Redes de colaboración y ejes para la conservación de la agrobiodiversidad en los Andes
ISRAEL NAVARRETE, JORGE ANDRADE-PIEDRA, STEF DE HAAN, FABIOLA PARRA-RONDINEL, ANA DORREGO CARLÓN | Página 5-7 DESCARGAR REVISTA COMPLETAConservar la agrobiodiversidad y la biodiversidad asociada (por ejemplo, el suelo o las especies silvestres de plantas, de aquí en adelante referidas como agrobiodiversidad) es fundamental para fortalecer las transiciones agroecológicas, especialmente en el contexto actual donde el cambio climático, el mercado, la migración urbano-rural, los cambios en el uso del suelo y la sobreexplotación de los recursos, entre otros factores, afectan la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios (FAO, 2019; Zimmerer y De Haan, 2019). Estos factores están incidiendo en la disminución de la agrobiodiversidad a nivel de cultivos y en el conocimiento local y/o tradicional de las y los agricultores que se transmite de generación en generación. Del mismo modo, estos factores están volviendo vulnerables los suelos, al menos en las montañas andinas, ya que están cada vez más expuestos a los procesos de erosión. La lista de impactos es extensa; sin embargo, estos ejemplos nos hacen un llamado urgente a la acción basada en la evidencia para comprender cómo, cuándo y dónde los proyectos pueden contribuir a la conservación y vitalidad de la agrobiodiversidad (figura 1). Al mismo tiempo, estos ejemplos resaltan la necesidad de apoyar la formación de redes de actores y los procesos de transición agroecológica de acuerdo con el contexto de los territorios como respuesta para mejorar los medios de vida de los/as agricultores/as y consumidores/as.
En los Andes, se están llevando a cabo diversos esfuerzos innovadores para mejorar el estado de la agrobiodiversidad. No obstante, estos esfuerzos son poco difundidos, lo que ha obstaculizado su replicabilidad, inspiración y la discusión constructiva de cómo mejorar de manera colectiva. Como resultado, surgen varias preguntas: ¿qué iniciativas se están implementando en los Andes para conservar la agrobiodiversidad? ¿Cómo podemos aprender de ellas? Entendemos que compilar y sintetizar todos los esfuerzos existentes en los Andes es un desafío considerable. A pesar de ello, las experiencias presentadas en esta edición especial ponen de manifiesto cinco ejes transversales críticos para los procesos de transición agroecológica (figura 2). Estos ejes son: colaboración comunitaria, prácticas agroecológicas, educación y concientización, fortalecimiento de la resiliencia ante los cambios climáticos y empoderamiento comunitario. En términos generales, estos cinco ejes demuestran la necesidad de formar redes para contribuir a la conservación de la agrobiodiversidad. A continuación, describiremos brevemente cómo estos ejes se hacen evidentes a partir de las experiencias que se presentan en esta edición de LEISA 38-2.
El primer eje transversal de esta edición especial es la colaboración comunitaria, que destaca la importancia de la cooperación entre comunidades locales y organizaciones para fomentar la conservación de la agrobiodiversidad. Esto se evidencia claramente en la colaboración entre la Asociación de Guardianes de Papa Nativa del Perú (AGUAPAN) y la comunidad de Huancachi, en Perú, para recuperar variedades de papa nativa que se han perdido. En esta experiencia, Ccanto y otros también invitan a la participación de las juventudes en los procesos de concientización y conservación de la agrobiodiversidad.
El segundo eje aborda las prácticas agroecológicas, como la asociación de cultivos para mejorar la fertilidad del suelo o la introducción de plantas beneficiosas en el paisaje agrícola, entre otras. En esta edición especial, Huaraca y otros (p. 28) describen la experiencia participativa para seleccionar alternativas de descanso y recuperación de suelos. Esta práctica de descansos mejorados contribuye a que los suelos puedan recuperarse y desarrollar sus servicios ecosistémicos de manera eficiente. Otra experiencia destacada es la de Bonifacio y otros (p. 24), quienes comparten cómo el tarwi silvestre (Lupinus sp.) contribuye a mejorar el rendimiento de la quinua y del paisaje en las zonas áridas del Altiplano de Bolivia. Al evaluar esta práctica, los autores introducen el concepto de “mejoramiento del paisaje”. Este concepto es similar al mejoramiento de variedades, pero en este caso se fortalecen las características del paisaje para abordar problemas como la erosión del suelo (Bonifacio y otros, 2022).
El tercer eje es la educación y la concientización, destacando la importancia de compartir información sobre la agrobiodiversidad con niños/as, padres y madres de familia, integrando conocimientos tradicionales en la educación formal. Este enfoque se refleja en la experiencia de Quiñones y otros (p. 34), quienes describen cómo los conocimientos locales pueden ser promovidos dentro de la escuela en la comunidad de Patahuasi, en Apurímac, Perú. Otra experiencia que resalta la importancia de este eje es la relacionada con la radio, descrita por Manchego y otros (p. 38) En esta experiencia, los autores presentan cómo la radio se convierte en una innovación educativa y una plataforma para invitar a padres y madres de familia, así como a profesores/as, al diálogo intercultural. Asimismo, se destaca la concientización sobre la forma en que los consumidores se alimentan. Ochoa y otros (p. 8) evidencian la prevalencia de alimentos ultraprocesados en los paisajes rurales y hacen un llamado para comprender el papel de las tiendas comunitarias como actores clave para diversificar las dietas de las y los consumidores y conservar la agrobiodiversidad en los entornos alimentarios.
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El cuarto eje transversal es el fomento de la resiliencia ante los cambios climáticos. Algunas estrategias para contrarrestar estos problemas incluyen la introducción de especies beneficiosas y el impulso de redes de guardianes de semillas. En esta edición especial, Huanay y otros (p. 19) describen la experiencia de AGUAPAN y sus interacciones regionales y locales que promueven el intercambio de semillas. Los autores destacan el papel crucial del fortalecimiento de las redes de guardianes de semillas para la conservación de la agrobiodiversidad y la rematriación (o repatriación) de variedades, especialmente en contextos actuales y futuros potencialmente afectados por el cambio climático.
El quinto y último eje transversal identificado es el empoderamiento comunitario. Este eje se refiere al fortalecimiento de habilidades de gestión, la resolución de conflictos y la negociación, así como la promoción de la equidad de género para mejorar los sistemas agroalimentarios en su conjunto. En este sentido, el artículo de Osorio Torre y otros (p. 43) destaca los aprendizajes obtenidos de las ferias en los procesos de transición agroecológica. Estos aprendizajes deben ser considerados para fortalecer las ferias agroecológicas en otros contextos.
Palabras finales
Aunque es fácil afirmar la necesidad de tomar medidas, la conservación es un desafío complejo que exige colocar a los diferentes actores (por ejemplo, agricultoras, consumidoras, estudiantes) en el centro de la toma de decisiones. Por esta razón, se necesita abordar la conservación de la agrobiodiversidad desde múltiples puntos de entrada, teniendo en cuenta los intereses y realidades materiales de los actores. Esta edición especial hace evidente que es necesario fomentar redes y considerar los cinco ejes transversales mencionados, poniendo especial énfasis en la relación entre las comunidades, la agrobiodiversidad y sus contextos locales (por ejemplo, políticos, sociales, culturales y económicos). Georgina Catacora, de la Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología (SOCLA), mencionó recientemente, durante el webinar “Raíces Sostenibles: Agrobiodiversidad, Agua y Redes de Conocimiento”, que la conservación de la agrobiodiversidad está intrínsecamente vinculada con la conservación del suelo y la colaboración entre actores. Este es un mensaje poderoso que subraya que todos tenemos un papel importante para seguir fortaleciendo el tejido social y las transiciones agroecológicas.
Esperamos que esta edición especial de LEISA revista de agroecología brinde una oportunidad para reflexionar sobre cómo se está llevando a cabo la conservación de la agrobiodiversidad en los Andes y en otras regiones del mundo. Además, confiamos en que esta edición especial fomente discusiones sobre los desafíos pendientes y en torno a cómo garantizar que la conservación de la agrobiodiversidad sea sostenible. Finalmente, extendemos una cordial invitación a nuestros/as lectores/as para que se pongan en contacto con los/as autores/as, compartan conocimientos y establezcan nuevas redes de colaboración que contribuyan de manera más efectiva a la conservación de la agrobiodiversidad en América Latina.
Israel Navarrete
Científico asociado en Agrobiodiversidad y Sistemas de Semillas,
y del Centro Internacional de la Papa, Quito, Ecuador
israel.navarrete@cgiar.org
Referencias
- Bonifacio, A., Aroni, G., Villca, M., y Bentley, J. W. (2022). Recovering from quinoa: regenerative agricultural research in Bolivia. J. Crop Improv. 37(5), 687-708. https://doi.org/10.1080/15427528.2022.2135155
- Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). (2019). The state of the world’s biodiversity for food and agriculture (J. Bélanger & D. Pilling, eds.). Roma: FAO Commission on Genetic Resources for Food and Agriculture Assessments.
- Zimmerer, K. S., y De Haan, S. (eds.) (2019). Agrobiodiversity: Integrating Knowledge for a Sustainable Future. The MIT Press. https://doi.org/10.7551/mitpress/11989.001.0001
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