Foto: Willem Kastelein
Los Andes peruanos se localizan entre el desierto árido de la costa del Pacífico y el bosque tropical húmedo lluvioso de la Amazonia. Los picos más altos son de casi 7000 m sobre el nivel del mar. Entre las cordilleras montañosas hay altas llanuras o punas y valles escarpados.
Las principales áreas agrícolas están concentradas en los valles. Éstos se ubican entre los 2000 y 3500 m y tienden a poseer un clima semiárido con una estación lluviosa relativamente corta y una precipitación irregular, no confiable. En estas condiciones el uso del riego es generalmente ventajoso. La disponibilidad de riego reduce el riesgo de sequías y puede ayudar a prolongar la época de siembra, algunas veces, incluso, haciendo posible obtener una segunda cosecha. El riego es ampliamente practicado y es considerado importante para el desarrollo.
El riego fue también importante en culturas prehispánicas andinas, lo que se reflejó en sus religiones y templos. Un considerable número de estos antiguos sistemas de riego, algunos de los cuales tienen más de 2000 años, están aún funcionando actualmente.
La colonización española causó el estrago de la población indígena. La organización social de la sociedad rural post-hispana consta de comunidades indígenas, generalmente 30-200 familias con derechos de propiedad territorial común, mestizos (pequeños propietarios) y haciendas (grandes estancias) que pertenecían a inmigrantes europeos. Con la reforma agraria de finales de la década de 1960, las haciendas fueron subdivididas en pequeñas propiedades. Las comunidades también han sido reorganizadas en parcelas individuales, aunque los derechos formales de propiedad comunal han quedado intactos y la organización comunal se ha mantenido generalmente, en la medida que los intereses comunes y el uso común de los recursos estén involucrados.
Los pequeños propietarios generalmente producen para su propio consumo, vendiendo solamente algunos de sus cultivos para cubrir sus necesidades de dinero efectivo. El riego se usa para producir papas, maíz, frijoles, arvejas y varios cereales nativos para el mercado. También se riegan pastizales, particularmente para superar la estación seca en áreas donde se cría ganado lechero.
Existen varias zonas ecológicas en la Sierra y la mayoría de los sistemas de riego son de pequeña escala entre 5 y 200 usuarios. Proyectos más grandes, con más de 1000 pequeños propietarios usuarios del agua, no son raros. El riego es practicado tanto en los pisos de valle como en pendientes (generalmente empinadas).
La intervención en el riego, tanto de las organizaciones de desarrollo gubernamentales como no gubernamentales, ha apuntado a mejorar el riego existente y a la construcción de nuevos sistemas. En general, estas intervenciones no han producido los resultados económicos esperados y su sostenibilidad es cuestionable.
Intervenciones en riego
La introducción del riego mejorado puede crear nuevas posibilidades para la producción y los proyectos de desarrollo. Pero se debe entender que un solo cambio en el riego no basta en la mayoría de los casos. Para ser exitoso, un cambio debe de responder a las necesidades y prioridades de los grupos de interés involucrados. En muchas situaciones se requieren más insumos, incluyendo acceso a la extensión, trabajo adicional, inversiones y una infraestructura de mercado. Estos insumos deberían estar disponibles a un precio razonable y dar retornos suficientemente altos. En muchos casos, estas condiciones no se consiguen y, como resultado, las intervenciones en el riego fracasan en asegurar una mejora en la producción.
Un análisis de seis casos en el área del Cusco ha mostrado que se ha logrado mayor disponibilidad de agua como resultado del mejoramiento de sistemas de riego. Sin embargo, la cantidad de trabajo requerido para manejar los sistemas era tal que la productividad por unidad de trabajo permaneció igual, aun con una mayor producción por unidad de tierra. Entretanto, la erosión del suelo se había incrementado significativamente. Como el trabajo puede ser considerado el insumo más precioso en estos sistemas de LEISA, estos resultados no pueden considerarse satisfactorios.
Mujeres y agua
En décadas recientes, el papel de las mujeres andinas en la toma de decisiones a nivel familiar se ha incrementado. Muchos hombres se han ido a causa de la violencia política o porque las oportunidades económicas resultan más atractivas en otros lugares. Sin embargo, las organizaciones de riego formales usualmente sólo incluyen a mujeres que son cabezas de familia, esto a pesar del importante papel jugado por las mujeres en la agricultura y el riego. Las mujeres son las principales usuarias y necesitan agua para el ganado y para propósitos domésticos. Por eso es importante que ellas sean incluidas cuando se tomen decisiones sobre el manejo del agua y el riego. Varios proyectos han fracasado en los Andes peruanos porque no se ha tomado en cuenta suficientemente a las mujeres en la planificación y ejecución de los proyectos. La experiencia ha mostrado que las mujeres pueden ser acercadas estrechamente al proceso de toma de decisiones y al establecimiento de derechos del agua si la importancia y lógica de su participación es explicada y discutida. La experiencia ha mostrado que este tipo de enfoque ha llevado a resultados más sostenibles.
El establecimiento de derechos
Riego por aspersión en Paucartambo
Foto: Willem Kastelein
En los sistemas de riego que funcionan sin intervención externa, los derechos del agua y el derecho de uso del sistema de riego están relacionados generalmente al aporte individual en la construcción y mejora de la infraestructura de riego. Este puede ser una inversión ya sea en dinero efectivo o en trabajo. Los derechos son consolidados a través de la participación en el funcionamiento, mantenimiento y trabajo de reparación. Estos derechos normalmente serán heredados por los hijos y, en la mayoría de los casos, pueden ser vendidos. Sin embargo, normalmente, la organización de regantes tendría que dar permiso para tal venta. Nuevos usuarios pueden obtener derechos realizando una contribución que se considera equivalente a los esfuerzos ya invertidos por los actuales usuarios.
Las intervenciones en riego de la mayoría de las organizaciones de desarrollo tienden a focalizarse en la construcción de infraestructura física y no toma en cuenta los derechos existentes y el mecanismo que establece nuevos derechos. Aunque las organizaciones de desarrollo crecientemente reconocen la importancia de una adecuada organización de regantes y buscan incluir esto en sus estrategias de intervención, sólo unas pocas parecen estar conscientes que el desarrollo de los derechos a través de la participación en la construcción es un punto de partida esencial y fundamental. Esto limita seriamente la efectividad de las intervenciones de desarrollo dirigidas a fortalecer una organización de riego sostenible.
Donde los derechos existentes no son tomados suficientemente en cuenta, los usuarios serán renuentes a participar en proyectos. Si la creación de nuevos derechos y obligaciones no es suficientemente clara, menos personas se inclinarán a invertir en nuevos desarrollos. Si todos los costos de inversión (a veces incluyendo la mano de obra de futuros usuarios) se pagan a partir de fuentes externas, las personas no sienten que los derechos han sido legítimamente establecidos por los beneficiarios. En consecuencia, los usuarios tienden a no ver tales proyectos como de propiedad y responsabilidad propios. Diseño técnico apropiado
En algunas partes de los Andes, los agricultores han desarrollado el riego por aspersión, adecuado a sus propias condiciones y necesidades. Alrededor del pueblo de Paucartambo, por ejemplo, el agua se origina en manantiales pequeños con descargas frecuentemente por debajo de 2 litros por segundo. Esto es difícil de manejar eficientemente en riego por gravedad. Construir reservorios apropiados para hacer posible el riego por gravedad más eficiente requeriría inversiones considerables. Como la topografía relativamente empinada fácilmente provee la presión requerida, se logra un riego simple pero efectivo usando tubos de polietileno de costo relativamente bajo (50 a 100 metros de largo) conectados a aspersores hechos localmente o importados. Aunque la aplicación del riego por aspersión tiene un potencial considerable en los Andes, muchas organizaciones de desarrollo ahora lo están promoviendo sin evaluar adecuadamente las condiciones locales.
Hay ejemplos de casos donde el riego por aspersión, introducido para reemplazar los actuales sistemas de riego por gravedad, ha dado lugar a efectos de perturbación y han surgido serios conflictos a causa de sus consecuencias en la distribución del agua y en los derechos y obligaciones de los usuarios. Además, se ha observado que, sobre suelos pesados, el agua de los aspersores se infiltra muy lentamente a causa de que ésta fluye hacia las depresiones. Esto resulta en una baja eficiencia en el uso del agua. Las ventajas del riego por aspersión frecuentemente no son aprovechadas en la práctica porque las parcelas son pequeñas e irregulares, lo cual lleva a altas pérdidas en los márgenes de las parcelas.
En los Andes, como en cualquier otra parte del mundo, trasplantar opciones técnicas de un lugar a otro puede tener efectos adversos. La infraestructura de riego debe ser diseñada para responder a los requerimientos sociales y organizacionales particulares de cada sistema de riego y para la compleja condición física de las localidades específicas. El riego solo no puede asegurar el desarrollo sostenible.
Willem Kastelein, SNV-Perú, Los Pinos 550, San Isidro, Lima 27, Perú.
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