Experiencias locales ante el cambio climático
En su experiencia personal, en su finca La Ensenada del Burro (La Palma, Pinar del Río), Justo Rivero Pimentel plantea que uno de los cultivos más importantes para él es la yuca, que nunca en su vida ha tenido que regar y siempre ha obtenido buenos resultados, por lo que es imprescindible para su propio consumo y el de los animales. Otro cultivo que utiliza para enfrentar la sequía es el maíz, ya que se puede plantar en las dos épocas del año, la de sequía y la de lluvias, y en alguna de las dos siembras siempre se obtiene algún resultado productivo.
El uso de asociaciones de cultivos intercalados es otra de sus medidas agroecológicas preferidas para enfrentar el fenómeno de la sequía. La más practicada por el productor es la combinación de una planta que cubre el suelo con otra que no lo hace, como maíz con calabaza o maíz con frijoles. Justo Rivero Pimentel considera de gran importancia los cultivos que cubren toda la superficie del suelo ya que no solo son capaces de protegerlo sino también de mantener su humedad por mucho más tiempo.
En el cuadro 1 se muestran las especies plantadas por el productor en asociación por hectárea en el momento en que se realizó este estudio y los volúmenes de producción medidos por él mismo.
Otra estrategia de Justo para enfrentar la intensa sequía en su finca ha sido la construcción de dos aljibes para acopiar agua. Se trata de una técnica ancestral practicada por todos los campesinos de la zona, pero en menor escala, ya que tradicionalmente se hacía con una o dos pipas y una yagua –tejido fibroso que rodea la parte superior y más tierna del tronco de la palma real (Roystonea regia O. F. Cook)– acoplada a una canal que se fijaba a un alero de la casa. Esta forma de acopiar agua le permite al productor realizar pequeñas tareas que necesitan agua como son las del hogar, regar el huerto familiar y, en situaciones más críticas, darle de beber a los animales por un tiempo no despreciable. Pero sus estrategias e inventiva no terminan ahí: la construcción de pequeñas presas con la ayuda de sus familiares para suministrar agua a los animales valiéndose de guatacas (azada corta) como instrumento de excavación, no es solo una práctica del productor y su familia sino de otros campesinos de la región.
Evaluación de la finca antes y después de la asociación de cultivos
En el gráfico 1 podemos observar el valor de los indicadores medidos en los dos estados que ha pasado el agroecosistema: sin asociación de cultivos y con asociación de cultivos, en una escala del uno al cinco.
Cuando el sistema se manejaba en condiciones no agroecológicas los indicadores de uso de abonos químicos y de roturación del suelo alcanzaban valores muy altos ya que cualquier producción que se estableciera requería de ambas acciones. En cambio, en las condiciones en que se encuentra ahora, los valores de estos dos indicadores son bajos –ya casi no se practican– mientras que se elevan los valores de otros indicadores positivos, como producción de materia orgánica, calidad del medio ambiente, protección del hábitat y resultados económicos, lo que demuestra la eficiencia de estas prácticas como un modelo agroecológico rentable y sustentable para enfrentar los desafíos del cambio climático.
Conclusiones
Los efectos del cambio climático no se pueden eliminar en un corto periodo de tiempo pero las iniciativas para mitigarlo sí deben implementarse lo antes posible si queremos salvar al planeta. La asociación de cultivos no es solo una forma de diversificar la producción; también es una variante para mitigar la sequía.
MSc. Amauri Rivero Arteaga
Universidad de Pinar del Río, Cuba.
amauri@upr.edu.cu
Dr. José Reinaldo Díaz Rivera
MSc. Noel Méndez Ravelo
Ing. Sixto Malagón Morales
Referencia
- Altieri, M. A., y Koohafkan, P. 2008. Enduring farms: climate change, smallholders and traditional farming communities, Environment and Development 6, Malasia: Third World Network.