junio 1998, Volumen 13, Número 4
Contraatacando con MIP

Pequeños propietarios contraatacan con el MIP

WIETSE BRUINSMA , A. VAN HUIS , PAUL TER WEEL - KRISNAWATI | Página
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El tema de este boletín trata de la sustitución de los insumos externos de mano de obra, administración de habilidades y conocimientos. Se refiere al Manejo Integrado de Plagas (MIP) y a la participación, aprendizaje experimental y educación informal de hombres y mujeres en las Escuelas de Campo para Agricultores.

Aunque han pasado 35 años desde que Rachel Carlson publicó Primavera silenciosa con su devastador relato de los efectos del uso indiscriminado de los agroquímicos, la presión unilateral para aumentar su uso continúa. La naturaleza es controlada de esta forma y el uso de los pesticidas no ha disminuido. En los países del norte, el movimiento medioambiental, apoyado en forma dudosa por las regulaciones gubernamentales, ha tenido cierto impacto para estabilizar y quizás frenar los agroquímicos. Pero en el sur el uso de los pesticidas ha aumentado y las empresas productoras de químicos han extendido sus mercados con fuerza.

A partir de 1950 la agricultura ha estado dominada por la visión de la modernización y el potencial de usar tecnología para moldear la naturaleza. Este modelo ha dominado la agricultura industrial del norte y la historia de la Revolución Verde de la agricultura del sur.

Afortunadamente, hubo iniciativas departe de algunas agencias y gobiernos para implementar enfoques alternativos. El Programa de MIP Inter-Países de FAO, el cual introdujo del modelo de aprendizaje participativo de las Escuelas de Campo para Agricultores, es uno de esos ejemplos. Primero en Asia y después en África, muchos agricultores fueron orientados a explorar las relaciones ecológicas, maravillosas y complejas, de sus propios campos y ecorregiones. En este boletín de ILEIA vol.13.4 damos énfasis al MIP y tratamos de dar una visión de los cambios que han tenido lugar en los últimos años.

MIP

El Manejo Integrado de Plagas se desarrolló en los arios 70 como una respuesta a los efectos colaterales negativos debido al uso de los pesticidas. Las plagas se estaban volviendo resistentes a los tratamientos químicos y la salud de los agricultores, trabajadores agrícolas y consumidores estaba en peligro. Estos riesgos eran mayores en países del tercer mundo y las evidencias de hoy nos sugieren que la situación se ha puesto aun más volátil. Las últimas cifras de la OMS indican que al menos 3 millones y quizás hasta 25 millones de trabajadores agrícolas, son envenenados cada año con pesticidas, y unas 20,000 muertes pueden ser directamente atribuidas al uso de agroquímicos. Estudios en Filipinas han hecho un cómputo de los costos alarmantes de los pesticidas en la economía nacional y han demostrado que este efecto negativo se extiende mucho más que a nivel individual (Pretty 1995).

En sus etapas iniciales, el MIP fue un enfoque técnico diseñado para reducir el número de aplicaciones de pesticidas. Como consecuencia se desarrolló una metodología en la cual los agricultores eran alentados a intervenir en el MIP, como parte del proceso para lograr un mejor entendimiento de sus agroecosistemas. Podemos distinguir tres etapas del desarrollo del MIP.

Primero, la integración de los métodos de control y de las plagas seleccionadas. Técnicamente, el MIP consiste en una combinación de métodos de control entre los cuales se consideran el control biológico, la resistencia de la planta hospedante, el control cultural y el control químico selectivo. La primera generación de los proyectos MIP estuvo enfocada en reducir el uso de los insecticidas mediante la introducción de la idea del umbral de la población de plagas. Por encima de este umbral, la aplicación de un control supervisado contra una determinada plaga se consideraba justificada. Después, se combinaron varios métodos de control para combatir algunas plagas de insectos clave. Los proyectos técnicos de MIP en la segunda generación apuntaron a más plagas y, tras incluir enfermedades y malezas, abarcaron varios problemas de protección de los cultivos experimentados por los agricultores.

Segundo, la protección de los cultivos fue integrada con el manejo de recursos naturales y agrícolas. Cuando se dieron cuenta de que muchas prácticas agrícolas influían en el desarrollo de las plagas y que la intensificación de los cultivos generalmente conllevaba al aumento de los problemas de plagas, las medidas de control fueron diseñadas para que se adaptaran al manejo agrícola en su totalidad. Se estudiaron y adaptaron los conocimientos indígenas y las prácticas tradicionales de cultivo y, eventualmente, sirvieron para construir las bases de los programas de MIP. El Manejo de los Recursos Naturales (MRN) se convirtió en un objetivo deliberado, debido a la importancia de la biodiversidad en el control biológico y al valor social de la protección del medio ambiente. Los proyectos de MIP pusieron en práctica el manejo integrado del cultivo para resolver las conflictivas necesidades de la producción agrícola y el medio ambiente.

Tercero, la integración de las ciencias naturales y sociales. Quedó claro que las prescripciones fijas no funcionan en la agricultura tropical ya que las condiciones socioeconómicas y agroecológicas de lugares específicos determinan qué es lo mejor en cada situación. Los agricultores deben escoger de una «canasta» de tecnologías. Los sistemas de extensión, como la capacitación y las visitas, no proporcionaban suficiente flexibilidad porque se basaban en el concepto de una «transferencia de tecnología». Los proyectos MIP comenzaron a desarrollarse alrededor de un modelo de extensión más dinámico, las Escuelas de Campo para Agricultores (ECA), del inglés Fiels Farmers

Schools – FPS. Este enfoque combinó la capacitación con la investigación específica para un lugar y en el propio campo para dar a los agricultores conocimientos, habilidades y confianza para tomar decisiones efectivas, ecológicamente aceptables y de costo efectivo para la sanidad del cultivo. Varios ejemplos de la forma cómo las ECA se desarrollaron en diferentes países se tratan en este boletín de ILEIA (ver los artículos de Kenmore, Page, Mangan, Nguyen, Nyambo, Fakih y Rengam).

En lugar de promover la transferencia de técnicas listas, las ECA dieron énfasis a la habilidad de los agricultores para delinear y sacar conclusiones, a mejorar su capacidad para tomar buenas decisiones y a darles autoridad para que mejoren su posición socioeconómica (Van de Fliert 1993). Este nuevo modelo de extensión también genera preguntas sobre la investigación. La agenda de investigación desarrolla un tema cuando, en un intento de capacitar a los agricultores, se identifican vacíos críticos en el conocimiento.

Para crear un ambiente que anime a los agricultores a adoptar el MIP, los problemas de investigación y extensión han sido reorientados y las políticas agrícolas, particularmente aquéllas que favorecían el uso de los pesticidas, han sido revisadas desde un punto de vista crítico. La pertinencia de esta tercera generación de los proyectos de MIP va más allá de la protección de cultivos y se orienta al manejo integrado de nutrientes y de labranza. La participación y organización de los agricultores son esenciales en el mantenimiento de la dinámica de este proceso.

El diseño del proyecto es vital y debe ser suficientemente ilimitado para permitir la inclusión de problemas de plagas. Adoyo (ver p. 24-25) describe un proyecto de agroforestería y combustibles de madera en el cual los agricultores identificaron al control de plagas como una prioridad y comenzaron a experimentar con la botánica en un intento de controlar los térmites.

Agricultura de subsistencia

El conocimiento indígena sobre el manejo de plagas no debe ser asumido como tal. Bentley (1997) observó importantes confusiones acerca de las plagas entre los pequeños propietarios bolivianos y por ende, sobre las formas de combatirlas. En algunas situaciones, esto puede llevar a un abuso de pesticidas. El conocimiento y la perspicacia son esenciales si los agricultores tienen que crear sus propias técnicas alternativas. Pueden existir opciones de control alternativas para plagas y enfermedades, pero una comunicación pobre puede evitar que este conocimiento llegue a los agricultores.

Los pesticidas no se usan mucho en la agricultura de subsistencia, y las plagas y las enfermedades generalmente forman una parte pequeña de los problemas de los agricultores. En estos casos, el enfoque del Manejo Integrado del Cultivo (MIC) puede ser muy útil. Un interesante ejemplo de esto se da en el artículo de Page (p. 13-14). Otros problemas agudos en producción de cultivos son la disponibilidad de agua y la fertilidad de suelo, temas que requieren la intervención de equipos multidisciplinarios. Un enfoque integrado es mucho más difícil de operar y de adecuar en cultivos de subsistencia que en cultivos comerciales.

Enfoques participativos

Los proyectos de desarrollo agrícola que se basan en la participación de los agricultores dependen del conocimiento indígena. Los agricultores buscan soluciones basados en sus propias necesidades, porque ellos entienden sus propias responsabilidades y las mejores posibilidades. En el artículo de Adoyo, los agricultores realizan sus propios experimentos. Como dijera uno de los agricultores de Kenia al finalizar una sesión de capacitación en una ECA: «Nosotros también somos investigadores y estamos orgullosos de nuestros hallazgos».

El enfoque participativo analiza problemas y usa conocimientos locales. El lugar del experimento es generalmente el campo del agricultor o un lugar de experimentación seleccionado por el grupo de agricultores. Éstos aprenden a experimentar con sus conocimientos propios, que son complementados por información nueva o externa. En este proceso, agricultores y extensionistas adquieren habilidades metodológicas que les ayudan a encontrar sus propias soluciones. Esta secuencia es un reto al paradigma convencional de investigación y conduce a nuevas relaciones y respeto entre los participantes.

Tendencias en el desarrollo de productos

A pesar del potencial de MIP, el uso de pesticidas continúa aumentando (Altieri: pp. 6-7). La industria de agroquímicos está concentrando sus esfuerzos en promover pesticidas convencionales en América Latina y Asia. En 1996, el uso de pesticidas se incrementó en un 6 por ciento en América Latina y países como Brasil, China e India se han convertido en importantes productores de pesticidas convencionales (ver Stoll: pp. 11-12). En varios países en desarrollo son muy baratos en el mercado local, y esto baja el umbral económico por el uso de pesticidas y permite aplicaciones más frecuentes.

En muchos casos el MIP ha sido el equivalente de Manejo Inteligente de Pesticidas. Los cultivos son explorados para monitorear densidades de plagas para tomar acción (generalmente una aplicación de insecticida) cuando se sobrepasa el umbral económico (UE). En tanto la estructura simplificada de monocultivos sea mantenida, la simplificación ecológica llevará a problemas de plagas. Estamos convencidos de que este no es el caso con el enfoque del agroecosistema integrado.

Trabajando para los pequeños propietarios

El artículo de Sam Page (pp. 13-14) da un interesante ejemplo de cómo una pequeña ONG se organizó para conocer las necesidades de los pequeños propietarios en Zimbawe. La capacitación prestó la «Propuesta de aprendizaje a través de la experimentación» de las Escuelas de Campo para Agricultores de la FAO. Sin embargo, hubo algunas variaciones en el sentido de que la capacitación se dio principalmente a los agricultores directamente seleccionados por los grupos constituidos por ellos mismos. Los agricultores que participaron en el proyecto abandonaron el uso de pesticidas sintéticos y pudieron aplicar a una certificación orgánica que les permitía una prima para su producto. Al retornar a sus comunidades, los Trabajadores Agrícolas de Campo (TAC) apoyados por el proyecto compartieron sus nuevos conocimientos y métodos de aprendizaje con los 10 agricultores que originalmente los seleccionaron. Los TACs conducen Escuelas de Campo para Agricultores (ECA) regulares, aseguran que agricultores individuales se adhieran a las pautas de una producción y certificación orgánica y presentan informes mensuales. Los logros en MIP entre los pequeños agricultores aún son modestos. Sin embargo, la disposición de la tecnología MIP descrita en este boletín, comprobada y prometedora, desarrollada por agricultores indígenas e investigadores, muestra el potencial para reducir la cantidad de agroquímicos usada y mejorar la agricultura sostenible. Los agricultores no pueden simplemente cortar el uso de insumos externos y aún mantener la producción. Los insumos externos deben ser sustituidos por mano de obra, habilidades de manejo y conocimiento. Por lo tanto, los agricultores deben invertir en aprender (Pretty 1995). El reto es cómo usar el conocimiento local y las habilidades para motivar a las organizaciones nacionales e internacionales a cambiar sus agendas de investigación y ayudar a llenar los vacíos en el conocimiento de MIP.

El otro reto es movilizar organizaciones como las descritas en este boletín para lograr un impacto ecorregional más amplio. Se debe tener cuidado de evitar la copia indiscriminada de enfoques que han tenido éxito en otras regiones. Las ECA de Asia, por ejemplo, no tienen necesariamente el enfoque adecuado para las situaciones de África. Bien puede ser que el modelo de las ECA de África sea muy diferente al desarrollado en Asia.

El camino hacia el control sostenible de plagas no es un romántico atajo a través del dominio de la agricultura tradicional. La superación de los obstáculos, desvíos y callejones sin salida serán un reto para los agricultores y científicos creativos por muchos años más (Bentley 1997).

Frans Meerman, Wiestse Bruinsma, Arnold van Huis, Paul ter Weel.

Referencias

– Bentley, J.F. y O’Neill, R.J. 1997.0n the ethics of biological control of insect pests (Sobre la ética del control biológico de plagas de insectos). In : Agriculture and Human Values 14(3):283-289.

– Fliert, E. (van de). 1993. Integrated pest management: farmer field schools generate sustainable practices: a case study in Central Java evaluating 1PM training (Manejo integrado de plagas: escuelas de campo para agricultores generan prácticas sostenibles; un estudio de caso en Java Central para evaluar la capacitación en MIP). ISBN 90 5485 124 4. PHD Thesis, Wageningen Agricultura] University. -Pretty, J.N. 1995. Regenerating agriculture: policies and practice for sustainability and self-reliance (Regenerando la agricultura: políticas y prácticas para la sostenibilidad y autodependencia). ISBN 1 85383 198 0(pbk). Earthscan Publications, Londres, Reino Unido.

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