Desde que Thomas Malthus publicó su \’Essay on the Principle of Population\’ (Ensayo sobre el Principio de la Población) en 1798, la pobreza, las muertes y la degradación del medio ambiente han sido vistas como producto de la presión que ha ejercido la población humana sobre los medios de subsistencia. Malthus, escribiendo en Gran Bretaña a inicios de la Revolución Industrial, sugirió que era, principalmente, el irracional comportamiento reproductivo y productivo de los pobres lo que ocasionaba sus carencias materiales. Ignoró el papel del sistema económico en la creación de la pobreza, de la misma forma en que el Norte ignora hoy el papel que tienen la globalización, la liberalización del mercado y las políticas agrícolas de las naciones industriales líderes, en enquistar la pobreza y la falta de seguridad alimentaria en el mundo en desarrollo.
En su libro, \’The Malthus Factor\’, Eric Ross argumenta que las ideas Malthusianas han salido a luz en momentos críticos en la historia occidental moderna, y que hoy se usan para justificar la política y las políticas económicas, diseñadas para promover la economía de mercado. Sin embargo, se pregunta si alguna vez sus objetivos podrán proporcionar la infraestructura necesaria para construir sociedades económicamente estables y socialmente justas en el Sur.
Con frecuencia, los políticos internacionales consideran que la inestabilidad política, la desorganización económica y los problemas de seguridad alimentaria, emanan de una falta de voluntad de los países en desarrollo para frenar el crecimiento poblacional. Ross demuestra que estos problemas son, frecuentemente, la consecuencia de la injusticia social y de la desigualdad en la distribución de recursos.
Es en estos términos que introduce su análisis de las consecuencias de la Revolución Verde. Argumenta que la transformación de la producción campesina de alimentos con uso intensivo de mano de obra en una agricultura comercial intensiva en capital, es considerada por algunos como una respuesta humanitaria a los efectos de la supuesta presión de la población del Tercer Mundo en demanda de seguridad de alimentos e ingresos. Una evaluación más realista es que las corporaciones multinacionales y los inversionistas ven a la Revolución Verde en términos de oportunidades.
Ross sugiere, por ejemplo, que la Revolución Verde era una parte integral de una constelación de estrategias que tenían la intención de garantizar la seguridad de los intereses de los Estados Unidos en todo el mundo. Sugiere que los primeros blancos de la Revolución Verde fueron aquellos países donde los intereses estratégicos de los Estados Unidos se veían más amenazados por agitación rural: Colombia, India y Filipinas. En cada uno de esos países, los argumentos Malthusianos sobre los efectos desestabilizadores de la sobre población eran parte importante del raciocinio de por qué los medios de vida de los agricultores, tildados de atrasados e improductivos, tenían que subordinarse a los intereses de los grandes agricultores comerciales. Esto, a pesar de la amplia evidencia de que estos últimos realmente tendían a sub-utilizar grandes áreas de tierra arable de primera, mientras que los cultivadores campesinos con frecuencia eran capaces de lograr una producción de alimentos extraordinariamente intensiva.
Ross concluye que la estrategia de la Revolución Verde involucra un compromiso con la agricultura intensa en capital, que al final, merma la seguridad alimentaria en los países en desarrollo y que ha desplazado a millones de campesinos, empujando a muchos de ellos a formar parte de un ejército internacional de reserva de mano de obra. Argumenta que las evidencias sugieren que desde sus principios formales en México, a mediados de la década de 1940, la Revolución Verde nunca tuvo la intención de asegurar la subsistencia de los pobres del campo, sino la de transformar la agricultura del Tercer Mundo de tal forma que se asegure su dependencia del capital internacional.
Los apocalípticos escenarios malthusianos que ayudaron a asegurar dichos fines, siempre han negado cualquier oportunidad real que incluya explicaciones alternativas -o que dé soluciones- para las carencias del Tercer Mundo. Pero, como observa Ruoss, ahora más que nunca es necesario ese debate. Prominentes organizaciones que formulan políticas, como el Instituto Internacional de Investigación de Políticas Alimentarias y el Consejo de Relaciones Extranjeras, están proponiendo un renacimiento de la Revolución Verde para combatir los efectos del fracaso de los países en desarrollo, en frenar el crecimiento de la población. Multinacionales como Monsanto, justifican convenientemente sus programas de negocios, fundamentándose en que un mundo sobrepoblado necesita de todas sus innovaciones técnicas. Tales argumentos, concluye Ross, oscurecen una vez más las razones de la pobreza en el Tercer Mundo. Ellos principalmente se refieren a las necesidades actuales de un capitalismo global, en vez de hacerlo con los intereses de la gente desnutrida y ávida de tierras de los países en desarrollo. Observa que se aboga por una dependencia cada vez mayor de biotecnología, lo que aceleraría el deterioro de lo que queda de las comunidades campesinas viables. Si esto no se frena, esto se consolidará el control del sistema de la producción de alimentos a escala mundial, en manos de unas pocas corporaciones agroindustriales gigantes.
Marilyn Minderhoud. Adaptada de \’The False Premises of Agricultural Modernisation\’ (Las Falsas Suposiciones de la Modernización de la Agricultura), Eric Ross, inédito, 1999. (Disponible de ILEIA).
The Malthus Factor: Poverty, Politics and Population in Capitalist Development. Londres, Zed Books, Eric B. Ross, US$ 25 (edición de bolsillo), 1999.
Eric Ross es Senior Lecturer y Convenor del Programa de Población y Desarrollo del Instituto de Estudios Sociales (\’Institute of Social Studies\’ – ISS), Kortenaerkade 12, 2518 AX Den Haag, Holanda.
Teléfono: +31 (0) 70 426 0799. E-mail: ross@ISS.NL