ambiental negativo con la consecuente preservación de la calidad de vida.
El vino de la costa: Su importancia en el desarrollo local

En el actual sistema agroalimentario se profundiza la diferenciación de productos, lo que es aprovechado por los segmentos más dinámicos (empresas transnacionales, entre otras) y comienzan a ser tenidos en cuenta por los productores familiares. En este proceso, los productos tradicionales o típicos son muy apreciados por los consumidores urbanos, los que les permite tener un valor diferencial, (Garat et al, 2000).

Sin embargo hay que romper con la idea generalizada de que la producción artesanal y típica es «supervivencia» del pasado y, por tanto, forma económica carentes de dinamismo, visión que tiende a opacar y a simplificar su proceso de evolución (Aguilar Criado 1995). Los productos tradicionales, como el vino de la costa, han permitido mantener activas a comunidades agrícolas, mejorar los niveles de ingresos y crear empleo, directo o indirecto, en localidades rurales carentes de asistencia estatal.

Las causas de la crisis que enfrentan los productores son múltiples pero claramente provenien de un mismo cuño: la falta de planificación de estrategias ascendentes de desarrollo y la ausencia de reconocimiento por parte de los productores, de la potencialidad del mercado. Dicho reconocimiento es uno de los logros más importantes del trabajo conjunto realizado por los productores y los técnicos universitarios.
La innovación en este caso no son insumos o tecnologías duras «modernas», sino tecnologías blandas de organización y de diferenciación de la producción. El valor sustantivo es el carácter tradicional y artesanal, que remite a imaginarios en los consumidores, facilitando su colocación y permite a los productores apropiarse de una renta diferencial.

Esta experiencia se afirma en soluciones locales, en las respuestas que los actores de una comunidad encontraron a diversos problemas surgidos a lo largo de su historia (Herrera, 1998). Revisar como una determinada comunidad ha sintetizado técnicas de manejo, en función de prácticas culturales propias y ajenas, es sumamente útil para comprender la dinámica de los procesos productivos locales.

Hoy los viñateros de Berisso se sienten capaces de poder discutir e implementar estrategias que puedan guiar su propio desarrollo, complementando lo productivo de carácter agroecológico, lo artesanal y lo comercial, a través del accionar participativo y organizado de toda la comunidad.

Mariana Marasas e Irene Velarde, son docentes del Departamento de Desarrollo Rural,
Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales. Universidad Nacional de la Plata, Argentina.

Referencia:
– Aguilar Criado, Encarnación (1995). «Los procesos artesanales: Una aproximación teórica». Sociología del Trabajo, nueva época, Nº 24: (39-74).
– Altieri, Miguel (1992). “El rol ecológico de la biodiversidad en agroecosistemas. Agroecología y Desarrollo” (4): 2-11.
– Arocena, José. (1995).»El desarrollo local: un desafío contemporáneo». Editorial Nueva Sociedad.
– Garat, JJ; M Marasas e I. Velarde. Typical productions and their application in the local development of the River Plate area in the province of Buenos Aires, Argentina. N° 00120. Publicado en las Actas del X Congreso Mundial de Sociología Rural. Río de Janeiro, Brasil. Agosto de 2000.
– Herrera, Amilcar (1998). “Desarrollo, tecnología y medio ambiente” en el Anexo bibliográfico del Proyecto de Extensión Universitaria Formulación y Evaluación de proyectos de desarrollo local. UNLP.
– Hervieu, Bertrand (1997). “Agricultura y desarrollo rural: la convergencia necesaria”, en LEADERE Magazine, julio- agosto.

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