julio 1996, Volumen 12, Número 1
Montañas en equilibrio

Las mujeres kammu eliminan la maleza del pasto con ajonjolí

KRISTINA LINDELL , DAMRONG TAYANIN | Página
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Recibimos muchas reacciones positivas sobre el último número del Boletín de ILEIA sobre maleza, que salió en octubre del año pasado. Sin embargo, algunas de las personas que nos han escrito notaron que podemos haber sido demasiado positivos sobre la maleza. A menudo ésta puede ser una verdadera molestia.

Damrong Tayanin y Kristina Lindell nos escribieron sobre una manera de librarnos del pasto. Damrong Tayanin aprendió sobre esto de su madre. Actualmente, él se encuentra trabajando en un libro sobre plantas y animales de su área. Escribe sobre las plantas como tales, dónde crecen y junto con qué otras plantas, qué apariencia y qué olor tienen, cómo se utilizan como alimento o medicina, y si se utilizan en ritos y rituales.

Los escarabajos del estiércol estarán haciendo rodar los temas nuevamente. Cuando publicamos un Boletín sobre un tema determinado, esperamos que nuestros lectores lo asimilen de manera que puedan surgir nuevas ideas. En esta sección «Sigue rodando», usted tiene la oportunidad de presentar información adicional sobre temas presentados en los números anteriores, dando así más material para incentivar el pensamiento y la acción

Las mujeres kammu eliminan la maleza del pasto con ajonjolí
Damrong Tayanin y Kristina Lindell (ed)

El pasto, especialmente el de la especie Imperata, es un problema que va en aumento en todo el sudeste de Asia. Por lo tanto, parece apropiado hacer conocer el método especial para eliminar el pasto que se utiliza en el área de Namtha, al norte de Laos.

En los pueblos kammu tradicionales eran las mujeres quienes aprendían sobre los diferentes tipos de suelo en el área utilizada para la agricultura, basada en parcelas sometidas a la tala y la quema. Los hombres iban a cazar y pescar y también dejaban el área para ir en viajes de comercialización pero las mujeres se quedaban en el pueblo la mayor parte del tiempo y trabajaban con mayor frecuencia en los campos que los hombres. Por lo tanto, eran las mujeres las que averiguaban qué plantas y semillas se debían usar en las diferentes partes del área. También eran las mujeres quienes cuidaban las parcelas de la huerta para los vegetales. Por ello puede resultar algo inesperado el hecho de que yo, un hombre (Kàm Ràw, el autor) sea capaz de transmitir el conocimiento específico de las mujeres kammu con respecto a las plantas y el suelo en el área. Esto depende de las condiciones dentro de la familia, descritas más adelante y del conocimiento de mi madre, la señora Kwaay Cíam.

La señora Kwaay Cíam nació en el pueblo de Seen Tong en la región Yuan al norte de Laos. Se sabe muy poco sobre su niñez, excepto que ella cayó muy enferma cuando tenía aproximadamente 5 años. Entonces sus padres mataron un búfalo de la India e hicieron un sacrificio para sus ancestros con el fin de que la ayudaran a recuperarse de su enfermedad. La niña se recuperó y para acentuar el hecho que su salud dependió del búfalo sacrificado, recibió el nombre de Kwaay que es la palabra laosiana para el búfalo de la India.

No había ni una sola escuela en los pueblos del área cuando Kwaay Cíam era una niña y ella ni siquiera vio en toda su vida una escuela desde afuera. Ella no sabía leer ni escribir y nunca sostuvo un lapicero en su mano. El único idioma que aprendió fue su lengua materna, el kammu. Sin embargo, había visitado otros pueblos y también pueblos de Lao Lum, cuando fue en un viaje de comercialización a comprar sal en la región Bo Ten. Aún siendo una niña también fue de viaje al sur de la China y ahí visitó algunos pueblos Tai. Cuando tenía 17 ó 16 años de edad, se casó con Raw. Laang, mi padre. El venía del pueblo de Rmcùal, que está ubicado a unos 8 kilómetros de Seen Tong, al lado ¿puesto del río Smpiar. Después de su matrimonio se mudó a la casa de su esposo.

A lo largo de los años tuvo siete hijos, seis hijos y una hija. Yo soy el hijo menor y mi nombre kammu es Kàm Ràw. Cuando yo tenía unos cinco años de edad, mi padre murió. Después de la muerte prematura de su esposo, mi madre tuvo una vida muy difícil, pues sus siete hijos eran todavía bastante jóvenes. Ya que mi padre estaba muerto, yo seguía a mi madre mucho más de lo que lo hacen generalmente los niños, no sólo yo sino también la hija de la hermana de mi padre, Tiang Pang, iba con ella a todos lados. Tal como dije anteriormente, son las mujeres las que son expertas en lo concerniente al suelo y a las plantas. Por lo tanto, son ellas las que deciden qué clase de arroz es adecuado sembrar en cierto campo. Ellas observan cuidadosamente el suelo y luego escogen la variedad correcta de arroz que se debe sembrar en ese lugar particular. Las mujeres de edad avanzada enseñan a las niñas jóvenes sobre el suelo y el arroz y las instruyen sobre cómo y dónde plantar los diferentes tipos de vegetales. Como mi prima y yo íbamos con mi madre todo el tiempo, aprendí cómo y dónde crecían bien las diferentes plantas, a reconocer los diferentes tipos de suelo y también a escoger el clima más adecuado para sembrar y plantar.

A menudo íbamos con mi madre a trabajar en las parcelas de la huerta, en donde ella tenía pimientos y hortalizas. Mientras estaba quitando la maleza, ella observaba cuidadosamente las plantas. Cuando trabajábamos en los campos, nos mostraba cómo cortar el pasto, la maleza y las plantas de plátano silvestre que a veces crecen en gran cantidad en los campos. Si hay demasiadas plantas de plátano las hojas dan demasiada sombra al arroz haciendo que éste no tenga ni el aire ni la lluvia suficientes. Entonces se debe cortar las plantas de plátano debajo del ápice de brote, el que se encuentra debajo de la superficie del suelo, de lo contrario brotarán nuevos retoños rápidamente.

Es difícil deshacerse del tipo de pasto más alto (a menudo llamado incorrectamente pasto elefante, Pennisetum purpureum) que puede tener hasta cuatro metros de alto. Tiene que ser arrancado desde la raíz y puesto con la raíz hacia arriba de manera que la lluvia pueda lavar toda la tierra que se encuentra en ésta. Hay otro tipo de pasto que puede brotar en cualquier lugar o claro en la selva, especialmente en lugares un poco secos. Sus hojas tienen de 70 a 120 centímetros de largo, y la gente lo usa como techo de paja para sus casas, comunales y graneros. En los meses de noviembre y diciembre las mujeres van a cortar el pasto para techos ya sea para su propio uso o para venderlo en el pueblo. Así el pasto se usa a menudo para buenos propósitos, y se le puede quemar cuando se han recogido las hojas y entonces se deja que crezca nuevamente. Por otro lado, este tipo de pasto es extremadamente malo para la agricultura. En los lugares en los que éste abunda, el sistema de la raíz hace que el suelo sea ácido y duro y que por lo tanto no sea apropiado para el cultivo no sólo de arroz sino de la mayor parte de los vegetales. Sin embargo, se puede eliminar el pasto para techos, tal vez envenenarlo, sembrando semillas de ajonjolí en el área en donde crece. Para evitar que crezca demasiado pasto para techos en un campo se puede sembrar semillas de ajonjolí en donde sea probable que este pasto brote. Cuando el ajonjolí madura en unas pocas semanas, el suelo se vuelve suelto y suave y el pasto que requiere suelo duro morirá completamente.

Hasta el momento ningún botánico ha observado las variedades de pasto en esta área de Laos, y, por lo tanto, no sabemos si el pasto para techo es el Imperata cylindrica. Sin embargo,el pasto parece coincidir muy bien con la descripción del Imperata.

Tal vez sería una buena idea experimentar con el ajonjolí para poder ver si de repente éste es capaz de eliminar el pasto Imperata de los campos y ¿quizá también otros tipos de pasto?

Actualmente se encuentran en preparación trabajos importantes sobre plantas, animales y la agricultura kammu basada en parcelas sometidas a la tala y la quema bajo el proyecto kammu en la Universidad de Lund y serán publicados durante los dos o tres próximos años.

Para mayor información contáctese con: Kristina Linde!! y Damrong Tayanin, Paronvagen 15, 224 56 Lund, Suecia.

«Borren», la maleza nociva

El borren es una maleza de hojas anchas que crece anualmente a gran altura y que se puede encontrar en Etiopía. Tiene un crecimiento vegetativo ramificado y produce una atractiva flor amarilla. Los agricultores locales le dan el nombre de borren (en amhárico) a esta maleza. Se le encuentra en 19 comunidades de agricultores de los distritos de Debark, Dabar y Wogera, los cuales se encuentran a gran altura. Esta maleza infesta los cultivos de campo tales como la cebada, el trigo, el haba y el lino.

El borren es una maleza exótica. No se sabe claramente de dónde vino, ni cómo ni cuándo se introdujo esta maleza en nuestra zona. Probablemente fue introducida a través de las semillas de emergencia. Recién hace poco los investigadores han empezado a poner atención en el borren, pero su nombre científico, su biología y las medidas de control adecuadas todavía no se han identificado. La planta tiene dos patrones de floración. Florece a principios de agosto en microclimas no perturbados y a fines de setiembre y octubre en campos de cultivo. También tiene la capacidad de rebrotar inmediatamente cuando la parte que estaba sobre el nivel de la tierra fue quitada, arrancándola con la mano o segándola. Los agricultores también creen que ésta tiene una buena calidad para los animales domésticos. Por otro lado, esta maleza puede producir innumerables semillas.

Tal como me ven en la foto, tomé una sola planta de borren de un campo de cebada que se encontraba a una altura de 2900 m.s.n.m. Durante mis simples observaciones, conté un total de 189 ramas, cada una de ellas con un solo capítulo. También conté semillas de cuatro capítulos tomados al azar. En promedio, cada uno de ellos produce 375 semillas, lo que lleva a un total de aproximadamente 70,875 semillas de una sola planta de maleza.

Cada año nuevas tierras de cultivo se ven infectadas en mayor grado por la maleza borren, por su capacidad de producir numerosas semillas en el momento en que la mayoría de los cultivos de los campos llega a la madurez o al tiempo de cosecha y la eliminación tardía de la maleza se hace más difícil. Hace falta métodos de control apropiados. Aunque los agricultores han eliminado la maleza de sus campos infestados arrancándola con la mano o segándola, el borren reduce la producción de los cultivos de manera significativa si se le compara con otras malezas que crecen a gran altura. Por lo tanto, en nuestra zona, el borren se está convirtiendo en la maleza más nociva y problemática para los agricultores que se encuentran cerca a Striga. Esto provoca un llamado para el trabajo en colaboración de agrónomos, especialistas en malezas e investigadores para poder identificar y diseñar medidas de control apropiadas.

Seyoum Mulugeta
PO Box 180
Gondar, Etiopía

 

Evaluación económica de la LEISA

En el último Boletín de ILEIA (vol. 11 nº 4, página 30) se publicó la reacción del Sr. Widanapathlrana sobre la «Evaluación económica de la agricultura LEISA» escrita por Ruerd Ruben y Nico Heerink, publicada anteriormente (vol 11 n92, págs. 18.19). A continuación tenemos la reacción de Ruerd Ruben sobre los comentarlos del Sr. Widanapathirana.

La reacción del Sr. Widanapathirana de Sri Lanka es ciertamente precisa cuando manifiesta que el análisis de la función de la producción debería ser realizada a nivel de la finca, tomando en cuenta la mezcla de actividades de cultivo y ganadería, así como actividades realizadas fuera de la finca. Mientras que el artículo se centraba en la comparación a nivel de campo para hacer que el argumento fuera claro, ya se encuentran disponibles técnicas operacionales para la estimación de las funciones de producción de toda la finca. Además, el comentario afirma que las comparaciones LEIA/ HEIA3 deberían basarse en el rendimiento de la finca a lo largo de varios años, teniendo en cuenta los efectos acumulativos sobre la materia orgánica del suelo. En principio esto es correcto, pero entonces podríamos esperar que los agricultores con una mayor tradición en LEIA estén representados dentro de la muestra y puedan lograr niveles de producción más altos o más estables. Así, estos efectos pueden ser reconocidos fácilmente dentro del análisis de función de la producción. Otra alternativa consiste en la cuantificación de los resultados en términos de rendimientos y subproductos (residuos de los cultivos), y la inclusión de cambios en los nutrientes del suelo y en los equilibrios del carbono como un producto combinado. El ingreso neto de la finca puede ser corregido por el valor monetario de estas pérdidas. El comentario reconoce la menor productividad de la tierra y de la mano de obra en sistemas LEISA al ser comparados con los sistemas HEIA, pero establece que esto debería corregirse para efectos externos. Esto es en realidad incorrecto, puesto que las decisiones de los agricultores se basan en los precios actuales del mercado, mientras que no todos los sistemas HEIA causan necesariamente problemas de externalidad. Asimismo, la evaluación de los agricultores con respecto a las tecnologías no se basan en cuáles deberían ser los precios, sino en cuáles son en realidad los precios hasta que éstas llegan hasta la finca. La referencia, que se escucha con frecuencia, a las «externalidades» es más de naturaleza ética y no se basa en un razonamiento económico, dado que ni los agricultores ni el gobierno están preparados para incorporarlas en los procedimientos de fijación de precios.

Finalmente, el comentario sugiere que hacen falta incentivos reales para la agricultura LEIA, mientras que las políticas gubernamentales se centran exclusivamente en la HEIA. Este es ciertamente correcto en lo que se refiere al sector empresarial que quiere vender sus productos. Pero en un gran número de países en desarrollo, durante la última década, las políticas gubernamentales de precios han experimentado grandes ajustes, tratando de corregir el control y el enfoque antirrural con respecto a la erosión presupuestal y los déficit de moneda extranjera relacionados con la importación de insumos químicos. Actualmente los precios de los insumos se están elevando considerablemente debido a su escasez y los campesinos se sienten obligados a hacer un uso selectivo de los insumos externos. A pesar de ello, es interesante observar el hecho de que no todos los agricultores de pocos recursos se reprimen de usar fertilizantes e insecticidas, sino que la aplicación de estos se hace más selectiva. Este debería ser el tema real de la investigación comparativa entre los agricultores LEIA y HEIA, en los que la técnica de análisis de función de la producción demuestra ser mucho más prometedora que el análisis parcial de costo-beneficio.

Ruerd Ruben
Dept of Development Economics, Wageningen Agricultural University
PO Box 8130, 6700 EW Wageningen, Países Bajos
Fax: + 31 317 484037

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