- rendimientos estabilizados o más bajos en los países industrializados, junto con mejoras sustanciales en el medio ambiente;
- rendimientos estabilizados o ligeramente más altos en condiciones HEIA con beneficios medioambientales;
- incrementos sustanciales en condiciones LEIA.
Se vienen siguiendo varias estrategias y enfoques para desarrollar LEISA. Éstos reflejan la historia de las comunidades agrícolas comprometidas, su orientación al mercado o a la subsistencia, las oportunidades disponibles y las necesidades, objetivos y preferencias de los agricultores. Para asegurar una futura agricultura sostenible, LEISA, bajo nuestro punto de vista, es necesaria. Sin embargo, LEISA no es una fórmula única, encontrando múltiples expresiones en diferentes realidades socioeconómicas y ecológicas. Esquemáticamente, y aceptando que esto no es una visión completa, se pueden identificar algunas tendencias de LEISA. En muchos casos, debería reconocerse que sólo es posible hablar acerca de tendencias y que algunos de los criterios que definen LEISA todavía no se han logrado. En muchas situaciones las dimensiones ecológica, económica y social pueden estar en contradicción y, por lo tanto, se necesita encontrar el balance que permita hacerlas coincidir lo más posible.
LEISA en la agricultura orientada a la subsistencia
El creciente costo de la tecnología basada en energía fósil y la débil posición competitiva de las áreas marginales, hace que los agricultores de subsistencia tengan poca oportunidad de tomar parte en la economía de mercado. Donde los agricultores de subsistencia no tienen éxito en la intensificación de la agricultura, se generalizan la degradación ecológica y la pobreza.
Muchos agricultores de subsistencia, sin embargo, tienen éxito en la intensificación de la agricultura utilizando estrategias indígenas (Capítulo 3). Fuertemente dependientes del uso de recursos locales y procesos naturales, ellos emplean prácticas que se adecúan a la economía local y se construyen con base en el conocimiento, las relaciones sociales y las experiencias indígenas. Dependiendo de las condiciones locales y del grado de intensidad y/o extensión) se utiliza una amplia variedad de estrategias indígenas. Estas incluyen la integración de cultivos y ganado, mejoramiento del manejo del barbecho, el reciclaje de desechos orgánicos, abono verde, cultivos de cobertura y mulch, conservación del suelo y del agua, modos naturales y preventivos del manejo de plagas, cuidado natural de la salud animal y la conservación e introducción de recursos genéticos indígenas mejorados, adaptados a la situación local.
La minimización de la pérdida de nutrientes, encontrando un balance económico y ecológicamente satisfactorio entre la producción de subsistencia y la de mercado, es un aspecto crucial en la agricultura de subsistencia LEISA. La generación de ingresos a partir de actividades no agrícolas es, con frecuencia, una importante vía para que la economía agrícola familiar consiga el dinero efectivo que necesita. En la agricultura LEISA, la diversificación e integración de cultivos, árboles y animales no sólo aseguran la satisfacción de las necesidades básicas y ayudan a optimizar la productividad, sino también a prevenir la pérdida de los escasos nutrientes, dándole al sistema agrícola una oportunidad de regenerarse. El mantenimiento o incremento de la biodiversidad y de la biomasa es otro elemento importante en las estrategias LEISA (Recuadro 4.1).
Recuadro 4.1. Biodiversidad, la base para la agricultura sostenible de subsistencia
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Los agricultores relacionados con la iniciativa Navdanya de conservación de la biodiversidad agrícola son principalmente los que han mantenido la opción de cultivar diversidad. Son agricultores y campesinos marginales de ecosistemas montañosos o propensos a la sequía. Aquí, los monocultivos de la Revolución Verde todavía no han desplazado a la diversidad local. Muchos agricultores optan por la conservación de la biodiversidad debido a los altos costos que comprende el cambio hacia la agricultura intensiva, otros porque no han tenido éxito con las tecnologías de la Revolución Verde. Para cada uno de estos agricultores la opción se convierte en una afirmación política: un símbolo de su lucha por la auto-suficiencia y el control independiente de sus vidas (Shiva et al, 1995). |
Donde el crecimiento poblacional y la urbanización aumentan la demanda de productos agrícolas, y los costos de comercialización y el precio de los insumos externos son favorables, es rentable usar fertilizantes y pesticidas sintéticos en la transición desde la producción de subsistencia a la de mercado. En estas condiciones, los programas de las ONG y del gobierno que apoyan el desarrollo de la agricultura de mercado y el uso de fertilizantes y pesticidas sintéticos en una perspectiva de MIN y MIP, tienen relativo éxito. Sin embargo, si los agricultores fracasan en ganar lo suficiente o no son capaces de reintegrar los suficientes nutrientes a sus campos y no existen subsidios para apoyarlos ellos tendrán que operar ya sea en el nicho de mercado de la agricultura orgánica, regresar a la producción de subsistencia o buscar un ingreso en cualquier otra parte.
Para muchos agricultores en la India, la biodiversidad indígena es un símbolo de su lucha por lograr la confianza en sí mismos |
LEISA ha sido identificada, frecuentemente, como un enfoque que puede hacer a LEIA más sostenible en áreas de bajo potencial agrícola. Sin embargo, LEISA también tiene potencial en áreas donde las condiciones son más favorables.
LEISA en la agricultura orientada al mercado
En áreas con un alto potencial para la agricultura, y donde los mercados urbanos están a la mano, muchos agricultores han adoptado las estrategias de intensificación HEIA. Las crecientes necesidades, costos y competencia (internacional) obligan a los agricultores a incrementar su producción y a mantener los costos bajos. Como hemos visto anteriormente, existen muchos factores que impulsan la adopción de HEIA, incluyendo la liberalización y globalización del mercado, el crecimiento poblacional, la urbanización y el estímulo de una cultura internacional de consumo.
En el esfuerzo por mantener la producción de excedentes comercializables, los agricultores están girando hacia enfoques más integrales de MIN, MIP, agroforestería, manejo de cuencas y conservación del agua y el suelo (Capítulo 3). El caso de Santa Catharina, en el sur del Brasil, ilustra cómo la introducción de cultivos de cobertura y la mecanización apropiada han ayudado a conservar el suelo y el agua, logrando que los agricultores del lugar incrementen tanto la producción como sus ingresos (Recuadro 4.2 ).
Recuadro 4.2 Cultivos de cobertura, una verdadera revolución verde
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En el estado de Santa Catharina, en el sur de Brasil, los suelos son muy erosionables. El movimiento intensivo del suelo, a través del arado y el rastrillaje, ha conducido a la degradación extensiva de los recursos naturales. El uso de agroquímicos ha empeorado la situación. Sin embargo, los incrementos en el precio del petróleo y los fertilizantes y el retiro del subsidio gubernamental han puesto en riesgo el ingreso de los agricultores. Junto con los trabajadores de la Investigación y Extensión Agrícola (Agricultural Research and Extension) los agricultores comenzaron a buscar las estrategias de manejo del suelo que lo protegiesen, minimizando la dependencia de factores externos y mejorando el uso de recursos locales. Los agricultores fueron alentados a experimentar con varias especies de cultivos de cobertura, que también ofrecen abono verde. Éstas fueron usadas con mayor frecuencia y adaptadas a los diferentes sistemas de producción. Un sondeo reciente llevado a cabo por EPAGRI, la ONG comprometida en este proceso de conversión, muestra que más de 300.000 ha están siendo cultivadas con alguna clase de abono verde, y con la participación de 100.000 agricultores. La mayoría de ellos ha incorporado abono verde y rastrojos de cultivos al suelo utilizando arados a tracción animal o mecánica. En la actualidad, más de 120.000 ha están siendo cultivadas bajo sistemas de labranza mínima y labranza cero. Los sistemas de labranza mínima y labranza cero fueron adoptados primero en cultivos de maíz y tabaco, después de haber adaptado máquinas y equipos. También, durante los últimos cuatro o cinco años, la experiencia ha mostrado que el uso de herbicidas puede ser reducido significativamente. El sistema promueve un efectivo control de la erosión, proporciona un abastecimiento continuo de materia orgánica fresca para el suelo, que se traduce en una menor necesidad de mano de obra en la temporada de siembra. El incremento de la fertilidad del suelo reduce el requerimiento del uso de fertilizantes nitrogenados. (Valdemar Hercilio de Freitas, 1995). |
Muchos programas de ONG y gubernamentales ahora apoyan a los pequeños agricultores en el desarrollo de tecnologías de bajo costo, inspiradas en LEISA, que permitan mejorar su posición en el mercado. Éstas incluyen la elaboración de mulch a partir de rastrojos, la preparación de compost de estiércol o desechos reciclados, abono verde, biofertilizantes, cosecha de suelo y agua, biopesticidas, agroforestería. Las variedades tradicionales algunas veces son mejoradas y reintroducidas porque se asume que están mejor adaptadas a las condiciones ecológicas locales y son más resistentes a las plagas y enfermedades. Se están haciendo intentos para mejorar la estabilidad ecológica y, sobre todo, la productividad, mientras se reducen los riesgos y se hace un uso más eficiente de los insumos. Estos esfuerzos incluyen la mejora en la integración de los cultivos, el suelo, el agua, los árboles, los animales y otros componentes de un sistema agrícola para lograr una mayor sinergia.
En las urbes, los huertos bio-intensivos y el reciclaje de desechos orgánicos funcionan bien en forma conjunta |
LEISA y la agricultura orgánica
Muchos agricultores han comenzado a experimentar con la agricultura orgánica bajo la creencia de que HEIA es insostenible. En Shimoga, Kerala, por ejemplo, 5.000 agricultores han fundado el Krishi Prayoga Pariwa. Acercándose a las prácticas y cultura tradicionales, ellos intentan recrear y desarrollar la agricultura orgánica. En la medida que la demanda internacional por productos orgánicos continúa creciendo, se están creando oportunidades de mercado para este tipo de agricultores (Lampkin y Padel 1994; Kristensen y Hogh-Jensen 1996). Las infraestructuras nacionales para el procesamiento, distribución y venta al menudeo de productos orgánicos están emergiendo en las economías más urbanizadas. En los trópicos, la conciencia del consumidor y el apoyo de las ONG y agencias financieras han estimulado la producción orgánica. La agricultura orgánica podría ser considerada como una expresión de LEISA debido a que está basada en los mismos conceptos agroecológicos. Como cuestión de principios, no se utiliza insumos sintéticos en la agricultura orgánica. A pesar que la agricultura orgánica encaja en gran medida con el concepto ecológico y económico de LEISA, los criterios sociales también necesitan ser tomados en cuenta.
En algunos países los mismos agricultores se están organizando alrededor de la producción y comercio de productos orgánicos de exportación como el café, algodón, bananas, cacao y arroz. En esto la cooperación y los enlaces internacionales son cruciales para el éxito. La Federación Internacional de los Movimientos de Agricultura Orgánica (International Federation of Organic Agricultural Movements – IFOAM), con sucursales nacionales en la mayoría de los países, coordina y defiende los intereses de los agricultores orgánicos orientados al mercado a nivel internacional. Ciertos estándares han sido aceptados para certificar y garantizar la calidad de los productos orgánicos. Estos cubren aspectos tanto ecológicos como sociales. Miles de agricultores están trabajando en este tipo de producción de exportación y, conforme el mercado potencial para la producción orgánica crece, los gobiernos, los grandes agricultores y los agronegocios están siendo incluidos. Esto ha conducido a la competencia (internacional) entre los agricultores orgánicos y ha creado oportunidades para un comercio en términos no equitativos. Los agricultores que comercializan productos orgánicos tienen que seguir siendo competitivos, y ello significa una presión particular para los más pequeños y sobre la misma sostenibilidad ecológica de la agricultura orgánica. Por lo tanto, la agricultura orgánica no es necesariamente una solución para mejorar la posición económica de los agricultores a pequeña escala en el largo plazo (Recuadro 4.3).
Recuadro 4.3 Agricultura orgánica para la exportación
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Costa Rica es uno de los exportadores de banana más grandes del mundo. Más de 50.000 ha de tierra, mucha de la cual fue anteriormente bosque, está dedicada al monocultivo de la banana. Estas plantaciones son la principal causa de la seria deforestación, contaminación por pesticidas y polución por desperdicios sólidos que ahora afectan a Costa Rica. Las ONG están respondiendo a esta situación a través de la producción orgánica de banana y un comercio justo. Tradicionalmente, los residentes de la región de Talamanca han mantenido los sembríos de banana alrededor de sus casas para su propio consumo y para alimentar a sus cerdos. La idea de producir bananas orgánicas para la exportación data de 1991 y, hoy en día, las bananas orgánicas están siendo cultivadas en más de 3.500 ha. Estas bananas son compradas por las organizaciones de productores y vendidas a compañías multinacionales tales como Gerber y el subsidiario de Chiquita, Mundimar. Los productores usan sus ganancias para comprar sal, zapatos, ropa y, algunas veces, alimentos. Para muchos, ésta es la única fuente de ingreso. La producción de alimentos orgánicos no protege a los agricultores del comercio injusto. El comercio multinacional se preocupa por los beneficios corporativos y no en asegurar el sustento de los agricultores. Gerber, por ejemplo, ha cambiado con frecuencia la cantidad de fruta que había acordado comprar a los agricultores. Inicialmente, la compañía los alentó a incrementar la producción. Más tarde, con el argumento del sobreabastecimiento y el retraso de la demanda, redujo sus cuotas de compra y negoció un precio más bajo por la fruta, dejando a muchos agricultores con poco que mostrar para lo que habían sido sus inversiones. |
LEISA en la agricultura (peri-) urbana
El medio ambiente urbano ofrece un “terreno fértil“ para LEISA. En las urbes, agricultores a pequeña escala producen para el consumo del hogar, para el mercado convencional y para el mercado de productos orgánicos. Dentro y alrededor de las ciudades, se están creando oportunidades para organizar la producción orgánica alrededor del reciclaje de la basura orgánica. Aun si los agricultores no reciben un precio especial por sus productos, la agricultura orgánica urbana y peri-urbana con frecuencia es competitiva debido a que es relativamente productiva, los clientes viven cerca y existe un suministro rápido de desperdicios orgánicos. Mientras que el reciclaje de los desperdicios orgánicos urbanos -algunas veces tóxicos- puede ser problemático, sin embargo ayuda a sostener la agricultura urbana y al hacerlo contribuye al alivio de la pobreza. Muchas veces los gobiernos con frecuencia están dispuestos a apoyar el desarrollo y perfeccionamiento de la agricultura, horticultura, arborización, producción animal y acuicultura urbanos, debido a que generan posibilidades de ingreso para los pobres urbanos y ayuda a mejorar las condiciones de salud. Algunas inicialtivas de agricultura urbana han involucrado a cientos de agricultores (Recuadro 4.4). La conciencia de la importancia de la agricultura urbana y el interés internacional por su desarrollo está aumentando rápidamente (PNUD 1996). Frecuentemente en las áreas urbanas no es difícil para LEISA reconciliar los criterios ecológicos, económicos y sociales.
Recuadro 4.4 Agricultura urbana en Dakar, una oportunidad
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En el vecindario de Pikine, una cooperativa de pequeños empresarios ha tenido éxito en el desarrollo de la agricultura en un área de tierra húmeda que no era adecuada para la construcción de casas. Los agricultores, en su mayoría hombres, cultivan hortalizas bajo los árboles y crían ganado principalmente para la venta, encargándose las mujeres de la comercialización. Tanto los hombres como las mujeres procesan y comercializan productos derivados, tales como cuero curtido y artesanías hechas de hoja de palma. Los agricultores siguen las prácticas de la agricultura sostenible y utilizan los desechos de la casa, el mercado y los animales para fertilizar el suelo. El riego de los cultivos se realiza mediante aguas servidas desviadas de las tuberías de desagüe o con agua de riego, elevada a mano, de pozos poco profundos. Los animales son criados en el ámbito de la casa y son pastoreados por turnos por los miembros de la tribu a los lados de los caminos y en terrenos vacíos. Las mujeres comerciantes compran pescado y lo procesan, realizando luego el trueque de los residuos con los agricultores, quienes los usan como fertilizantes. La cooperativa de los agricultores funciona con un presidente electo que también es el jefe de la tribu. Los agricultores reciben el apoyo político de la ciudad principal y asistencia técnica del Centre pour le Developpement de l’horticulture. El éxito de la actividad agrícola es el resultado de una fuerte estructura organizativa y de la integración de la comercialización, el procesamiento y el manejo de la tierra. PNUD 1996. |
LEISA en la agricultura sostenida por la comunidad
En los países industrializados de Occidente, en Japón y en algunas áreas del trópico, los vínculos rotos entre agricultores y consumidores se están reconstruyendo. Juntos han iniciado la agricultura apoyada por la comunidad o el consumidor. Los productores y consumidores se garantizan mutuamente la calidad de cada producto LEISA y un ingreso seguro. También cooperan, en alguna medida, con la producción, distribución y el reciclaje de desechos orgánicos. Asimismo se están llevando a cabo otras iniciativas sociales y económicas para fortalecer a la comunidad y a los mercados locales. Mano de obra agrícola calificada e intensiva en conocimiento, el procesamiento local y la comercialización directa reducen la necesidad de insumos externos e incrementan el ingreso y la confianza en sí mismos. Los sistemas locales de intercambio de dinero y mano de obra (LETS) son utilizados algunas veces para que no “escapen” de la comunidad (Douthwaite 1996). De esta manera, se están desarrollando economías comunales cooperativas. Ellas maximizan los beneficios de la agricultura sostenible (urbana) y tratan de asegurar que las comunidades y economías locales no desaparezcan en el sistema económico competitivo global (TRANET 1998).
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LEISA en la agricultura tradicional
Las economías comunales cooperativas no son nada nuevas, de hecho la mayoría de las economías indígenas funcionaba de esta manera. Aquí se ve un caso especial para las tecnologías LEISA en la “agri-cultura” tradicional. Un creciente número de agricultores está llegando a la conclusión de que los procesos de globalización mencionados no sólo los están amenazando con la marginación económica sino que, también, ponen en peligro sus valores culturales y sociales. Las poblaciones indígenas están entre los individuos y comunidades agrícolas que han decidido salirese de nuevo de la economía de mercado, debido a que su experiencia con la agricultura de mercado y de migración laboral ha sido de degradación ecológica, desintegración social y cultural, pobreza y dependencia. Ellos iniciaron procesos de desarrollo endógeno, reorientando conscientemente a sus comunidades hacia su propia cultura agraria y prácticas de agricultura indígenas (Recuadro 4.5). Al hacer esto, su diálogo con el mundo exterior se ha hecho más consciente y crítico. El conocimiento y prácticas externos no son necesariamente rechazados, pero tienen que ajustarse a su propia visión del mundo y sistema de valores. Este proceso de mayor intensificación del sistema indígena del uso de la tierra y el desarrollo de la economía local y sus artesanías es motivado por la necesidad de adecuar el crecimiento poblacional, lo que con frecuencia incluye elementos como ritos espirituales, astrología y festividades.
Algunos de estos grupos son apoyados por trabajadores y científicos partidarios del desarrollo, muy comprometidos, que también toman parte en el proceso de desarrollo endógeno (Apffel-Marglin 1997). Ellos creen que la economía de mercado, la cultura de consumo y la agricultura de la Revolución Verde no necesariamente proveen la base para el desarrollo sostenible y que las “agri-culturas” tradicionales, base del desarrollo sostenible en el pasado, todavía tienen alguna importancia. Para estos agricultores y ONG, la agricultura sostenible es más que una tecnología económicamente viable y ecológicamente armoniosa. También comprende integridad cultural y espiritual, justicia social e independencia. El programa COMPAS, un proyecto de ETC de los Países Bajos, tipifica a este pensamiento como el que proporciona una plataforma para el diálogo intercultural sobre la cosmovisión y la cultura agraria para mejorar el desarrollo agrícola endógeno y sostenible (Haverhort et al 1997; Haverkort y Hiemstra 1998).
LEISA: ¿es factible y sostenible?
El hecho que muchos agricultores estén desarrollando enfoques LEISA, indica que existen muchas condiciones en las cuales éstos son factibles. Qué enfoques y qué prácticas específicas son aplicadas, depende de las condiciones, oportunidades, entendimiento, habilidades y preferencias locales, que se pueden expresar de diferentes maneras. La agricultura de los trópicos que conserva los recursos continúa siendo evaluada. El IIED ha identificado unos dos millones de parcelas que están en transición hacia la agricultura de conservación de los recursos: LEISA. Existen pocos datos cuantitativos sobre LEISA, pero el hecho de que un gran número de agricultores esté utilizandos enfoques LEISA es probablemente la mejor prueba de su importancia. Con el fin de convencer al público en general de la importancia de LEISA para nuestro futuro, es importante documentar y analizar un gran número de experiencias. Los estudios de caso de largo plazo de un gran número de agricultores podrían proporcionar la comprensión necesaria sobre las condiciones y la dinámica de los sistemas agrícolas y explicar por qué los agricultores siguen enfoques particulares para realizar la agricultura en situaciones específicas. Se necesita trabajar mucho en este terreno. Para incrementar la cantidad de evidencia disponible, ILEIA apoya un programa de investigación colaborativo, guiado por el agricultor, junto con diferentes socios de Ghana, India, Perú y Filipinas. Usando el DPT y el enfoque del protagonista, trata de identificar las oportunidades y limitaciones de LEISA en situaciones específicas. El Boletín de ILEIA planeado para mayo de 1999 informará sobre este programa de investigación. Sin embargo, esto no significa que las aproximaciones a LEISA satisfagan todos los criterios de la sostenibilidad y de que no se necesiten más cambios.
Recuadro 4.5
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Durante siglos, las comunidades aymaras han vivido en la aislada región cerca al Lago Titicaca. A una altitud de 4.000 m, el clima es seco y frío y la vida es dura. Los aymaras han desarrollado un sistema agrícola regional en el cual los productos son intercambiados entre comunidades (ayllus) de diferentes zonas ecológicas. Los productos de los criadores de llama y alpaca de las tierras altas, la papa y el maíz de las laderas de montaña, y las hortalizas, frutas y coca de los valles proveen una dieta balanceada y garantizan la auto-suficiencia. La cultura aymara se empeña en el equilibrio a nivel ecológico, social y espiritual. La reciprocidad y la responsabilidad compartidas son básicas para sus relaciones sociales. A través de los mitos, ritos y festividades, los aymaras mantienen el contacto y honran a sus ancestros, a la naturaleza y al mundo espiritual. La Pachamama, la Tierra Madre, juega un papel central en mantener la vida en equilibrio. En los pasados treinta años, bajo la presión de la Iglesia y del Estado para que se integren a la economía de mercado, los aymaras han abandonado en gran parte su sistema agrícola tradicional. Ellos ahora se dedican a la produccióon de cultivos comerciales, ganado y pollos. Esto ha dado por resultado pobreza, malnutrición, alta mortalidad infantil, desintegración social y degradación ecológica. En un intento por revertir esta situación, la organización aymara Chuyma Aru ha tratado de recrear la sociedad indígena en varios ayllus peruanos. Lo central de su enfoque es el fortalecimiento de la identidad aymara a través de los programas culturales. Los agricultores y el Chuyma Aru están trabajando juntos para reintroducir las prácticas indígenas, técnicas y espirituales. De esta manera ellos esperan mejorar la situación de alimentación y salud, y detener la degradación ecológica. Se está siguiendo un enfoque práctico y holístico que se construye sobre la idea tradicional del equilibrio. Se están reparando las terrazas, reintroduciéndose las plantas medicinales, la diversidad genética de los cultivos indígenas como papa, maíz y quinua se está recreando y se está dando apoyo a la ganadería de llamas y alpacas porque están mejor adaptadas a las condiciones y necesidades locales. La cultura local y el conocimiento indígena sobre la predicción del clima, las hierbas medicinales, el uso tradicional de las tierras comunales, el shamanismo y el liderazgo tradicional también están rejuveneciendo. Los aymaras han aprendido de una manera dura que ellos no pueden producir para el mercado de un modo económicamente competitivo y ecológicamente sostenible en sus tierras marginales y vulnerables. Para evitar la migración forzosa a los barrios bajos de la ciudad, ellos están tratando de recrear su propia cultura indígena y realizar trabajo de desarrollo endógeno (Douglas, 1998). |
El análisis de los enfoques LEISA empleando, por ejemplo, los criterios formulados por el programa de investigación ILEIA (Capítulo 1), puede revelar que no se está dando la necesaria prioridad a los criterios importantes o que las particulares condiciones de los macro procesos o políticas no son ningún apoyo. Las condiciones, necesidades y puntos de vista cambian de tal manera que los agricultores constantemente tienen que buscar oportunidades para mejorar su sistema agrícola mientras tratan de equilibrar los criterios económicos, ecológicos y sociales, algunas veces conflictivos, de la agricultura sostenible. Para encontrar el equilibrio entre los diferentes criterios, para ayudar a dirigir la agricultura hacia la sostenibilidad, se están utilizando los métodos de evaluación participativa. ILEIA concuerda con Bunch y López que en el desarrollo hacia la sostenibilidad lo que debe ser sostenible es el proceso de innovación (Recuadro 4.6).
Recuadro 4.6
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Bunch y López (1994) tomaron los tres programas de desarrollo de Centroamérica y compararon la adopción de prácticas de conservación de recursos. En una comparación participativa que comprendió a doce pueblos y 1000 familias, ellos examinaron el impacto de las prácticas de conservación de recursos al comienzo y al final de los proyectos, y concluyeron que la adopción de las técnicas de conservación de recursos continuó después que los proyectos terminaron. Se documentaron entre 80 y 90 innovaciones exitosas. Estas incluyeron la adopción de nuevos cultivos y abono verde, así como la introducción de nuevas especies de pastos para cercos de contorno en la producción de hortalizas. Otras innovaciones fueron el uso del frejol lab lab y velvet para la alimentación del ganado y los pollos, reciclaje de nutrientes en estanques de peces, empleo de letrinas composteras, pasto napier para estabilizar pendientes y aspersores caseros para el riego. Las técnicas han sido desarrolladas, adoptadas, adaptadas y abandonadas conforme los mercados cambiaban y, como consecuencia de las sequías, enfermedades, plagas de insectos, problemas de tenencia de la tierra, la disponibilidad e inestabilidad políticas. El estudio concluyó que la vida promedio de una técnica exitosa en estos proyectos fue de 6 años. Muchas de las técnicas no duran. Bunch y López concluyeron que “lo que necesita ser sostenible es el mismo proceso de innovación”. Ellos observaron que el desarrollo de la agricultura de conservación de recursos ha ayudado a regenerar las economías locales y que los precios de la tierra y de la mano de obra son más altos en el ámbito de los proyectos que fuera de ellos. Las familias también regresaron de las ciudades y los bosques, asimismo, se beneficiaron porque los agricultores ya no necesitaban cortar más madera. |
Muchos de los ejemplos de esta publicación muestran cómo los agricultores pueden ser creadores de innovaciones. Ellos no solamente procuran una mayor producción e ingreso, sino que también se preocupan por los valores socioculturales y la sostenibilidad ecológica. Existen situaciones, sin embargo, donde el proceso de adaptación e innovación se ha estancado o ha desarrollado de un modo no sostenible. El fortalecimiento de la capacidad de los agricultores para adaptar su agricultura al cambio y hacia la sostenibilidad es, por lo tanto, crucial. Han sido efectivas las experiencias de desarrollo participativo en las cuales los agricultores, trabajadores del desarrollo, investigadores y los que hacen las políticas han trabajado juntos para mejorar la agricultura. En el Capítulo 5, las metodologías desarrolladas para los procesos participativos se examinarán más en detalle.
5. Camino hacia LEISA: Procesos de aprendizaje, planificación y acción participativos
En todas partes, los agricultores experimentan. Ellos adaptan, innovan y observan los resultados de su trabajo. Esta manera de creación de conocimiento es una parte integral del sostenimiento de la producción agrícola. Sólo recientemente esos procesos de desarrollo agrícola “conducidos por el agricultor” han sido sustituidos por la investigación agrícola formal dirigida por científicos. Un creciente número de investigadores y trabajadores del desarrollo están actuando como facilitadores y contrapartes en el desarrollo agrícola conducido por el agricultor. Ellos reconocen que los agricultores deben ser capaces de adaptarse a las condiciones y necesidades continuamente cambiantes de la sostenibilidad. Así, resulta clave el fortalecimiento de la capacidad de los agricultores para analizar, monitorear, adaptar e innovar (Loevinsohn y Meijerink 1998).
Los siguientes factores son importantes en este proceso.
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Lo que funciona en un lugar, tiempo y circunstancia no funcionará en todas partes.
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Lo que se adecúa al agricultor preparado para asumir riesgos, o dedicado a una labor agrícola a tiempo completo, puede no adecuarse a otro agricultor con diferentes ideas y obligaciones.
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La complejidad de los sistemas de uso de la tierra y de vida de los agricultores, y su diversidad, puede afectar radicalmente al conjunto de beneficios de la aplicación de medidas de sentido común. Por ejemplo, destruyendo los rastrojos para interrumpir el ciclo de vida de una plaga particular se pueden destruir también los retoños sobre los cuales las mujeres o los campesinos sin tierra tienen derechos consuetudinarios.
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El enfoque basado en el discurso es uno de los métodos de enseñanza menos efectivos.
Debido a los rápidos cambios y a la pérdida del conocimiento indígena y de la cohesión social, los agricultores y sus comunidades con frecuencia han perdido la confianza en sí mismos y la capacidad de adaptar e innovar. Si ellos quieren volver a tener el desarrollo en sus manos, necesitarán aliento y apoyo para fortalecer su capacidad innovadora.
Los agricultores actuales están más integrados a la economía nacional y global que los de las generaciones anteriores, y el mismo desarrollo agrícola está más fuertemente influenciado por los procesos e intereses externos. El conocimiento indígena es, con frecuencia, insuficiente para apoyar el desarrollo sostenido de estrategias de subsistencia y agrícolas efectivas. El asegurar la agricultura sostenible, por lo tanto, no sólo requiere de desarrollo participativo sino también de una acción concertada de parte de los agricultores, trabajadores del desarrollo, investigadores y los que hacen las políticas. En beneficio de la sostenibilidad, los agricultores individuales y las comunidades tienen que cooperar con otros grupos, que incluyen a los usuarios de la tierra, los funcionarios gubernamentales y los grupos de consumidores. Todos tienen una bandera en la agricultura y todos, en conjunto, son responsables de mantener sostenible a la agricultura. El fortalecer y facilitar el desarrollo conducido por el agricultor, así como la acción concertada, son esenciales para el desarrollo hacia LEISA.
Facilitando el desarrollo conducido por el agricultor
Los trabajadores del desarrollo, investigadores y los que hacen las políticas juegan un papel importante en el fortalecimiento del desarrollo conducido por el agricultor y en facilitar la acción concertada. Los trabajadores del desarrollo estimulan y facilitan el proceso de desarrollo local y fortalecen la capacidad de los agricultores para aprender, adaptar e innovar. Los investigadores apoyan el proceso de desarrollo local tomando parte en estudios para evaluar la situación local y dando consejos para la puesta en marcha de los experimentos. También pueden dar asistencia en el monitoreo y evaluación, realizando la investigación científica de los problemas identificados por los agricultores. Los que hacen las políticas las analizan junto con los agricultores para ver en qué medida éstas propician condiciones favorables para el desarrollo de LEISA. De esta manera se establece el proceso participativo que fuertemente mejora la efectividad del desarrollo.
En la medida que el conocimiento relacionado con el desarrollo de la agricultura sostenible aún es limitado, estos procesos de desarrollo participativos son procesos de “aprendizaje” interactivos (Recuadro 5.1). Esto no sólo comprende el aprendizaje sobre los aspectos prácticos de la agricultura sostenible, sino también acerca de la implicancias del manejo del conocimiento, desarrollo de la tecnología, comercialización y comercio equitativo (Röling y Jiggens 1997).
Recuadro 5.1 Aspectos claves de los procesos de aprendizaje
participativos interactivos
Aprendizaje paso a paso: se focaliza en el aprendizaje participativo acumulativo por todos los protagonistas comprendidos en el proceso de desarrollo.
Perspectivas múltiples: considera que los individuos y los grupos hacen sus propias evaluaciones de las situaciones que pueden conducir a diferentes acciones. Esto implica que existen muchas maneras de describir la situación real.
Aprendizaje iterativo de grupo: la complejidad del mundo puede revelarse sólo a través de un proceso iterativo de preguntas y aprendizaje de grupo.
Conduciendo a la acción sostenida: el proceso de aprendizaje conduce al debate acerca del cambio. La metodología está relacionada con la transformación de actividades existentes para tratar de producir los cambios que las personas, en sus respectivas situaciones, consideran mejoras (Pretty 1995).
Un proceso participativo de aprendizaje y desarrollo requiere cambios profundos en las actitudes de los que están involucrados. Tales procesos se construyen sobre la base del conocimiento, habilidades y experiencias de los agricultores y con el fortalecimiento de la capacidad de decisión local. Los investigadores, los que hacen las políticas, los trabajadores del desarrollo y los agricultores, todos, pueden ser considerados expertos. Los agricultores conocen de su propia realidad y sus sistemas de uso de la tierra. Ellos pueden ser innovadores diestros que han desarrollado maneras de experimentar a través de prueba y error. Con el fin de colaborar con los agricultores, la confianza debe construirse respetando los valores locales, entendiendo y hablando el idioma de los agricultores y trabajando juntos en espíritu de igualdad. En este proceso, con frecuencia los foráneos tienen que reorientar su pensamiento sobre la agroecología, la “agri-cultura”’, la economía y el conocimiento indígenas, los roles y relaciones de género y las metodologías participativas para el aprendizaje y el desarrollo.
El potencial para facilitar y apoyar los procesos participativos puede diferir ampliamente de una situación a otra, dependiendo de las habilidades y recursos disponibles. En una situación sólo puede ser posible estimular la reflexión sobre experiencias pasadas y presentes y relacionarlas con los planes futuros; en otra, puede mejorarse la experimentación a nivel de comunidad o facilitar un amplio proceso de desarrollo participativo y acción concertada. Ya existe una considerable elección de metodologías para el desarrollo participativo del uso de la tierra, incluyendo Aprendizaje y Acción Participativos – AAP (Participatory Learning and Action -PLA), Evaluación Rápida de los Sistemas de Conocimiento Agrícola – ERSCA (Rapid Assessment of Agricultural Knowledge Systems – RAAKS), Planificación Participativa (Participatory Planning) -por ejemplo, Gestion des Terroir-, extensión de Agricultor a Agricultor – AaA (Farmer-to-Farmer /FtF), Evaluación Participativa (Participatory Assessment), Escuelas de Campo para Agricultores – ECA (Farmer Field Schools – FFS) y Desarrollo Participativo de Tecnología -DPT (Participatory Technology Development – PTD). Cada uno de estos enfoques tiene que ver con uno o más aspectos del desarrollo agrícola participativo: análisis, planificación, desarrollo de tecnología, desarrollo institucional, monitoreo, evaluación o con el compartir información. Más adelante examinaremos algunas metodologías para la evaluación, planificación, aprendizaje, experimentación y extensión participativos.
La evaluación y planificación participativos
La evaluación comprende un análisis de la evolución de la agricultura y busca explicar los alejamientos o los acercamientos a la sostenibilidad. También busca identificar las opciones para llenar el vacío entre las actuales tendencias y las necesidades futuras. La evaluación consiste en el monitoreo de los cambios en las condiciones de producción, en los objetivos y las necesidades, y evalúa el impacto de los experimentos y adaptaciones. La agricultura sostenible incluye no sólo el sistema de producción, sino también comprende el procesamiento, insumo, comercio, transporte, comunicación, consumidores, e investigación y extensión. Por lo tanto, puede ser necesario incluir en el análisis el procesamiento y reciclaje de desechos orgánicos, la producción de fertilizantes y pesticidas sintéticos, así como también los factores sociales y ambientales relacionados con estas actividades.
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Idealmente, el desarrollo de la agricultura sostenible requiere un análisis de conjunto, histórico y dinámico, tanto a nivel micro como macro. Sin embargo, la experiencia con análisis de conjunto en la Investigación de Sistemas Agrícolas (Farming Systems Research) muestra que la falta de tiempo y recursos, a menudo, significa que es imposible examinar todos los aspectos de la agricultura. Dependiendo de los objetivos de la evaluación, de la disponibilidad de dinero y de la situación y habilidades de los actores, se tienen que tomar decisiones acerca de lo que debería incluirse en una evaluación participativa. Con el fin de evitar que las evaluaciones tomen mucho tiempo y recursos de los agricultores, se necesita que los métodos participativos se centren en puntos claves. La evaluación participativa debería apoyar el análisis de los propios agricultores sobre los factores que los afectan directamente y en los cuales ellos pueden influenciar. La evaluación del contexto de desarrollo más amplio y, especialmente, de aquellos aspectos que los agricultores no pueden cambiar fácilmente, puede dejarse, en primera instancia, a los investigadores y a los que hacen las políticas.
La evaluación convencional en agricultura está generalmente restringida al análisis económico. En la medida que los costos ambientales y sociales son externalizados, este tipo de evaluación tiende a alentar la falta de sostenibilidad en el desarrollo agrícola. Es necesaria una base de referencia holística que cubra los objetivos económicos, ecológicos y sociales de la agricultura. Los criterios de sostenibilidad (Recuadro 1.6) deberían ser fijados por normas que puedan ser monitoreadas utilizando un conjunto de indicadores medibles. Un grupo de agricultores relativamente homogéneo puede ser capaz de formular objetivos, criterios, normas e indicadores comunes para la agricultura sostenible. Sin embargo, como las diferentes categorías de protagonistas con frecuencia tienen conflictos de intereses, expectativas, experiencias y visiones, no siempre resulta ser fácil llegar a acuerdos sobre criterios e indicadores.
La importancia relativa dada a cada criterio puede variar de protagonista a protagonista y puede cambiar, a través del tiempo, conforme evolucionan la conciencia y la comprensión sobre la agricultura sostenible. Los que hacen las políticas, por ejemplo, pueden requerir indicadores científicos cuantitativos antes de quedar convencidos, mientras que los agricultores pueden preferir indicadores relacionados a los fenómenos naturales con los cuales están más familiarizados. Así, para hacer posible la planificación e implementación de la acción concertada, se necesita una evaluación participativa en la cual las diferencias de visiones se hagan visibles y negociables. El reto en la evaluación es encontrar los modos para equilibrar los distintos criterios de sostenibilidad y los diversos intereses de las diferentes categorías de agricultores con aquellos de otros usuarios de la tierra y el Estado.
Las herramientas participativas para la evaluación y planificación
Existen muchas metodologías convencionales y participativas de evaluación y planificación, y aún se siguen desarrollando nuevas. Aquí examinaremos algunos ejemplos:
Evaluación Rural Participativa – ERP (Participatory Rural Appraisal – PRA), desde hace poco renombrada como Aprendizaje Participativo para la Acción –APA (Participatory Learning for Action – PLA), es un enfoque metodológico utilizado para capacitar a los agricultores en el análisis de su propia situación y para desarrollar una perspectiva común sobre el manejo de los recursos naturales y la agricultura a nivel del pueblo. La ERP es un proceso de evaluación y aprendizaje que faculta a los agricultores para generar la base de información que necesitan para una planificación y acción participativas. Los foráneos contribuyen con la facilitación, así como con información y opiniones externas. Se han desarrollado muchas herramientas diferentes para ser usadas en la ERP. Existen cuatro clases principales de herramientas usadas en dinámica de grupos y equipos; herramientas para muestreo; métodos de entrevistas y diálogos, y métodos para la visualización y preparación de diagramas. La mayoría de países han tenido alguna experiencia con la ERP y las publicaciones locales están disponibles. IIED regularmente informa sobre nuevos desarrollos en sus notas APA (Pretty et al 1995).
Evaluación Rápida de los Sistemas de Conocimiento Agrícola – ERSCA (Rapid Appraisal for Agricultural Knowledge Systems – RAAKS) es una metodología desarrollada recientemente para el análisis del protagonista. Considera actores interdependientes, a través de un proceso de aprendizaje mutuo, abriendo varias ‘ventanas’ sobre su interacción y conocimiento. El análisis puede enfocar a los actores, tareas, comunicación, vínculos, coordinación, redes y sistemas de conocimiento. Considera el impacto, el manejo del conocimiento, el potencial del actor y la planificación. RAAKS apunta a mejorar la capacidad de solucionar los problemas del protagonista a través del mejoramiento de la comunicación y el aprendizaje conjunto. A pesar que la planificación de la acción es parte del enfoque, su principal fuerza es la metodología del análisis (Engel y Salomon 1997).
Análisis del Género en Agricultura (Gender Analysis in Agriculture). El Análisis de Género busca distinguir y monitorear los roles de los hombres y las mujeres, así como sus necesidades en el uso de la tierra y el desarrollo agrícola. Apunta a facultar a las mujeres para que mejoren su posición en relación con los hombres, de manera que se beneficien y transformen la sociedad en su conjunto. Las herramientas analíticas involucradas se centran en las relaciones sociales y en la división de los recursos dentro de las unidades sociales. Ellas permiten distinguir entre las diferentes actividades, aspiraciones, necesidades e intereses de los grupos sociales y, particularmente, entre aquellos de los hombres y los de las mujeres. El análisis de género se ha extendido al análisis de generación (Oxfam 1994; Feldstein y Poats 1989; Feldstein y Jiggens 1994).
Análisis del Bio-recurso (Bio-resourceAnalysis) Este enfoque está siendo desarrollado por el Centro Internacional de Manejo de Recursos Acuáticos Vivientes (International Centre for Living Aquatic Resources Management – ICLARM) y el Instituto Internacional para la Reconstrucción Rural (International Institute for Rural Reconstruction –IIRR). Se dibujan diagramas para mapear los “flujos del bio-recurso”. Son utilizados para identificar opciones para mejorar el sistema agrícola incluyendo el incremento de la diversidad de especies, reciclaje, producción de biomasa y mejora de la eficiencia económica, todos indicadores que reflejan la sostenibilidad económica y ecológica. Usando un diagrama de indicadores es posible ver si un sistema se está volviendo o no más sostenible. Cuando se realiza una “lluvia de ideas” acerca de los tipos y direcciones de los flujos de los bio-recursos, éste es un enfoque de aprendizaje particularmente útil. Cuando se requieren análisis más precisos, no es tan conveniente (Bimbao, López y Lightfoot 1995).
Evaluación del Progreso hacia la Sostenibilidad (Assessment of Progress towards Sustainability) En su preocupación por la conservación del medio ambiente, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales (UICN) utiliza un enfoque participativo para “evaluar el progreso hacia la sostenibilidad”. La UICN ha desarrollado métodos para la evaluación del sistema, del proyecto y la autoevaluación. Su enfoque da pie a “preguntas para la supervivencia”, tales como:
• ¿Cuál es la condición de la población y la del ecosistema?
• ¿Cuál es la naturaleza de las interacciones entre la población y el ecosistema?
• ¿Qué motiva a las personas a hacer lo que hacen?
• ¿Qué acciones deberían realizar las poblaciones para mejorar su propia situación y la de su ecosistema?
• ¿Cómo deberían realizarse estas acciones?
• ¿Cómo saben las personas si las cosas están yendo mejor o peor?
A partir de las respuestas se pueden desarrollar programas de acción. La UICN ha desarrollado varias herramientas para esto, que incluyen «Mapeo Analítico Participativo y Reflexivo» – MAPR (Participatory and Reflective Analytical Mappin’ –PRAM), “Evaluación y Planificación de la Sostenibilidad Rural” (Assessing and Planning Rural Sustainabilit) y el “Barómetro para la Sostenibilidad” (Barometer for Sustainability). Para lograr el consenso sobre las prioridades y acciones entre las comunidades locales y otros protagonistas claves, la UICN ha desarrollado un método conocido como “Negociación Estratégica para la Acción de la Comunidad” (Strategic Negotiation for Community action – UICN 1997).
Muchas redes, que incluyen a la FAO y al Banco Mundial, están desarrollando sistemas de monitoreo del medio ambiente. Estos usan indicadores y emplean una estructura de trabajo de “presión-situación-respuesta”. Esta estructura posibilita vincular las presiones ejercidas sobre la calidad de la tierra por las actividades humanas, y graficar sus efectos sobre el estado de la tierra. También pueden ser vinculados los cambios en el tiempo, la respuesta de la sociedad a estas presiones y las actividades de los usuarios de la tierra y de los que hacen las políticas (Pieri et al 1995). Generalmente, estos indicadores monitorean la relación más directa entre la acción humana y el medio ambiente, como el impacto del raleo de los bosques, la agricultura en laderas y el sobreabastecimiento. El uso de tales técnicas, sin embargo, puede restar claridad a las interacciones más complejas entre economía, política y cultura, y el uso de la tierra y el medio ambiente. En estos enfoques se utilizan, tanto los indicadores científicos como los de la propia población rural (Hambly et al 1996).
Traeger (1997) da una visión panorámica de los enfoques basados en el uso de indicadores. Muchas de estas metodologías no son muy participativas. El programa de Indicadores Cualitativos de la Tierra (Land Quality Indicators- LQI) coordina estas iniciativas. (ver el programa LQI en http://www esd.worldbank.org/lqi/intro.htm).
La experiencia con estas metodologías aún es limitada; a pesar de ello se ha trabajado más con ERP y Análisis de Género (Gender Analysis). Si se pudieran presentar las metodologías disponibles en un solo cuadro sería más fácil escoger la más apropiada para la tarea inmediata.
El aprendizaje, la experimentación y la extensión participativos
Esta categoría de metodologías se centra en enfoques relacionados con el fortalecimiento de las capacidades de los agricultores para aprender, experimentar, adaptar e innovar. La extensión Agricultor-a -Agricultor (Farmer-to-Farmer), el enfoque de la Escuela de Campo para Agricultores (Farmer Field School) y el Desarrollo Participativo de Tecnología (Participatory Technology Development) están entre los enfoques mejores conocidos en esta categoría. Estos enfoques también incluyen evaluación y planificación basadas en las metodologías referidas anteriormente.
La Extensión de Agricultor-a-Agricultor (Farmer-to-Farmer Extension)
Desde comienzos de los ochenta, la extensión de agricultor-a-agricultor fue tomada bajo la forma de un movimiento tanto en Centroamérica como Latinoamérica. Los pequeños agricultores comenzaron a analizar su situación y cuestionaron las tecnologías del modelo de la Revolución Verde, que estaba siendo promovido, por antiecológicas y contrarias al pequeño propietario. Los agricultores comenzaron a valorar su propio conocimiento y el proceso de aprendizaje mutuo entre agricultores. En este tipo de extensión, los agricultores son vistos como sujetos activos de su propio desarrollo. Su respuesta a los factores que limitan la producción es el uso de recursos locales de una manera ecológica y el tratar de cambiar la relación tradicionalmente vertical entre extensionistas y agricultores. El objetivo de la extensión de agricultor a agricultor es fortalecer el espíritu innovador de los agricultores y su habilidad para intercambiar conocimiento con otros agricultores. En este proceso los promotores agricultores juegan un rol importante (Selener et al 1997).
Recuadro 5.2 El movimiento de Campesino a
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La revolución y reforma agraria de Nicaragua de la década de 1980 colocó a los campesinos en el centro del cambio social. Esto tuvo un efecto profundamente emancipador. Por primera vez ellos eran capaces de organizarse libremente a gran escala y formaron la Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos (UNAG). Esto condujo directamente al movimiento de Campesino a Campesino. Entre 1986 y 1989, UNAG, en un proyecto piloto colaborativo con una ONG mexicana (SEDEPAC), organizó una serie de visitas de capacitación entre campesinos mexicanos y nicaragüenses. El objetivo era capacitar a los campesinos nicaragüenses en aquellas técnicas de conservación de suelo y agua que los campesinos mexicanos habían encontrado efectivas. Durante estas visitas, los nicaragüenses tomaron parte en la experimentación y la capacitación de compañeros que condujo a un triple incremento de la producción de granos básicos y se constituyó un fuerte equipo nicaragüense de promotores campesinos. La mayoría de sus miembros campesinos eran simplemente agricultores que estaban listos para experimentar y compartir con otros. Las noticias del proyecto exitoso se esparcieron rápidamente entre los campesinos a través de Nicaragua. La difusión se dio espontáneamente. Los cursos prácticos y cortos, las visitas de campo entre pueblos y la experimentación a pequeña escala formaron la base del proyecto UNAG. La capacitación fue extendida para introducir a los técnicos agrícolas y consultores de otras ONG en las metodologías de Campesino a Campesino. Pronto, a través del contacto directo de agricultor a agricultor y el apoyo de las ONG locales, los cursos, actividades y materiales comenzaron a aparecer en muchas partes del país (Holt-Giménez y Cruz Mora 1993). |
El enfoque de la Escuela de Campo para Agricultores (Farmer Field School approach)
El enfoque de la Escuela de Campo para Agricultores se desarrolló, en la década de los noventa, a partir de los programas de Manejo Integrado de Plagas (MIP) apoyados por la FAO en el Sudeste Asiático. En la actualidad, las Escuelas de Campo para Agricultores también están siendo organizadas para el Manejo Integrado de Nutrientes (MIN), la biodiversidad y la conservación del suelo y el agua. Los agricultores descubren y aprenden, por sí mismos, la relación entre cultivos, plagas, depredadores, suelo y agua (Recuadro 5.3). Las Escuelas de Campo están caracterizadas por un vigoroso sistema de extensión “conducido por el agricultor” y de “agricultor a agricultor”. El objetivo es facultar a los agricultores de modo que sean capaces de seleccionar y adaptar las tecnologías más apropiadas a las condiciones agroecológicas y económicas locales. Se pone énfasis en el hecho de que los mismos agricultores deberían conducir el proceso de selección y adaptación de tecnología. Los investigadores y trabajadores del desarrollo necesitan convertirse en expertos en facilitar el aprendizaje, selección y adaptación participativos.
Recuadro 5.3 Escuelas de Campo para Agricultores:
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La frase Escuela de Campo para Agricultores se escuchó por primera vez en Indonesia en 1990. Cinco años más tarde, las escuelas de campo para agricultores de MIP habían sido conducidas en más de 15.000 pueblos en Indonesia y en miles de comunidades en Vietnam, India, Bangladesh, Filipinas, China, Corea y Sri Lanka. Al igual que con la ecología, el enfoque de escuela de campo requiere un cambio radical en nuestras actitudes hacia los agricultores y sus percepciones. Nos hemos acostumbrado a escuchar que se describa a los agricultores como “conservadores”,”adversos al riesgo” y “propensos a lo tradicional”. En el enfoque de la escuela de campo MIP, los agricultores son considerados como un recurso fundamental. Se considera a las personas intrínsecamente curiosas y creativas, así como deseosas de ganar el control sobre sus vidas a través de la comprensión de las fuerzas y patrones que las afectan. Para los agricultores, el obtener una comprensión de la ecología de sus campos y ser capaces de manejar los procesos complejos que ocurren allí, es una forma de conseguir poder, reducir la inseguridad y generar la confianza en sí mismos. Se considera a la educación como un proceso que se da en el que aprende, no en el maestro o facilitador. Por lo tanto, en una escuela de campo, son los agricultores los que recopilan los datos y los discuten, analizan, presentan y experimentan. Un agricultor que domina un proceso puede “enseñarlo” a otros, permitiendo que ellos lo descubran por sí mismos (Scarborough et al 1997). |
Las Escuelas de Campo para Agricultores alientan la interacción directa entre población y ecología. En la capacitación de MIP de la escuela de campo, los principios básicos son descubiertos en los campos y vinculados a las concepciones y experiencias previas de los agricultores. De esta manera, los agricultores vuelven a ganar el control sobre la generación y difusión del conocimiento, y el desarrollo de la tecnología (Scarborough et al 1997).
El DPT, esencialmente, es un proceso de interacción de propósitos y creatividad entre la población rural y los facilitadores de fuera. A través de esta interacción, los socios tratan de incrementar su comprensión de los principales rasgos y dinámica de los sistemas agrícolas locales y definir los problemas y oportunidades. Ellos también aprenden la manera de experimentar con una selección de las opciones de “mejor apuesta” para la mejora. Estas opciones están basadas en ideas y experiencias derivadas del conocimiento indígena y la ciencia formal. Este proceso de desarrollo de tecnología no sólo intenta encontrar soluciones a los problemas en marcha. También trata de desarrollar prácticas de agricultura sostenible, que conservan y enriquecen los recursos naturales para las futuras generaciones. Lo más importante de todo, el DPT tiene la finalidad de fortalecer la capacidad de los agricultores y las comunidades rurales, permitiéndoles el análisis de los procesos en marcha y el desarrollo de innovaciones relevantes, factibles y útiles.
Los seis pasos principales en el DPT:
- Comenzando: construcción de las relaciones para la cooperación; análisis preliminar de la situación; toma de conciencia.
- Buscando cosas para probar: identificación de prioridades; identificación de opciones de “mejor propuesta” proveniente del conocimiento indígena o de fuentes científicas; tamizando opciones.
- Diseñando experimentos: revisión de la práctica experimental existente; planificación y diseño de experimentos; diseño, monitoreo y evaluación de protocolos.
- Probando cosas: implementación de experimentos; monitoreo y evaluación.
- Compartiendo resultados: comunicación de las ideas y principios básicos, de los resultados y del proceso de DPT; entrenamiento en habilidades, en tecnologías probadas y en uso de métodos experimentales.
- Manteniendo el proceso: creación de condiciones favorables para continuar la experimentación y el desarrollo agrícola (ver Veldhuizen et al 1997 (a) & (b); Reijntjes et al 1992.
Este proceso de desarrollo de tecnología está estrechamente ligado al cambio social, y alienta la innovación local, la confianza en sí mismo y el autorespeto a través de la planificación, la implementación y la evaluación auto organizada de los experimentos sistemáticos. El proceso también nutre una conciencia cultural en la medida que la planificación y la evaluación obligan a que los participantes tomen en cuenta su propia situación, así como las responsabilidades y necesidades de otros en la comunidad.
Enfoques integrales en apoyo del desarrollo sostenible
Entre estos enfoques para el aprendizaje, planificación y acción participativos existen complementariedad y sobreposiciones considerables. Cada uno tiene su fuerza y, si se combinan, podrían tener una significación considerable en el desarrollo de la agricultura sostenible. La ERP y la ERSCA son importantes metodologías de evaluación y pueden usarse en el DPT y la ECA. El enfoque Escuela de Campo para Agricultores (ECA) aún está fuertemente focalizado en el aprendizaje (Loevinsohn y Meijerink 1998), y el enfoque DPT podría complementar el enfoque ECA introduciendo o fortaleciendo aquellos elementos de la experimentación del agricultor que se relacionan con la adaptación de la tecnología. Esto podría posibilitar que los agricultores continúen el proceso de selección y adaptación de tecnología. Nuevas herramientas de evaluación también podrían fortalecer la capacidad de los agricultores ECA para analizar su situación y monitorear el cambio hacia la sostenibilidad. De esta manera, el enfoque de aprendizaje ecológico ECA se convertiría en el más apropiado para las cambiantes condiciones agrícolas para un desarrollo continuo hacia la agricultura sostenible – LEISA. Las experiencias iniciales de la integración de DPT en las Escuelas de Campo para Agricultores son presentadas por Van der Fliert en la Tercera parte de este libro. Sin embargo, aunque todavía es necesario un mayor desarrollo e institucionalización de los enfoques participativos, ahora es ampliamente aceptado su potencial para el desarrollo de la agricultura sostenible y del fortalecimiento de la responsabilidad del agricultor.
Recuadro 5.4 Complementariedad y contraste: DPT e
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La investigación convencional tiende a tener metas de largo plazo, aplicaciones más genéricas y una tradición de rigor metodológico. Las fuerzas complementarias del DPT ayudan a llenar los vacíos de la investigación convencional, proporcionando resultados rápidos para las condiciones específicas del sitio y mejores herramientas a los agricultores para sostener el proceso de adaptación al cambio. Al mismo tiempo, no es tanto la naturaleza complementaria sino las diferencias las que son enfatizadas cuando se introduce un enfoque DPT en el establecimiento de proyectos y programas convencionales. El DPT contrasta con los enfoques verticales y, de “transferencia de tecnología”, en los cuales el agricultor es percibido como un receptor pasivo de tecnologías generadas en cualquier otro lugar. El éxito de programas DPT no se mide por el resultado. El resolver un problema particular no es el punto. Nuevos problemas surgen continuamente. Un programa DPT puede ser juzgado como exitoso sólo si los agricultores se han beneficiado de colaboración con los foráneos y están mejor calificados para manejar nuevas situaciones. El ILEIA Reader Farmers’ Research in Practice: Lessons from the Field (Van Veldhuizen et al 1997b) presenta una colección de estudios de caso de experiencias DPT que demuestran la efectividad de este enfoque. El DPT recién se ha empezado a desarrollar. Persisten las preguntas acerca de su aplicabilidad en diferentes contextos socioeconómicos, institucionales y políticos. Estos casos se relacionan con la evaluación de sus impactos, la confiabilidad de los hallazgos de la investigación; la influencia en la política y en la elaboración de políticas; y el aspecto de institucionalización de los enfoques participativos en las grandes burocracias gubernamentales. Otros aspectos incluyen la creación de instituciones externas propiciadoras del DPT, la construcción del capital social y el establecimiento del DPT en un contexto económico regional más amplio. Como puntualiza van Veldhuizen, aún existen muchos retos por delante. (Van Veldhuizen et al 1997b). La Circular DPT proporciona una actualización semestral sobre las publicaciones y eventos relacionados con éste. Se puede obtener pidiéndola a ETC Netherlands, PO Box 64, NL 3830 AB Leusden, The Netherlands. |
6. Tendiendo puentes para LEISA
Siete años después de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD) de Río, uno de los progresos alcanzados ha sido poner en agenda a la agricultura sostenible y a LEISA. Bastante han realizado y logrado, en los pasados 15 años, aquellos que están convencidos que LEISA debe ser defendida e implementada para conseguir la sostenibilidad en la agricultura. En forma creciente el desarrollo agrícola nacional e internacional, así como las instituciones de investigación y las políticas favorecen los enfoques LEISA y el desarrollo participativo, proporcionando un apoyo más fuerte a los agricultores pobres. Es gratificante para ILEIA ser parte de este proceso desde 1984.
Sin embargo, se necesita hacer mucho más. La regeneración y transición de la agricultura hacia LEISA, a nivel mundial, apenas ha comenzado. La pobreza, el crecimiento poblacional y el aumento de la inseguridad alimentaria —especialmente a nivel local— demandan que se realicen acciones urgentes e inmediatas. Tales respuestas de corto plazo pueden dañar la sostenibilidad agrícola a futuro. La necesidad de regenerar HEIA y LEIA y de realizar una transición más intensiva hacia la agricultura sostenible en todo el mundo es clara. LEISA se reclama como una agricultura económicamente competitiva, ecológicamente coherente y respetuosa de los valores sociales y culturales. ILEIA y muchos otros son de la opinión que tal LEISA puede contribuir a encontrar las soluciones correctas para situaciones localmente específicas.
Como ya se ha discutido en este libro, existen tres razones principales para que promocionar LEISA. Enfatizando la sinergia y la complementariedad en el uso de los recursos y el conocimiento, LEISA:
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proporciona una alternativa a los sistemas de producción LEIA y HEIA no sostenibles,
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promueve tecnologías que apuntan a intensificar la producción agrícola, y
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resalta la importancia de facultar a los agricultores y a sus comunidades para la búsqueda de soluciones locales a través de metodologías participativas.
El fortalecimiento de las facultades de los agricultores y el desarrollo conducido por ellos mismos son esenciales. En el reciente video de ILEIA, Building bridges: LEISA in practice, el administrador del Sandema Agricultural Station, en Ghana del Norte, Moses Appiah, hace una reflexión: “A través de LEISA y el proceso DPT los agricultores ganan mucha autoconfianza y autorespeto. Ellos llegan a estar más motivados para trabajar por sí mismos, para identificar sus propios problemas y soluciones, y para traducir esto en términos prácticos. Pienso que es una base sostenible para el desarrollo” (ILEIA 1998).
Esta cuestión se torna más urgente, conforme los más fuertes procesos para globalizar los mercados económicos y las visiones del mundo crean nuevas oportunidades, que inevitablemente acarrean efectos negativos en la sostenibilidad ecológica y social de los medios de vida de los pequeños agricultores. La reciente emergencia de la biotecnología y la ingeniería genética, en un intento por incrementar la productividad y los rendimientos, es una nueva dimensión de estos procesos de globalización.
Cuando los procesos macro económicos y culturales presionan sobre los sistemas de vida de los pequeños agricultores, se presenta la pobreza, la degradación ecológica y la desintegración social. Si las causas y los efectos de estos procesos no son bien entendidos y sus implicancias ecológicas y sociales no son tomadas en cuenta, la sostenibilidad de los sistemas agrícolas locales se vuelve extremamente vulnerable. Debido a que el desarrollo agrícola está influenciado por los macro procesos, además de ser específico a una situación y basado en la población, necesita ser considerado tanto a nivel micro como macro.
Las soluciones locales tienen que ser encontradas por la población lugareña usando sus propio conocimiento, recursos, instituciones y responsabilidades. Estos esfuerzos deben ser complementados y apoyados por otros. LEISA ofrece una aproximación que enfoca el contexto local y, con la ayuda de metodologías participativas, trata de hacer el mejor uso de los recursos locales y externos, así como del conocimiento indígena y científico. El fortalecimiento de las facultades y responsabilidades son condiciones previas importantes para el desarrollo agrícola conducido por el agricultor, y para LEISA (Laban 1995).
Los agricultores no son víctimas pasivas de las condiciones cambiantes, sino que adaptan e innovan para mejorar su situación. LEISA no es un sueño inalcanzable. Estudios de caso documentados en los cuales miles de agricultores han estado involucrados, así lo demuestran. LEISA tiene claramente el potencial, dentro de límites ecológicos y económicos, para garantizar la seguridad alimentaria local para una población creciente, para mejorar la situación económica de los pequeños agricultores, para mantener o incrementar la diversidad genética, para limitar la deforestación y la erosión del suelo y para preservar la base de recursos naturales. Estos estudios de caso proporcionan importantes contribuciones al desarrollo de la agricultura sostenible y permiten entenderla. La experiencia práctica muestra que los procesos de desarrollo participativo para fortalecer las habilidades de los agricultores en experimentación e innovación son ensenciales en el desarrollo de la agricultura sostenible. Las combinaciones de ERP, ECA, DPT y otras metodologías mencionadas en los capítulos anteriores son poderosas y tienen un gran potencial. Tal desarrollo hacia LEISA, sin embargo, necesita ser sensible a las diferencias en las condiciones y oportunidades prevalecientes y los tipos de agricultores involucrados. Las situaciones que demandan prioridad y un enfoque LEISA específico incluyen la agricultura orientada a la subsistencia, la agricultura de pequeños agricultores orientada al mercado, la agricultura orgánica y la agricultura urbana.
El fortalecimiento de las facultades de los agricultores, el desarrollo conducido por ellos mismos y la innovación de la agricultura a nivel de finca y de comunidad no resultan suficientes. Las acciones concertadas a niveles superiores son importantes si se tienen que elaborar políticas conducentes al desarrollo de LEISA y si los agricultores tienen que ser protegidos contra el comercio internacional injusto; del rápido cambio de las condiciones de producción que pueden ser difíciles de manejar y de los efectos de la investigación de alta tecnología, y de las normas que se centran en, y privilegian, ciertas formas de agricultura. A pesar de los esfuerzos y progresos realizados, las agendas de muchas instituciones de investigación y política todavía no están preparadas para promover las condiciones que hagan que LEISA realmente funcione. Más aún, el gasto gubernamental tanto en desarrollo como en investigación disminuye y existen fuertes tendencias entre las corporaciones transnacionales para tomar el liderazgo e imponer dominios de investigación que no necesariamente contribuyen al desarrollo de la agricultura sostenible y, con frecuencia, no están interesadas en los pequeños agricultores del Sur, orientados al mercado y a la subsistencia. Estas corporaciones están invirtiendo enormes cantidades de fondos de investigación en el desarrollo de tecnologías basadas en energía fósil e ingeniería genética. Los derechos de patentes sobre variedades de cultivos modificadas genéticamente son controlados crecientemente por un número muy pequeño de corporaciones transnacionales a expensas de las razas locales, variedades indígenas y derechos de los pequeños agricultores. Es esencial que se dé apoyo financiero a la investigación capaz de generar conocimiento que pueda contribuir a la preservación de nuestra diversa base de recursos naturales y el bienestar de la mayoría de la población mundial.
A largo plazo, la agricultura, el sistema económico en general y la sociedad humana, todo en conjunto, sólo puede ser sostenible si se mantiene en balance con la naturaleza y si se respeta la equidad social. Esto no es nada nuevo. La unidad del mundo espiritual, natural y social es parte de las visiones y filosofías más tradicionales y antiguas del mundo. Los actuales intereses económicos y políticos transnacionales, sin embargo, no compatibilizan con las visiones del mundo que han sostenido la vida a través de los siglos. El enfrentar estas tendencias requiere de los esfuerzos concertados de un creciente número de diferentes tipos de personas que estén preparadas para abrazar los principios y necesidades que sostienen los conceptos, los enfoques y el mensaje político del desarrollo sostenible en general y de LEISA en particular. ILEIA quiere ser parte de este esfuerzo.
Mirando hacia adelante
Se necesita hacer mucho. La corriente principal de investigación, las organizaciones de desarrollo y los que hacen las políticas necesitan estar convencidos de la importancia de LEISA. Existe una importante necesidad de interacción, comunicación, enlace, trabajo en red, entre todas las clases de socios de LEISA, incluyendo agricultores, consumidores, ONG, agencias gubernamentales, instituciones de investigación y capacitación y el sector privado.
Se necesitan tomar iniciativas internacionales y regionales que puedan funcionar como puentes entre estos diferentes socios de LEISA – agricultura sostenible del norte, sur, este y oeste. Tales iniciativas, en colaboración directa con los socios nacionales y con la total admisión del papel que a cada uno le corresponde desempeñar, podrían cumplir una función importante en la puesta en práctica de las acciones concertadas de desarrollo, documentación, evaluación e intercambio de experiencias, difusión de información, capacitación e investigación, defensa, discusión política y trabajo en red. Ya existen muchas instituciones nacionales e internacionales comprometidas en tales actividades, pero a través de la coordinación y colaboración se podría lograr más. ILEIA ve necesario lo siguiente:
- aumentar los fondos para el desarrollo e investigación en LEISA;
- proporcionar habilidades y conocimientos a los agricultores, a los que practican el desarrollo y a los que hacen las políticas para el uso de los enfoques LEISA y las metodologías participativas;
- documentar y analizar los casos en LEISA, en los cuales estén activamente comprometidos un gran número de agricultores;
- tender puentes entre toda clase de actores diferentes (agricultores y científicos, trabajadores del desarrollo e investigadores, ONG y agencias gubernamentales, productores y consumidores) en el Sur y en el Norte, para difundir LEISA y para internalizar sus enfoques y los de acción participativa en las agendas de desarrollo y de investigación;
- proporcionar evidencias para la defensa con el fin de influir en las políticas y crear un ambiente propicio a LEISA, sacando lecciones y propuestas de las experiencias documentadas.
- elevar la conciencia de los consumidores urbanos, especialmente los de Occidente, acerca de los vínculos desfavorables que existen entre las formas de producción agrícola no ecológicas, no sostenibles, por un lado, y todos los sistemas de vida de la mayoría de agricultores del Tercer Mundo y los alimentos seguros y saludables, por el otro. Se necesita hacer esto por medio de mensajes simples pero adecuados, promoviendo su compromiso y apoyo para desarrollar LEISA;
- publicar, en forma electrónica e impresa, las muchas experiencias, historias, acciones e innovaciones que demuestran la importancia de LEISA en la contribución al logro de la agricultura y los sistemas de vida sostenibles.
En estos esfuerzos se debería dar mayor atención a la búsqueda de respuestas adecuadas a la pregunta de cómo podemos:
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compatibilizar lo ecológico con lo económico y lo económico con lo socio-cultural, de manera que, en el futuro, la agricultura alcance sus criterios de sostenibilidad;
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intensificar la producción agrícola sin comprometer las bases de nuestros recursos naturales;
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asegurar que la mitad de los agricultores del mundo sean capaces de continuar llevando una vida dentro de su propio ambiente socio-cultural, sin ser marginados por una visión macroeconómica del mundo y una forma de vida que está perdiendo elementos esenciales de humanidad, y
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hacer coincidir el desarrollo del más alto grado, dirigido por el agricultor, con los actuales procesos de globalización.
Quedan dos puntos importantes.
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¿Qué tipo de ambiente político es más propicio para mejorar LEISA y para el desarrollo dirigido por el agricultor?
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¿Qué impacto tiene la liberalización económica y la ingeniería genética sobre la sostenibilidad de la agricultura y los medios de vida de millones de pequeños agricultores?
La contribución de ILEIA
ILEIA intenta seguir contribuyendo en forma activa y colaboradora con los esfuerzos de aquellos que trabajan para el desarrollo de LEISA. Tendiendo puentes entre los socios de LEISA (Building bridges between partners in LEISA, ILEIA 1998) es el lema de la nueva ILEIA que muchos desean ver continuar como un Centro Independiente de Conocimiento e Información sobre LEISA (Independent Knowledge and Information Centre on LEISA). A través de un programa global y el apoyo a la publicación y a actividades en red en diferentes regiones (Latinoamérica, África francófona, Medio Oriente Árabe y el Maghreb, Asia del Sur y la meridional África anglófona, y el Sudeste Asiático) ILEIA espera ayudar a construir nuevos pasos sólidos hacia la agricultura sostenible.
ILEIA desea contribuir al mayor desarrollo y mejora de LEISA continuando con la producción del Boletín de ILEIA y otras publicaciones, tanto impresas como en Internet. Esperamos ser capaces de responder a la creciente demanda de ediciones en otros idiomas. Si los fondos lo permiten, nos gustaría comenzar con el francés y el árabe, pero otros idiomas como el hindi, chino y portugués también son posibilidades reales. Mayor documentación, publicación, insumos para nuevas agencias y un acceso más amplio a la información electrónica sobre LEISA son otras actividades esenciales. La generación y el compartir conocimiento e información debe continuar siendo una de las principales tareas de ILEIA.
Convertir a LEISA en una corriente principal o internalizarla en las agendas de investigación y desarrollo de aquellas organizaciones e instituciones que se centran en el uso de la tierra y el manejo de recursos naturales, es también asunto de urgencia. La contribución al debate sobre las dimensiones conceptuales y políticas de LEISA, con el fin de mejorarla a nivel de finca, puede lograrse a través de la provisión de información sobre experiencias documentadas con LEISA, en su contexto socioeconómico específico.
ILEIA se propone cumplir un papel catalizador y de enlace, apoyando a sus contrapartes en todo el mundo en las iniciativas de LEISA. La facilitación y las subvenciones de corto plazo podrían usarse para hacer posible que las contrapartes inicien actividades relacionadas a la capacitación, documentación de estudios de caso, investigación, política y trabajo en red. Para esto, debe buscarse una colaboración intensa de socios nacionales, regionales e internacionales. Hacer posible estas iniciativas ayudaría, en opinión de ILEIA, a anclar LEISA en las instituciones locales y regionales. ILEIA está convencida de que tal apoyo, junto con ediciones del Boletín en determinados idiomas, sería más efectivo que cuando se tiene una focalización regional. Al momento, ILEIA está ocupada en discusiones con los socios financieros para el apoyo de este desafiante programa.