Andenes para formar suelo. Experiencia innovadora de agricultura familiar
MARIO SALSAVILCA | Página 26-27 DESCARGAR REVISTA COMPLETAMi fundo Shaja está ubicado en la sierra del departamento de Lima, a 3 000 m sobre el nivel del mar, en el distrito de Langa, provincia de Huarochirí. Yo estudié ingeniería agrícola en la Universidad Nacional Agraria La Molina. Inicialmente estuve trabajando como empleado en la ciudad de Lima, pero pensé un poco y, como mis padres tienen tierras en la sierra de Lima, hice planes y volví al campo. En la parte baja del valle, que es plana, casi todos los terrenos que se dedican a la agricultura tienen dueño y no hay forma de expandir y aumentar el área de cultivo, por lo que hay que mirar a las laderas. Las laderas por lo general son de pendiente pronunciada; además, la capa arable es apenas de 10 a 15 centímetros, y a veces ni siquiera eso, porque esa capa se erosiona con las lluvias, por lo que ahora que llueve poco se han muerto las plantas que antes había. Entonces, esas laderas están ya desprotegidas, son parte de un cerro sin especies, un cerro abandonado. Paralelamente a esto, como agricultores, vimos que se dio algo muy interesante en la ciudad de Lima: el acceso directo de los productores a los consumidores a través de las ferias de productos ecológicos. Desde la sierra trajimos nuestros productos para venderlos directamente al consumidor en la ciudad, con un valor agregado interesante porque son cultivos orgánicos: no usamos agroquímicos. A raíz de esto, la demanda por productos orgánicos es cada vez mayor en la ciudad de Lima. Entonces, tenemos que ver la forma de producir más para poder satisfacer esta demanda.
Es por eso que hemos construido andenes. Al inicio los hicimos con herramientas tradicionales. Ahora, esos andenes son iguales a los hechos por los incas, pero construidos con un mortero de cemento y arena para evitar que la piedra se caiga. En esos andenes hemos empezado a trabajar una diversidad de cultivos.
En estas fotos se puede apreciar la parte que ya posee una capa de suelo cultivable, que tiene como mínimo 40 centímetros de profundidad y puede llegar hasta un metro como máximo, porque se ha reconstruido el suelo; o, mejor dicho, se ha conseguido formar suelo. El poco suelo que había era de unos 15 centímetros y ahora se ha profundizado, lo que nos permite producir una gran variedad de hortalizas que se venden a los consumidores de la ciudad de Lima.
¿Qué hemos hecho nosotros? Hemos hecho un trabajo de andenería con herramientas precarias, como picos, barretas; un trabajo difícil y demasiado lento. Sin embargo, ahora ya hemos incorporado algo de tecnología; hoy contamos con una miniexcavadora y, para poderla utilizar, porque estamos en un cerro, antes tuvimos que hacer una carretera. Hoy ya está la excavadora en el lugar y estamos haciendo el movimiento de tierras para luego construir los andenes. Nuestro fundo Shaja mantiene una gran agrobiodiversidad con diferentes cultivos asociados, y vemos que la producción es muy satisfactoria.
Cuando yo retorné a la sierra, sembré toda el área con riego por aspersión; un año tuve excelente producción, pero el siguiente año ya el suelo era de solo 15 centímetros de profundidad y eso afectaba enormemente la producción. Por eso es que los andenes son necesarios para recuperar el suelo y sembrarlo con una diversidad de cultivos. Hoy pensamos seguir en este trabajo, pero con ayuda de la mecanización. Al ser caro mecanizar, hemos hecho un plan familiar. Yo tengo cuatro hijos; los dos menores están estudiando y los dos mayores ya son ingenieros civiles. Entonces, hemos llegado a un consenso con los que están trabajando para que inviertan en mecanizar y así poder ampliar el área de cultivo. Por decir, en esos cerros, más o menos tenemos unas quince hectáreas, pero es solo un cuarto de esta área la que estamos cultivando en andenes; el resto todavía está abandonado. Se necesita una enorme inversión para los andenes y hay que conseguir dinero. Hoy en día, las máquinas que tenemos se deben a esa unión que hemos conseguido con mis hijos: ellos han invertido. Yo también he invertido algo y hace poco tiempo (octubre de 2014) logramos comprar las máquinas. ¿Cuántos andenes más se pueden hacer por año con mecanización adecuada?.
Seguramente esto permitirá tener resultados más rápidos. Lamentablemente, se puede decir que el agricultor que piensa innovar sistemas en zonas de sierra no tiene ningún acceso a financiamiento, ni tampoco hay formas en que el Estado pueda contribuir o que algunas entidades puedan facilitar este tipo de innovaciones. Pienso que, en mi caso, tengo ciertas condiciones especiales. Por un lado, acceso directo al mercado, lo que permite que uno pueda conseguir recursos para hacer estas obras; y, por el otro, mis hijos profesionales, que también invierten en Shaja, nuestro fundo familiar.
Mario Salsavilcafundoshaja@gmail.com
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