Evolución en vez de revolución

El norte de Ghana representa al ecosistema de sabana seca. Comúnmente se practica la agricultura tradicional de bajos insumos externos, en un entorno proclive a riesgos, donde fracasó la \’Revolución Verde\’. Este artículo esboza la situación sociocultural de la agricultura en el norte de Ghana, reseña intentos hechos en el pasado para \’modernizarla\’ y describe el contexto en el cual los pequeños agricultores, el Grupo de Trabajo LEISA del Norte de Ghana (GTLNG) e ILEIA emprendieron una investigación conjunta.

La explotación de la naturaleza (incluyendo la agricultura) está regida por numerosos tabúes y sanciones sociales, puestos en práctica por instituciones religiosas tradicionales. La tierra es de propiedad comunal y un custodio de tierras, el Tindana, ejerce poder espiritual y distribuye el derecho de uso de acuerdo a la costumbre. Él ejecuta los rituales de la Tierra al comienzo y al final de la temporada agrícola, o cuando hay que pacificar a la Tierra porque los tabúes fueron violados. Sin embargo, en los últimos años, las sanciones sociales se han erosionado como resultado de la presión poblacional, de una educación \’occidentalizada\’ y de la llegada de otras religiones, en particular el cristianismo. Algunos agricultores atribuyen las bajas precipitaciones pluviales y la declinación de los rendimientos a una falta de cumplimiento de los rituales asociados con el uso de tierras, ríos y árboles.

En la década de 1970, se vio un cambio en la agricultura: de socialista pasó a ser capitalista. Se promovió la producción mecanizada, a gran escala, de arroz y maíz. A través de proyectos multilaterales y bilaterales, se importaron grandes cantidades de fertilizantes, herbicidas, insecticidas y equipo pesado, como tractores, cosechadoras combinadas y equipo para limpiar terrenos. El norte de Ghana consumía más del 50% del total de fertilizantes importados en el país. El programa fue respaldado con créditos, subsidios y precios garantizados. La élite urbana, funcionarios públicos y empresarios acudieron al norte a aprovechar los beneficios de la \’Revolución Verde\’. Grandes áreas fueron taladas y se sustituyeron árboles por arroz y maíz.

A partir de 1974, el Instituto de Investigación Agrícola de la Sabana (IIAS) produjo variedades de arroz y de maíz de alto rendimiento (VAR). El paquete de extensión del gobierno estuvo orientado a insumos externos: monocultivos de VAR con aplicación de fertilizantes químicos. La principal tarea del personal de extensión era distribuir fertilizantes a los agricultores y capacitarlos en su aplicación. En la década de 1970, varios programas de desarrollo ayudaron a distribuir un paquete similar entre los pequeños agricultores, que incluía créditos para semillas y fertilizantes.

En 1981, el gobierno comenzó un Programa de Ajustes Estructurales. Se retiraron los subsidios para insumos agrícolas, se privatizó la obtención y distribución de insumos, el precio de los fertilizantes subió rápidamente y las importaciones cayeron de 60.400 toneladas métricas en 1980 a 12.000 toneladas métricas en 1993. La agenda del Instituto de Investigación Agrícola de Sabanas se reorientó a: \’identificar sistemas de cultivos que aseguraran una productividad alta y estable de cultivos permanentes, sin crear una demanda excesiva de insumos externos\’ (Diehl, 1993).

La extensión agrícola en el norte de Ghana ha estado dominada por el enfoque de Transferencia de Tecnologías, promovido a través de \’Agricultores-Contactos\’ y \’Capacitación y Visitas\’. La investigación y la extensión pertenecían a diferentes ministerios: la primera, al Ministerio de Ciencias y Tecnología, y la segunda, al Ministerio de Alimentación y Agricultura. Para mejorar la comunicación entre los dos servicios, se establecieron Comités de Enlace entre Investigación y Extensión. Aunque la comunicación siguió siendo unidireccional, se hicieron esfuerzos para cooperar en el diseño e implementación de las actividades de los diferentes equipos de Investigación de Sistemas Agrícolas establecidos por el IIAS en la década de 1980.

Las estaciones comenzaron a cambiar de estrategia, buscando un camino hacia la agricultura sostenible de bajos insumos externos. Promovieron tracción animal en vez de tractores, el uso de compost y estiércol de corral en vez de fertilizantes químicos, y alentaron a los agricultores a no seguir quemando sus rastrojos para mantener la productividad de la tierra. Se lanzó una campaña contra incendios de matorrales.

Ahora, se practican cultivos relativamente permanentes en las áreas con mayor densidad de población, en las Regiones del Alto Este y del Alto Oeste, mientras que en la Región Norte y en partes del Oeste Alto, donde todavía no hay restricciones de tierras, se practica una agricultura semi-permanente e itinerante. El predio agrícola promedio consiste en una \’finca compuesta\’ alrededor de la vivienda y de \’varias parcelas en el matorral\’, a algunos kilómetros de distancia.

Dependiendo de la región, los principales alimentos básicos son mijo, sorgo, maíz y/o ñame. Además, se cultiva frijol bambara, yuca y arroz para consumo doméstico o para la venta. Es común tener cultivos alternos, pero el arroz es por lo general cultivado por las mujeres como monocultivo en las tierras bajas que se inundan estacionalmente. Generalmente, se elige sembrar variedades tradicionales, bien adaptadas al duro clima y a las lluvias inciertas. Para el maíz, y en cierta medida también para el sorgo, se cultivan variedades \’mejoradas\’. Éstas tiene rendimientos potencialmente mayores y responden mejor a los fertilizantes, pero son menos resistentes a las sequías y a los momentos donde falta la lluvia en plena temporada húmeda.

La labranza se hace principalmente con azadón y machete (roza y quema). Se alquilan tractores solamente para preparar la tierra y esta práctica es más común en la Región Norte y en parte del Alto Oeste, porque las grandes compañías algodoneras están allí.

La crianza de animales es una parte integral del sistema agrícola. En la mayoría de las unidades familiares se crían algunos animales, por lo general aves, cerdos, ovejas y cabras. Las familias más pudientes también tienen ganado vacuno, pero con frecuencia contratan a pastores Fulani para que lo cuiden. Hay una concentración relativamente alta de animales en el norte de Ghana (allí se encuentra el 75 % del ganado vacuno del país y el 50% de los pequeños rumiantes). Durante el día, los animales están sueltos. Los pequeños agricultores los usan para complementar la dieta familiar y, ocasionalmente, para generar dinero en efectivo. Los animales también tienen un papel importante en la vida cultural y religiosa. El uso de los animales para tracción es más difundido en el Alto Este y en partes del Alto Oeste, pero aún allí, menos de la tercera parte de los agricultores posee animales de tracción.